Es siempre un tanto extraño hacer un artículo acerca de la
obra de alguien a quien conoces. Parece como que no hay objetividad en el mismo
y es posible que no la haya al cien por cien. Sin quererlo he empezado usando
el término que más se repite en el libro de José Viera Cándido, “Lo Extraño De
Los Extraños”. Así que vamos al lío como bien podamos y que salga el Sol por el
agujero negro que más le apetezca, que para eso tiene grado de realeza.
José Viera Cándido es un colega cacereño dedicado a la abogacía,
de ahí su apodo, al que le la afición a la escritura le viene desde temprana
edad. En su primera novela, “La Piedra De La Locura”, acabada en el año 2000,
refleja las imperfecciones propias de la juventud, son palabras del autor. Lo
curioso es que nuca se publicó, por lo que si queréis haceros con una copia
deberéis pedírsela a él mismo. Luego publicó “Demorfología (Poesía Y Textos Viciados
De Un Animal Humano)", una selección de poemas donde se ensalza lo
deforme, único y distinto. Cada poemario editado por Palmera Cartonera tiene
una portada distinta y actualmente sólo la podéis conseguir a través de Amazon.
Su última obra puesta en la calle, la misma a la que dedicamos estos párrafos,
se ha pasado siete años en el cajón hasta llegar a nuestras manos. Actualmente
se encuentra enfrascado en la promoción de este libro mientras le da vueltas a
sus próximas novelas y poemas que, esperemos, no se retrasen en ser editados. Si
queréis saber más de él solo tenéis que echar un vistazo a su blog
“Demorfología”, no os defraudará, os lo aseguro.
Tengo que reconocer que cuando comencé el libro, y sabiendo
cómo es el autor, pensé que iba a ser una paranoia de esas que se gasta José y
con las que nos reímos tanto. Nada más encontrarme con el tema del fantasma de
la curva y el accidente de tráfico con resultado positivamente inesperado para
el conductor de turno dije que esto no iba a ningún sitio que realmente fuera a
sorprenderme. Así que seguí leyendo más por obligación que por deseo propio. He
de decir que soy de los lectores que se tragan hasta el final lo que me
propongo leer, excepto aquellos libros que tengo, digamos, de los llamados “de
consulta”. Esta manía, costumbre o hábito me condujo, este es un término muy
apropiado para lo que nos concierne, de lleno a la mayor de las equivocaciones.
Los malos pensamientos nos llevan muchas veces a cometer errores que, tarde o
temprano, hemos de admitir.
Seres que viven idéntica experiencia fantasmal en el mismo
punto de la carretera que une las ciudades de Cáceres y Salamanca se encuentran
a través de unas normas impuestas por el número cero para formar lo que se da
por llamar el Círculo. Van desde un policía hasta un profesor de matemáticas
pasando por distintas profesiones, actividades y estudios. En dicho punto se enfrentan
al espectro de un joven que ha llegado allí en circunstancias bastante
escabrosas, como ocurre en la mayoría de los casos estos del más allá. Tod@s
l@s que iban al volante son auxiliad@s por él, algo que les marcará por
siempre, para bien o para mal. El asignado, y nombrado anteriormente, como
número cero se encargará de reunirlos en una nave de las afueras de Cáceres
para intentar ponerse en contacto con dicho fantasma repitiendo la fecha y hora
de los sucesos vividos por cada uno de l@s integrantes del Círculo. Esto, como
podéis imaginar, tendrá resultados bastante insatisfactorios. Se supone que
estos miembros no deben conocerse más allá de las reuniones de dicho grupo,
algo que, como también podéis imaginar, no ocurre. Más bien se crean una serie
de lazos, la mayoría pasándose por alto las dichosas nomas, que los llevarán a
tener una serie de relaciones cercanas, ocultas o persecutorias. El número
cero, líder de esta congregación, acaba hartándose de los malos resultados de
las pruebas y se ofrecerá como conejillo de indias para conseguir su ansiado
reencuentro con el ánima del joven que le salvo la vida hace años. Es evidente
que no os voy a contar si lo consigue o no, tampoco quién ayuda al cero en su
misión o quién es el propio espíritu que forma el centro de esta circunferencia
llevada a Círculo en busca de repuestas.
Hay dos cosas que destacaría dentro de la obra. Una,
llamémosla, positiva y otra a la que tildaré de crítica constructiva. Algo que
me puedo permitir porque seguro que todo esto lo comentaré cara a cara con el
autor y como él mismo dice: “Espero que mis impresiones le parezcan acertadas”.
Me ha encantado el lenguaje del libro. La frescura y la falta de vergüenza a la
hora de tratar ciertos temas me ha parecido todo un acierto. Hay pasajes como
el de los grupos sanguíneos que es de lo más original metafóricamente hablando.
A su vez, te encuentras con otros con los que te partes de risa, como todo lo
acontecido con el espectro de la curva. Claro, mejor que no nos pase a ningun@
porque los sucesos son tan increíbles como macabros, muy propios de cualquier
fantasma que se tercie. Y, sobre todo, capítulo tras capítulo, el autor va
desenredando ese ovillo que parecía no tener fin rematándolo, nunca mejor
dicho, de manera espectacular y amena. Vamos que te quedas con una sonrisa en
la boca después de tanta aparición, desaparición y búsqueda de encuentros en la
fase que te apetezca numerar. Además, las incursiones en temas paranormales y
experiencias de dicha naturaleza están muy bien documentadas, algo que siempre
es de agradecer. Ahora bien, y aquí entro en la segunda cuestión, es una pena
encontrarse con ciertas deficiencias propias de la autoedición. Lo digo porque
cada vez veo más necesario el papel del editor o del corrector si la intención
es “háztelo tú mismo”, opción que respeto y admiro. Esto no es que hunda en la
miseria la obra, para nada, la trama tiene la suficiente fuerza para sacarla
bien a flote, pero quedaría de lujo si no te toparas con ciertas erratas que,
por otro lado, much@s tenemos cuando escribimos. Puede que lo dicho solo sea un
defecto del que escribe estas líneas que ha aprendido a que le corrijan como
parte del crecimiento a la hora de escribir.
Pues nada, José Viera Cándido y “Lo Extraño De Los Extraños”
están llamando a las puertas de vuestras horas de lectura. Abridles, dejadles
pasar y no tembléis mucho que lo del espíritu, la curva y los accidentes no son
para tanto. Enhorabuena, compañero, siempre es un placer leer a alguien con el
que compartes aficiones y buenas charlas. Espero que nos sigamos codeando por
mucho tiempo en este mundo donde las letras inundan nuestras vidas.
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