martes, 29 de enero de 2019

La Ira Volvió Al Boogaloo








Volvió a pasar La Ira por el pub Boogaloo cuando no ha transcurrido ni un año de la presentación de su segundo trabajo discográfico, “No Hay Cielo Para Tanto Bueno”. Al contrario que aquella vez, el local cacereño no se encontraba a rebosar de peña debido a la celebración de otros conciertos y eventos en esta ciudad donde ya estamos más que acostumbrad@s a que o no hay nada o lo hay todo a la vez. Ya podía la alcaldesa basarse en esta reflexión para crear ciertos slogans y no en tanto rezo y demás monsergas.




El concierto estaba programado para las 23,30h y no tuvimos que esperar demasiado para ver a los demás componentes de la banda encima de las tablas. Después de la intro que escuchamos malamente por otra de esas costumbres arraigadas en esta ciudad de ir a conciertos a ponerse a hablar con tod@s l@s que tienes alrededor en vez de atender a lo que tienes en frente, arrancaron con esa pedazo versión de Aute que es “La Belleza”. Engancharon con otro de los temas del disco antes citado, “La Erección Del Perdedor”, antes de que Raúl saludara al respetable. El sonido en esos momentos no era todo lo deseable que quisiéramos, pero esto se fue solventando a medida que iba avanzando el evento. “Antes De Dar Medio Paso” fue la encargada de hacernos entrar en calor y tenernos pendientes de todo lo que acontecía delante de nuestros ojos.




Vista atrás con “Una Canción”, el primero de los cortes que interpretarían de su disco anterior, al que seguiría otro de ese trabajo y uno de mis preferidos del mismo, “Entre Humaredas”. Llegados a este punto del concierto se agradecía que hubiese espacio para poder moverse con soltura por el local. Tener enfrente al guitarra Manu es siempre algo a resaltar y verlo interpretar temazos como “Papel De Libertad” o “Creí Que Era Primavera” a menos de tres metros es todo un lujo.




Llegó el momento donde la entrega ya es absoluta gracias a la interpretación de canciones del calibre de “Si No Hay Alegría” y “Diablos Y Angelitos”. Ahora bien, con el tema que consiguieron meterse en el bolsillo al respetable definitivamente fue con “Quiero Sentarme En La Nubes” de la antigua banda del cantante y guitarra, “El Gitano, La cabra Y La Trompeta”. Para esta tuvieron el apoyo vocal del guitarra del grupo cacereño Dedo Corazón, César Sanguino, además de nuestro gran colega Iñaki en un momento del estribillo. La euforia continuó con el tema que cierra su reciente disco, “Con La Misma Cantinela” y la novedad de “Esta Noche”.



Antes de acercarse al final, sobre todo porque Raúl ya nos avisaba de ello, volvieron a su primer disco con “Ángel Caído” y “A La Vuelta De La Esquina” consiguiendo que cantásemos a grito partido. Como bien dice el título de la siguiente canción, solo quedaba un “Poco Más” antes de los bises. Para ellos no tuvimos que esperar demasiado porque la banda ni se bajó del escenario evitando así el típico instante de me voy, me vengo y por el camino no me detengo. “Debajo De Mi Ombligo” fue la encargada de poner el cronómetro en marcha hasta el final. Sin respiro engancharon con “Toda La Vida” antes del desmadre que se formó con “Los Conflictos”, otra de mis preferidas, y la ranchera “El Penal”, dos cortes que incitan a saltar y bailar sin parar. Como era de esperar, este instante coincidió con la mayor sudada de la noche. Adiós con la musiquilla de Benny Hills, foto de despedida y hasta la próxima.




Me gustó el concierto del sábado, eso sí, los han tenido mejores. No sé si la diferencia de público, el accidente sufrido por el batería, Jesús, al que desde aquí le deseo lo mejor y que se recupere pronto, y el sonido no tan bueno del principio contribuyó a ello. Sea como fuere, siempre está bien acercarse a ver a La Ira. Es una banda de esas que nuca fallan y con la que podrás vivir un momento realmente divertido con músicos de gran nivel. Suerte en esta nueva gira que tienen por el Estado. Espero que triunfen allá donde vayan y, sobre todo, que la disfruten porque se lo merecen con creces.



martes, 22 de enero de 2019

José Viera Cándido: "Lo Extraño De Los Extraños"







Es siempre un tanto extraño hacer un artículo acerca de la obra de alguien a quien conoces. Parece como que no hay objetividad en el mismo y es posible que no la haya al cien por cien. Sin quererlo he empezado usando el término que más se repite en el libro de José Viera Cándido, “Lo Extraño De Los Extraños”. Así que vamos al lío como bien podamos y que salga el Sol por el agujero negro que más le apetezca, que para eso tiene grado de realeza.




José Viera Cándido es un colega cacereño dedicado a la abogacía, de ahí su apodo, al que le la afición a la escritura le viene desde temprana edad. En su primera novela, “La Piedra De La Locura”, acabada en el año 2000, refleja las imperfecciones propias de la juventud, son palabras del autor. Lo curioso es que nuca se publicó, por lo que si queréis haceros con una copia deberéis pedírsela a él mismo. Luego publicó “Demorfología (Poesía Y Textos Viciados De Un Animal Humano)", una selección de poemas donde se ensalza lo deforme, único y distinto. Cada poemario editado por Palmera Cartonera tiene una portada distinta y actualmente sólo la podéis conseguir a través de Amazon. Su última obra puesta en la calle, la misma a la que dedicamos estos párrafos, se ha pasado siete años en el cajón hasta llegar a nuestras manos. Actualmente se encuentra enfrascado en la promoción de este libro mientras le da vueltas a sus próximas novelas y poemas que, esperemos, no se retrasen en ser editados. Si queréis saber más de él solo tenéis que echar un vistazo a su blog “Demorfología”, no os defraudará, os lo aseguro.




Tengo que reconocer que cuando comencé el libro, y sabiendo cómo es el autor, pensé que iba a ser una paranoia de esas que se gasta José y con las que nos reímos tanto. Nada más encontrarme con el tema del fantasma de la curva y el accidente de tráfico con resultado positivamente inesperado para el conductor de turno dije que esto no iba a ningún sitio que realmente fuera a sorprenderme. Así que seguí leyendo más por obligación que por deseo propio. He de decir que soy de los lectores que se tragan hasta el final lo que me propongo leer, excepto aquellos libros que tengo, digamos, de los llamados “de consulta”. Esta manía, costumbre o hábito me condujo, este es un término muy apropiado para lo que nos concierne, de lleno a la mayor de las equivocaciones. Los malos pensamientos nos llevan muchas veces a cometer errores que, tarde o temprano, hemos de admitir.




Seres que viven idéntica experiencia fantasmal en el mismo punto de la carretera que une las ciudades de Cáceres y Salamanca se encuentran a través de unas normas impuestas por el número cero para formar lo que se da por llamar el Círculo. Van desde un policía hasta un profesor de matemáticas pasando por distintas profesiones, actividades y estudios. En dicho punto se enfrentan al espectro de un joven que ha llegado allí en circunstancias bastante escabrosas, como ocurre en la mayoría de los casos estos del más allá. Tod@s l@s que iban al volante son auxiliad@s por él, algo que les marcará por siempre, para bien o para mal. El asignado, y nombrado anteriormente, como número cero se encargará de reunirlos en una nave de las afueras de Cáceres para intentar ponerse en contacto con dicho fantasma repitiendo la fecha y hora de los sucesos vividos por cada uno de l@s integrantes del Círculo. Esto, como podéis imaginar, tendrá resultados bastante insatisfactorios. Se supone que estos miembros no deben conocerse más allá de las reuniones de dicho grupo, algo que, como también podéis imaginar, no ocurre. Más bien se crean una serie de lazos, la mayoría pasándose por alto las dichosas nomas, que los llevarán a tener una serie de relaciones cercanas, ocultas o persecutorias. El número cero, líder de esta congregación, acaba hartándose de los malos resultados de las pruebas y se ofrecerá como conejillo de indias para conseguir su ansiado reencuentro con el ánima del joven que le salvo la vida hace años. Es evidente que no os voy a contar si lo consigue o no, tampoco quién ayuda al cero en su misión o quién es el propio espíritu que forma el centro de esta circunferencia llevada a Círculo en busca de repuestas.




Hay dos cosas que destacaría dentro de la obra. Una, llamémosla, positiva y otra a la que tildaré de crítica constructiva. Algo que me puedo permitir porque seguro que todo esto lo comentaré cara a cara con el autor y como él mismo dice: “Espero que mis impresiones le parezcan acertadas”. Me ha encantado el lenguaje del libro. La frescura y la falta de vergüenza a la hora de tratar ciertos temas me ha parecido todo un acierto. Hay pasajes como el de los grupos sanguíneos que es de lo más original metafóricamente hablando. A su vez, te encuentras con otros con los que te partes de risa, como todo lo acontecido con el espectro de la curva. Claro, mejor que no nos pase a ningun@ porque los sucesos son tan increíbles como macabros, muy propios de cualquier fantasma que se tercie. Y, sobre todo, capítulo tras capítulo, el autor va desenredando ese ovillo que parecía no tener fin rematándolo, nunca mejor dicho, de manera espectacular y amena. Vamos que te quedas con una sonrisa en la boca después de tanta aparición, desaparición y búsqueda de encuentros en la fase que te apetezca numerar. Además, las incursiones en temas paranormales y experiencias de dicha naturaleza están muy bien documentadas, algo que siempre es de agradecer. Ahora bien, y aquí entro en la segunda cuestión, es una pena encontrarse con ciertas deficiencias propias de la autoedición. Lo digo porque cada vez veo más necesario el papel del editor o del corrector si la intención es “háztelo tú mismo”, opción que respeto y admiro. Esto no es que hunda en la miseria la obra, para nada, la trama tiene la suficiente fuerza para sacarla bien a flote, pero quedaría de lujo si no te toparas con ciertas erratas que, por otro lado, much@s tenemos cuando escribimos. Puede que lo dicho solo sea un defecto del que escribe estas líneas que ha aprendido a que le corrijan como parte del crecimiento a la hora de escribir.



Pues nada, José Viera Cándido y “Lo Extraño De Los Extraños” están llamando a las puertas de vuestras horas de lectura. Abridles, dejadles pasar y no tembléis mucho que lo del espíritu, la curva y los accidentes no son para tanto. Enhorabuena, compañero, siempre es un placer leer a alguien con el que compartes aficiones y buenas charlas. Espero que nos sigamos codeando por mucho tiempo en este mundo donde las letras inundan nuestras vidas.



martes, 8 de enero de 2019

Fermín Muguruza / Harkaitz Cano / Dr. Alderete: "Black Is Beltza"









“Black Is Beltza” es un proyecto formado por un cómic, una película y una exposición. En este artículo hablaré del primero por una razón bien sencilla: no he visto ni he estado en las otras dos. Sus autores son Fermín Muguruza, Harkaitz Cano y Dr. Alderete. De los tres el que más os sonará será Muguruza por su actividad musical al frente de bandas como Kortatu o Negu Gorriak, además de sus discos en solitario. También ha hecho sus pinitos en el mundo del cine con trabajos como “Zuloak” o “Check Point: Canciones Desde Palestina”. Ha dirigido la serie documental sobre la música árabe “Next Music Station” y pertenece a la organización de festivales como el DOCSF mejicano y el Cine Migrante argentino.





Harkaitz Cano es uno de los escritores más conocidos de la literatura vasca de estos tiempos. Se ha adentrado en el mundo de la novela con “Twist” o del relato con “Circo De Invierno”, además de tener dos álbumes de cómic publicados con dibujante Iñaki G. Holgado. Junto a Fermín se ha currado un guion para esta obra de lo más trepidante e instructivo, tanto a nivel social como histórico y musical.




Dr. Alderete, Jorge Alderete, es un diseñador y dibujante argentino con residencia en México. Ha estado siempre cerca de bandas de Rock como los mejicanos Gallo Negro o Twin Tones, los argentinos Los Fabulosos Cadillacs o los estadounidenses Los Straitjackets para las que ha trabajado en algunos de sus discos. Es co-fundador y propietario del sello discográfico “Isotonic Records” y autor de libros como “Yo Soy Un Don Nadie” o “Sonorama”. En el cómic que nos incumbe en estos momentos ha realizado un trabajo brutal donde destaca el cambio de color en cada capítulo del mismo, siempre dentro de esos rasgos tan propios que imprime tanto a los personajes como a las situaciones o lugares.




Si decimos que el mundo a finales de la década de los 60 del siglo pasado era un lugar convulso no estaremos diciendo ninguna mentira, pero tampoco mentiremos diciendo que muchas de aquellas revueltas o revoluciones, llámalo como mejor te venga, han caído en saco roto o, peor aún, han pasado al olvido o han sido fagocitadas por el mismo poder contra el que luchaban. Nada nuevo con respecto a otras movilizaciones anteriores o posteriores a las tratadas en estas páginas. Nuestra trama comienza cuando la comparsa de gigantes de Pamplona es invitada a desfilar por la Quinta Avenida neoyorquina en Octubre de 1965. Frente a la euforia que genera dicha invitación en los componentes de esta comitiva se encuentra la prohibición a los dos cabezudos negros de participar en el desfile por cuestiones de discriminación racial. A partir de aquí conoceremos a Manex, porteador de uno de los gigantes negros y protagonista principal de esta historia.





Aprovechando que tienen tiempo libre, Manex y su amigo Juape se dan una vuelta por Nueva York hasta llegar a Harlem donde se encontrarán con revueltas en contra de la segregación racial y conocerán a Rudy, un trabajador negro del puerto de la ciudad que le adentrará en los bajos fondos de la misma. Ante las diferencias con sus compañeros de comparsa por haber accedido a salir sin los cabezudos negros, Manex decide quedarse en EE. UU. para sorpresa de todos. Respaldado siempre por Rudy, se sumergirá en la comunidad afroamericana cargado con su cámara de fotos y muchos proyectos por delante. Durante esos días conocerá a Amanda Tamayo, mujer cercana a los movimientos revolucionarios que surcan el continente americano en esos instantes. Se enamorará perdidamente de ella, hasta el punto de seguirla hasta Cuba y acabar formando parte del ejército de la isla caribeña. Es aquí donde conoce al Che y, debido a sus cualidades como tirador y a pasar desapercibido para las autoridades pertinentes, se le encarga la misión de ponerse en contacto con los Panteras Negras. La coartada está en su supuesta intención de hacer un reportaje fotográfico en México. Y sí, pasa por este país donde conocerá todos los entresijos de la corrupción que campa a sus anchas por todo el territorio y tendrá alguna que otra experiencia lisérgica.




Una vez de vuelta en estados Unidos, contactará con Wilson, el Pantera Negra a quien debe proteger. Con él y su trompeta, pieza fundamental en todo este asunto, acabará en el festival de Monterey donde flipará con Janis, Hendrix, Otis Redding o The Who, entre otr@s. De aquí pasarán a San Francisco para encontrarse con las primeras persecuciones por parte de la CIA. Como coartada, Manex llamará a su colega Juanpe con el que hablará en euskera por teléfono antes el asombro de los componentes de la inteligencia yanqui. También conocerá al Ministro de Cultura de los Panteras Negras que es el encargado de suministrarles pasaportes para llegar a Montreal. Todo este asunto acabará con los protagonistas saliendo por patas ante el acoso de sus perseguidores.




Con los pies en la ciudad canadiense, Manex asiste a un mitin por la independencia de la zona francófona del país. Es aquí donde se encontrará con la primera de las contradicciones que vivirá a lo largo de su periplo. También conocerá el pasado de Wilson, bien reflejado a través del tema “Strange Fruits” de Billie Holidays. Son descubiertos después de su asistencia a la Exposición Universal que se está celebrando en la ciudad y, de nuevo, deben salir a toda pastilla del país. De esta forma darán con sus huesos en Argelia, lugar que está viviendo su propia revolución. Es aquí donde salen a relucir las distintas incoherencias entre las finalidades de uno u otro movimiento insurrecto. Como es habitual para Manex y Wilson, su rastro no pasa desapercibido para sus perseguidores. Tras un incidente donde la peor parada es la trompeta, volverán a tener que huir del territorio norteafricano con destino a “un lugar seguro”. Ese sitio no es otro que España donde serán protegidos por el personal de la embajada cubana. Manex descubre que, durante su ausencia, el país ha sido invadido por cineastas americanos ávidos de grabar western en Almería, además de recibir alguna que otra mala noticia. Este cúmulo de sucesos, sumados al desgaste de años de sobresaltos y huidas, llevan a nuestro protagonista a tomar la decisión de quedarse en territorio español con la sensación de que, al contrario de haber terminado con todas sus aventuras, el lance más crucial de su vida no ha hecho nada más que empezar.




Como dije al principio, este cómic está cargado de información, e interrelación, acerca de los movimientos que intentaban cambiar el planeta durante ese periodo de tiempo. Este sería el principal eje de todo este asunto. Manex está pensado para hacernos llegar a cada uno de ellos, algo que consigue de manera sorprendente. Os invito a que os adentréis en estas páginas y os empapéis de acontecimientos que, raramente, serán expuestos desde esta perspectiva en muchos de los libros de historia que caigan en vuestras manos.