lunes, 18 de enero de 2021

Javier De Isusi: "Transparentes. Historias Del Exilio Colombiano"

 








Antes de hablaros acerca de este “Transparentes, Historias Del Exilio Colombiano”, quiero felicitar de todo corazón a Javier de Isusi por su Premio Nacional del Cómic 2020 por su obra “La Divina Comedia De Oscar Wilde”. Mi más sincera enhorabuena. Isusi ya ha aparecido en este humilde blog en varias ocasiones, una en referencia al cómic ya mencionado por el que recibió tal galardón, debido a eso no volveré a hacer un repaso a su biografía y publicaciones. Diré que, después de conocerlo un poco mejor en la última Salita del Cómic cacereña, os puedo asegurar que es una de las personas más cercana que os podéis echar a la cara. Alguien con un bagaje como el suyo podría haber pasado de asistir a un evento a tan pequeña escala como el de la Salita y, sin embargo, ahí estaba, a pesar de la pandemia, que ya es mucho. Hay dos cosas que quiero resaltar en su trayectoria, una es su siempre compromiso social en lo que hace. Desde aquel lejano “Los Viajes De Juan Sin Tierra” hasta este, en la mayoría de sus publicaciones este ingrediente es omnipresente. A esto le sumas el estilo propio a la hora de dibujar con esas acuarelas, las viñetas sin marco tan suyas y los rasgos con los que nos presenta a sus personajes para conseguir que viendo solo algo por encima reconozcas su labor de inmediato.







Entrando de lleno en la obra que nos concierne, no se puede pasar por alto el propio título cuyo sentido o significado, junto al de otras palabras y expresiones usadas por l@s protagonistas, como “vacuna”, por ejemplo, vais a tener que descubrir a lo largo de estas páginas. El prólogo, a cargo de Francisco de Roux, Presidente de la Comisión de la Verdad de Colombia, es un mensaje claro donde encontramos la razón de la existencia de este cómic, además de imprimir ese grito de esperanza tan necesario para poder cambiar las cosas. Luego Javier nos presenta a aquell@s que van a protagonizar sus viñetas con una idea tan excelente como es la de que la inicial de sus nombres coincida con cada una de las letras de Colombia. De esta forma, nos encontramos con un grupo de mujeres y hombres empujados al exilio por una serie de razones de muy distinta índole, pero, en el fondo, de igual transcendencia. Todo ello le da un enfoque muy diverso a dicho exilio, tema central de la obra. Nos daremos de bruces con algun@s que ni se consideran exiliad@s, como Olga, con aquell@s que están dispuest@s a volver a su país para formar parte del actual cambio político, como Bernardo, con l@s que ocultan su pasado para no hacer más daño del que ell@s mism@s sufrieron, como Luciano o la madre de Camilo, con es@s que viven con la ansiedad por conocer lo que arrastra el silencio y que nunca les han contado, caso de Iris o el nombrado Camilo, con l@s que aseguran sentirse más a gusto y protegid@s en el país que les acogió que el suyo natal, como Maura, y con l@s que no se sienten segur@s en ningún sitio, como Awa. Dentro de este elenco de personajes, a mi parecer, destacan dos. Uno sería Orlando, hijo de Bernardo, encargado de recopilar las vivencias de l@s demás, conformando estas la estructura básica del cómic, y la otra es Ángela que, con su labor de apoyo, consigue que la luz de la esperanza brille en los ojos de aquell@s que llaman a su puerta sin distinción ni preguntas. Poco más me voy a adentrar en esta publicación porque de lo que se trata es de que vosotr@s acabéis de descubrir lo que nos cuenta sobre el exilio de personas del país con el conflicto interno más largo de Latinoamérica, cincuenta años.






No suelo hacerlo, pero esta vez voy a pararme un poco más de lo normal en el epílogo, a cargo de Carlos Martín Beristain, Comisionado de la Comisión de Verdad de Colombia. Partiendo, como hace, de una gran reflexión sobre el término exilio como concepto, pasa por dar datos, fechas y estadísticas que no incluyen, o lo hacen de mala manera, a aquell@s que se ven obligad@s a tomar ese camino. Después de explicar toda la confusión que la burocracia crea en cada un@ de ell@s, hace hincapié en las distintas formas de afrontar esta situación, así como en las aportaciones que estas personas hacen a las comunidades donde recalan. Continúa dando un repaso a la creación de las distintas formaciones armadas involucradas en el conflicto durante todos estos años dirigiéndose a las variadas guerrillas, los paramilitares, los narcotraficantes y el propio ejército. Unos u otros, o todos a la vez, son los causantes de la huida de miles de sus compatriotas. Gente que, a lo largo de ese tiempo, ha ido cambiando pasando por ser miembros de esas mismas formaciones, hasta campesino@s, sindicalistas, indígenas o personas del colectivo LGTBI. Tod@s tuvieron que llevar a cabo la ardua tarea de volver a empezar en un país donde, con las cenizas que llevan consigo después de lo sufrido en el suyo, pretende echar raíces. A esto hay que sumar el sambenito que tienen l@s colombian@s de “traficantes” como hándicap para lograrlo. Importante es la referencia que hace sobre las segundas y terceras generaciones nacidas ya en el exilio para cerrar su aportación a la obra comentando la situación actual después de los Tratados de Paz.







Intensa, desgarradora y un sinfín de adjetivos de esa naturaleza son los que se pueden aplicar a este “Transparentes”. El exilio es algo vivido por much@s de nuestr@s paisan@s no hace demasiado tiempo y, siempre, es una amenaza a la que te puedes enfrentar a pesar de la supuesta democracia en la que vivimos por estos lares. Como cierre diré que la interacción entre los personajes y el final del cómic me ha recordado bastante a “Asylum”. Entiendo que esto es normal debido a la cantidad de puntos en común entre los temas tratados en ambas publicaciones. Si más, os invito a que leáis estas páginas que no dejan indiferente a nadie, mucho menos a aquell@s que se ven reflejad@s en ellas, en este caso colombian@s, pero son miles l@s empujad@s a repartirse por el mundo debido al exilio.



 


 


martes, 12 de enero de 2021

Paco Roca: "Regreso Al Edén"

 





Hablar de Paco Roca a estas alturas dentro del cómic estatal es hacerlo sobre uno de los grandes del mismo. El niño que creció leyendo Astérix, Blueberry o Mortadelo Y Filemón siguió interesándose por las viñetas hasta dar con Corben o Carlos Giménez. De esta forma, acabó estudiando en la Escuela de Arte y Diseño Valencia y publicando su primer trabajo en el ya lejano “Kiss Comix”. A partir de aquí se le conoce tanto por su extensa obra, en la que destacaría títulos como “La Casa”, “El Juego Lúgubre”, “La Encrucijada”, la saga del hombre en pijama o “Arrugas”, entre otras, como por su destacable labor dentro del campo de la ilustración para Oxfam Intermón, Greenpeace, Amnistía Internacional, Cruz Roja o Farmamundi. Recibe el Premio del Salón del Cómic de Barcelona, Premio Zona Cómic, Premio de la Crítica, Premio del Salón del cómic de Zaragoza, Premio Mandarache de Cartagena, Finalista al Premio Libro del Año y el Gran Premio Romics por “Los Surcos del Azar”.  Mientras que, con “Arrugas”, obtiene el Premio Nacional de Cómic 2008, Premio del Saló del Cómic de Barcelona, Premio Dolmen de la crítica, Premio Madrid Expocómic, Gran Premio Romics de Roma, Premio Gran Guinigi de Lucca, Excellence Award del Japan Media Art Festival y es nominado a los premios Eisner, a lo que hay que sumar el Goya a la mejor película de animación y al mejor guion adaptado en su versión cinematográfica. Si más presentación pasamos a comentar “Regreso Al edén” la última obra de este hijo predilecto de Valencia.









A partir de una fotografía familiar que lleva a su lado, encima o consigo su madre desde hace años, el autor da forma a estas páginas donde repasa la vida de esa parte de sus antepasados y su manera de afrontar los duros años de la posguerra. Para ello, divide el cómic en una introducción y nueve capítulos que cambian de extensión dependiendo del personaje y el momento a tratar. Todo con esa increíble calidad que imprime a sus viñetas y a los bocadillos de las mismas, cuando los tienen. Destacable, a su vez, el imponente trabajo de investigación que ha llevado a cabo, no solo en lo que respecta a sus ancestros, también en el plano político y social de la época, reflejado en ciertos comentarios, posicionamientos precisos, la vestimenta de l@s protagonistas o el aspecto de Valencia, lugar donde se desarrolla lo contado, de aquellos años.




La idea de la introducción partiendo del proceso de creación de una foto, iniciado con el negro ocupándolo todo hasta conseguir la instantánea final en similitud con la propia luz, y es de lo que más me ha gustado del cómic. Con esto solo consigue que te intereses por todo lo demás. Debido al cambio de domicilio de su madre, esta empieza a preguntar por el paradero de la foto dando lugar a que ambas se conviertan en los dos personajes principales de esta trama. Una vez presentadas, tanto Antonia como la fotografía, Paco comienza haciendo un repaso a la situación del país alrededor de 1940-41. Con ello pasa a presentar al resto de la familia de su madre en una de las páginas más descriptiva del cómic. A esto le añade la problemática del trabajo de la mujer en aquel tiempo y su pésima retribución. Algo que no ha cambiado demasiado en nuestros días.





Continúa abordando la importancia de la foto para su madre como si se tratase del mayor de sus tesoros, aquel que le hizo compañía en todos los lugares donde habitó. Después se centra en l@s ausentes en la instantánea que, se supone, está tomada alrededor de 1946, y la razón de dicha ausencia. De este modo, conocemos a Vicentita, la hermana mayor, Pipo, el hermano presumido y buscavidas, y el padre, esencial, al igual que la madre, en todo el desarrollo de la obra, y su relación laboral y personal con el jefe del taller donde trabaja que no es otro que su propio hermano. Este empleo le tiene completamente frustrado, sentimiento que paga con los suyos, sobre todo con Carmen, la madre de Antonia y abuela de Paco. A pesar de aparecer en primer plano, Roca nos presente a su abuela a través de su ascendencia para luego pasar a un convencimiento social por el cual l@s pobres debían pasar hambre y calamidades sin protestar o rechistar como parte del castigo por el mal que habían hecho durante la guerra. Así es como el hambre termina siendo el tercer gran protagonista de estas páginas.





En el capítulo que lleva por título “Los Habitantes Del Edén” conocemos a la parte de la familia que sí aparece en la foto. Plasmando en sus viñetas un estupendo repaso a cómo era Valencia, sus calles y su playa, llegamos al lugar preciso donde es tomada la foto. Así sabremos de Paco, el hermano mayor aficionado a dárselas de cabeza de familia cuando el padre no está presente, Pepito, el pequeño y su vocación de pintor de edificios, Amparín, de la que hablaremos más adelante, y de Antonia y Carmen, la matriarca siempre enfundada en el luto, para luego llegar a esa relación tan estrecha que estas dos últimas tienen. Tan fuerte es la influencia de su madre sobre Antonia que esta toma a pie juntillas todos los consejos sociales que le da con respecto al lugar de la mujer en la sociedad y en el mundo, en general, sin olvidar el papel de la religión y la Iglesia en este asunto que Roca plasma a través de un repaso al bíblico Génesis. De este modo, la madre del autor admite el papel de mujer pecadora al que agrega el “lastre” de ser hija de rojos. Esto postura política es el germen de todos los males que sufren, problema que solo se solucionan ensalzando al Caudillo y su labor purificadora del país. Después de que Carmen obligue a su hija a no volver a sacar el tema de l@s roj@s, le habla de un personaje que conoció tiempo atrás, el Capitán Don Milán, que acabará tomando, digamos, cierto protagonismo externo. Llega el momento de conocer de lleno a Amparín y su relación con Antonia, nos daremos cuenta de lo diferente que son las dos hermanas, hasta toparnos con el instante preciso en el que es tomada la foto, pagada del bolsillo de Amparo. Conoceremos el apodo de esta por boca de su hermano mayor, su situación como mujer embarazada y soltera, la repulsa del padre ante dicha situación reflejada en las palizas que le da a su mujer a la que culpa de todos los males de su familia. El hambre y la muerte vuelven a hacer acto de presencia de manera trágica, como era de esperar. Nos acercamos al final coincidiendo con una Antonia a la que frustran sus ansias de aprender a leer y escribir el machismo del que hacen gala los hombres de su propia familia. Revés del que no logrará sanar con el paso de los años.




Roca desprende emotividad y sinceridad a partes iguales en este “Regreso Al Edén” en temas tan personales como los de su propia familia. Después de la experiencia de “Arrugas” con su padre, aquí nos trae Antonia, para que, no solamente la conozcamos como mujer y madre, también como víctima a la que convencen de que debe actuar de esta y no de otra manera dentro una sociedad para la que es invisible siempre que acepte la celda que le tiene reservada. Otra obra recomendable 100% que sigue incrementando el buen hacer de su autor. Espero que estéis dispuest@s a viajar hasta esta parte del Edén y, sobre todo, que os guste lo que vais a hallar en él.