martes, 27 de noviembre de 2018

Texto Mandrílico Noviembre 2018




¡QUÉ TRABAJITO ME CUESTA DECIR QUE NO!


Después de semanas de sequía sexual acabas pensando que, por fin, aquel maldito chat funciona. Lo crees porque contactas con un tío que te mola de verdad, al menos físicamente. El problema surge cuando el interesado en cuestión te dice que no tiene sitio donde llevar a buen puerto la ansiada cita, lo malo es que tú tampoco, aunque lo peor está aún por llegar. Hablas con tu buen amigo Saúl para comentarle el asunto con la ilusión de que te ceda parte de su espacio para poder saciar tus impulsos carnales, también los del otro. “Mira que no tengo cómo solucionar esto, que este tipo es de fuera y se va a largar en unos días, tírate al rollo que me debes una, déjame una de las habitaciones de tu piso para poder echar un polvo, o dos, si surge la oportunidad, etc., etc.”. Nunca un “De acuerdo, pero tendrá que ser de tal a tal hora que es cuando estaré ensayando” ha revolucionado tanto el mundo de las hormonas. Le agradeces su apoyo y marcas rápidamente el número del afectado. Le das explicaciones de cómo y dónde para después pillar el bus que te acercará lo máximo posible al punto del deseado encuentro.

La primera impresión es verdaderamente impactante pues el hombre está mucho mejor en persona que en foto. Presentaciones de turno y conversaciones banales y meteorológicas hasta llegar a la casa de Saúl. Entras con él en la habitación asignada para tal celebración y… primer desencanto, este amante es de los que dicen que no besa. Su pretexto para ello es que tiene novio y que, aunque esté en estos momentos en Holanda, se siente mejor si no besa a otro hombre. Después qué venga lo que sea, pero de besar ni mijita. Siempre pensaste que la excusas eran como el culo, todo el mundo tiene uno, sin embargo, esta es de cuerpo entero. Seguís adelante con la función hasta que el sentimiento de culpa que empezó con la negativa al besuqueo explota y, dando un respingo de la cama, tu amante chatero comienza a vestirse y te dice que lo deja, que no puede continuar. Pues nada, cosas que pasan. Te pones algo para no andar desnudo por el piso, lo acompañas a la puerta, cierras después de que salga y juras y perjuras que borrarás esa maldita aplicación de tu móvil.

Llamas a Saúl que rápidamente se sorprende de vuestra rapidez comparándoos con la familia de los lagomorfos y se echa a reír aumentando tu frustración.  Te convence para que os veáis un poco más tarde en el restaurante de su amigo Francis derribando así tu idea de volver al pueblo cuanto antes. Pierdes toda iniciativa propia cuando te arroja un: “¡Qué es sábado, joder, y hay mil tíos con los que quedar por ahí!” Llegas al restaurante como tres cuartos de hora tarde después de haberte parado a tomar la primera cerveza en soledad. Abrazos, risas, cachondeíto y ánimos a partes iguales. Cerráis el mesón y salís a la calle en compañía del cocinero mientras la madrugada avanza y los demás garitos cierran. Tu colega, que es buen conocedor de antros y lugares de cierto pelaje, propone ir al Himalaya. Pues nada, como tu poder de decisión está en el centro del planeta más alejado de la Vía Láctea, allá que te vas con estos dos que ya llevan una mandíbula en la plaza del pueblo y la otra en el lejío.

Primeros saludos después de bajar las escaleras del Himalaya en forma de reproche a Saúl por parte de un grupo de árabes ante la negativa de este a pillarles cocaína. La cosa se soluciona con un poco convincente: “La próxima os busco a vosotros antes. ¡Os lo juro!” Una cerveza, algún canuto por tu parte con su correspondiente raya por la de tus acompañantes y dos cubatas forman vuestras sucesivas rondas. “Oye, Saúl, que yo ya me piro, que estoy muy cansado y no me apetece quedarme más tiempo”. Es lo que dices a la tercera ronda después de comprobar que son las cinco de la mañana y allí no hay ninguno de esos mil tíos que te puedan interesar. En tus oídos suena por primera vez un: “¡No te niegues!” acompañado de un tercio más. Las seis, un tercio más, otro “¡No te niegues!”, las siete, uno más, las ocho, las nueve, las diez, tres más con su tercio pertinente. No te quedan canutos y las rayas hace tiempo que conquistaron los wáteres con lo que eso supone para tu vejiga. 

Hacen acto de presencia una pandilla de punkis con sus correspondientes perros. Ya hace rato que tú, como buen borracho, estás cantando mano a mano con otro compañero de barra. El cocinero emigra por enésima vez al servicio. Y de pronto, a menos de dos centímetros de tu cara pasa volando un vaso cuyo contenido es alguna mezcla de alcohol y limón. Los punkis y los árabes se enzarzan en tal pelea que ya nadie se libra del ataque del vecino. Saúl, dos chicas y tú conseguís esconderos en un rincón de la barra mientras el local es destrozado literalmente. Botellas, vasos, taburetes, sangre, algún diente, esquinas desconchadas, sillas y mesas rotas forman el nuevo ecosistema del Himalaya. Cuando todo parece calmado, subís las escaleras del bar para salir y la trifulca sigue fuera para deleite de los comensales del local de desayunos que hay en frente. Otra vez adentro. Solo estáis los cuatro en el interior del local y podéis contemplar con paciencia de la que os habéis librado. Francis se deja ver de nuevo en el pub cuando el reloj se acerca al mediodía. Una vez fuera, esquiváis con disimulo el control policial que se ha montado y os escabullís como ratas. dos calles más allá despedís al chef de turno y os dirigís a casa con el Sol delatando vuestra decadencia.

El bar donde te tomaste la primera cerveza de la noche está ya abierto. Saúl propone echarse la última para celebrar la prueba que habéis superado. Tú te cierras en banda y un nuevo: “¡No te niegues!” salta a la palestra. Entonces miras fijamente a tu amigo y le dices: “¿Te acuerdas de aquel garito de La Higuera que tenía un letrero detrás de la barra que ponía: “Cada uno se va a su casa cuando le sale de los cojones”? Pues eso”. “Te prometo que será mi último “No te niegues”, contesta mintiéndote. Luego Saúl se ríe, como siempre, se ríe.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

"El Violeta" De Juan Sepúlveda, Antonio Santos Y Marina Cochet









Violeta es una de las tantas acepciones que el castellano, en su riqueza lingüística, tiene para llamar despectivamente a l@s homosexuales. El ser humano, a su vez, ha tenido, y sigue teniendo, casi igual cantidad de maneras de reprimir a este colectivo por el simple hecho de ser lo que somos, no hay otra razón posible. Es increíble cómo religiones, tendencias políticas, sociales o económicas que llevan siglos luchando entre sí por alcanzar esa suprema idea de verdad confluyen a la hora de reprimir a la población gay allá donde se encuentre. De eso va este cómic, de represión en un país que ya no encarcela a las personas por amar o tener relaciones con otra, u otras, de su mismo sexo, pero también es el reflejo de lo que sigue pasando en muchos lugares del planeta de igual o peor manera.




La francesa Marina Cochet es la encargada de los dibujos de esta obra. Licenciada en Bellas Artes por la Complutense de Madrid, esta es su primera incursión en la novela gráfica después de alcanzar cierta fama con su “Diario De Un Adefesio” y alguna que otra exposición de sus trabajos. Aquí hace una labor espectacular dotando a las viñetas de la fuerza, sensibilidad, ternura o agresividad que son necesarias, dependiendo del momento. Un trazo cercano con un colorido oscuro y luminoso acorde con el instante que nuestros personajes han de vivir. De esta forma obtiene un resultado excepcional en todos los sentidos.




El guion viene a cargo de Juan Sepúlveda Sanchís y Antonio Santos Mercero. El valenciano Juan Sepúlveda compagina su profesión de ingeniero informático con guiones para el cine y los cómics. Esta es, al igual que Marina, su primera novela gráfica, aunque su relación con las viñetas viene desde el 2010 que vio la luz “Six Faces Of Dice” y “Bitter Surprises”, ambos con la editorial canadiense Studiocomix Press. Es el autor del cortometraje “Lily Polanski” y no hace mucho que publicó el primer libro de una serie de viajes titulado “Diario De Un Español Por El Mundo”. En cuanto a Antonio Santos, es un madrileño que escribe guiones para la televisión, “Hospital Central” o “Farmcia De Guardia”, y el cine. Compagina esta labor con la escritura, acaba de publicar “El Final Del Hombre”, y los cómics.




En la Valencia de 1955 existía un cine llamado “Ruzafa” que era un punto de encuentro para que los homosexuales tuvieran relaciones. Por supuesto que la policía del momento estaba al tanto del asunto, tanto que, de vez en cuando, al igual que otros lugares de la ciudad donde estas personas se reunían, hacía alguna redada llevándose por delante a todo aquel que pillaran en esa ocasión. Bruno tiene dieciocho años y quiere pasar un rato de sexo en dicho cine después del trabajo. Decide ir allí a sabiendas lo que puede ocurrirle. Se encuentra con un hombre que acepta sus proposiciones, pero a mitad del tema se larga. Sin comprender bien la razón de su abandono, decide abandonar el local. A la salida le espera su acompañante con un nutrido número de policías que lo detienen sin miramientos. Le exigen nombres de otros homosexuales y para refrescarle la memoria lo llevan a un parque de la ciudad donde estos suelen acudir. Nueva redada mientras le piden que delate a alguno de los detenidos. Él no dará ningún nombre, pero Julián, el que podríamos llamar su verdadero amor, no puede soportar la cantidad de palos que le están dando y, actuando en su defensa. Actuando así consigue delatarse a sí mismo.




Este es el principio de un largo viaje que harán tanto juntos como por separado. Ingresarán en prisión por su condición sexual. Conocerán las miserias de este lugar, así como la represión y la corrupción que lo presiden. Las influencias familiares de Bruno conseguirán que salga de la cárcel. A cambio deberá seguir una vida “normal” convirtiéndose en policía, casándose y teniendo un hijo. Julián no tiene tanta suerte. Debido a sus antecedentes, acabará en la mal llamada Colonia Penitenciaria De Tefía, en Fuerteventura, un campo de concentración para homosexuales y delincuentes en toda regla. Allí pasará tres años tratando de crear un huerto que dé tomates y lechugas en pleno desierto. Todo por el estricto deseo y la cabezonería de uno de los mandos de aquel lugar y por tener relación con la agricultura, relación que se basaba únicamente en la recogida de naranjas en la finca de su padre.




Después de ese tiempo ambos se vuelven a encontrar de manera casual. Julián le propone a Bruno que escapen a Méjico y este ve imposible realizar este sueño por sus compromisos matrimoniales y laborales. Tanto es así que decide dejar de verle para evitar cualquier problema que pueda llevarle de nuevo a estar entre rejas. La vida sigue y la muerte llega, la de la tía de Bruno, su verdadera madre pues es la persona que lo crió y educó. En este funeral volverán a verse reanudando su relación. Julián se ha convertido en uno de los hombres más perseguidos por el régimen. Régimen al que no le importa sacar a relucir la homosexualidad de Bruno cuando se trata de detener a su amante. ¿Conseguirán detener a Julián? ¿Se irán juntos a Méjico? Estas y otras incógnitas tendréis que despejarlas vosotr@s mismos leyendo esta fabulosa obra. Os adelanto que no os defraudará.




En este Estado los homosexuales tenemos derechos que hemos conseguido después de una larga y cruda lucha. Ahora bien, como he dicho en otras ocasiones, la Ley puede que esté de nuestra parte, pero la sociedad sigue reprimiéndonos día a día. Es verdad que ya no nos encarcelan ni nos llevan a lugares donde moriríamos por agotamiento y hambre, pero el aumento de agresiones año tras año es un claro ejemplo de que queda mucho camino por recorrer. Además, todo lo que nos encontramos en las páginas de este cómic sigue ocurriendo, con igual o mayor intensidad, en un buen número de países. Claro ejemplo de que el pertenecer al colectivo LGTBI sigue siendo sentencia de muerte, cárcel o exterminio para much@s de sus miembros. La vuelta de regímenes fascistas, si es que se han ido del todo alguna vez, cuando uso este término no me quedo solo en la connotación política que se le da, me da igual si estas ideas vienen a través de la religión o la propia política, están llevando a estas personas a temer por sus vidas en sus propias casas o lugares de residencia sin que nadie mueva un dedo. Y yo me sigo preguntando: ¿Cuál es nuestro pecado, cuál nuestro delito? Supongo que tod@s es@s seguidores de dichos gobiernos, algun@s de sus opositores también, tendrán muchos que echarnos a la cara como respuesta. Tantos como necedad en sus mentes y odio gratuito en sus corazones.



lunes, 5 de noviembre de 2018

Rock/Bear XVII Edición: Crónica X Aniversario








La única manera posible de empezar esta crónica acerca del X Aniversario del Rock/Bear es dando las gracias a tod@s l@s que han pasado tanto por esta fiesta como por todas las anteriores. El público es siempre la parte esencial de cualquier evento, incluido el nuestro. Como es normal, los agradecimientos se extienden al Bears Bar de Madrid por su confianza y apoyo durante todos estos años y, por supuestísimo, a nuestros patrocinadores: Restaurante El Octavo Arte, La Ruina Gráfica, Bar Dio, Pub María Mandiles y Fundación Triángulo de Extremadura, ya que son uno de los pilares fundamentales en todo este asunto sin el cual no podríamos financiar muchos de los regalos que llegan a vuestras manos. Durante este tiempo también han sido muchos los colaboradores que han puesto a disposición nuestra algún material suyo, ya sean Cds, como el grupo Adarel o los recopilatorios de Iberia Metálica, o cualquier otro material que tuvieran a su disposición como chapas o música del programa de radio Rockanbolesque. Como podéis comprobar, hay mucha gente que no conocéis detrás de cualquier fiesta que montamos, pero que son imprescindibles para que podáis divertíos en ellas. No queremos olvidarnos de aquellos organizadores que, por la razón que sea y que ahora no viene a cuento, ya no están con nosotros además de los que se apuntaron a lo largo de los años para diseñar los carteles y camisetas, como Jose Manuel Gallardo Ciudad y Agustín Gallardo Casado. Pedimos disculpas a tod@s aquell@s que no estén en esta lista de agradecimientos, suponemos que ell@s sabrán quiénes son, de cuyos nombres y caras se deshace nuestra memoria en estos momentos.





Siendo sinceros diremos que esta edición era un poco clave para la continuidad de la fiesta, sobre todo por los resultados obtenidos en la anterior. Con el miedo en el cuerpo nos presentamos de nuevo en el Bears Bar de Madrid Dj. Alghalord y Dj. Mandril para dar vida a la noche de Halloween más terroríficamente rockera del ambiente. Estábamos aún decorando el garito cuando empezó a llegar peña, algo que nos animó bastante pues creemos que ha sido de las pocas veces que ha pasado algo parecido. Una vez empapelado el Bears Bar con unos cuantos de posters de nuestr@s artistas preferid@s, entró en acción, por primera vez en la noche, Dj. Mandril con su repaso a clásicos de los 70 como The Slade, MC5 o The Doors junta a bandas más actuales como Volbeat o Buckcherry además de su acercamiento a grupos estatales como Warcry, Koma o Sangre Azul. Para cuando salió de la cabina ya había gente con algunos tickets en la mano para nuestros sorteos.





Las sesiones cerradas de Dj. Alghalord llevan una dirección bien señalada a base de novedades como el último clip de Ghost y siempre de bandas guiris. Como podéis comprobar cada uno tenemos nuestra filosofía a la hora de poner música, normal, por otra parte. Durante la hora y media que estuvo en la cabina el bar fue llenándose de peña, como en los buenos tiempos. Hubo gente disfrazada a la que se le invitó a un chupito de tequila que dieron la nota Halloween al evento. Una hora antes del primer sorteo volvió a la palestra Dj. Mandril que centró dicho tiempo en bandas más de los 80-90, tanto estatales como allende nuestras fronteras. Para este primer sorteo, donde se incluían Cds de Adarel y de alguna otra banda además de nuestros imanes Rock/Bear, tuvimos como mano inocente a un asiduo de nuestras fiestas, Rafa S. Andrés. Rifamos algo menos de la mitad del material que llevábamos con los típicos momentos de distensión y risas.




La siguiente hora al sorteo Dj. Alghalord volvió a animar el cotarro con la segunda de sus sesiones donde mezcló clásicos como Judas Priest o Kreator con alguna que otra novedad. A eso de la 1:45 retomamos el asunto de nuestra tómbola particular para repartir aquellos regalos que nos quedaban. Para esta ocasión tuvimos el apoyo de nuestros amigos Jose Gustavo y Bira, uno de los camareros del Bears Bar. Reconociendo que el bar no estaba tan petao como en el primer sorteo la gente supo esperar con ganas para ver los resultados de este segundo. Una vez llegados a la última camiseta dimos a conocer el regalo estrella de esta edición que no era otro que una taza con uno de los carteles más aplaudidos de los últimos años, el basado en el “Blackout” de los alemanes Scorpions. Finalizado el asunto de las camisetas y demás surgió la desbandada a la que tuvo que hacer frente Dj. Mandril a base de clips de Pearl Jam, Led Zeppelin, Faith No More o Leño, entre otros. Con esto nos queda claro que una de las razones principales por la que la gente asiste al Rock/Bear, después de la música, evidentemente, es la de hacerse con algo de nuestro merchandising. Así pues, llegamos a la conclusión de que en próximas ediciones este segundo sorteo se retrasará aún más y de que nuestro público sabe bien lo que quiere escuchar, mucho más allá del Rock comercial que llena las radiofórmulas.





Cerramos esta XVII Edición del Rock/Bear con cierta incertidumbre por los resultados económicos, algo que se resolvió al día siguiente sin dificultad. Intentamos conocer una nueva discoteca rockera que han abierto en la capital, pero fue imposible por las largas colas que había esa noche para acceder al local. Esto hizo que volviéramos pronto para casa con la alegría de haber compartido nuestro amor por el Rock con amig@s de toda la vida, así como con otr@s nuev@s que esperamos seguir viendo en próximas ediciones. Estamos trabajando para hacer algunos cambios en el 2019, pero de eso os enteraréis a su debido momento. Mil gracias, de nuevo, sed todo lo felices que podáis y disfrutad de la música como si no hubiese un mañana. ¡¡¡Rock Forever!!