lunes, 11 de abril de 2022

"Memoria De Una Guitarra", Tremenda Obra de Román López-Cabrera

 







He de reconocer que este cómic ha sido todo un revulsivo para mí. No es que yo viviera los acontecimientos que en él se relatan, era demasiado pequeño para ello, sino porque me ha hecho recordar muchas cosas que me contaron con el paso del tiempo mis seres más allegados. No, en mi familia no ha habido ningún/a cantautor/a, pero puedo asegurar que se escuchaba mucha de su música en mi casa. Hace ya bastante tiempo, en otra entrada de este humilde blog, hablé de Víctor Jara y de cómo llegué a aprenderme, aún me las sé, la mayoría de sus canciones. Temas que yo entonaba con la inocencia de cualquier niñ@ a la vez que me mis mayores me pedían, una y otra vez, que bajara la voz o que, incluso, me callara. Algo que no entendía en su momento porque yo me las sabía a través de sus escuchas. Con la edad me enteré de la razón de sus ruegos, además de otras muchas cosas que hacen de esa razón algo muy a tener en cuenta.




Román López-Cabrera es oriundo de Jacarilla, comunidad valenciana. Tiene una licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Murcia y entre sus obras publicadas destacan “1937: La Toma De Málaga”, “Miguel Hernández. La Fontana Eterna”, “Sangre En El Suelo” o “Historia De España En Viñetas”, entre otras. Además, es parte de la formación de la banda de Rock Impar, algo que nos acerca más todavía.






Pepe Soller es el personaje donde Román aúna a tod@s es@s cantautores/as que podemos conocer. Sí que es verdad que su historia se acerca mucho a la de Paco Ibáñez, pero podría ser cualquiera de ell@s. Soller aprende a tocar la guitarra de manera autodidacta, con la ayuda de su madre, y tiene que salir del pueblo porque su padre está en una lista de sindicalistas buscado por el régimen. De este modo, entra a formar parte de esa amalgama de emigrantes que engordaban los suburbios y chabolas de las grandes ciudades estatales y europeas, en este caso París. En la capital francesa entra en contacto con l@s republican@s exiliad@s descubriendo a Violeta Parra en una actuación que será clave en el devenir de su vida. Después de esto, consigue hacerse con una nueva guitarra y empieza a componer esas canciones que tantas alegrías y penas le van a acarrear. En las idas y venidas a España para actuar va a comprobar en sus propias carnes todo lo dejado atrás: censura, represión, torturas, amores imposibles, soledad y desarraigo, la mayoría de los temas que acabarán formando parte de su repertorio. Para reflejar todo esto, el autor nos ofrece una serie de viñetas de una calidad, tamaño y estilo de esos que te llevan a identificar su autoría solo con verlas. Trazos, colores y fondos definidos se mezclan con otros más difusos según la necesidad de un guion que va y viene en el tiempo repleto de alusiones a otr@s artistas, a las traiciones de ciertos partidos políticos o al miedo de estar en el punto de mira de la policía, pero también hay lugar para el amor, la complicidad y el compromiso. Todo esto es lo que tendréis que descubrir si queréis conocer mejor a Pepe Soller y sus andanzas.




Hasta aquí todo, digamos, bien, pero qué pasa con la guitarra. La guitarra es el centro de la trama desde el primer momento. Con toda seguridad, Pepe no viviría todo lo que vive si no fuera por las distintas guitarras que pasan por sus manos. Este instrumento es su válvula de escape en todos los sentidos. Se pega a ella porque en ella están impregnados todos sus recuerdos, correrías, viajes y desventuras. Él, al igual que tod@s es@s cantautores/as, no es nadie sin ella. Y aquí es donde creo que reside la clave de esta obra. Podemos pensar, y con acierto, que estas personas tenían cierta afinidad ideológica, pero si hay algo que las une son las seis cuerdas de este instrumento. Y Román acierta de lleno en usar las distintas guitarras de Pepe como puntos de inflexión para dar los giros necesarios a la trama. Identificada, la mayoría de las veces, con cierto estilo musical de estos lares, nos olvidamos que es la base de otras músicas que no llegan a ser tan populares, pero que sin ella no tendrían sentido alguno. Esto, además de la temática de las letras, es lo que el autor utiliza para cerrar el argumento de este cómic de manera extraordinaria a la hora de conectar ciertas tendencias musicales de la actualidad con tod@s es@s posibles protagonistas que puede representar Pepe Soller.




Los nombrados Paco Ibáñez y Víctor Jara, Quilapayún, Chavela Vargas, Luis Pastor, Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, Javier Krahe y una larga lista de cantautores/as son la base, como bien hace referencia Román, a pesar de que much@s no quieran reconocerlo, de muchas de las bandas rockeras de este Estado. Así que no me extraña que alguien que, con siete u ocho años, canturreaba el disco entero de “Te Recuerdo Amanda” haya acabado siendo fan de muchas de las bandas punkarras y heavys de estos lares. Qué chungo es creer que todo nace de la nada, o que viene de fuera, olvidándonos de que sin semillas no hay troncos, ni ramas, ni hojas, ni frutos, ni árboles que valgan. Pero esa es una de las cosas que se nos da muy bien por aquí, olvidarnos de las adversidades a l@s que se enfrentaban est@s artistas hasta vernos en la situación que nos vemos en media Europa y medio mundo. Gracias de corazón, Román, me ha encantado esta “Memoria De Una Guitarra” porque, además de todo lo referido, me he encontrado en un puntito muy pequeño de estas páginas y eso no hay muchas obras que lo consigan.




martes, 5 de abril de 2022

The Buzzos Y Oldhands Arrasaron Cáceres

 




Parece que la cosa, en lo relativo a conciertos, se va animando por Cáceres. El de Oldhands y The Buzzos en la sala Boogaloo fue de esos que te ponen las pilas para unos cuantos de meses. Mientras que la banda cacereña se subía a un escenario por primera vez, los de Quintana venían con su gira de XX aniversario. El presente más inmediato y la experiencia de los años se aunaron de manera única en una noche de esas irrepetibles.







Oldhands es un grupo formado por músicos con cierto bagaje dentro de la escena cacereña. Esto es algo que tiene siempre un punto a favor, ya que much@s colegas se acercaron a ver qué tal se les daba el asunto, y se les dio más que bien para ser su debut. Aunque el sonido no fue todo lo cañero que se deseara, desde que arrancaron con “Becoming Fools”, unida a “Moonlight” y “The Secret”, pudimos comprobar que aquello iba de un Hard Rock de alto voltaje. La voz y la actitud de Savage conectó con l@s presentes mientras dejaban caer “Take Me Up” y “Eleven Days”, esta me gustó bastante, todo sea dicho. A sabiendas de que el tiempo se les echaba encima, no hubo demasiados discursitos entre canción y canción, más bien lo contrario. Como he dicho, un Hard Rock con reminiscencias de la época dorada del mismo seguía abriéndose paso entre “The Party Is Over” y “Jealousy”, a la vez que el cotarro iba subiendo de temperatura y entrega. Para la recta final dejaron “Sweet Soul Sister” y “Old Hands, Young Dick” que tienen pinta de llegar a ser un gran cierre en sus futuros show. Lo que vi, y sentí, fue una banda con muchas ganas y un derroche de frescura nada propio de un primer concierto. Supongo que la experiencia de Pachi, Vinagre y compañía es algo que influyó en ello. Espero que ese disco que han prometido sacar dentro de nada les sirva de impulso para continuar ofreciendo más y mejores conciertos. Habrá que estar atent@s porque prometen y mucho.





Antes de comentar el conciertazo que dieron The Buzzos quiero recalcar por millonésima vez esa mala costumbre, manía o como queráis llamarlo que tenemos en este Estado de pensar que todo lo que viene de fuera es mejor por el simple hecho de ser guiri. Pues bien, los de Quintana de la Serena le dan millones de vueltas a muchas de esas bandas, ya sean suecas, inglesas, yankis, alemanas o del abismo más perdido del mundo. Creo que no quedaría bien nombrar a alguna de ellas, pero, alguien que lleva a sus espaldas ni se sabe qué cantidad de conciertos seguro que tiene cierta perspectiva a la hora de afirmar algo así. Anda que no me habré tragado en festivales y no festivales grupos de esos que tienen no sé cuántos discos y llenan otras tantas de páginas de revistas y portales de internet que no les llegan a estos paisanos ni a los cordones de las zapatillas. Pero bueno, es lo que tiene el rockerío de estos lares…





Tan solo con los primeros acordes de “All Day Down” pudimos apreciar el cambio tan bestial de sonido con respecto a los teloneros o, si queréis mejor, invitados. Sin respiro, a lo Ramones, engancharon con “B.I.T.T.E.R.” y la siempre cañera “Hot Glue”. El desparpajo y la voz de “Flecha” son una pieza clave a la hora de que temas como “The Evil One” adquieran ese toque tan necesario para encarrilar un concierto de manera brillante. Con “Sweet Daze” aquello empezaba a ir ya sobre ruedas, sentimiento reflejado en las caras de los músicos y del público. Si lo que habíamos ido buscando esa noche era buen Rock&Roll lo encontramos con “Gimme The R´N´R”, momento de los primeros desparrames serios de la noche.




El guitarreo inicial de Diego dio paso a “Deep&Dry” sin apenas descanso, sobre todo por la duración de este tema, para que continuaran reventando la sala con “My Disease” y la vacilona “Wake Up”. Las necesidades fisiológicas a las que nos obliga la cerveza me llevaron a formar parte de la cola del WC durante “The Last Time Is Fall”. Hago referencia a este singular momento porque, durante el mismo, pude presenciar uno de los instantes más… la verdad es que no sé exactamente cómo definirlo porque me quedé sorprendido no, lo siguiente. Abro la puerta después de evacuar y me encuentro con un tipo que creía estar por encima de l@s que escuchábamos el tema de fondo y, ni corto ni perezoso, se saca lo que le cuelga entre las piernas y se pone a mear haciendo caso omiso a las peticiones de las mujeres presentes para que no lo hiciera. Que por qué me paro en esta historia en vez de seguir comentando el concierto, pues porque me parece que sigue habiendo mucha peña que va de guay y alternativ@s y luego siguen siendo l@s más tont@s del lugar y, si encima, le sueltas dos sopapos resulta que el violent@ eres tú, pero, para violento, el momento que tuvimos que vivir, sobre todo, como siempre, ellas. Con cara de pocos amigos, algo que se me pasó bien pronto, volví a disfrutar de “You Wanna Take” que sonó cañón con esa pegada de Fernan y la línea de bajo de Juan, un tándem rítmico de lo mejorcito que vas a escuchar en tiempo.




Con “Black Soul”, este tema siempre me recuerda a cierta banda de macarras noruegos que aprecio bastante, se puede decir que aquello era una fiesta en todos los sentidos, algo que quedó más claro aún con ese grito inicial de “Glory Days” que nos condujo a la recta final entre empujones, saltos y derroche de todo lo que se pueda derrochar. Dieron un salto en el tiempo con “Life Is Not Life”, para alegría de tod@s, y continuaron con la siempre bien recibida “Running To You”, con seguridad, una de las más cantadas y esperadas del concierto. Spring final con “New Age Of R´N´R” y la acelerada “Wasted Time” que nos dejaron sudando buen Rock por todos los poros del cuerpo.




Lo dicho, una jornada rockera de mucho calibre en una de las salas que más apuesta por este tipo de sonidos, además de otras expresiones culturales. Nos viene encima una primavera repleta de conciertos que, con que fueran la mitad de buenos que este, espero nos saquen la espinita clavada de tantos meses en el dique seco de la música en vivo. Gracias a Oldhands y a The Buzzos por una jornada de esas para enmarcar. Espero que nos volvamos a ver pronto.