miércoles, 31 de julio de 2019

IV Edición Bellota Rock: "Un Pequeño Gran Festival"







Mi paso por la IV Edición del Bellota Rock ha sido un cúmulo de sorpresas; todas ellas muy positivas. Empezaré dando las gracias a la Asociación Bellota Rock por esa inmensa labor que están llevando a cabo. Luego está la organización del evento, los precios de este y esa gran idea de cobrarte una cantidad mínima por tu primer envase para que lo utilices durante todo el festival. A esto hay que sumar el buen sonido, la actitud y la entrega de todas las bandas que pasaron el sábado 27 de Julio por Valdecín. Así que, a tod@s aquell@s que piensan que el Rock está muerto y demás pamplinas varias in the night les invito a que se den una vuelta por algunos de los eventos que dicha Asociación lleva a cabo a lo largo del año.




Hace tiempo que el Rock ha llegado a un punto de mercantilismo totalmente insostenible. Partiendo de que yo soy el primero que voy a festivales que te sacan un pastón en todos los sentidos, he de decir que, a su vez, voy a otros como el que nos atañe sin ningún tipo de reparo. Cuando ves a ciertas bandas en unos y, sobre todo, en estos últimos te das cuenta de que todo este victimismo viene por parte de una pandilla de bocazas que hace tiempo que no mueven el culo de su sillón si no es para ver a los supergrupos por enésima vez y se pasan el santo día criticándolo todo sin vivir nada de lo que juzgan. Una vez entendido cómo funciona esta Asociación, me lo explicó muy bien mi tocayo Andrés, y conociendo otras como Acero de Mérida, está claro que hay que currárselo si queremos que la música que más nos mola siga en el candelero. Que haya dinosaurios del Rock que continúan vendiendo y llenando grandes recintos no significa, nunca ha significado, que el Rock sea solo eso. Una música que casi nunca ha estado en emisoras de radio fórmula ni en las teles de masas, parece que se ha olvidado de sus verdaderos orígenes que no son otros que el propio underground; después con decir que son bandas “de culto” lo solucionan todo. A esto le añadimos la tontería de que a la juventud no le gusta el Rock. Pues nada, cuando queráis vais a un festival como el Bellota y os dais un buen portazo en las napias, así os sangran por otras razones. Grupos donde esa juventud está pidiendo a gritos, nunca mejor dicho, que se la escuche se mezclan con otros con cierto renombre que no tienen el menor pudor de pasar de llenar salas en las grandes ciudades del Estado a tocar delante de un público entregado en un pueblo perdido de Cáceres. Pues sí, coleguitas del Metal, eso es Rock, algo que nunca, nadie, ni siquiera esas promotoras que nos traen a las bandas guiris que nos atraen, tiene en cuenta porque ellas y su público solo piensan en sus bolsillos, la música queda en no sé qué plano. Podría estar todo el rato despotricando, por un lado, y alabando a este tipo de iniciativas, por otro. Paro aquí para dar paso a lo parte musical que, al fin y al cabo, es lo que más nos interesa.





Con cierto retraso, no demasiado, subió Gatera al escenario para dar comienzo a la jornada del sábado del Bellota Rock. Gozaron de muy buen sonido, esto fue algo generalizado durante todo el festival, para descargar su Rock Callejero aliñado con Blues y algo de Flamenco de letras profundas y reivindicativas. Suso, a la voz, fue el encargado de conectar con l@s presentes en todo momento. La base rítmica con Kike a la batería y Manuel al bajo dio la suficiente contundencia al concierto como para que las guitarras de Javi y Manu hicieran una muy buena labor, sobre todo este último que ya es todo un referente de las seis cuerdas en la región. Dieron un buen repaso a su trabajo “Ruidos Sordos” y vimos los primeros desmadres, quedaban muchos por delante, con “Como Los Gatos” y “Pa´hacerlo Lento”, por ejemplo. Un muy buen arranque de la noche.





Noxfilia fue mi primera gran sorpresa del festival. Había oído hablar de ellos, pero, ni los había escuchado ni visto en directo antes. Un muy buen Rock con ramalazos Punk donde la voz de Naiara es algo sobresaliente. Siempre he dicho que un grupo con un buen batería tiene cierta seguridad a la hora de afrontar los directos. En mi opinión, es lo que le ocurre a est@s placentin@s con “Chaska”. Aunque cayó algún tema de su primer trabajo, “La Frontera”, se centraron un poco más en su segundo disco, “La Era Del Show”. De esta forma se hicieron con el público que coreó cortes como “Mordiendo El Anzuelo”, “Zona Cero” o el que da título al redondo. Se notó que tienen una buena lista de seguidores que no dejaron de cantar en todo momento. Espero que sigan creciendo, con directos como el vivido en el Bellota seguro que lo consiguen.







Gritando En Silencio era la razón principal por la que me acerqué al Bellota Rock. Los escuché por primera vez viajando a un Leyendas mientras sonaban en el coche del colega que conducía y, poco a poco, me fui interesando por ellos impresionándome con cada disco que sacaban. Con cuatro trabajos en su haber, es una de esas bandas que han sabido hacerse un hueco en el difícil panorama del Rock estatal. Han sido portada de revistas, le han hecho entrevistas en no sé cuántos medios y su música ha pasado por un sinfín de salas y festivales durante estos años. Creo que todo esto se debe a un gran curro, a no encasillarse dentro de un estilo, sabiendo cómo hacer las cosas de un modo personal, y a la simpatía y buen rollo de sus componentes. El Bellota experimentó un salto de calidad de sonido con ellos, algo que ayudó a que el público se apiñara en las primeras filas desde el inicio de su show. A cortes de su último trabajo como “Sácame De Aquí”, “Lágrimas De Un Paria”, temazo donde los haya, o “Como Si No Hubiera Nada Más” añadieron otros como “Estúpida Belleza” y ese “Rock´N´Roll De Barrabás” con el que cerraron. Marcos Molina, muy comunicativo durante toda la actuación, está destinado a convertirse en una de esas voces inconfundibles nada más oírlas. Su tono cazallero se une a su labor a la guitarra que, junto con el virtuosismo de Miguel Ángel, recuerdan por momentos esos grandes duelos de seis cuerdas de bandas mucho más consagradas. Alberto y su bajo forman la parte simpática del evento, no por ello deja atrás su gran labor, y Jorge parece que no está por lo poco que se le distinguía detrás de los parches, pero, por supuesto que está y no veas de qué forma. Me gustaron mucho, ahora solo queda poder disfrutar de ellos en un concierto propio. A ver si repiten por aquí, prometo no perdérmelo.






Bueno, bueno, bueno, no, mejor, buenísimo el conciertazo que se marcaron los Manifa en el Bellota. Para mí, a pesar de lo que disfruté con los Gritando En Silencio, fueron lo mejor de la noche. Joder, cómo me hacía falta escuchar una banda de Punk que no dejara títere con cabeza, que dijera las cosas claritas con actitud, buena composición, sonido apabullante y un cantante de esos que no pasan desapercibidos. Y no lo digo solo por el maquillaje que es algo que está más que visto, sino porque Mena sabe comerse el escenario desde el minuto uno. No para, baja, salta, te enseña el trasero, hace muecas de mil formas y tira de los escupitajos cuando le viene en gana y se acuerda. Fue un sin parar donde dejaron caer, uno tras otro, temazos como “Punki De El Corte Inglés”, “Perro Policía” o “Sí Pasarán”. Con Asier y Marpe dando guitarrazos a todo trapo, Josu en su papel de bajista Punk donde los haya y Unax que parecía que iba a saltar de la batería en cualquier momento repartieron cera de la buena con “El Gran Circo Del Rock”, la cañerísima “A Las Mariscadas” o “El Ataque De Los Clones”, entre otras muchas. Fue un concierto de esos que se te hacen corto; de los que estarías otros 70 minutos saltando y berreando sin parar. Que sí, que puede que recuerden en ciertos momentos a La Polla, pero y qué si saben cómo atraer al público con una entrega fuera de lo común. Mi más sincera enhorabuena, ha sido la primera vez que los veía y os aseguro que no va a ser la última. Seguro que no es en el Viña Rock, jeje. Como le dije a Mena cuando le saludé de manera rápida, no soy de esos que dan la vara a los músicos: “Estuvo bien, muy bien”.





Lo de XPresidentX fue a ratos y a cachos. No solo porque fueron los que tuvieron el peor sonido del festival, también porque salir después del arrase de Manifa pasa factura. Tienen un gran directo y su Rap Metal Punk siempre es algo de agradecer. Dieron un buen repaso a sus dos discos en los 70 minutos que estuvieron sobre las tablas. “Cómete Un Pobre” o “¡A La Audiencia Nacional!” fueron algunos de los mejores momentos que nos ofrecieron. Puede que tuvieran que haber salido antes, pero esto de los festivales tiene estas cosas y, a mi entender, ellos fueron los menos beneficiados de este asunto durante el Bellota. Al menos pasamos un buen rato con ell@s, que ya es mucho.





Yo No Las Conozco cerraron esta edición siendo las ganadoras del concurso de bandas. Su Rock garajero dejó buena impronta en “Instinto” o “No Es Un Sueño”. Una banda de mujeres con mucha actitud y buen sonido que, a pesar del momento en que les tocó ofrecer su música, lo dieron todo sin cortarse un pelo. Un buen broche final para un festival que ha sido de lo mejor a lo que he asistido en tiempo.




Me reí lo que no está escrito, canté, salté, me encontré con colegas que hacía mil que no veía, descubrí a bandas que me molaron una jartá y a otras que me confirmaron por qué están donde están. Todo esto de buen rollo con amigos de toda la vida, precios populares y una Asociación volcada con un festival que espero siga teniendo el encanto que tiene. ¿Qué más se puede pedir a una buena noche de Rock? Mi más sincera enhorabuena a tod@s l@s que hacéis que eventos como este nos recuerden que el Rock no es solo pasta y peña viendo el escenario a 500 metros de distancia. ¡Nos vemos en 2020!




jueves, 25 de julio de 2019

Javier De Isusi: "La Divina Comedia De Oscar Wilde"









Hay veces que ves y vives cómo un autor o una banda se va haciendo cada vez más grande y mejor conforme pasan los años y su obra toma forma. Eso es lo que me pasa con Javier de Isusi. Qué lejos, y a la vez qué cercano, queda el momento en que me hice con la saga de “Los Viajes De Juan Sin Tierra” y qué bien me he sentido viendo cómo se ha currado este pedazo de cómic dedicado a uno de los mejores escritores de la Historia. Leerlo ha sido algo parecido a escuchar el nuevo disco de tu grupo preferido y comprobar que sigue siendo algo muy grande, confirmando así que siempre tuviste razón siendo un seguidor suyo. No voy a repasar la biografía de Javier porque, llana y simplemente, no me da la real gana. Y no me da la real gana porque ya lo he hecho en varios artículos dedicados al mismo número de obras suyas que aparecen en este humilde blog. Si aún no le conocéis, solo os diré que os estáis perdiendo a uno de los grandes del cómic actual en este Estado. El mismo Estado que aún sigue menospreciando a much@s de l@s que se dedican al arduo trabajo de las viñetas. Luego, como en otros campos, est@s autores/as triunfan más allá de los Pirineos y el Atlántico mientras algun@s se preguntan de dónde han salido cuando l@s tenías justo a tu lado. Hoy comienzo este artículo dándole mi más sincera enhorabuena a este bilbaíno por su enorme labor.





Leyendo el prólogo de Luis Antonio De Villena podríamos dar por finalizado lo que os pueda contar de este cómic. El escritor madrileño nos pone sobre aviso de lo que vamos a encontrar en las páginas que suceden a sus párrafos. Lo hace de tal manera que, en principio, puede resultarte exagerado, pero, una vez leída esta obra, te das cuenta de que tiene toda la razón del mundo y parte del extranjero.




En “La Divina Comedia De Óscar Wilde”, Javier se centra en los últimos años de vida del poeta irlandés. No se trata de una biografía al uso, se nota perfectamente que el autor ha huido de este concepto como gato del agua. Lo ha hecho dando protagonismos tanto al propio Wilde como a quienes fueron sus allegados más cercanos en esos años que vivió en París. En las primeras páginas ya quedas avisado de que todo lo que te vas a encontrar de ahí en adelante puede, y solo puede, ser cierto. Con esta premisa poniéndote los colmillos como los de un tigre no te queda otro remedio que avanzar y proseguir hasta el final. Isusi es, como bien queda reflejado en su pequeña biografía wildiana, un gran conocedor de la obra y vida del Wilde. Y si no lo es, cosa que dudo, se ha documentado de lo lindo para ofrecernos esta “Divina Comedia”.




Las reflexiones, ocurrencias y buena oratoria del autor británico se mezclan con esas confesiones de amigos, conocidos e, incluso, pequeños detractores que dan a estas páginas un dinamismo que alcanza el extremo de la más pura empatía. Empezando por Manuel Machado y acabando con la segunda intervención de Robert Ross, su albacea literario, encontramos intervenciones, perfectamente encajadas con el trascurso de los hechos, de Maurice Gilberte, prostituto que estuvo con Wilde hasta el último momento, Robert Sherard, el amigo que más tiempo pasó a su lado, el escritor y periodista Reginald Turner, el Premio Nobel francés André Gide, el autor y editor Frank Harris, el ricachón Harold Mellor y de Lord Alfred Douglas ,“Bosie”, por supuesto. Las conversaciones de cada uno de ellos con Wilde son exquisitas, no solo por el poder de la palabra de este, también por las situaciones que las mismas crean. De esta forma, como buen amante de los clásicos griegos, sobre todo de Sócrates, pasamos de la tragedia a la comedia o al melodrama sin ningún tipo de tapujos.




La relación del escritor irlandés con los chaperos parisinos, con grandes artistas de la época como Henri de Toulouse-Lautrec, la poetisa simbolista Roberta Merrill o con los paisanos de los lugares que visitó durante sus últimos años de vida hacen de empaque en todo lo narrado. Ahora bien, lo más destacable del guion, a mi parecer, son esas grandes reflexiones, ocurrencias y testimonios de Wilde. Cualquiera de ellas te deja totalmente noqueado, sin la menor oportunidad de levantarte de la lona. Esa necesidad continua de tener público, valiéndose tanto de sus desgracias como de su gloria, la sinceridad aprendida a través del dolor y la cárcel y el convencimiento que la propia humildad puede entregar a alguien a quien le arrebataron todo, recordemos que hasta hace bien poco no se le reconoció, junto a Shakespeare, como un grande de la Literatura en inglés, muestran la cara más humana del escritor.




Todo lo dicho se expande en el papel con esa técnica pictórica de Isusi. Esos tonos, las acuarelas, esas viñetas sin márgenes y páginas enteras sin la necesidad de diálogos te atrapan de manera instantánea. Otro valor más a añadir en el crecimiento de Javier como dibujante. Declarado admirador de Oscar Wilde, sea o no de él “Teleny”, estoy más que agradecido por este cómic. Como otras obras de este vizcaíno andante, me ha llegado a los adentros. Eso, os lo puedo asegurar, pocos autores lo consiguen. Espero volver pronto a leer y deleitarme con su trabajo.




“Proponerse ser mejor es un ejemplo de hipocresía anticientífica. En cambio, llegar a ser más profundo es el privilegio de quienes hemos sufrido”.




jueves, 4 de julio de 2019

El Paso Del Mandril Por Download 2019








Sobrevivimos a una nueva edición del Download madrileño. Digo sobrevivimos por el tema del calor y algunos momentos de verdadera locura colectiva porque, musicalmente hablando, ya no pueden echar otros tres días que allí estaríamos aún. Parto de que a mí el festival me ha encantado. Es verdad que no ha habido tanta peña como otros años, algo de agradecer porque si no hubiera sido el triple de sudada, pero la organización sigue estando muy a la altura del evento, el sonido ha sido espléndido, el tema del olor no se ha notado nada y lo de pagar con la pulserita tampoco está tan mal. Así que, una vez dicho esto, pasemos a lo que vi y viví en estas jornadas.





Llegué al festival cuando Comeback Kid estaba dando los últimos coletazos a su actuación. Entre encuentros, saludos y fotos del momento, poco pude escuchar de ellos, pero por el ambiente que había, siempre a pesar del calor, supongo que estarían más que bien. El primer show al que asistí íntegramente fue el de los madrileños Vita Imana. Comenzaron con ciertos problemas de sonido durante “Calima” que fueron solventando tema tras tema hasta conseguir que aquello se convirtiera en todo un jolgorio. Después de los cambios sufridos en el combo, nos ofrecieron un concierto de alto nivel con una total entrega por parte de Mero Mero como frontman. Se notó que jugaban en casa y cortes como “Desfiguradas”, “Romper Con Todo” y, sobre todo, “No En Mi Nombre” consiguieron arrancar los primeros pogos del festival. Tenía muchas ganas de verlos y no me defraudaron en ningún momento.





Nunca he sido muy de Children Of Bodom, así que, siguiendo los consejos de mi amigo Miguel, nos acercamos a ver a Brutus en el escenario 4. Si ha habido una cosa que me ha gustado de este festival es que he visto a un montón de bandas que conocía por primera vez y a otras que desconocía totalmente. Una de estas últimas fueron estos belgas que, como buen power trío, lo dieron todo en los cuarenta minutos que estuvieron sobre las tablas. Asombrosa la labor de Stefanie a la batería y voces y gran trabajo de Stijn a la guitarra y Peter al bajo. Me impresionaron bastante y temas como “War”, “Cemetery”, “Distance”, “Space” o “Sugar Dragon”, con la que cerraron, fueron de lo más destacable de su repertorio. Primer gran descubrimiento del festival, sin duda.





Papa Roach fueron la primera gran locura del evento. Ni se sabe la cantidad de veces que he hecho por verlos y no lo he conseguido hasta el pasado viernes. Se nota que son una banda muy rodada y saben cómo meterse al público en el bolsillo a la mínima de cambio, sobre todo con la actitud de Jacoby Shaddix que no paró de moverse e incitar a l@s presentes a desparramar sin parar. Desde que empezaran con “Who Do You Trust” se vio que aquello iba a convertirse en una fiesta por todo lo alto. Sin apenas tregua fuera cayendo “Blood Brothers”, “Help” y “Getting Away With Murder”. Para cuando le llegó el turno de “Feel Like Home” y, sobre todo, “Scars” todo era saltar y vociferar. Inesperada y muy bien recibida la dedicatoria al fallecido cantante de The Prodigy, Keith Flint, interpretando la archiconocida “Firestarter” justo antes del broche final con “Born For Greatness”. Me gustaron muchísimo Papa Roach. Me arrepiento de no haberlos visto antes y me alegro de no habérmelos perdido esta vez.






Otra de las bandas que más tirón tenía de este Download era sin duda los Sabaton. La cuestión es que, a mí, después de haberlos visto ya tres veces anteriormente, me aburren soberanamente, así que me fui a cenar para afrontar el tramo final de la jornada con fuerza renovada. Lo de Scorpions ya no sé ni cómo llamarlo. Siguen siendo uno de mis grupos de cabecera y sus temas forman parte de la banda sonora de mi vida, hasta ahí bien. Lo malo es que cuando ves a una banda casi una vez por año, como me ha pasado con ellos después de Madrid, Barcelona, Córdoba y Mérida, como que pierde encanto la cosa, siempre dentro de la caña que imprimen a sus directos. Arrancaron con “Going Out With A Bang” a la que engancharon “Make It Real” y “Is There Anybody There?” para tener a todo el personal pendiente del escenario. Clásicos como “The Zoo”, “Coast To Coast” y el medley de temas de la época Roth, “Top of the Bill”, “Steamrock Fever”, “Speedy's Coming” y “Catch Your Train” dieron paso a otro de sus nuevos o, mejor dicho, últimos temas “We Built This House”. La vedad es que este corte ha pasado a ser uno de los momentos estelares de su show, tanto por la entrega del público como por el sonido y la imagen. Segunda instrumental con “Delicate Dance” antes de llegar al momento acústico con “Follow Your Heart”, “Eye Of Storm” y la grandiosa “Send Me An Angel”. Cuando tienes en tu repertorio temas tan colosales como “Wind Of Change” o “Bad Boys Running Wild” sabes que todo lo que ha ocurrido con anterioridad, para bien o para mal, se va a despejar de un plumazo. Estos hacen que cuando llega el solo de Mikkey Dee aquello se caiga literalmente con tanto grito. La fuerza que este tipo ha impreso a la banda, junto a esos pedazos de discos que están sacando, veremos a ver cuando grabe con ellos, es bestial. Más cera con otros dos clásicos como son “Blackout” y “Big City Nights” antes de largarse y volver para cerrar, como no podía ser, con “Still Loving You” y “Rock You Like A Hurricane”. Lo dicho, siguen siendo muy grandes, ver a un tiarrón como un armario que tenía al lado emocionarse durante todo el concierto dice mucho sobre esto, pero que no estiren demasiado la goma porque puede llegar a romperse.





Segunda gran descargar, para mí gusto, del festival a cargo de los locos de Turbonegro. Otra de las bandas que tenía muchas ganas de ver y que no me defraudaron lo más mínimo, al contrario. Si empiezas con dos pelotazos como “Hot For Nietzsche” y “I´ve Got A Knife” consigues que la locura se apodere del público con una rapidez extrema. Aquello fue un subidón continuo, venga tralla y actitud con “Hurry Up & Die”, “All My Friends Are Dead” y la acedeciana “R&R Machine”. El macarreo y la provocación son parte de su idiosincrasia y lo dejan bien clarito con “Suburban Prince´s Death Song”, “Wasted Again o la increíble “Fuck The World”. Si entre medias de estos cañonazos metes una versión del clásico de Alice Cooper “School´s Out” te puede imaginar cómo sube de grados la actuación. Pocas bandas de las que pasaron por el escenario 2 salieron a hacer bises, ellos lo consiguieron con otra de las partes de “R&R Machine”, “The Age Of Pamparius” y la aclamada “I Got Erection”. Muy grandes esta padilla de descerebrados que lo mismo te enseñan el culo que te comen a besos. El cierre despidiéndose mientras sonaba el “Simply The Best” de la extraordinaria Tina Turner fue la guinda del pastel. Salí de allí con una sonrisa que no me cabía en el alma. Pues eso, para mí los mejores de la jornada.





Cerramos el viernes en la zona de Djs. conversando, riendo y acabando de fundirnos lo que teníamos en la pulsera y los bolsillos. Con un comienzo así no me extraña que el sábado me lo tomara con más calma, cosa que se desvaneció con las actuaciones de ciertas bandas. Pasemos a ello.




Comencé la jornada sabatina con la actuación de los norteamericanos Red Fang. No es que me defraudaran, lo que ocurre es que me parecieron un poco lineales durante todo el concierto. El Stoner no es algo que me desagrade, al revés, hay cosas que me atraen mucho. Puede que el sol y la tralla del día anterior influyeran en mi falta de atención, sin duda. La cuestión es que a Aaron Beam y los suyos se les veía encantados encima del escenario, sobre todo cuando interpretaron “Shadows” y su reciente single “Antidote”. Un buen principio para una tarde-noche que daría mucho de sí.





Rival Sons me volaron la cabeza literalmente. Era otro de los grupos que tenía muchas ganas de ver, sus discos me flipan, y no me defraudaron nada. Eso sí, no sé cómo el voceras Jay Buchanan aguantó con esa indumentaria y el solazo que le cayó en el escenario 2. Venían presentando su último trabajo, “Feral Roots”, así que, después de sonar la intro mítica de Morricone, no podían empezar de otra forma que con “Back In The Woods” a la que unieron “Pressure And Time” y “Electric Man”. El guitarra Scott Holiday sacó un instrumento por canción, no sé cómo llevara esto su pipa, pero atento debe estar en cada momento. Ese sonido setentero de toques actuales convenció hasta a l@s más escépticos o a l@s que pasaban por allí que no duraron en engrosar el público. Para cuando llegaron “Face To Light” y “Torture” nos tenían a tod@s pegando saltos. Qué bueno es ver a una banda sin parafernalia alguna, solo con un telón de fondo de la portada de reciente disco, llevarse de calle a toda la peña con cortes “Open Your Eyes” y las nuevas “Do You Wrost” y “Shooting Stars”. Cerraron con “Keep On Swinging” uno de los mejores conciertos de todo el festival. Con estos sí que se me pasó la tontería de un plumazo. Grandes estos californianos que intentaré ver un show propio.





Amon Amarth ha sido el grupo que, aun conociéndolos, quién no los conoce a estas alturas, más me ha enganchado de todo lo que he visto durante el Download. Esta era la segunda vez que los veía, después de Barcelona y, la verdad, aquella vez no es que no me molaran pero vi más parafernalia y no me quedé tanto con la parte relativa a la música. Puede que ahora, debido a la rebaja del impacto visual que se limitó a unos cuernos en la batería y varios telones de fondo, además de las típicas llamaradas y la lucha de guerreros nórdicos, me hayan gustado más por eso, el aspecto estrictamente musical. La fiesta vikinga comenzó con “The Persuit Of Vikings” y “Deceiver Of The Gods” de manera apabullante. Con “The Way Of Vikings” hicieron su primera aparición los guerreros anteriormente citados para llevar a cabo una lucha que, en ciertos momentos, pareció un poco ridícula, pero así es esto de la puesta en escena. Todo se solventa con “Asator” y “Cry Of The Black Birds”. Debo resaltar la actitud y entrega del cantante Johan Hegg que sabe perfectamente cómo levantar a la audiencia y darle lo que quieren. Eso fue lo que hicieron durante todo su concierto a base de momentazos como “War Of The Gods” y “Raven´s Flight”, entre otras. Sonido increíble de guitarras junto a ese pedazo de batería, Jocke Wallgren, para mí el mejor de ellos, te llevaban en volandas tema tras tema hasta llegar a “Raise Your Horns” y “Twilight Of The Thunder God”. Uno de los grandes triunfadores del sábado, estos vikingos.





Sin apenas ser consciente de lo que se acercaba, pero sabiendo que había que reponer fuerzas, me fui a cenar con los colegas con los que estaba sacrificando parte del concierto de Stone Temple Pilots de los que vi el cierre con “Roll Me Under”, “Dead & Bloated”, “Trippin´On A Hole In A Paper Heart” y “Sex Type Thing”. He de reconocer que nunca he sido un gran seguidor suyo, pero lo poco que vi me gustó y su público, con el que comenté luego algo sobre su concierto, salió muy satisfecho de su paso por el festival.





¿Sabéis el significado de locura colectiva? Pues si aún no lo conocéis o queréis encontrarlo, solo tenéis que asistir a una actuación de Slipknot. Brutal es un adjetivo que se queda muy corto con lo vivido una vez que Pantera, Metallica y AC/DC dieron paso a los de Iowa. “People = Shit”, “(Sic)”, “Get This” y “Unsaited” y ya estábamos sin respiración, rodeados de pogos, empujones y patadas. Un Taylor muy comunicativo, no paró en toda la noche de hacer arengas y dirigirse al público, pedía más y más y aquello subía la tensión mientras “Before I Forget” y “The Heretic Anthem” caían como un misil. Sonidazo de primera, puesta en escena sobresaliente con esos golpes machacantes de percusión y teclado, cómo aguantará Craig Jones con la cabeza encerrada entre esos clavos, daban paso a “Psychosocial”, “The Devil In I” y “Prosthetics”. Si Taylor es la voz cantante del cotarro, nunca mejor dicho, no nos quedemos atrás a Sid Wilson que no paró de recorrer el escenario ganándose más de una patada de alguno de sus compañeros, esto forma parte del show, seguro, y poniendo unos caretos que le hacen merecedor de ser el primo de Gollum. Aquello seguía con su cascada de empujones, ya no sabías por dónde te venían los golpes y demás, y venga tralla con “Custer” y “Sulfur”. Sí que es verdad que las parrochadas del frontman nos servían para tomar aliento y posiciones antes de volver a la carga, pero en el instante que sonaba en primer acorde… vuelta al desenfreno que llegó a la cúspide con “All Out Life” y, por supuesto, con ”Duality”. Se tomaron, y nos dieron, un descanso antes de regresar con los bises, “Spit It Out” y la atronadora “Surfacing”. Lo dicho, hacía muchísimo tiempo que no asistía a un concierto tan loco y de derroche de energía, tanto por la banda como por el público, como el vivido el pasado sábado en la Caja Mágica madrileña. He de resaltar que hubo peña que comentó que le habían robado el móvil durante la actuación de Slipknot. No pongo en duda su afirmación, pero, visto lo visto, tampoco dudo de que se les cayera con tanto mogollón que se formó durante la hora y media larga que estuvo la banda sobre el escenario. De todas formas, de ser verdad, ya les vale a l@s mangantes de turno.






Podía haberme quedado a los Berri Txarrak o hacer un esfuerzo para acercarme a Leprous, pero la sudada y el agotamiento después de Slipknot nos llevaron directamente a la zona del mercado a pillar algo de bebida, relajarnos y comprar alguna cosilla de recuerdo. El domingo nos esperaba el colofón, más calor que días anteriores y más peña aún. Seguimos.




Llegamos a la última jornada de este Download. Para mí esta empezó con la actuación de Toundra. No es que sea gran seguidor de apuestas como las del combo madrileño, pero sí que es verdad que escucho sus discos y me parecen algo muy interesante. Lo que me siempre me ponía en duda era ver cómo reaccionaría ante un concierto suyo. Toda esta incertidumbre se desvaneció escuchando temas como “Cobra”, “Cruce Oeste”, “Cielo Negro” o “Tuareg”. Está claro que para hacer este tipo de música tienes que estar muy compenetrado y, desde luego, los componentes de esta banda van como un reloj. Si a eso le sumas la actitud del guitarra Esteban y la pegada del batería Álex tienes ante ti una actuación de las que hacen fans. Eso fue lo que me ocurrió, consiguieron que me añadiera a su ya larga lista de seguidores. Un buen comienzo para lo que se nos vendría encima.





Lo del Soulfly ha sido lo más decepcionante que he visto en tiempo. No por el sonido o los músicos que acompañan a Max Cavalera, más bien por él y la imagen que dio durante su concierto. Enfundado en una chupa de cuero abrochada hasta la garganta, luego se tuvo que deshacer de ella, evidentemente, arrancaron los 55 minutos que tenían por delante con “Dead Behind The Eyes”. Mientras dejaban caer “Under Rupture”, “Jumpdafuckup” o la homónima de su último disco, “Ritual”, fuimos comprobando que, a pesar de la fuerza de su música y de la increíble labor de Zyon Cavalera a los parches, aquello había entrado en un punto totalmente lineal. Subieron un poco con la mítica “Back To The Primitive” y nos quedaron con las ganas de escuchar algo de Sepultura. Digamos que el suyo fue un simple concierto de transición, sin más.





Después de la experiencia de la noche anterior con Slipknot a la hora de pillar sitio y demás, salimos pitando para cenar algo y ponernos en un lugar adecuado para ver a quienes la mayoría que hemos asistido a este festival queríamos ver, o volver a ver, como es mi caso, Tool. Aprovecho para decir que la buena oferta de comida, sobre todo en variedad, aunque nunca faltan las pizzas y las hamburguesas, se desluce con la poca cantidad de bancos para hacerla llegar al estómago. Esperemos que en próximas ediciones tomen nota y no tenga que haber tanta peña tirada por el suelo jalando. A la vuelta vimos los últimos coletazos de Architects, “Hereafter”, “Gone With The Wind” y “Doomsay” para luego quedarnos plantados como estatuas esperando la salida del cabeza de cartel. Es verdad que sacrificamos a dos bandas que tenía muchas ganas de ver, Sum 41 en el escenario 2 y Watain en el 3, pero al final el tiempo nos dio la razón y, de haber llegado con el mogollón que se abalanzó sobre el escenario principal nos hubiéramos quedado mucho más lejos de lo que estábamos.





Tool está a otro nivel, no sé exactamente cuál, pero a otro nivel. El sonido, las imágenes, los laser; que sí, que tampoco esto es algo original suyo, pero cuando sonó el comienzo de “Aenema” aquello se vino no abajo sino más allá de eso. Es verdad que al final fue imposible moverse de los dos metros cuadrados en los que estábamos, que tenías que ir esquivando las cabezas de la peña más alta para alcanzar el escenario con la vista y que hay otra peña que se pasa todo el santo concierto grabando con el móvil para desgracia de l@s que tienen detrás, pero cuando llegan a tus oídos dos trallazos seguidos de la potencia de “The Pot” y “Parabola” todo pasa a segundo plano. Cuatro tipos que se mueven menos por el escenario que cualquiera de sus monitores llevan a miles de personas a dar botes sin parar incluso con temas aún no muy escuchados como el nuevo “Descending”. Os podéis hacer una idea cómo sudamos con “Schism” que fue la encargada de dar paso a su otro tema más reciente, “Invincible”. Y de aquí en adelante fue dejarnos bob@s con “Intolerance” y la bestialísima “Jambi”. Si la noche anterior la temperatura subió a base de saltos, codazos y desparrame, aquí lo hizo con el calor humano que te rodeaba, y lo digo sin cachondeo porque tod@s estábamos ech@s una piña entre saludos, abrazos y cuernos al aire. Nada de empujones, mucho gritar, desgañitarse y saltar en el poco espacio del que disponías. “Forty Six & 2” fue otro de los momentos cumbre antes de afrontar “Vicarious”. Ante el temor de que aquello se acercaba a su fin, queríamos más, otras dos horas más, pero todo el deseo se quedó en mero placer puntual con el cierre de “Stinkfist”. Les pedimos otra y otra y otra vez otra, pero nada. El señor Maynard se largó sin apenas decir adios, lo único que dijo en toda la noche fue un triste “gracias” y cuando llevaban más de la mitad del show, haciendo gala de su carácter huraño mientras el bajista Justin Chancellor y el batería Danny Carey se unen al guitarra Tom Jones en el momento de la despedida. Poco más puedo decir de este grupo, solo que para creerte lo que te cuenten los tienes que ver. Lo digo porque dos de los colegas que iban con nosotros no son muy de la banda y al acabar dijeron claramente que aquello había sido algo que les había volado los sesos. Así que, si los conoces, te molan sus discos, sus vídeos y sus letras, no dejes pasar la oportunidad de verlos, al menos una vez. Da por hecho que no te arrepentirás lo más mínimo. Ya estoy deseando saber si vuelven con la gira del nuevo disco.




Tardamos un buen rato en salir del mogollón del concierto de Tool teniendo claro que nos íbamos a tomar un tiempo antes de continuar. Paramos a beber algo en cada barra que nos encontrábamos hasta darnos cuenta de que en el escenario 2 estaba actuando unos tal Boston Manor que estaban programados para el 3. Nosotr@s a nuestro rollo entre risas y parloteo con la gente de alrededor, lo típico del cierre de cualquier festival o concierto. En esto que se sube un nota al escenario con una bandera, hay qué ver lo que hace un trapo, que nadie sabía de qué iba e intenta meter una patada a uno de la banda. Pues nada, que aquello fue un despropósito de hostias en un santiamén. No sé cuántos seguratas placaron al individuo en cuestión mientras el músico agredido aprovechaba dicho placaje para asestarle coces y pisotones en cara y cuerpo. Que digo yo, que, por supuesto que no está bien que alguien venga a pegarte un puño después de tu concierto, pero eso de aprovechar la situación de alguien indefenso que tiene seis o siete roperos armario para soltarle lo que le soltó este no es muy de valiente que digamos. Todo acabó llevándose al de la dichosa banderita, que bien la podía haber dejado en su habitación, por un lado y al músico por otro. Un final de lo más triste después de todo lo bueno vivido en estos tres días.




Y hasta aquí mis vivencias en el Download 2019. Me he sentido muy feliz de compartir estas jornadas con amig@s de toda la vida, he conocido a otr@s nuev@s y disfrutado como un niño chico con la mayoría de las bandas que he visto. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, que no haga tanto calor, pero eso ya se nos escapa de las manos. ¿Y lo del olor, cómo han conseguido mitigarlo este año? A ver si alguien me responde. Ahí lo dejo. ¡¡Ya queda menos para el Download 2020!!