miércoles, 7 de septiembre de 2016

Wu Ming: "Manituana"










Siguiendo con la fase de relectura que estoy llevando a cabo este verano he llegado a poner entre mis manos una de las obras que más me impactaron en su momento, “Manituana”, de Wu Ming. Son muchas y muy diversas las cosas a resaltar de este libro. Empezaría por el propio nombre de Wu Ming. Si nadie te cuenta que este apelativo pertenece a cinco autores que unen sus fuerzas para ofrecernos un gran texto pensarás, con toda seguridad, que este grupo de páginas es el resultado de una sola mente. Es impresionante cómo llegan a aunar escritos e ideas estas cinco personas logrando, con ello, un resultado que sobrepasa lo excelente. Para aquell@s que estén interesados en el término Wu Ming os diré que tiene distintos significados, y no es que yo hable chino, ni mucho menos, según la entonación que se le dé. Se puede entender desde “anónimo” hasta “cinco nombres”, pasando por “disidente” o “no entiendo”, en cantonés. Aquí tenéis donde elegir, pero, os aseguro, que sea cual sea la opción que escojáis todas se podrán aplicar a la obra. Cuando la hayáis leído comprenderéis a qué me refiero con esto.



Otra de las características destacables de “Manituana” es que estos autores, partiendo de una célebre frase de Charles Dikens, ponen a disposición del lector su reproducción parcial o total. Defienden, a su vez, el préstamo bibliotecario gratuito estando en contra de las normas y directrices que prevén el pago de éste limitando el acceso a la cultura. Además, junto con su editor, renuncian a cobrar los eventuales royalties procedentes del préstamo bibliotecario del libro. Todo un acto de altruismo que denota un gran sentimiento de proyección cultural, algo que cada vez se ve menos en esta “nuestra querida sociedad”.



Está claro que lo más reseñable de la obra es su propio contenido. La trama comienza una vez terminada la guerra llevada a cabo entre Francia e Inglaterra por el dominio de los territorios conocidos, hasta entonces, de América del Norte. La Liga de las Seis Naciones iroquesas luchó del lado de los ingleses en este conflicto. Dos nombres importantes surgirían de esta contienda que tienen un gran peso en el desarrollo de esta trama. Por el lado iroqués tendríamos a Hendricks, mientras que Sir William Johnson será alguien a tener muy en cuenta por parte inglesa por ser el primer Comisionado de Asuntos Indios de la corona británica y su aceptación por parte de los Mohawks. A ellos se hace referencia en los anexos, llamados “Relatos Amotinados”, a los que tendréis acceso según la edición que encontréis en papel. De no dar con ellos os aconsejo que echéis un vistazo a la web del libro donde podréis leerlos sin dificultad. Sería importante que estuvierais al tanto de los mismos antes de comenzar con la obra en sí pues os darán una idea de todo lo que os encontraréis posteriormente. A mí me ha gustado bastante la conversación sobre ciertos sueños que ambos personajes tienen, muy interesante y astuta por las dos partes.



Digamos que las figuras referidas anteriormente sirven como visión del pasado de lo que acontece dentro de “Manituana”, pues estos dos hombres ya han muerto al comienzo de la obra. Ahora nuestros personajes principales, la mayoría de ell@s, al igual que los referidos anteriormente, existieron en la realidad, pues estamos hablando de una novela histórica, y tiene nombres relacionados, de una u otra forma, con William y Hendricks. Están desde Joseph y Molly Brant, hasta Peter o Guy Johnson, pasando por Philip Lacroix, Daniel Claus, Jonas Klug o el general Sullivan, entre otr@s. Tod@s ell@s empiezan a entrelazar sus vidas al término de la contienda franco-británica. Los hechos se precipitan con el alzamiento de las colonias y su declaración de independencia. Todo esto se encuentra reflejado en la primera parte del libro titulada “Iroquilandia”. En ella os pondréis en contacto con la mayoría de los personajes y comenzaréis a saber las intenciones de l@s mism@s. Esta serie de sucesos, a los que se añadieran alguna que otra tragedia personal, hará que un grupo formado por Guy Johnson y su familia, Peter Johnson, Daniel Claus, Joseph Brant y Philip Lacroix viajen desde la costa americana hasta Londres para pedir apoyo al rey Jorge III en su lucha por los intereses de éste último y de las propias tribus iroquesas. Para mí, esta ha sido la parte más interesante del libro pues refleja cómo se vivía, más bien se sobrevivía, en la gran urbe inglesa en aquellos años. La pobreza, la violencia, el desgarro familiar de las clases bajas contrasta con toda la opulencia y desinterés por ellas de la nobleza y sus allegad@s. La comitiva americana conseguirá su audiencia con el propio monarca, no sin antes pasar por ciertas manos nobles que se servirán de ellos para adular a sus seguidores y, de paso, afianzar su despreciable estatus social.



En esa visita, que forma el grueso de la segunda parte de la obra, nos encontraremos con un club de indios londinenses bastante peculiares, el “Mohock Club”. Su jefe, también se hace llamar rey, dice ser descendiente directo del propio Hendricks, el cual tuvo un affaire, siempre según su propia versión, con la que fuera su madre. De esta forma crea un grupo, con una serie de normas, que consigue imponer su “orden” en la ciudad, sobre todo cuando declaran el año Mohock. Además de otras metas, su intención es ponerse en contacto con los indios americanos para que éstos sepan de su existencia. Al final lo consiguen a través de una carta, siendo una de las partes más trágicas las palabras escritas por el rey Mohock en la misiva que consiguen entregar a Lacroix y Joseph Brant.



De vuelta a tierras americanas nuestros personajes se encuentran con que el tiempo pasado en Europa no ha servido nada más que para que los colonos avancen por el territorio indio y la guerra se haya vuelto más cruel aún. Esto llevará a tomar decisiones drásticas a ambos bandos con un resultado igual de atroz por los mismos, en ninguna guerra hay buenos ni malos. Tod@s somos conocedores del final histórico de este conflicto después de la derrota inglesa en la batalla de Yorktown y la firma del tratado de París en 1783. ¿Qué ocurrirá con todos estos personajes? ¿Qué será de sus vidas y sus tierras? Todas esas incógnitas serán resueltas en la tercera y última parte de “Manituana” que lleva por título “Corazón Frío, Frío”.



Como lector, y conocedor, del tema de los indios, sobre todo, norteamericanos, esta obra me ha parecido muy realista a la vez que instructiva. Realista porque en ella, a pesar de la simpatía que pueden despertar en ti los personajes principales, deja atrás ese supuesto y manido trato que se les da a las tribus indias. Nosotr@s nunca podremos comprender muchos de sus actos y costumbres por más que lo intentemos. Habrá algunos que nos parecerán crueles y despiadados, otros exagerados, incluso, cuando se habla de ternura, relaciones sexuales o amor es otro tipo de concepto que parte de la propia noción de tribu, la cual se encuentra a años luz de la de sociedad, tal y como la llevamos entendiendo desde hace un montón de siglos. Por otro lado, dentro esa realidad a la que me estoy refiriendo, pone sobre la mesa la gran crisis abierta entre las tribus iroquesas durante la contienda, haciendo hincapié en el apoyo de Oneidas y Tuscaroras al bando sublevado y el de Mohawks, Onondagas, Sénecas y Cayugas a los británicos. Así fue, principalmente, cómo se vino abajo la Casa Larga de los iroqueses, llegando, incluso, a matarse entre ellos.



La parte instructiva de “Manituana” la he encontrado en el propio escenario histórico de la obra. Si ya de por sí son pocos los textos referidos a los indios, la mayoría de estos, encima, están escritos desde el punto de vista de los blancos, no se encuentran demasiados que traten el tema durante los siglos XVII y XVIII. Casi todos ellos son de primeros del siglo XIX en adelante, por lo que lo que encontraréis en este texto tiene bastante relevancia en ese aspecto.




Tanto si estás interesad@ en el asunto como si lo que realmente te gusta es leer novelas con gran valor histórico, “Manituana” te ofrecerá esas dos cosas además de un sinfín de aventuras, reflexiones y situaciones que hacen de ella, ante todo, una obra muy humana. Adentraos en Las Mil Islas, adentraos en "Manituana".


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