Hay veces que ves y vives cómo un autor o una banda se va
haciendo cada vez más grande y mejor conforme pasan los años y su obra toma
forma. Eso es lo que me pasa con Javier de Isusi. Qué lejos, y a la vez qué
cercano, queda el momento en que me hice con la saga de “Los Viajes De Juan
Sin Tierra” y qué bien me he sentido viendo cómo se ha currado este pedazo de
cómic dedicado a uno de los mejores escritores de la Historia. Leerlo ha sido
algo parecido a escuchar el nuevo disco de tu grupo preferido y comprobar que
sigue siendo algo muy grande, confirmando así que siempre tuviste razón siendo
un seguidor suyo. No voy a repasar la biografía de Javier porque, llana y
simplemente, no me da la real gana. Y no me da la real gana porque ya lo he
hecho en varios artículos dedicados al mismo número de obras suyas que aparecen
en este humilde blog. Si aún no le conocéis, solo os diré que os estáis
perdiendo a uno de los grandes del cómic actual en este Estado. El mismo Estado
que aún sigue menospreciando a much@s de l@s que se dedican al arduo trabajo de
las viñetas. Luego, como en otros campos, est@s autores/as triunfan más allá de
los Pirineos y el Atlántico mientras algun@s se preguntan de dónde han salido
cuando l@s tenías justo a tu lado. Hoy comienzo este artículo dándole mi más
sincera enhorabuena a este bilbaíno por su enorme labor.
Leyendo el prólogo de Luis Antonio De Villena podríamos dar
por finalizado lo que os pueda contar de este cómic. El escritor madrileño nos
pone sobre aviso de lo que vamos a encontrar en las páginas que suceden a sus
párrafos. Lo hace de tal manera que, en principio, puede resultarte exagerado,
pero, una vez leída esta obra, te das cuenta de que tiene toda la razón del
mundo y parte del extranjero.
En “La Divina Comedia De Óscar Wilde”, Javier se centra en
los últimos años de vida del poeta irlandés. No se trata de una biografía al
uso, se nota perfectamente que el autor ha huido de este concepto como gato del
agua. Lo ha hecho dando protagonismos tanto al propio Wilde como a quienes
fueron sus allegados más cercanos en esos años que vivió en París. En las
primeras páginas ya quedas avisado de que todo lo que te vas a encontrar de ahí
en adelante puede, y solo puede, ser cierto. Con esta premisa poniéndote los
colmillos como los de un tigre no te queda otro remedio que avanzar y proseguir
hasta el final. Isusi es, como bien queda reflejado en su pequeña biografía
wildiana, un gran conocedor de la obra y vida del Wilde. Y si no lo es, cosa
que dudo, se ha documentado de lo lindo para ofrecernos esta “Divina Comedia”.
Las reflexiones, ocurrencias y buena oratoria del autor
británico se mezclan con esas confesiones de amigos, conocidos e, incluso,
pequeños detractores que dan a estas páginas un dinamismo que alcanza el
extremo de la más pura empatía. Empezando por Manuel Machado y acabando con la
segunda intervención de Robert Ross, su albacea literario, encontramos
intervenciones, perfectamente encajadas con el trascurso de los hechos, de
Maurice Gilberte, prostituto que estuvo con Wilde hasta el último momento,
Robert Sherard, el amigo que más tiempo pasó a su lado, el escritor y
periodista Reginald Turner, el Premio Nobel francés André Gide, el autor y
editor Frank Harris, el ricachón Harold Mellor y de Lord Alfred Douglas ,“Bosie”,
por supuesto. Las conversaciones de cada uno de ellos con Wilde son exquisitas,
no solo por el poder de la palabra de este, también por las situaciones que las
mismas crean. De esta forma, como buen amante de los clásicos griegos, sobre
todo de Sócrates, pasamos de la tragedia a la comedia o al melodrama sin ningún
tipo de tapujos.
La relación del escritor irlandés con los chaperos parisinos,
con grandes artistas de la época como Henri de Toulouse-Lautrec, la poetisa
simbolista Roberta Merrill o con los paisanos de los lugares que visitó durante
sus últimos años de vida hacen de empaque en todo lo narrado. Ahora bien, lo
más destacable del guion, a mi parecer, son esas grandes reflexiones,
ocurrencias y testimonios de Wilde. Cualquiera de ellas te deja totalmente
noqueado, sin la menor oportunidad de levantarte de la lona. Esa necesidad
continua de tener público, valiéndose tanto de sus desgracias como de su
gloria, la sinceridad aprendida a través del dolor y la cárcel y el
convencimiento que la propia humildad puede entregar a alguien a quien le
arrebataron todo, recordemos que hasta hace bien poco no se le reconoció, junto
a Shakespeare, como un grande de la Literatura en inglés, muestran la cara más
humana del escritor.
Todo lo dicho se expande en el papel con esa técnica
pictórica de Isusi. Esos tonos, las acuarelas, esas viñetas sin márgenes y
páginas enteras sin la necesidad de diálogos te atrapan de manera instantánea.
Otro valor más a añadir en el crecimiento de Javier como dibujante. Declarado
admirador de Oscar Wilde, sea o no de él “Teleny”, estoy más que agradecido por
este cómic. Como otras obras de este vizcaíno andante, me ha llegado a los
adentros. Eso, os lo puedo asegurar, pocos autores lo consiguen. Espero volver
pronto a leer y deleitarme con su trabajo.
“Proponerse ser mejor es un ejemplo de hipocresía
anticientífica. En cambio, llegar a ser más profundo es el privilegio de
quienes hemos sufrido”.
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