miércoles, 14 de noviembre de 2018

"El Violeta" De Juan Sepúlveda, Antonio Santos Y Marina Cochet









Violeta es una de las tantas acepciones que el castellano, en su riqueza lingüística, tiene para llamar despectivamente a l@s homosexuales. El ser humano, a su vez, ha tenido, y sigue teniendo, casi igual cantidad de maneras de reprimir a este colectivo por el simple hecho de ser lo que somos, no hay otra razón posible. Es increíble cómo religiones, tendencias políticas, sociales o económicas que llevan siglos luchando entre sí por alcanzar esa suprema idea de verdad confluyen a la hora de reprimir a la población gay allá donde se encuentre. De eso va este cómic, de represión en un país que ya no encarcela a las personas por amar o tener relaciones con otra, u otras, de su mismo sexo, pero también es el reflejo de lo que sigue pasando en muchos lugares del planeta de igual o peor manera.




La francesa Marina Cochet es la encargada de los dibujos de esta obra. Licenciada en Bellas Artes por la Complutense de Madrid, esta es su primera incursión en la novela gráfica después de alcanzar cierta fama con su “Diario De Un Adefesio” y alguna que otra exposición de sus trabajos. Aquí hace una labor espectacular dotando a las viñetas de la fuerza, sensibilidad, ternura o agresividad que son necesarias, dependiendo del momento. Un trazo cercano con un colorido oscuro y luminoso acorde con el instante que nuestros personajes han de vivir. De esta forma obtiene un resultado excepcional en todos los sentidos.




El guion viene a cargo de Juan Sepúlveda Sanchís y Antonio Santos Mercero. El valenciano Juan Sepúlveda compagina su profesión de ingeniero informático con guiones para el cine y los cómics. Esta es, al igual que Marina, su primera novela gráfica, aunque su relación con las viñetas viene desde el 2010 que vio la luz “Six Faces Of Dice” y “Bitter Surprises”, ambos con la editorial canadiense Studiocomix Press. Es el autor del cortometraje “Lily Polanski” y no hace mucho que publicó el primer libro de una serie de viajes titulado “Diario De Un Español Por El Mundo”. En cuanto a Antonio Santos, es un madrileño que escribe guiones para la televisión, “Hospital Central” o “Farmcia De Guardia”, y el cine. Compagina esta labor con la escritura, acaba de publicar “El Final Del Hombre”, y los cómics.




En la Valencia de 1955 existía un cine llamado “Ruzafa” que era un punto de encuentro para que los homosexuales tuvieran relaciones. Por supuesto que la policía del momento estaba al tanto del asunto, tanto que, de vez en cuando, al igual que otros lugares de la ciudad donde estas personas se reunían, hacía alguna redada llevándose por delante a todo aquel que pillaran en esa ocasión. Bruno tiene dieciocho años y quiere pasar un rato de sexo en dicho cine después del trabajo. Decide ir allí a sabiendas lo que puede ocurrirle. Se encuentra con un hombre que acepta sus proposiciones, pero a mitad del tema se larga. Sin comprender bien la razón de su abandono, decide abandonar el local. A la salida le espera su acompañante con un nutrido número de policías que lo detienen sin miramientos. Le exigen nombres de otros homosexuales y para refrescarle la memoria lo llevan a un parque de la ciudad donde estos suelen acudir. Nueva redada mientras le piden que delate a alguno de los detenidos. Él no dará ningún nombre, pero Julián, el que podríamos llamar su verdadero amor, no puede soportar la cantidad de palos que le están dando y, actuando en su defensa. Actuando así consigue delatarse a sí mismo.




Este es el principio de un largo viaje que harán tanto juntos como por separado. Ingresarán en prisión por su condición sexual. Conocerán las miserias de este lugar, así como la represión y la corrupción que lo presiden. Las influencias familiares de Bruno conseguirán que salga de la cárcel. A cambio deberá seguir una vida “normal” convirtiéndose en policía, casándose y teniendo un hijo. Julián no tiene tanta suerte. Debido a sus antecedentes, acabará en la mal llamada Colonia Penitenciaria De Tefía, en Fuerteventura, un campo de concentración para homosexuales y delincuentes en toda regla. Allí pasará tres años tratando de crear un huerto que dé tomates y lechugas en pleno desierto. Todo por el estricto deseo y la cabezonería de uno de los mandos de aquel lugar y por tener relación con la agricultura, relación que se basaba únicamente en la recogida de naranjas en la finca de su padre.




Después de ese tiempo ambos se vuelven a encontrar de manera casual. Julián le propone a Bruno que escapen a Méjico y este ve imposible realizar este sueño por sus compromisos matrimoniales y laborales. Tanto es así que decide dejar de verle para evitar cualquier problema que pueda llevarle de nuevo a estar entre rejas. La vida sigue y la muerte llega, la de la tía de Bruno, su verdadera madre pues es la persona que lo crió y educó. En este funeral volverán a verse reanudando su relación. Julián se ha convertido en uno de los hombres más perseguidos por el régimen. Régimen al que no le importa sacar a relucir la homosexualidad de Bruno cuando se trata de detener a su amante. ¿Conseguirán detener a Julián? ¿Se irán juntos a Méjico? Estas y otras incógnitas tendréis que despejarlas vosotr@s mismos leyendo esta fabulosa obra. Os adelanto que no os defraudará.




En este Estado los homosexuales tenemos derechos que hemos conseguido después de una larga y cruda lucha. Ahora bien, como he dicho en otras ocasiones, la Ley puede que esté de nuestra parte, pero la sociedad sigue reprimiéndonos día a día. Es verdad que ya no nos encarcelan ni nos llevan a lugares donde moriríamos por agotamiento y hambre, pero el aumento de agresiones año tras año es un claro ejemplo de que queda mucho camino por recorrer. Además, todo lo que nos encontramos en las páginas de este cómic sigue ocurriendo, con igual o mayor intensidad, en un buen número de países. Claro ejemplo de que el pertenecer al colectivo LGTBI sigue siendo sentencia de muerte, cárcel o exterminio para much@s de sus miembros. La vuelta de regímenes fascistas, si es que se han ido del todo alguna vez, cuando uso este término no me quedo solo en la connotación política que se le da, me da igual si estas ideas vienen a través de la religión o la propia política, están llevando a estas personas a temer por sus vidas en sus propias casas o lugares de residencia sin que nadie mueva un dedo. Y yo me sigo preguntando: ¿Cuál es nuestro pecado, cuál nuestro delito? Supongo que tod@s es@s seguidores de dichos gobiernos, algun@s de sus opositores también, tendrán muchos que echarnos a la cara como respuesta. Tantos como necedad en sus mentes y odio gratuito en sus corazones.



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