Hemos escuchado millones de veces la frase: “Nuestras
acciones puede cambiar el rumbo del mundo”. Yo soy de los que opinan que el
destino es algo que lo escribimos cada un@ de nosotr@s pues casi siempre hay
posibilidad de elección y decisión. Está claro que ciertos actos no sólo
cambian la dirección de la vida de las personas, también pueden llegar a
transformar el mapa de todo un continente. Algo así ocurrió el 28 de Junio de
1914 cuando Francisco Fernando de Habsburgo, príncipe heredero de la corona
austro-húngara es asesinado en Sarajevo por Gavrilo Princip. Este fue el
pistoletazo de salida, nunca mejor dicho, de la que se conocería como “La Gran
Guerra”. He de admitir que me atrae mucho todo lo relacionado con dicho
conflicto, razón por la cual me interesé por la biografía de este serbio nacido
en Bosnia, y qué mejor manera de hacerlo que a través del mundo de las viñetas.
El autor de esta obra, Henrik Rehr, empezó su andadura en su Dinamarca
natal en el maravilloso y duro entorno de los fanzines. Luego desarrolló
algunas series juveniles guionizadas por compañeros del estudio “El Coche
Azul”. Antes de irse a vivir a Nueva York con su familia trabajó en ciertos
cómics de terror y ciencia ficción entre los que destaca “Dreamtime”. Una vez
en Estados Unidos, creó la tira “Castillos En La Arena”. El hecho de vivir
cerca de las Torres Gemelas hizo que se sintiera bastante afectado por el
atentado del 11-S, algo que reflejó en “Tirsdag” y “Tribeca Sunset”. Más tarde,
en colaboración con el artista Cav Bogelund, hizo una adaptación de “Bodas De
Sangre” de Federico García Lorca. Como podéis comprobar, a pesar de no ser muy
conocido, este autor tiene ya cierto bagaje antes de llegar a afrontar la vida
del hombre que dio paso a la 1ª Guerra Mundial.
Está claro que no puedo haceros un repaso sesudo de lo que
contiene este cómic pues entonces sacaría a relucir toda la esencia del mismo,
que no es otra que la vida de Gravilo Princip. Me plantearé sólo hablaros del
hombre, de su entorno social y político, de sus aspiraciones y sus metas. No
podemos olvidar, en el desenlace de esta historia, al otro gran protagonista de
estos acontecimientos, Francisco Fernando de Austria. Este último llegó a ser
el heredero del vasto Imperio austro-húngaro después de que su primo, y único
hijo varón del emperador Francisco José I, se suicidara junto a su amante, la
varonesa de Vetsera. Como veis, para cuando Gavrilo nació en Obljaj, el
heredero ya llevaba unos treinta años deleitándose de las ventajas de su
condición, el mismo tiempo que el pueblo de Serbia, Bosnia y otros países
balcánicos llevaba sufriendo las decisiones de su tío, el Emperador. Al igual
que en otros muchos sucesos, los dos personajes estrellas de la trama viven en
mundos totalmente diferentes, en todos los sentidos, pero que, tarde o
temprano, se cruzan.
Gavrilo proviene de una familia campesina pobre, como las
miles que sobrevivían en aquel tiempo de lo que les daban los cultivos
obtenidos de cosechar unas tierras arrendadas por, en este caso, un propietario
musulmán. En su infancia escucha de boca de sus abuelos las hazañas de los
héroes de Serbia, algo que hace que empiece a germinar en su ser esa idea de
liberar a su nación, como hicieron muchos de éstos con anterioridad. La
precaria situación económica de la familia hace que el padre lo suba a un tren
con dirección a Sarajevo, donde ya vive su hermano mayor, con la intención de
estudiar y, de este modo, progresar en la vida. Allí, a través de las amistades
del hijo de su casera, comienza a descuidar sus estudios y entrar en contacto
con las ideas anarquistas que corren por la ciudad. La situación bélica de la
zona hace que la represión, por un lado, y el sentimiento nacionalista, por otro,
vayan dando lugar, año tras año, a la idea de hacer algo para liberar a Serbia
del yugo austro-húngaro.
Todo comienza a tomar forma cuando el heredero anuncia su
visita a Sarajevo como parte de un viaje que le acercará a los ciudadan@s de
esa parte del Imperio. Es entonces cuando Gavrilo y sus compinches comiencen a
pensar en atentar contra Francisco Fernando. Para ello viaja a Belgrado donde
se pone en contacto con la organización nacionalista, formada en su mayoría por
miembros de ejército serbio, conocida como “La Mano Negra”. Antes de que estos
militares aceptaran apoyar a Gavrilo y sus compañeros éstos debieron jurar
lealtad a dicha organización. Así fue cómo consiguieron las armas y la
infraestructura necesaria para llegar a conseguir su objetivo. Luego llegaría
el día del atentado del que much@s conocéis el resultado. Como podéis comprobar,
y como os he dicho anteriormente, me he saltado un sinfín de datos, momentos,
situaciones, reflexiones y consecuencias ya que lo que pretendo es que vosotr@s
los descubráis, al igual que yo, leyendo este gran cómic.
La Mano Negra serbia, como he mencionado ya, estaba formada
por militares que buscaba a toda costa deshacerse de la opresión austro-húngara
una vez dejado atrás la sufrida por parte de los turcos. La cuestión es que no
tenía claro cómo hacerlo sin que se viera directamente involucrada. Cuando
conocen al grupo de anarquistas entre los que se encuentra Gavrilo, digamos,
que dan con la solución a su problema. Las ideas de unos y las bases ideológicas
de la organización difieren de manera sustancial, pero ambas partes se unirán
para perpetrar el atentado que, repetido hasta la saciedad, cambiara el devenir
de todo un siglo. Así es cómo he vuelto a cerciorarme de que los intereses de
los poderosos, sean de la nacionalidad que sean, y de los pobres que forman el
pueblo pueden tener algo en común, pero la finalidad es siempre muy distinta.
Mientra Gavrilo y los suyos luchan por unas ideas con las que pretendían
cambiar la sociedad de su época, los señores militares sólo necesitaban
permutar el gobierno externo del Imperio por uno propio con el que poco se
modificaría las miserias de las clases más desamparadas, pero con el que no
tendrían que dar explicaciones a nadie extranjero de sus propias fechorías.
Hoy por hoy, cuando muchos partidos políticos exaltan esta o
aquella identidad nacional a base de definir quiénes somos o no, siempre que
creas en ella, dign@s de la misma, volvemos a darnos cuenta de que estas tretas
no son para nada originales. Ahora el “enemigo” viene de guerras que esos
mismos gobiernos han creado, o promocionado, a base de venta de armas e
instrucción militar. Ya no hace falta sacar a relucir a un opresor que no nos
deja movernos por nuestras calles, para eso tenemos a miles de personas que
huyen de esos conflictos que nos los presentan como l@s “causantes” de todos
nuestros males. Han llegado al poder civiles con los mismos intereses que los
uniformados que nos venden sus actos como algo cercano, pero nunca querrán, al
igual que siempre, conocer las verdaderas necesidades de la gente llana.
Momento revuelto, al igual que el de principios de la segunda década del siglo
pasado, el que vivimos. Demasiados salvadores haciendo promesas basadas en el
odio al de fuera, al que vive o siente distinto, al que piensa de otra forma o
al que no le interesa ninguno de los discursos de su debate.