martes, 14 de junio de 2022

Acerock IV Edición

 









Un año más, y ya van cuatro, hemos vuelto por Mérida para celebrar una nueva edición del Acerock. En primer lugar, quiero felicitar a l@s compañer@s de la Asociación Acero por su labor y su esfuerzo a la hora de traer por estas tierras a bandas del género, tanto emergentes como consolidadas. En esta ocasión, por primera vez, han añadido al cartel un grupo de fuera, los alemanes Freedon Call, de cuyo concierto hablaremos un poco más adelante. Como inconvenientes, y esto quiero que se interprete siempre como una crítica constructiva, las largas colas para sacar tickets de bebida y comida y el calor que se podría evitar si se plantearan celebrar este evento en otras fechas del año. No quiero cerrar esta introducción sin un nuevo tirón de orejas, por no decir de otro sitio, a aquell@s que hacen caso omiso de la presencia de contenedores donde tirar los envases en vez de dejarlos por el suelo de ese incomparable lugar que es el Acueducto de los Milagros de la capital extremeña. Nos arrancamos los pelos con el cambio climático y sus consecuencias, pero no aprendemos a poner nuestro granito de arena para paliar sus consecuencias, y así nos va.






He de reconocer que esta edición no he estado todo lo atento que debería al conjunto de bandas, algunas por el calor que hacía mientras actuaban y otras por pararme a hablar y a saludar a tanta peña como conozco. Sea como fuere, los primeros en subirse al escenario fueron los extremeños Quercus. Ante un pequeño grupo de valientes desgranaron su Heavy clásico después de ser los ganadores de concurso de bandas de este año. Como he dicho, yo me acerqué a tirar unas fotos y volví a la sombra de la barra para disfrutar de temas como “El Bastardo”, “Máxima Velocidad”, “Ecos del Pasado” o “Seguiremos”. Solo por el hecho de “sobrevivir” a esa solatera que les cayó encima merecen mi más sincera admiración. Esta ha sido la primera vez que veía a la banda afincada en Coria, espero que nos volvamos a volver a ver pronto. Doy por hecho que estaré más cerca del escenario en la siguiente actuación que compartamos y les deseo todo lo mejor.





Algo parecido sufrieron los valencianos Sylvania que, al calor, añadieron un sonido no demasiado bueno a lo largo de todo su show. Sí que es verdad que el número de valientes delante escenario fue algo mayor, pero yo volví a acercarme para hacer unas fotos y vuelta a la sombra de la barra, tinto de verano en mano. Durante los cincuenta minutos que estuvieron sobre las tablas, dejaron un muy sabor de boca desgranando temas de su discografía como “Vivo En Tu Memoria” o “Espíritu De Fuego”, como la tarde emeritense, mientras la banda lo daba todo, sobre todo su cantante Alfonso Arróniz que sudó de lo lindo durante toda la actuación. Admito que me gustaron bastante y espero que el proyecto de homenaje de la puesta en el mercado de su primer disco, “Lazos De Sangre – X Aniversario”, sea todo un éxito.





Se puede decir que Omnia Transit jugaban en casa y, unido a ello, les favoreció no solo la entrega del público asistente en esos momentos, sino la caída de la tarde y, por ende, de las temperaturas. Fue con ellos cuando, por primera vez, me acerqué a ver uno de los conciertos del festival pegado a los monitores. Sigo pensando que se merecen mucho más de lo que tienen porque son un grupo que se come el escenario desde el minuto uno. Han pasado ya unos años desde que los vi por última vez en Cáceres y me he reencontrado con una banda bien engrasada que se divierte y sabe hacerse con el público al poco de salir a escena; la labor de Víctor como vocalista y de los guitarras, Jose y Jorge, influye mucho en ello. No quiero dejarme en el tintero a esa pedazo de base rítmica que forman Juanma a la batería y Antonio a las cuatro cuerdas. Con una buena tropa de seguidores/as portando camisetas del grupo, pudimos disfrutar de temazos como “Jugando A Ser Mayor”, “Fusilado” o “Monstruos De Papel”. También hubo tiempo para el desfase con las versiones de “Bella Ciao” o “Puede Ser Mi Gran Noche”. Espero que la gira que están haciendo por todo el Estado les sirva para que se hable mucho más de ellos.





Por lo que sé, Freedom Call sufrieron de lo lindo durante la prueba de sonido, pero eso no se vio reflejado en ningún momento de su actuación. Sí que es verdad que Chris Bay tardó en aprender a pronunciar bien Mérida, algo que nos sirvió para echarnos unas risas con los primeros intentos. Nos encontramos con una banda que se notaba que se lo estaban pasando de puta madre, ya no solo porque el sonido les acompañara durante todo el show, sino porque venían de actuar la noche anterior en una sala delante de un puñado de incondicionales y aquí se encontraron con el doble, como mínimo, de público que lo dio todo y coreó su nombre en más de una ocasión. Después del parón de la pandemia, llegaban para presentar su último trabajo “M.E.T.A.L.”, en el que se centraron a lo largo de la hora y media que estuvieron delante del Acueducto de los Milagros. Nos deleitaron con su “Happy Metal Party” a base de temas como el homónimo del disco ya referido, “111”, “Union Of Strong” o “Metal Is Forever”. Al final escuché opiniones para todos los gustos, como es normal, pero yo me quedo con el buen rato que pasamos y con que, con ellos, el festival ha abierto una puerta por la que, espero, entren más bandas guiris de la calidad y el saber estar de estos alemanes.





Personalmente, Evil Impulse fue lo que más me gusto del festival y reitero que esta es una opinión del que suscribe estos párrafos. Tuvieron que luchar contra la pequeña desbandada que hubo después de los teutones, pero supieron levantar el ánimo a base de buenos trallazos y de no parar de moverse en ningún momento. Puede que la posición en el cartel no les beneficiara, pero los de Ciudad Real se curraron un conciertazo donde pusieron patas arriba a todo dios con temas como “Chained Shadow”, “Who´s Gonna Kill Who? o “Unbroken Ritual”. No quisiera destacar a ninguno de los miembros del grupo porque todos estuvieron a un gran nivel, pero, está claro, que la labor de Antonio como vocalista es la que más conecta con l@s presentes. A eso le añades que Víctor y Jesús son dos guitarras que nada tienen que envidiar a muchos del estilo y que Pedro al bajo y Javier a los parches suenan cañón… y te das de frente con un poderío sónico que era imposible que no te hiciera vibrar con cualquiera de los cortes que ofrecieron en la hora que estuvieron soltando cera de la buena. Lo dicho, todo un descubrimiento por mi parte.





Vhäldemar fueron los encargados de cerrar esta edición del Acerock. Empezaron con ciertos problemas técnicos que el cantante Carlos Escudero intentó solventar con cierto chiste que no sé si hizo gracia a tod@s. Pasado el trámite, “Death To Wizard”, “Metalizer” o “1366”, entre otros temas, sirvieron para que aquello fuera lo que debía ser, una gran fiesta, sin olvidarse de “Fear” o “Howling At The Moon”. Como dije al principio de esta crónica, hubo momentos en los que estuve más pendiente de saludar y charlar con gente que del escenario. Eso fue lo que me pasó una de las veces que me acerqué a la barra donde me encontré con un@s amig@s de Montijo que hacía mil que no veía y me “retuvieron”, entre esto y aquello, durante veinte minutos, por lo menos. Total, que, cuando me quise dar cuenta, Celia y Sergio, de mis queridos Adarel, estaban compartiendo escenario con los miembros de la banda vasca en un final de concierto y festival apoteósico. Su posición como cabezas de cartel estuvo más que merecida.







Hasta aquí esta cuarta edición del Acerock donde, gracias al trabajo de la peña de la Asociación Acero, pasamos una tarde noche de esas que no se van a olvidar en tiempo. Ya estamos deseando volver a vernos las caras en una de estas que, a la larga, tiene miras de convertirse en una de las citas obligadas del rockerío extremeño. Eso sí, por favor, a ver si puede ser en unas fechas donde haga menos calor y, seré un pesado con esto hasta el infinito y más, usad los contenedores para tirar la basura. De este modo, no le daremos pie a l@s de siempre para que nos corten el rollo como suelen hacer. ¡¡Hasta el año que viene!!





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