Antes de entrar de lleno en este artículo diré que las cosas
hechas con un buen propósito, después de un trabajo duro, en las que se pone
pasión y entrega tienen todas las papeletas para salir bien. Así ha ocurrido con
este nuevo libro de Pilar Alcántara, “El Planeta Feliz Y La Naturaletra”, con
ilustraciones de Cora Ibáñez, ambas amigas y compañeras de fatigas literarias
del que escribe estos párrafos. Si, además de lo referido, tienes el apoyo de
una editorial como es Letras Cascabeleras el resultado es redondo. Pilar añade a
su labor de maestra la administración de un blog literario, otro escolar, uno
dedicado a la diabetes y la colaboración en otras publicaciones. Esta obra que
nos concierne se suma a la lista de “El Barquito Letrero” o “El Arcolibris De
Colores”, entre otras, que recomiendo cien por cien. Asimismo, aparece en
diferentes antologías poéticas, es coautora del libro sobre la diabetes “El día
Que Todo Cambió” y del ensayo feminista “Se Acabó El Silencio”. Cora Ibáñez es
maestra, escritora, narradora, poeta, ilustradora y artista plástica. A su encomiable
labor en los talleres de Escritura Creativa y de Expresión Plástica en la
Universidad Popular del Ayuntamiento de Cáceres suma un libro de narrativa y
otro de poemas. No es la primera vez que estas dos autoras aparecen en este
humilde blog, y espero que no sea la última.
El Planeta Triste es el poema encargado de abrirnos de par en
par esta publicación. En él los niñ@s escuchan la tristeza del planeta y
prometen ayudarle para curar sus males. Todo un comienzo repleto de
buenas intenciones. La Familia Elefante protagoniza el primer Poecuento de
estas páginas. Con ese alarde de técnica y estilo tan propio de Pilar, en tres
capítulos denuncia, de manera sencilla y directa, la situación que sufre la que
podría ser una manda cualquiera de elefantes, en este caso con Doña Carpanta
Elefanta al frente. Reconozco que es uno de mis preferidos. Naturaleza
Divertida es un bloque de poemas protagonizados por pepinos, cominos, higos
chumbos, geranios, setas o ranas que hacen sus pinitos hablándonos de temas
como el crecimiento personal, el apoyo mutuo, la necesidad de los amigos, lo
bueno de comer platos y recetas saludables o la necesidad de compartir alegrías
cantando y bailando, todos fundamentales en la educación en valores que nunca
deberíamos perder. En Árboles, Selvas y Bosques son un duende, una perrita, una
niña, un sauce, un cerezo y unas bellotas l@s encargados de presentarnos las
maravillas que habitan en dichos bosques, el paso de las estaciones del año, el
ansia de vivir aventuras o los buenos frutos de nuestra tierra, Extremadura.
A estas alturas del libro nos topamos con el segundo
Poecuento donde el protagonismo recae en la cigüeña negra Leonora y su
compañero Ludovico. Con el Parque Nacional de Monfragüe como escenario fuera de
lo común, al que incorpora otras localidades extremeñas, conocemos el ciclo
reproductivo de estas aves y su relación con sus primas, las cigüeñas blancas.
Al final nos encontramos con el primer mensaje rimado de esta obra. La parte
dedicada al agua hace referencia al ciclo de la lluvia y a la importancia de
los bosques marinos con dos nuevos mensajes para concluir. De esta guisa,
avanzamos hasta dar con el tercer Poecuento donde conocemos a la familia orca.
No hay cosa más despiadada en este mundo que apartar a cualquier ser vivo de su
medio natural para exponerlo, como si de un escaparate se tratara, en zoos o
parques temáticos. Lo bueno de esta aventura es que tiene un final feliz que
nos transporta a los versos de Otros Habitantes De Las Ciudades donde la autora
centra sus estrofas en las colonias felinas, los ataques que estas reciben por
parte de desalmad@s y en l@s ciudadan@s que, de manera altruista, se encargan
de protegerlas y alimentarlas. Su mensaje final nos recuerda la existencia de
asociaciones felinas a las que podemos recurrir si queremos adoptar o denunciar
cualquiera de los hechos que merezcan tal acto.
El cuarto Poecuento es el lugar apropiado para recordarnos el grave problema planetario que tenemos con la desaparición paulatina de las abejas debido a su imprescindible labor en la polinización de miles de especiales que nos sirven de alimento, decoración o, simplemente, nos alegran la vista en nuestras salidas al campo, la montaña o el bosque. Algun@s no se acaban de enterar, o no se quieren enterar, del bien que nos hacen estos insectos y otros parecidos con este tipo de actividades. Si anteriormente leímos acerca de la problemática de las colonias felinas, ahora nos toca tratar otro de los asuntos más crueles que puede llevar a cabo un ser humano, el abandono de un animal. En este caso es el perrito Cheto el que sufre este deleznable acto hasta llegar a su correspondiente mensaje final apoyando a la adopción en detrimento de la compra y sus mafias traficantes y explotadoras de animales, tanto de compañía, como salvajes. Otra de las especies más amenazadas del planeta, el oso polar, protagoniza el quinto Poecuento. Aquí la osa Selena y su hermano el oso Algodón nos explican lo felices que son en su paraíso helado. Lo malo es que, cada año, el deshielo es mayor debido al calentamiento global. Esto conlleva el acercamiento de los osos, empujados por el hambre, a las zonas habitadas por humanos con la consabida problemática que ello conlleva. Ahora el mensaje final es un grito de auxilio al planeta entero. Cerramos Planeta Feliz con una serie de consejos y un epílogo donde se hace una reflexión muy clara de la relación del calentamiento global con los problemas de salud del propio planeta y de la humanidad entera.
Todo esto, como ya he comentado, está aliñado con esas
fantásticas ilustraciones de Cora Ibáñez que vendrán muy bien a pequeñ@s y
mayores a la hora de comprender y empatizar mejor con lo que se nos narra. Mi
más sincera enhorabuena a las dos por esta nueva obra y a Letras Cascabeleras
por darnos la oportunidad de tenerla en nuestras manos. Lo he dicho y lo repito
las veces que haga falta, libros como este tendrían que estar en todas las
aulas del planeta, pues es necesario que, desde temprana edad, nos inculquen
ese amor que debemos tener hacia los demás seres vivos con los que compartimos
espacio para conseguir un Planeta y una Naturaletra Feliz.
“Pequeño planeta vuelve a sonreír… la, la, lala, lala, la”
Aún resuena en mi cabeza el hit single que acompaña al libro en toda
presentación del mismo que se tercie, jeje.
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