Este Fito, Y Por Supuesto La Luna es el proyecto más reciente
de Kike Babas y Kike Turrón, los Kikes. No me voy a parar a hablar de ellos
porque ya lo he hecho en otras entradas de este humilde blog. Tan solo diré que
lo de cambiar el formato de libro por el de cómic en esta nueva publicación es
todo un acierto, sobre todo para un amante tanto del noveno arte como de la
música del vasco. La obra se divide en cuatro partes con un total de veintiún
capítulos, todos realizados por dibujantes diferentes, aunque algun@ repite,
que en ciertos momentos se encargarán también del guion y en otros dejarán esta
labor en manos de los propios Kikes o de otr@s compañer@s. A esto hay que
añadir tres prólogos de lo más interesante, uno por cada Kike y otro del Gran
Wyoming. Antes de entrar en detalles, diré que hay muchas cosas que ya conocía
de las que se cuentan en estas páginas y otras tantas que me ha encantado
conocer. Y como curiosidad comentaré el haberme visto cantando la mayoría de
las canciones al tiempo que iba leyendo las letras de las mismas impresas en
estas viñetas.
La Parte I abre con el primer capítulo, valga la redundancia,
Bilbao – Laredo, a cargo de Roberto Peral en los dibujos y el color.
Siempre me han gustado los comienzos de cualquier obra que hacen referencia al
final de la misma. Aquí, además de dicho inicio, nos encontramos con los
orígenes familiares de Fito, con sus primeros contactos con la música, con su
traslado de Bilbao a Laredo, su paso por la escuela, la separación de sus
padres, el curro en la cafetería de su madre junto a su hermano mayor y con sus
encuentros iniciales con el R&R.
En el capítulo 2, Lo Que El Colegio Nunca Me Enseñó,
con dibujos de Vicente Damián y color de Juan Soler, vemos al protagonista
dando sus primeros pasos en esto de la música. Nos enteraremos de cómo se hizo
con su primera guitarra y su primer ampli. Después vino su primer concierto
como parte del grupo Urbe en una verbena de Colindres compartiendo cartel con
La Burla.
La Puta Mili es el título del siguiente capítulo. Aquí el dibujo viene a
cargo de Pedro J. Colombo, el storyboard es de Alberto Muriel y en los asuntos
de colores tenemos a Aintzane Landa, Álex Santaló e Yvon Wong. Entre tod@s dan
forma al paso del guitarrista por el servicio militar, su llegada a Vallekas,
una vez finalizado este engorroso trámite, la temporada que estuvo por
Benalmádena, su vuelta a Bilbao como currante del club Palanca 94 y su
reencuentro con Juantxu como germen de su entrada en lo que sería Platero Y Tú.
El capítulo 4, La Palanca Y Yo, tiene los dibujos y el
color de Álex Orbe. A través de ellos se nos cuentan algunas de las anécdotas
vividas en el ya nombrado club, a lo que se añade los primeros ensayos con sus
futuros compañeros de banda, el origen del singular nombre de la misma, los
primeros conciertos y la primera maqueta, así como la publicación del primer
redondo del grupo. Y hasta aquí la primera parte.
La Parte II echa a andar con el capítulo titulado Somos
Los Platero, dibujado y coloreado por Kepa de Orbe. La banda nace como tal
en una de las épocas más convulsas vividas en el País Vasco. Es en ese tiempo
cuando ve la luz Burrock´N Roll, que conllevará el abandono del Palanca
94 y les dará pie a dar conciertos por las provincias colindantes. En uno de
ellos será donde se topará por primera vez con Robe, de Extremoduro.
Hay Mucho R&R sirve de título al capítulo 6 y para que Álex Orbe vuelva a
encargarse del dibujo y del color. Llega el fichaje de la banda por una
compañía madrileña que acabará dando forma a Muy Deficiente, donde
colabora Rosendo, y su llegada a la mayoría de las tiendas del Estado. Luego
vendrán Vamos Tirando, disco con el que los descubrí y vi por primera
vez en el Espárrago Rock granadino, y Hay Poco Rock & Roll, con
colaboraciones de Robe y Evaristo, hasta llegar a su álbum en directo A Pelo.
La autoría de los dibujos y el color del capítulo 7, Los
Primeros Fitipaldis, vuelve a ser de Kepa Orbe. Como ya se indica, los
primeros Fito & Fitipaldis echan a andar junto a los discos de oro fruto
del éxito de los Platero, la llegada al mundo de su primer hijo, la visita a
Cuba del cuarteto y sus primeros conciertos en solitario. Todo sin olvidar la
exitosa gira que unió a Platero Y Tú con Extremoduro.
Y así nos plantamos en la Parte III, que comienza con el
capítulo 8, Salir, Beber, Grabar… Los Sueños De Siempre, donde nos
volvemos a encontrar con los dibujos de Pedro J. Colombo, el storyboard de
Alberto Muriel y los colores de Aintzane Landa junto a Dani Martínez. En esta
etapa se mezclan la gira del primer trabajo en solitario como telonero de
Extremoduro con la puesta en la calle de Correos. Como es conocido, este
será el último trabajo de los bilbaínos antes de su disolución y de la llegada
del segundo disco de Fito, Los Sueños Locos.
Regresa Alberto Peral en el capítulo 9, Sin Frenos Y A Lo
Loco. Aquí nos centramos en las anécdotas de la carretera, como las paradas
por parte de la Guardia Civil o el accidente del que salieron ilesos sin que
Fito tuviera más preocupación que las pilas de su ampli.
En el capítulo 10, Soldadito Marinero, dibujado y coloreado
por Alejandro Merino, nos topamos con todo lo relacionado con el tema estrella
de la carrera en solitario de Fito. Y no cuento más, porque merece y mucho la
pena descubrir todo lo que tiene que ver con dicha canción.
Reaparece Kepa Orbe para dibujar y colorear el capítulo 11, Lo
Mas Lejos A Tu Lado. Estas viñetas se centran en la gira del segundo
trabajo en solitario, donde Fito tocó techo en el asunto de las adicciones. Momento
que le llevó a ingresar en un centro de rehabilitación, después de su separación
matrimonial. Se cierra con los nervios propios de volver a tocar sobrio después
de muchos años.
Avanzamos hasta el capítulo 12, Vivir Para Contarlo. Con
dibujos y color de Iosu Berriobeña, se nos relata la relación de Fito con la
Semana Grande de Bilbao, las veces que ha pasado por sus escenarios, tanto con
Platero como en solitario, y la grabación del concierto en directo en las
mismas, al que pude asistir y del que tengo un más que grato recuerdo. También
nos comenta la gira de dicho disco en vivo y de la aparición de Marisa, su
actual compañera.
Para el capítulo 13, Todo Me Queda Grande, volvemos a
tener a Alejandro Merino en las partes gráficas para hacernos ver la etapa de
sequía creadora que sufrió el guitarrista antes de conocer a Carlos Raya y dar
forma a los nuevos Fitipaldis.
En el capítulo 14, A Los Ojos, hace su primera
aparición Toni Fight a los dibujos y el color. Este será el encargado de
contarnos la relación de Fito con Andrés Calamaro, la gira conjunta de ambos y
la salida posterior del directo 2 Son Multitud.
Y así es cómo llegamos a la Parte IV, y última, que arranca
con el capítulo 15, Nada Para Impresionar, como una nueva entrada de
Iosu Berriobeña al dibujo y el color. Se puede decir que es una de las partes
más dinámicas del cómic. Basándose en una entrevista de radio, pone en contacto
al público con el músico hasta terminar con la entrega del disco de platino por
las ventas de Antes De Que Cuente Diez y la actuación en acústico con
Carlos Raya.
Regreso en el capítulo 16, Esperando A Coyote, de Toni
Fight como encargado de los lápices y el color. Aquí todo gira en torno a la
actuación en el Teatro Circo Price madrileño junto a un destacado elenco de
músicos estatales, a la espera del nacimiento de Coyote, su hija.
El guion del capítulo 17, a cargo de Alberto Lorite, está basado en la grabación del videoclip perteneciente al tema Lo Que Sobra De Mí, título del propio capítulo, con dibujos de Vicente Damián y color de Juan Soler. Personalmente, me ha resultado el más original y llamativo de esta obra.
El capítulo 18, La Cuadri Del Hospi, está dibujado y
coloreado por Raquel Alzate. Es, sin duda, el más entrañable del cómic. Nos
pone delante la relación de Fito con la asociación homónima de este título,
además de hablarnos de la labor de esta. Todo con un final difícilmente
superable.
Y volvemos con Toni Fight para el siguiente capítulo, En
El Royal Hall. Como podéis imaginar, nos pondremos al día de la historia de
tan famoso emplazamiento londinense de boca del taxista que acercará a Fito
para su actuación en el reconocido teatro. Otra de las partes con más acierto
del cómic.
Nos acercamos al final con el capítulo 20, Un Camarero En
La Catedral, a cargo de l@s mism@s del 8. Después de un sueño, Fito se
encuentra con una de las citas más importantes de su carrera, la actuación en
el estadio de San Mamés, que será retransmitida por la televisión estatal en
abierto. En esta gira también he vuelto a tener el placer de verle, en este
caso en Cáceres.
Y cerramos con el capítulo 21, Cultura Rock, con
Alberto Merino de nuevo como autor de las viñetas. Aquí se mezclan las
colaboraciones con algunos de los músicos que ya han aparecido con anterioridad
con otros nuevos. A esto se suma la visita de los Kikes con la intención de que
esta obra apareciera de la manera en que lo ha hecho. Bastante original esta
parte, pues se sale un poco del plano biográfico para darnos a conocer ese
encuentro entre guionistas y músico.
Me han gustado muchas cosas de este cómic, desde el dinamismo
que le da los cambios de autores/as con sus distintos estilos, hasta la salida
y entrada de todo lo que tiene que ver con la carrera musical de Fito. Lo que
sí he echado en falta, y no es en plan cotilleo, es algo un poco más escabroso
dentro de dicha biografía. En estas páginas todo es perfecto y maravilloso,
pero tod@s estamos segur@s, incluido el protagonista, de que no siempre fue
así. De todos modos, vuelvo a sorprenderme, para bien, de la labor de los Kikes.
Brutales, una vez más. Y, para cerrar este artículo, solo me queda dar las
gracias al propio Fito por esos momentos inolvidables que me ha hecho pasar,
tanto en la época de Platero Y Tú como en solitario, y desear que nos sigamos
viendo durante muchos años más.
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