He decidido hablar de este cómic en el blog por varias
razones. La primera es la envidia que me ha dado el hecho de que sea una
adaptación de la novela de Juan Antonio Adell Castán, “El Último Templario De
Aragón”. Siempre he querido que algunos de mis escritos tuvieran su impronta en
el mundo de las viñetas, espero que ocurra algún día. Esto no sería nada del
otro mundo si no fuera por ese gran prólogo que el escritor dedica al autor de
la obra gráfica, Juanfer Briones, agradeciendo su gran labor. Otra razón, sin
duda, es el tema en sí de estas páginas pues siempre me han atraído ciertas
órdenes religiosas por su misticismo y secretos y los templarios tienen de
sobra de ambas cosas. Puedo añadir que otra de las causas puede ser el trabajo
de investigación por parte de los dos autores.
Briones es natural de Valencia en cuya Universidad estudió
Bellas Artes. Colabora desde los 80 en las revistas “Camacuc” y “SOS”. Fue
finalista en el Concurso de Cómic de la Semana Negra de Gijón y en la muestra
itinerante de Cómic Murcia INJOVE. Colabora en publicaciones como “El Arca De
Las Historietas” o “El Cruzado Aragonés” además de en la revista de humor
gráfico “Malavida” o el blog “Recetas y R&R”. Como bien dice Adell en el
prólogo, su labor en este cómic es sobresaliente. Con ello consigue que, como
es mi caso, si no has leído la novela, una vez acabado el cómic, sólo tengas
ganas de plantarte delante de sus páginas.
1309 no fue el mejor año para la Orden del Temple. Los
sucesos recogidos en estas hojas están localizados en el castillo de Monzón y
sus alrededores, último bastión de los templarios en el reino de Aragón.
Después de haber servido lealmente al Rey Jamime II, éste recibió una orden
papal, que ya había acatado el Rey de Francia, impulsada por los dominicos,
donde se pedía el arresto de los templarios por actos impuros y herejía, por
decirlo suavemente. Bien es sabida la relación de los dominicos con la
Inquisición y cuánto poder consiguieron a través de ella. A pesar de las dudas
que machacan la cabeza del rey aragonés, éste acabará cediendo a todas las
presiones que le acucian. Irá destruyendo, o “invitando” a la rendición, a
todos los enclaves de la Orden hasta, por último, sitiar y atacar el castillo
de Monzón. No dará por concluida su misión hasta conseguir la rendición de sus
ocupantes.
El personaje principal de todo este entramado es el joven
Arnau. Él, impulsado por los acontecimientos, es investido miembro de la Orden
del Temple con bastante celeridad. Será el encargado tanto de pedir ayuda a sus
vecinos como de avisarlos del peligro que sobrevuela sus castillos y
encomiendas. Unas veces lo conseguirá, otra llegará demasiado tarde. Como
cualquier joven, echa de menos a su familia y a Violante, su amiga de la infancia,
pero sabe que su prioridad reside en las órdenes que recibe de Berenguer de
Bellvis, autoridad máxima dentro de las murallas del castillo. A pesar de tener
un final cantado, lo importante, a la hora leer este cómic, es que te
enterarás, o recordarás, de cómo era la situación geográfica de la zona en
concreto y de hechos históricos donde personajes reales y creados para la
ocasión comparten destino, alegrías y desgracias. Los mismos personajes que,
escasas veces, ven reflejados sus sentimientos en esos grandilocuentes libros
de Historia.
Las intrigas dentro de la Iglesia y sus reinos no es algo que
sea desconocido para nosotr@s. Leyendo obras como este tebeo simplemente
volverás a llegar a la conclusión de que esta Institución pocas veces se ha
movido por intereses espirituales, todo lo contrario. Los dominicos ansiaban
tener el máximo poder, algo que consiguieron a través de la insidiosa Inquisición.
Para ello debían quitarse del medio a enemigos tan bien vistos como los
templarios. Su ambición llegará a cotas tan altas que, incluso, no acatarán ni
siquiera las órdenes del rey aragonés de no torturar a los supervivientes del
asedio. Es más, utilizarán esas artimañas para conseguir declaraciones que
reflejen todas las mentiras que luego usarán como pruebas para sus intereses.
Todo esto, y más, encontraréis en este cómic hecho donde el
destello de sus viñetas te hará volar a una época donde los problemas se
solucionaban a base de complots, traiciones y lealtad hasta la muerte. Ya sólo
me queda leer la novela de Adall Castán para cerrar el círculo de este último
templario. Por ganas que no sea.
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