Antes de hablaros acerca de este “Transparentes, Historias
Del Exilio Colombiano”, quiero felicitar de todo corazón a Javier de Isusi por
su Premio Nacional del Cómic 2020 por su obra “La Divina Comedia De Oscar
Wilde”. Mi más sincera enhorabuena. Isusi ya ha aparecido en este humilde blog
en varias ocasiones, una en referencia al cómic ya mencionado por el que recibió
tal galardón, debido a eso no volveré a hacer un repaso a su biografía y
publicaciones. Diré que, después de conocerlo un poco mejor en la última Salita
del Cómic cacereña, os puedo asegurar que es una de las personas más cercana
que os podéis echar a la cara. Alguien con un bagaje como el suyo podría haber
pasado de asistir a un evento a tan pequeña escala como el de la Salita y, sin
embargo, ahí estaba, a pesar de la pandemia, que ya es mucho. Hay dos cosas que
quiero resaltar en su trayectoria, una es su siempre compromiso social en lo
que hace. Desde aquel lejano “Los Viajes De Juan Sin Tierra” hasta este, en la
mayoría de sus publicaciones este ingrediente es omnipresente. A esto le sumas
el estilo propio a la hora de dibujar con esas acuarelas, las viñetas sin marco
tan suyas y los rasgos con los que nos presenta a sus personajes para conseguir
que viendo solo algo por encima reconozcas su labor de inmediato.
Entrando de lleno en la obra que nos concierne, no se puede pasar por alto el propio título cuyo sentido o significado, junto al de otras palabras y expresiones usadas por l@s protagonistas, como “vacuna”, por ejemplo, vais a tener que descubrir a lo largo de estas páginas. El prólogo, a cargo de Francisco de Roux, Presidente de la Comisión de la Verdad de Colombia, es un mensaje claro donde encontramos la razón de la existencia de este cómic, además de imprimir ese grito de esperanza tan necesario para poder cambiar las cosas. Luego Javier nos presenta a aquell@s que van a protagonizar sus viñetas con una idea tan excelente como es la de que la inicial de sus nombres coincida con cada una de las letras de Colombia. De esta forma, nos encontramos con un grupo de mujeres y hombres empujados al exilio por una serie de razones de muy distinta índole, pero, en el fondo, de igual transcendencia. Todo ello le da un enfoque muy diverso a dicho exilio, tema central de la obra. Nos daremos de bruces con algun@s que ni se consideran exiliad@s, como Olga, con aquell@s que están dispuest@s a volver a su país para formar parte del actual cambio político, como Bernardo, con l@s que ocultan su pasado para no hacer más daño del que ell@s mism@s sufrieron, como Luciano o la madre de Camilo, con es@s que viven con la ansiedad por conocer lo que arrastra el silencio y que nunca les han contado, caso de Iris o el nombrado Camilo, con l@s que aseguran sentirse más a gusto y protegid@s en el país que les acogió que el suyo natal, como Maura, y con l@s que no se sienten segur@s en ningún sitio, como Awa. Dentro de este elenco de personajes, a mi parecer, destacan dos. Uno sería Orlando, hijo de Bernardo, encargado de recopilar las vivencias de l@s demás, conformando estas la estructura básica del cómic, y la otra es Ángela que, con su labor de apoyo, consigue que la luz de la esperanza brille en los ojos de aquell@s que llaman a su puerta sin distinción ni preguntas. Poco más me voy a adentrar en esta publicación porque de lo que se trata es de que vosotr@s acabéis de descubrir lo que nos cuenta sobre el exilio de personas del país con el conflicto interno más largo de Latinoamérica, cincuenta años.
No suelo hacerlo, pero esta vez voy a pararme un poco más de
lo normal en el epílogo, a cargo de Carlos Martín Beristain, Comisionado de la
Comisión de Verdad de Colombia. Partiendo, como hace, de una gran reflexión
sobre el término exilio como concepto, pasa por dar datos, fechas y
estadísticas que no incluyen, o lo hacen de mala manera, a aquell@s que se ven
obligad@s a tomar ese camino. Después de explicar toda la confusión que la
burocracia crea en cada un@ de ell@s, hace hincapié en las distintas formas de
afrontar esta situación, así como en las aportaciones que estas personas hacen
a las comunidades donde recalan. Continúa dando un repaso a la creación de las
distintas formaciones armadas involucradas en el conflicto durante todos estos
años dirigiéndose a las variadas guerrillas, los paramilitares, los
narcotraficantes y el propio ejército. Unos u otros, o todos a la vez, son los
causantes de la huida de miles de sus compatriotas. Gente que, a lo largo de
ese tiempo, ha ido cambiando pasando por ser miembros de esas mismas
formaciones, hasta campesino@s, sindicalistas, indígenas o personas del
colectivo LGTBI. Tod@s tuvieron que llevar a cabo la ardua tarea de volver a
empezar en un país donde, con las cenizas que llevan consigo después de lo
sufrido en el suyo, pretende echar raíces. A esto hay que sumar el sambenito
que tienen l@s colombian@s de “traficantes” como hándicap para lograrlo.
Importante es la referencia que hace sobre las segundas y terceras generaciones
nacidas ya en el exilio para cerrar su aportación a la obra comentando la
situación actual después de los Tratados de Paz.
Intensa, desgarradora y un sinfín de adjetivos de esa naturaleza son los que se pueden aplicar a este “Transparentes”. El exilio es algo vivido por much@s de nuestr@s paisan@s no hace demasiado tiempo y, siempre, es una amenaza a la que te puedes enfrentar a pesar de la supuesta democracia en la que vivimos por estos lares. Como cierre diré que la interacción entre los personajes y el final del cómic me ha recordado bastante a “Asylum”. Entiendo que esto es normal debido a la cantidad de puntos en común entre los temas tratados en ambas publicaciones. Si más, os invito a que leáis estas páginas que no dejan indiferente a nadie, mucho menos a aquell@s que se ven reflejad@s en ellas, en este caso colombian@s, pero son miles l@s empujad@s a repartirse por el mundo debido al exilio.
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