Con mucha certeza los cuentos y las
leyendas llevan acompañando al hombre desde sus primeros días como seres
conscientes de sí mismos. Se encuentran en todas y cada una de las culturas y
civilizaciones, tanto extintas como actuales. Es más, algunos han llegado a ser
verdaderas leyes no escritas, otros son mensajeros de conductas a seguir, con
sus inherentes moralejas, y otros nos presentan a héroes y villanos incapaces,
la mayoría de las veces, de deshacerse de dicho papel. Los hay para todos los
gustos, de terror, melancólicos, musicales o de amores. Esa es la grandeza del
cuento, su apego al ser humano. Es dentro de ese apego donde estos relatos
permanecen en sus substrato y cambiantes
en su forma. Este es el sentido que ha tomado Jean Dufaux para contarnos la
historia que se desarrolla en “El Bosque De Las Vírgenes”.
El gran guionista belga Jean Dufaux,
célebre por sus obras “Murena” y “Jessica Blandy”, entre otras, pone la base de
este trabajo en la conocida historia de “La
Bella Y La Bestia”. A esta le añade, según sus propias palabras, pinceladas de “La
Princesa de Clèves”, de Madame De La Fayette, y del poemario francés “Roman De
Renart” done el zorro Renart entabla miles de disputas con su rival, el lobo
Ysengrin. Una vez fusionado todos estos relatos, él mismo da a luz una nueva
versión donde el eterno problema entre unos animales humanizados, bestias y
alimañas, y unos humanos traidores y rencorosos parece llegar a su fin.
Las palabras de Dufaux se ven
perfectamente representadas en las viñetas de Beatrice Tillier. La dibujante e
ilustradora francesa hace un trabajo excelente en este cómic. Los gestos, las
posturas, hasta la propia personalidad de cada personajes, lobos, linces,
zorros, osos y humanos, se ven reflejados trazo a trazo en estas páginas. A la
humanización de estos animales se le suma su particularidad visión gráfica de
los habitantes de El Bosque. Faunos, centauros, arpías y árboles le dan ese sentido mágico a la obra
acrecentado, sin duda alguna, por las sobresalientes representaciones de
Beatrice. A tener en cuenta el impresionante parecido físico de la bella Alba
con la autora.
Todo comienza con la boda entre Lobo De
Fuego y Alba. Matrimonio que serviría para cerrar viejas heridas entre Pelos y
Piel. Dicho compromiso se ve frustrado por la siempre condición traidora de los
hombres. Traición llevada a cabo por Salviat, el hermano enamorado de Alba y
esta misma durante la noche de bodas. Estos acontecimientos desencadenarán una
nueva guerra entre hombres y bestias que llevarán a ambos bandos al
desfallecimiento. En esa situación final, los lobos buscarán su salvación
poniendo al frente de sus tropas a Lobo Gris, hermano de Lobo De Fuego e hijo
de Lobo Segador, mientras que los humanos verán como última opción la
intervención del desterrado Maese Clam, “El Matalobos”. Los dos son reacios a
participar en el conflicto y los dos se verán abocados a hacerlo a causa del
amor y la venganza. Entre tanto, las cosas están cambiando, lo harán radicalmente,
en el Bosque de la Vírgenes sobre todo por la mala influencia del dios Pan que
arrastrará a las arpías a ponerse de su parte contrariando a centauros, sirenas
y a los propios árboles.
Este cómic está repleto de villanos,
mensajeros, damas a quien enamorar, galanes sin demasiada suerte, exiliados y
cualquier personaje que se pueda considerar indispensable en un buen cuento. Quizá
sea esa mezcolanza la que hace grande a la obra, esa mescolanza y la nueva
visión que Dufaux da de los mismos cuentos. Muy interesante tanto la reflexión
como la entrevista al guionista que aparecen al final. Otro detalle a destacar
es la gran encuadernación de la obra a cargo de la editorial. En pasta dura y
con una calidad superior esta edición integral hará las delicias de aquellos y
aquellas, entre los que me incluyo, que aún sigan disfrutando de los cuentos. Atrévete
a entrar en “El Bosque De Las Vírgenes”, luego nada será igual.