Violeta es una de las tantas acepciones que el castellano, en
su riqueza lingüística, tiene para llamar despectivamente a l@s homosexuales. El
ser humano, a su vez, ha tenido, y sigue teniendo, casi igual cantidad de
maneras de reprimir a este colectivo por el simple hecho de ser lo que somos,
no hay otra razón posible. Es increíble cómo religiones, tendencias políticas,
sociales o económicas que llevan siglos luchando entre sí por alcanzar esa
suprema idea de verdad confluyen a la hora de reprimir a la población gay allá
donde se encuentre. De eso va este cómic, de represión en un país que ya no
encarcela a las personas por amar o tener relaciones con otra, u otras, de su
mismo sexo, pero también es el reflejo de lo que sigue pasando en muchos
lugares del planeta de igual o peor manera.
La francesa Marina Cochet es la encargada de los dibujos de
esta obra. Licenciada en Bellas Artes por la Complutense de Madrid, esta es su
primera incursión en la novela gráfica después de alcanzar cierta fama con su
“Diario De Un Adefesio” y alguna que otra exposición de sus trabajos. Aquí hace
una labor espectacular dotando a las viñetas de la fuerza, sensibilidad,
ternura o agresividad que son necesarias, dependiendo del momento. Un trazo
cercano con un colorido oscuro y luminoso acorde con el instante que nuestros
personajes han de vivir. De esta forma obtiene un resultado excepcional en
todos los sentidos.
El guion viene a cargo de Juan Sepúlveda Sanchís y Antonio
Santos Mercero. El valenciano Juan Sepúlveda compagina su profesión de
ingeniero informático con guiones para el cine y los cómics. Esta es, al igual
que Marina, su primera novela gráfica, aunque su relación con las viñetas viene
desde el 2010 que vio la luz “Six Faces Of Dice” y “Bitter Surprises”, ambos
con la editorial canadiense Studiocomix Press. Es el autor del cortometraje
“Lily Polanski” y no hace mucho que publicó el primer libro de una serie de
viajes titulado “Diario De Un Español Por El Mundo”. En cuanto a Antonio
Santos, es un madrileño que escribe guiones para la televisión, “Hospital
Central” o “Farmcia De Guardia”, y el cine. Compagina esta labor con la
escritura, acaba de publicar “El Final Del Hombre”, y los cómics.
En la Valencia de 1955 existía un cine llamado “Ruzafa” que
era un punto de encuentro para que los homosexuales tuvieran relaciones. Por
supuesto que la policía del momento estaba al tanto del asunto, tanto que, de
vez en cuando, al igual que otros lugares de la ciudad donde estas personas se
reunían, hacía alguna redada llevándose por delante a todo aquel que pillaran
en esa ocasión. Bruno tiene dieciocho años y quiere pasar un rato de sexo en
dicho cine después del trabajo. Decide ir allí a sabiendas lo que puede
ocurrirle. Se encuentra con un hombre que acepta sus proposiciones, pero a
mitad del tema se larga. Sin comprender bien la razón de su abandono, decide
abandonar el local. A la salida le espera su acompañante con un nutrido número
de policías que lo detienen sin miramientos. Le exigen nombres de otros
homosexuales y para refrescarle la memoria lo llevan a un parque de la ciudad
donde estos suelen acudir. Nueva redada mientras le piden que delate a alguno
de los detenidos. Él no dará ningún nombre, pero Julián, el que podríamos
llamar su verdadero amor, no puede soportar la cantidad de palos que le están
dando y, actuando en su defensa. Actuando así consigue delatarse a sí mismo.
Este es el principio de un largo viaje que harán tanto juntos
como por separado. Ingresarán en prisión por su condición sexual. Conocerán las
miserias de este lugar, así como la represión y la corrupción que lo presiden.
Las influencias familiares de Bruno conseguirán que salga de la cárcel. A
cambio deberá seguir una vida “normal” convirtiéndose en policía, casándose y
teniendo un hijo. Julián no tiene tanta suerte. Debido a sus antecedentes,
acabará en la mal llamada Colonia Penitenciaria De Tefía, en Fuerteventura, un
campo de concentración para homosexuales y delincuentes en toda regla. Allí
pasará tres años tratando de crear un huerto que dé tomates y lechugas en pleno
desierto. Todo por el estricto deseo y la cabezonería de uno de los mandos de
aquel lugar y por tener relación con la agricultura, relación que se basaba
únicamente en la recogida de naranjas en la finca de su padre.
Después de ese tiempo ambos se vuelven a encontrar de manera
casual. Julián le propone a Bruno que escapen a Méjico y este ve imposible
realizar este sueño por sus compromisos matrimoniales y laborales. Tanto es así
que decide dejar de verle para evitar cualquier problema que pueda llevarle de
nuevo a estar entre rejas. La vida sigue y la muerte llega, la de la tía de
Bruno, su verdadera madre pues es la persona que lo crió y educó. En este
funeral volverán a verse reanudando su relación. Julián se ha convertido en uno
de los hombres más perseguidos por el régimen. Régimen al que no le importa
sacar a relucir la homosexualidad de Bruno cuando se trata de detener a su amante.
¿Conseguirán detener a Julián? ¿Se irán juntos a Méjico? Estas y otras
incógnitas tendréis que despejarlas vosotr@s mismos leyendo esta fabulosa obra.
Os adelanto que no os defraudará.
En este Estado los homosexuales tenemos derechos que hemos
conseguido después de una larga y cruda lucha. Ahora bien, como he dicho en
otras ocasiones, la Ley puede que esté de nuestra parte, pero la sociedad sigue
reprimiéndonos día a día. Es verdad que ya no nos encarcelan ni nos llevan a lugares donde moriríamos por agotamiento y hambre, pero el aumento de
agresiones año tras año es un claro ejemplo de que queda mucho camino por
recorrer. Además, todo lo que nos encontramos en las páginas de este cómic
sigue ocurriendo, con igual o mayor intensidad, en un buen número de países.
Claro ejemplo de que el pertenecer al colectivo LGTBI sigue siendo sentencia de
muerte, cárcel o exterminio para much@s de sus miembros. La vuelta de regímenes
fascistas, si es que se han ido del todo alguna vez, cuando uso este término no
me quedo solo en la connotación política que se le da, me da igual si estas
ideas vienen a través de la religión o la propia política, están llevando a
estas personas a temer por sus vidas en sus propias casas o lugares de
residencia sin que nadie mueva un dedo. Y yo me sigo preguntando: ¿Cuál es
nuestro pecado, cuál nuestro delito? Supongo que tod@s es@s seguidores de
dichos gobiernos, algun@s de sus opositores también, tendrán muchos que
echarnos a la cara como respuesta. Tantos como necedad en sus mentes y odio
gratuito en sus corazones.
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