martes, 26 de febrero de 2019

Evaristo Páramos Pérez: Qué Dura Es La Vida Del Artista








“Qué Dura Es La Vida Del Artista” es la segunda obra escrita del cantante Evaristo Páramos Pérez. El voceras de La Polla Records y, actualmente, de Gatillazo, nos ofrece, como bien se puede leer en la portada, un anecdotario de las vivencias que recuerda, con mejor o peor resultado, de su paso por su primer grupo. Nacido en Tui (Pontevedra) y crecido en Salvatierra/Agurain, Evaristo es una de las caras y voces más reconocidas del panorama Punk estatal. Tengo que admitir que La Polla ha sido de siempre una de mis bandas preferidas de todas las que han surgido por estos lares. Los llegué a ver como una decena de veces en sitios muy dispares, comenzando por Don Benito y acabando en el único Viña al que he asistido. Siempre estuvieron de puta madre, independientemente de esas cosas que tanto importan cuando vas a ver a otros grupos como son el sonido, las luces y demás virguerías varias. Que quede claro que este artículo no es por el tirón mediático que está teniendo el anuncio de su próxima reunión y edición de un nuevo disco ya que cuando saltó la noticia me pilló en plena lectura del libro. Lo digo porque luego hay much@ mal pensa@ en esto de las redes antisociales que sacan oro de una lata de guisantes.




Teniendo en cuenta cómo puede estar una mente tan machacada como la del Evaristo, la mía no es que esté mu pallá, pero creo que él me supera, lo que nos encontramos en estas páginas en una sucesión de vivencias que van desde cómo llegó al Punk, pasando por ganar ciertos concursos infantiles con canciones que ni os podéis imaginar, hasta su relación con mánagers, otras bandas y antiguos miembros de la banda. Parece ser que todo empezó después de ver a los Ramones en Donosti. Concierto que explica muy bien en este tomo de historietas. Sin cronología alguna, da paso a recuerdos de festis, como él los llama, en sitios de distinta índole y por muy variadas razones. Algunos con final cobrado, otros sin ver las pelas por ningún lado, más de uno con broncas y otros más con risas y buena fiesta.




Hay algunas cosas que quiero destacar, porque todo eso de las anécdotas ya está bien plasmado por Evaristo y no es cuestión de hacer un repaso porque sino estaríamos aquí hasta ni se sabe. Me ha gustado mucho el lenguaje que el cantante ha utilizado a lo largo del libro. Parece que estás hablando con él en la barra de un bar o sentado fumándote un peta en cualquier parque, espera que eso es de ochenter@s como el que escribe y lee, bueno, donde mejor te venga entonces. Esto hace que te enganches a estas páginas de manera fulminante. Otra cosa por resaltar es la sinceridad con que afronta asuntos tan delicados como la relación entre ellos, con otros grupos, con los organizadores de conciertos, las discográficas por las que pasaron y con la peña en sí. Muchos de sus razonamientos me han parecidos tan cercanos, y los he escuchado tantas veces, que los “hijo de puta” que suelta me resultan más que familiares. No es que se pase despotricando todo el rato, también hay agradecimientos y esas cosas, pero es que en este mundillo de guitarras, baquetas, cables y demás hay much@ listill@ y aprovecha@ suelt@ y leyendo lo que se lee en este libro me reafirmo en estas palabras. Para ello está esa parte de “Neuronas Exprimidas”, sin desperdicio alguno.





Por encima de todo lo leído me siento totalmente identificado con ese sentimiento de rockero de pueblo, que no pueblero, que son dos cosas bien distintas, que tan bien refleja Evaristo en su anecdotario. No sé ni cuántas veces habré pasado por todas esas tonterías de si no eres Jevi, Punki o lo que quiera que seas porque no vas vestido así o asao, la mierda de la autenticidad que luego se desvanece cuando hay que dar la cara por muy de capital que seas, esto no quiere decir que todo el mundo sea así, o eso de: “Es que tú ya no eres lo que eras”. Pues claro que no, joder, cómo quieres que seamos lo que éramos si hemos recibido más palos que un colchón viejo y lo peor es que mucho de ellos han sido de peña que ni te lo esperabas. Pasajes como la convivencia con los viejos del pueblo en esos “afters” lúgubres y roñosos, las tonterías que teníamos que aguantar cuando llegaban al pueblo en verano los de Madris o Barselona que luego los sacabas al campo a beberte unos litros y fumarte unos porros y cuando no había que llevarlos en camilla los dejabas allí tira@s, que para eso era verano y de noche refresca. Pues eso, que muy bien en ese sentido, pues parece que lo de ser rocker@ tiene más puntos en las capitales que en los pueblos y ya los quería haber visto yo a est@s en plenas fiestas veraniegas, cuando el pueblo está reluciente y lleno de mirones, pasearse por la plaza con una camiseta de Black Sabbath o una cresta de esas que ni se sabe cómo se tenía en pie.




Pues nada, que tiréis p´alante con esto que nos cuenta Evaristo. Recomendable cien por cien para pasar un rato de risas y buenos recuerdos, pues todos, una vez vividos pasan a ser buenos que para algo fuimos capaces de superar los malos. ¡¡Aupa el Punk patatero, me cago en Dios!!





martes, 19 de febrero de 2019

Victoria Pelayo Rapado: "Malos Días"







El pasado jueves, 14 de Febrero, mi compañera de tertulia y escritora Victoria Pelayo Rapado, Toya, presentó su obra “Malos Días”, editada por “De La Luna Libros”, en el espacio Belleartes cacereño. A pesar de toda la oferta cultural que ofrecía la ciudad esa noche se puede decir que hubo lleno total para escuchar lo que ella y Antonio María Flórez, escritor con el que compartía presentación, nos tenían que contar. El acto estuvo coordinado por otra gran compañera de letras, Pilar Alcántara. Toya es oriunda de Zamora, aunque lleva residiendo en Cáceres desde hace años. En su trayectoria literaria hay que destacar los premios Novela Corta Ciudad de la Laguna con “Una Amistad Corriente” y el de narrativa Manuel Orestes Rodríguez López con “Preparativos”. Además, ha colaborado en revistas y antologías de la talla de “Versión Original”, “Letras Para Crecer”, “Rumovisual” y “Farraguas”, entre otras.




La asignación de bibliotecario de los volúmenes que nos llegan a la tertulia por parte de mis compañer@s de la Asociación “La Croqueta” ha sido la razón por la que he acabado leyendo estos “Malos Días”. He de reconocer que, en un principio, pensaba que se trataba de una novela breve en vez de un compendio de relatos cortos. Con ese pensamiento comencé la obra enganchándome al instante con el primero de ellos, “Ángel”. Pues nada, con la idea que os he comentado metida en la sesera continué con el que le seguía en orden, “Montse”, pensando que aquello era la presentación de los personajes principales del libro. Todo se diluyó, como debía ser, con “Estrecho” donde fui consciente que estaba equivocado de cabo a rabo.  Me alegro de mi error pues, desde ese momento, el libro cambió para mí, como era de esperar.




Toya y yo nos conocimos hace ya unos cuantos años en un taller de relatos cortos que se impartió en la Biblioteca Pública de Cáceres. Lo que más me sorprendía y atraía, a la vez, de sus textos era la naturalidad, o el acierto, con que trataba temas como la muerte y la angustia en situaciones realmente extremas. Cuando comencé estas páginas con “Ángel” me sentí muy satisfecho de volver a reencontrarme con ella desde ese punto de vista literario. Vamos, que me dije a mí mismo: “¡Esta es mi Toya!”, y seguí adelante con total satisfacción. Pero estos escritos no tienen mucho de simpatía y buenos ratos, al revés, están amasados con pesadumbre, depresión, decisiones terminales y ansiedad, ingredientes que los hacen únicos.




Temas como la eutanasia, la inclusión de personas con deficiencias en el mundo laboral, lo absurdo que te puede llevar a acabar con tus huesos en una comisaría, un reencuentro entre padre e hijo, una decisión durísima a la hora de dar vida a un nuevo ser, hasta dónde te puede conducir el enganche al tabaco, las aspiraciones cinematográficas de alguien que se ha pasado la vida maquillando cadáveres, el desgarro de la desaparición de tus seres más queridos, la pérdida del pilar sobre el que formaste tu vida en pareja y la fuerza que la Naturaleza puede llegar a infligir en alguien que, supuestamente, ha perdido sus sentidos vitales forman la columna vertebral de estos textos. Relatos, cualquiera de ellos, que bien podrían ser el comienzo de una obra mucho más extensa. Digo esto porque con todos ellos me he quedado con las ganas de saber cómo sigue o acaba lo presentado en sus párrafos. Hay que reconocer que es ahí donde reside la calidad de los mismos, además de estar escritos con una franqueza fuera de serie.



Os invito a que descubráis los personajes que protagonizan estos “Malos Días” ya que si aún no conocéis nada de la obra de Toya os sorprenderá hasta dónde puede llegar con su escritura. En el caso de que hayáis leído algo suyo con anterioridad, no os defraudará en absoluto. Enhorabuena, compañera, por estos pasajes. Espero que sigamos viéndonos y leyéndonos por mucho tiempo.




miércoles, 6 de febrero de 2019

Exposición "L´Essenziale" De Manara En El Arte Del Cómic








Este artículo podría extenderse hasta el infinito y más. Lo digo porque si nos ponemos a hablar, debatir, comentar o discutir acerca de Milo Manara y su obra podríamos estar hasta el Día del Juicio por la tarde. Así que, si a estas alturas ningun@ de vosotr@s está al tanto de quién es este pedazo de autor italiano, permitidme la impertinencia, no voy a ser yo quien os lo descubra. Ahora bien, para hacerlo os podíais haber pasado por la exposición que el espacio El Arte Del Cómic ha tenido en sus paredes hasta el pasado 2 de Febrero. Os aseguro que no os habríais arrepentido lo más mínimo.






El Arte del Cómic es un local situado dentro del madrileño barrio de Malasaña, en la calle Acuerdo 10, para se más precisos. Por sus paredes han pasado gente tan conocida dentro del mundo de las viñetas como son Óscar Martín, Javier Olivares, Kim, Fernando Vicente, Montse Martín o Pedro Pérez, por nombrar algun@s. Es un lugar de dos plantas, pequeño y muy acogedor que imprime una cercanía total con lo que encontramos en sus muros. Os atenderán de manera cálida y sin ningún tipo de recelos. Podréis preguntar, al igual que hice yo, todo lo que se os ocurra sobre las exposiciones o el propio sitio. La parte menos llamativa de este espacio es que puedes pasar por delante de él y no darte ni cuenta ya que tiene un escaparate tan pequeño que deberás mirar bien la dirección para asegurarte de que te encuentras en el punto adecuado. Por lo demás, lo dicho, todo un lujo tener algo así en Madrid para tod@s l@s amantes del cómic.






Para alguien que conoció a Manara cuando era un crío a través de aquellas revistas ochenteras que invadían los kioskos del Estado entrar en un lugar donde poder estar frente a frente con algunos de sus originales se convierte en una mezcla de añoranza, alegría, satisfacción y aprendizaje a partes iguales. Añoranza porque se me vienen a la cabeza miles de momentos inolvidables leyendo muchas de sus obras entre las que destacaría, cómo no, “El Click”. Alegría de ver el interés que sigue mostrando en gente de distintas edades y géneros. Satisfacción al entender que Milo es alguien que merece estar en muchos de los lugares destinados al cómic, como esta sala de Madrid. Y aprendizaje porque continúo descubriendo cosas de él que no conocía y me siguen impactando como si del adolescente que hace años fui se tratara. Sé que no puedo ser demasiado objetivo con Manara, se trata de alguien tan especial para mí que me es imposible ni siquiera intentarlo.





Entrando ya en la exposición en sí, como comprenderéis, no os vais a encontrar con miles de páginas del genio italiano. Primero porque, como he dicho antes, el sitio no da para más y segundo porque sería un trabajo propio de cualquier museo. El Arte del Cómic ha colaborado con la galería “Huberty & Breyne Gallery” a la hora de traer “L´Essenziale”, título de la exposición. Todo lo que se pudo ver eran originales del maestro italiano dentro de una retrospectiva de su extensa obra. Todas ellas se podían adquirir por unas sumas de dinero un poco elevadas para bolsillos como el mío, pero que, reconozco, no son excesivamente desorbitadas para lo que te puedes llevar a tu casa. Vamos, que si pudiera me hubiera traído un par de ellas, como mínimo.





Páginas de obras tan esenciales en la carrera del autor italiano como “El Click”, “Giuseppe Bergman”, “Candid Camera”, “El Perfume Invisible”, “El Gaucho”, “La Odisea”, “Revolución”, “Fuga De Piranesi”, “El Rey Mono” o “La Metamorfosis De Lucio”, entre otras, se unen a las portadas de otras como “Los Borgia”, las que realizó en exclusiva para Marvel que tantas ampollas levantaron en el cursi y mojigato público norteamericano o algunas de la serie “Zodiaco”. Como buen seguidor de Astérix, flipé al poder ver los originales que Manara hizo para el tomo del famoso guerrero galo “Astérix Y Sus Amigos”, por el 80 aniversario de Uderzo. Es normal que, como indiqué antes, se echara en falta algunos de sus álbumes como “Verano Indio”, pero todo se pasa por alto cuando tienes tantísimo talento delante de ti.






Lo triste es que habrá que esperar ni se sabe para poder encontrarnos en otra de estas. Así que, en cuanto tengáis noticias de este maravilloso rincón de Malasaña no dudéis en pasaros para disfrutar de lo que encontraréis en él. Gracias por el momento vivido rodeado Manara, sus chicas, su erotismo y, sobre todo, su maestría en el dibujo. Amenazo con volver.