miércoles, 14 de febrero de 2024

Kike Babas & Kike Turrón: Fito, Y Por Supuesto La Luna

 






Este Fito, Y Por Supuesto La Luna es el proyecto más reciente de Kike Babas y Kike Turrón, los Kikes. No me voy a parar a hablar de ellos porque ya lo he hecho en otras entradas de este humilde blog. Tan solo diré que lo de cambiar el formato de libro por el de cómic en esta nueva publicación es todo un acierto, sobre todo para un amante tanto del noveno arte como de la música del vasco. La obra se divide en cuatro partes con un total de veintiún capítulos, todos realizados por dibujantes diferentes, aunque algun@ repite, que en ciertos momentos se encargarán también del guion y en otros dejarán esta labor en manos de los propios Kikes o de otr@s compañer@s. A esto hay que añadir tres prólogos de lo más interesante, uno por cada Kike y otro del Gran Wyoming. Antes de entrar en detalles, diré que hay muchas cosas que ya conocía de las que se cuentan en estas páginas y otras tantas que me ha encantado conocer. Y como curiosidad comentaré el haberme visto cantando la mayoría de las canciones al tiempo que iba leyendo las letras de las mismas impresas en estas viñetas.





La Parte I abre con el primer capítulo, valga la redundancia, Bilbao – Laredo, a cargo de Roberto Peral en los dibujos y el color. Siempre me han gustado los comienzos de cualquier obra que hacen referencia al final de la misma. Aquí, además de dicho inicio, nos encontramos con los orígenes familiares de Fito, con sus primeros contactos con la música, con su traslado de Bilbao a Laredo, su paso por la escuela, la separación de sus padres, el curro en la cafetería de su madre junto a su hermano mayor y con sus encuentros iniciales con el R&R.

En el capítulo 2, Lo Que El Colegio Nunca Me Enseñó, con dibujos de Vicente Damián y color de Juan Soler, vemos al protagonista dando sus primeros pasos en esto de la música. Nos enteraremos de cómo se hizo con su primera guitarra y su primer ampli. Después vino su primer concierto como parte del grupo Urbe en una verbena de Colindres compartiendo cartel con La Burla.







La Puta Mili es el título del siguiente capítulo. Aquí el dibujo viene a cargo de Pedro J. Colombo, el storyboard es de Alberto Muriel y en los asuntos de colores tenemos a Aintzane Landa, Álex Santaló e Yvon Wong. Entre tod@s dan forma al paso del guitarrista por el servicio militar, su llegada a Vallekas, una vez finalizado este engorroso trámite, la temporada que estuvo por Benalmádena, su vuelta a Bilbao como currante del club Palanca 94 y su reencuentro con Juantxu como germen de su entrada en lo que sería Platero Y Tú.

El capítulo 4, La Palanca Y Yo, tiene los dibujos y el color de Álex Orbe. A través de ellos se nos cuentan algunas de las anécdotas vividas en el ya nombrado club, a lo que se añade los primeros ensayos con sus futuros compañeros de banda, el origen del singular nombre de la misma, los primeros conciertos y la primera maqueta, así como la publicación del primer redondo del grupo. Y hasta aquí la primera parte.





La Parte II echa a andar con el capítulo titulado Somos Los Platero, dibujado y coloreado por Kepa de Orbe. La banda nace como tal en una de las épocas más convulsas vividas en el País Vasco. Es en ese tiempo cuando ve la luz Burrock´N Roll, que conllevará el abandono del Palanca 94 y les dará pie a dar conciertos por las provincias colindantes. En uno de ellos será donde se topará por primera vez con Robe, de Extremoduro.

Hay Mucho R&R sirve de título al capítulo 6 y para que Álex Orbe vuelva a encargarse del dibujo y del color. Llega el fichaje de la banda por una compañía madrileña que acabará dando forma a Muy Deficiente, donde colabora Rosendo, y su llegada a la mayoría de las tiendas del Estado. Luego vendrán Vamos Tirando, disco con el que los descubrí y vi por primera vez en el Espárrago Rock granadino, y Hay Poco Rock & Roll, con colaboraciones de Robe y Evaristo, hasta llegar a su álbum en directo A Pelo.





La autoría de los dibujos y el color del capítulo 7, Los Primeros Fitipaldis, vuelve a ser de Kepa Orbe. Como ya se indica, los primeros Fito & Fitipaldis echan a andar junto a los discos de oro fruto del éxito de los Platero, la llegada al mundo de su primer hijo, la visita a Cuba del cuarteto y sus primeros conciertos en solitario. Todo sin olvidar la exitosa gira que unió a Platero Y Tú con Extremoduro.

Y así nos plantamos en la Parte III, que comienza con el capítulo 8, Salir, Beber, Grabar… Los Sueños De Siempre, donde nos volvemos a encontrar con los dibujos de Pedro J. Colombo, el storyboard de Alberto Muriel y los colores de Aintzane Landa junto a Dani Martínez. En esta etapa se mezclan la gira del primer trabajo en solitario como telonero de Extremoduro con la puesta en la calle de Correos. Como es conocido, este será el último trabajo de los bilbaínos antes de su disolución y de la llegada del segundo disco de Fito, Los Sueños Locos.







Regresa Alberto Peral en el capítulo 9, Sin Frenos Y A Lo Loco. Aquí nos centramos en las anécdotas de la carretera, como las paradas por parte de la Guardia Civil o el accidente del que salieron ilesos sin que Fito tuviera más preocupación que las pilas de su ampli.

En el capítulo 10, Soldadito Marinero, dibujado y coloreado por Alejandro Merino, nos topamos con todo lo relacionado con el tema estrella de la carrera en solitario de Fito. Y no cuento más, porque merece y mucho la pena descubrir todo lo que tiene que ver con dicha canción.





Reaparece Kepa Orbe para dibujar y colorear el capítulo 11, Lo Mas Lejos A Tu Lado. Estas viñetas se centran en la gira del segundo trabajo en solitario, donde Fito tocó techo en el asunto de las adicciones. Momento que le llevó a ingresar en un centro de rehabilitación, después de su separación matrimonial. Se cierra con los nervios propios de volver a tocar sobrio después de muchos años.

Avanzamos hasta el capítulo 12, Vivir Para Contarlo. Con dibujos y color de Iosu Berriobeña, se nos relata la relación de Fito con la Semana Grande de Bilbao, las veces que ha pasado por sus escenarios, tanto con Platero como en solitario, y la grabación del concierto en directo en las mismas, al que pude asistir y del que tengo un más que grato recuerdo. También nos comenta la gira de dicho disco en vivo y de la aparición de Marisa, su actual compañera.





Para el capítulo 13, Todo Me Queda Grande, volvemos a tener a Alejandro Merino en las partes gráficas para hacernos ver la etapa de sequía creadora que sufrió el guitarrista antes de conocer a Carlos Raya y dar forma a los nuevos Fitipaldis.

En el capítulo 14, A Los Ojos, hace su primera aparición Toni Fight a los dibujos y el color. Este será el encargado de contarnos la relación de Fito con Andrés Calamaro, la gira conjunta de ambos y la salida posterior del directo 2 Son Multitud.



Y así es cómo llegamos a la Parte IV, y última, que arranca con el capítulo 15, Nada Para Impresionar, como una nueva entrada de Iosu Berriobeña al dibujo y el color. Se puede decir que es una de las partes más dinámicas del cómic. Basándose en una entrevista de radio, pone en contacto al público con el músico hasta terminar con la entrega del disco de platino por las ventas de Antes De Que Cuente Diez y la actuación en acústico con Carlos Raya.

Regreso en el capítulo 16, Esperando A Coyote, de Toni Fight como encargado de los lápices y el color. Aquí todo gira en torno a la actuación en el Teatro Circo Price madrileño junto a un destacado elenco de músicos estatales, a la espera del nacimiento de Coyote, su hija.



El guion del capítulo 17, a cargo de Alberto Lorite, está basado en la grabación del videoclip perteneciente al tema Lo Que Sobra De Mí, título del propio capítulo, con dibujos de Vicente Damián y color de Juan Soler. Personalmente, me ha resultado el más original y llamativo de esta obra.

El capítulo 18, La Cuadri Del Hospi, está dibujado y coloreado por Raquel Alzate. Es, sin duda, el más entrañable del cómic. Nos pone delante la relación de Fito con la asociación homónima de este título, además de hablarnos de la labor de esta. Todo con un final difícilmente superable.

Y volvemos con Toni Fight para el siguiente capítulo, En El Royal Hall. Como podéis imaginar, nos pondremos al día de la historia de tan famoso emplazamiento londinense de boca del taxista que acercará a Fito para su actuación en el reconocido teatro. Otra de las partes con más acierto del cómic.






Nos acercamos al final con el capítulo 20, Un Camarero En La Catedral, a cargo de l@s mism@s del 8. Después de un sueño, Fito se encuentra con una de las citas más importantes de su carrera, la actuación en el estadio de San Mamés, que será retransmitida por la televisión estatal en abierto. En esta gira también he vuelto a tener el placer de verle, en este caso en Cáceres.

Y cerramos con el capítulo 21, Cultura Rock, con Alberto Merino de nuevo como autor de las viñetas. Aquí se mezclan las colaboraciones con algunos de los músicos que ya han aparecido con anterioridad con otros nuevos. A esto se suma la visita de los Kikes con la intención de que esta obra apareciera de la manera en que lo ha hecho. Bastante original esta parte, pues se sale un poco del plano biográfico para darnos a conocer ese encuentro entre guionistas y músico.



Me han gustado muchas cosas de este cómic, desde el dinamismo que le da los cambios de autores/as con sus distintos estilos, hasta la salida y entrada de todo lo que tiene que ver con la carrera musical de Fito. Lo que sí he echado en falta, y no es en plan cotilleo, es algo un poco más escabroso dentro de dicha biografía. En estas páginas todo es perfecto y maravilloso, pero tod@s estamos segur@s, incluido el protagonista, de que no siempre fue así. De todos modos, vuelvo a sorprenderme, para bien, de la labor de los Kikes. Brutales, una vez más. Y, para cerrar este artículo, solo me queda dar las gracias al propio Fito por esos momentos inolvidables que me ha hecho pasar, tanto en la época de Platero Y Tú como en solitario, y desear que nos sigamos viendo durante muchos años más.

 


 


miércoles, 7 de febrero de 2024

Texto Mandrílico Febrero 2024

 

PROBLEMAS VECINALES

 

«Desde hoy mismo propongo dejar de actuar como llevamos haciendo desde hace siglos. ¡Ya está bien! No podemos continuar siendo cómplices de todo lo que ocurre a nuestro alrededor sin inmutarnos. Estoy más que harto de los gritos, los truenos, los llantos y los lamentos que retumban en mi cabeza», bramó el ciego a la espera de la respuesta de sus compañeros.

«Llevamos impasibles una eternidad, presenciando este horror como si nada. Cada día que pasa, me siento más y más culpable. ¡Deberíamos intervenir de una puñetera vez!», añadió el sordo, percibiendo el eco indescifrable de sus compañeros.

El mudo saltaba fuera de sí de un lado al otro de la casa, en tanto que emitía agudos chillidos y roncos gruñidos de aprobación, pero ni el ciego podía ver su beneplácito ni el sordo entender su delirio, cansados de verle interpretar el mismo espectáculo durante décadas.

Las voces treparon por las paredes, el clamor alcanzó el techo, los aullidos hicieron vibrar el suelo mientras los alaridos hacían lo propio con los cristales de las ventanas hasta el punto de que el todo el edificio parecía venirse abajo.

«¡Vale ya de escándalo!», bramaba el vecino de al lado golpeando la pared con la palma de la mano. «¡Todas las jodidas noches igual! Al final vuelvo a llamar a la policía», berreaba el de abajo aporreando su techo con el palo de la fregona. «El día que se derrumbe el bloque no vamos a salir vivos ninguno, y todo por vuestra culpa. A ver si luego venís a rescatarnos, putos monos de mierda», rugía la de arriba zapateando sus baldosines con fuerza.

De este modo, amedrentados, los tres monos regresaban al salón. Envueltos en pesadumbre, cada uno ocupaba su sitio en el tresillo. Los tres dejaban pasar otra jornada más delante de la pantalla contemplando sin ver las mismas guerras de las que llevan quejándose siglos, escuchando sin oír los gritos de auxilio que se pierden en el tiempo y dialogando sin hablar acerca de las desgracias que corroen la pasividad de sus conciencias.