martes, 19 de febrero de 2019

Victoria Pelayo Rapado: "Malos Días"







El pasado jueves, 14 de Febrero, mi compañera de tertulia y escritora Victoria Pelayo Rapado, Toya, presentó su obra “Malos Días”, editada por “De La Luna Libros”, en el espacio Belleartes cacereño. A pesar de toda la oferta cultural que ofrecía la ciudad esa noche se puede decir que hubo lleno total para escuchar lo que ella y Antonio María Flórez, escritor con el que compartía presentación, nos tenían que contar. El acto estuvo coordinado por otra gran compañera de letras, Pilar Alcántara. Toya es oriunda de Zamora, aunque lleva residiendo en Cáceres desde hace años. En su trayectoria literaria hay que destacar los premios Novela Corta Ciudad de la Laguna con “Una Amistad Corriente” y el de narrativa Manuel Orestes Rodríguez López con “Preparativos”. Además, ha colaborado en revistas y antologías de la talla de “Versión Original”, “Letras Para Crecer”, “Rumovisual” y “Farraguas”, entre otras.




La asignación de bibliotecario de los volúmenes que nos llegan a la tertulia por parte de mis compañer@s de la Asociación “La Croqueta” ha sido la razón por la que he acabado leyendo estos “Malos Días”. He de reconocer que, en un principio, pensaba que se trataba de una novela breve en vez de un compendio de relatos cortos. Con ese pensamiento comencé la obra enganchándome al instante con el primero de ellos, “Ángel”. Pues nada, con la idea que os he comentado metida en la sesera continué con el que le seguía en orden, “Montse”, pensando que aquello era la presentación de los personajes principales del libro. Todo se diluyó, como debía ser, con “Estrecho” donde fui consciente que estaba equivocado de cabo a rabo.  Me alegro de mi error pues, desde ese momento, el libro cambió para mí, como era de esperar.




Toya y yo nos conocimos hace ya unos cuantos años en un taller de relatos cortos que se impartió en la Biblioteca Pública de Cáceres. Lo que más me sorprendía y atraía, a la vez, de sus textos era la naturalidad, o el acierto, con que trataba temas como la muerte y la angustia en situaciones realmente extremas. Cuando comencé estas páginas con “Ángel” me sentí muy satisfecho de volver a reencontrarme con ella desde ese punto de vista literario. Vamos, que me dije a mí mismo: “¡Esta es mi Toya!”, y seguí adelante con total satisfacción. Pero estos escritos no tienen mucho de simpatía y buenos ratos, al revés, están amasados con pesadumbre, depresión, decisiones terminales y ansiedad, ingredientes que los hacen únicos.




Temas como la eutanasia, la inclusión de personas con deficiencias en el mundo laboral, lo absurdo que te puede llevar a acabar con tus huesos en una comisaría, un reencuentro entre padre e hijo, una decisión durísima a la hora de dar vida a un nuevo ser, hasta dónde te puede conducir el enganche al tabaco, las aspiraciones cinematográficas de alguien que se ha pasado la vida maquillando cadáveres, el desgarro de la desaparición de tus seres más queridos, la pérdida del pilar sobre el que formaste tu vida en pareja y la fuerza que la Naturaleza puede llegar a infligir en alguien que, supuestamente, ha perdido sus sentidos vitales forman la columna vertebral de estos textos. Relatos, cualquiera de ellos, que bien podrían ser el comienzo de una obra mucho más extensa. Digo esto porque con todos ellos me he quedado con las ganas de saber cómo sigue o acaba lo presentado en sus párrafos. Hay que reconocer que es ahí donde reside la calidad de los mismos, además de estar escritos con una franqueza fuera de serie.



Os invito a que descubráis los personajes que protagonizan estos “Malos Días” ya que si aún no conocéis nada de la obra de Toya os sorprenderá hasta dónde puede llegar con su escritura. En el caso de que hayáis leído algo suyo con anterioridad, no os defraudará en absoluto. Enhorabuena, compañera, por estos pasajes. Espero que sigamos viéndonos y leyéndonos por mucho tiempo.




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