miércoles, 20 de julio de 2016

Rock Fest Barcelona 2016: Jornada Del Viernes









Segundo año consecutivo que me acerco por Can Zam a disfrutar del Rock Fest Barcelona. En primer lugar, quiero volver a dejar claro que esta no es una crónica detallada de todos y cada uno de los grupos que pasaron por los escenarios, pues no soy corresponsal de ninguna revista ni nada parecido. Aquí os encontraréis mi experiencia, vivida durante y fuera de dichas actuaciones. Esto implica que habrá veces que no estéis de acuerdo con mis reflexiones, algo totalmente aceptable, y que echéis de menos a ciertas bandas que para vosotr@s eran esenciales en el cartel y que, para mí, no lo son tanto.




Empecemos por la organización. Resaltaría la facilidad de acceder al recinto durante esta edición. Nada de colas insufribles y descontroladas como el año pasado. Tardamos en entrar alrededor de diez minutos, mucha diferencia, para bien, con respecto a 2015 en ese sentido. No sé si es que ampliaron el perímetro del concierto, pero a mí me parecía que todo estaba más cerca que el año anterior, la llegada desde la boca de metro, el chiringuito del parque, la entrada, vamos, que me quedé flipao cuando vi que desde que salías del metro hasta que entrabas pasaban, a penas, unos minutos. Una vez dentro, sí que te percatabas de que aquello era un poco más grande. El muñeco hinchable, al que tó dios llama ya Rosendo, que sirve de punto de encuentro para mucha peña, incluida la nuestra, pegado a la zona de servicios, muy amplia, por cierto, a esto le seguía una pequeña entrada con ráfagas de agua para paliar el calor sofocante que hizo, y de aquí p´alante un montón de atracciones, batería y guitarra gigantes para hacerse fotos, stand de Juego De Tronos patrocinado por una empresa de telefonía y barras por aquí y por allá que te servían con diligencia. En cuanto a la zona de puestos y comida, mucho mejor que hace doce meses, con más variedad en ambas cosas. A resaltar la carpa dedicada a Motörhead donde cada cierto tiempo podías disfrutar de una pequeña actuación de una banda tributo, todo un homenaje a Lemmy.




Pues bien, una vez hechos los halagos de la organización pasemos una pequeña queja, digo pequeña porque sería algo fácil de solventar. Si hubo una cosa que me gustó bastante del año pasado fue el separar los servicios para tías y tíos. Aquí volvimos a la rutina de siempre y, a pesar de que había suficientes, una zona mayor a la entrada, como he dicho, y otra mucho más pequeña al fondo, nuestras compañeras siguen haciendo mucha más cola que nosotros. Supongo que pensarían que ganando en cantidad hacían lo propio en calidad, para saber si esto es totalmente cierto habría que preguntarles a ellas que son las que siempre sufren estos percances a la hora de ir al servicio.






Después de pasar la mañana por Las Ramblas y alrededores comprando cosillas, tomando algo, comiendo, triunfamos con el sitio de la comida, unas chicas supermajas además de un menú excelente y nada caro, y disfrutando de la zona, salimos para el lugar donde se celebraba el festival. Pasando por alto la perrería de alguno de los que íbamos a la hora de coger una línea u otra de metro, tuvimos que esperar un poco más de lo debido porque alguien en la línea 1 tuvo algún problema de salud. Yo me empecé a poner nervioso ya que veía que me pasaría con Coroner, era el primer grupo que me interesaba ver, lo mismo que con Rosendo en el 2015. Llegamos, menos mal que lo de la pulsera fue rápido, justo cinco minutos antes de que la descarga de los suizos. Coroner empezó flojo, quizá demasiado, pero se fue recuperando poco a poco hasta ofrecer un show, llamémosle, correcto. Es verdad que estuvieron un poco fríos para el calor que hacía y ser esta su primera actuación por estos lares. Aquell@s que los seguimos desde hace tiempo acabamos un poco decepcionados ya que se centraron en sus últimos trabajos y poco nos agradaron con temas de su anterior época. Gozaron de un sonido aceptable y conectaron bien con trallazos como el mítico “Masked Jackal”. Todo esto se puede explicar echando un vistazo a su web y comprobando que, de los cuatro componentes, sí, ellos dirán que son un trío, pero la presencia de Daniel Stoessel a los teclados y voces me pareció fundamental durante su concierto, los cabezas pensantes de la banda, el bajista y vocalista Ron Broder y el guitarra Tommy Vetterli, tiene por mejor álbum del grupo a “Grin”. La verdad es que esperaba más de ellos, pero así se dio la cosa.





Tyketto no es que sea una de mis bandas preferidas, pero fue esto de tenerlos en frente y prestarles cierta atención que me pareció que se lo curraron bastante. Buen sonido, mucha conexión con l@s presentes y mucho movimiento en escena, esto tampoco es nada nuevo en este tipo de bandas. Puedo decir que me gustó lo poco o mucho que vi de ellos, me parecieron más simpáticos y cercanos que Coroner, algo que siempre es de agradecer. Teníamos a Heaven Shall Burn de fondo mientras nos acercábamos al muñeco hinchable, punto de encuentro, para reunirnos por primera vez la trupe que íbamos, peña de Rentería, Cáceres o Málaga, entre otros sitios. A pesar de que no vimos su actuación, el momento se centró en saludos, cervezas y demás, no me cansé de repetir que estaban sonando cañón. Me pareció una banda potente con la que, seguramente, habría disfrutado. En fin, las cosas de los festivales y sus situaciones, otra vez será.





Salimos fuera a comer unos bocadillos, tomar algo y conversar sobre el viaje y otros temas y volvimos para los Mägo De Oz. Yo nunca he sido seguidor de la banda, es más, la mayoría de sus temas no me dicen absolutamente nada, pero he de reconocer que montan un gran show y que la peña pasa un gran rato con ellos. Comenzaron con una intro para pasar directamente, fuegos y confetis incluidos, a “Satania”. Siguieron con “La Cruz De Santiago” y “Pensatorium” y empecé anotar que la voz de Zen tenía un sonido más bajo que el de los instrumentos. Continuaron hasta llegar a “Molinos De Viento”, esta quizá fuera la que más me gustó, y terminaron con la extensa “Finisterra”. Duelo de críticas entre los que echaron de menos “Fiesta Pagana” y los que no, y entre los que pensaban que tocar un tema tan dilatado como el último estaba bien para un festival o no. Yo vuelvo a lo de antes, a mí es una banda que no me vuela la cabeza, nunca lo hizo, así que dejo esas diatribas para sus fans. Eso sí, todo mi respeto hacia uno de los combos más internacionales de este Estado, sobre todo, por la cantidad de veces que han salido fuera y han llevado de teloneros a grupos de aquí, entre otras cosas.






Con Kreator es cuando, realmente, comenzó para este que escribe el Rock Fest 2016. Primer puño en la cara con “Enemy Of God”, todo un comienzo. Tuvieron un sonido bastante bueno y una puesta en escena, con llamas y juego de luces, sobresaliente. Como es normal en este tipo de bandas, poco descanso a la hora de seguir con “Terrible Certainty” y “Phobia”. Si el comienzo fue brutal con estas dos ya tenían a todo el mundo en el bolsillo. Después de fundir en una “Awakening The Gods” y “Endless Pain”, volvieron a meternos pal cuerpo sin parar cortes como “Phantom Antichrist”, que buena esta, “Hordes Of Chaos” y “Civilization Collapse”, tres momentos que, con “From Flood Into Fire” de por medio, nos llevaron a lo más alto de la actuación. Para terminar, como era de esperar, dos canciones que tod@s esperábamos, “Violent Revolution”, estribillo gritado con fuerza por el público, y “Pleasure To Kill”, tema que ya forma parte de la historia del propio Thrash Metal. Muy buenos Kreator, de lo mejor del festival, para mi gusto.






Michael Schenker vino sin su proyecto Temple Of Rock, prefirió ofrecernos un show con miembros de lo que ha sido su carrera en solitario como MSG. Entre estos destacó, no podría ser de otra forma, Gary Bardem a la voz, aunque el trabajo de Chris Glen al bajo, Steve Mann a la guitarra y teclados y Ted McKenna a la batería estuvo a la altura del momento. No es que no me gustara, pero no lo pasé tan en grande como la última vez que vi al rubio guitarrista. Puede que fuera que la mayoría de los temas que cayeron eran de la época de Bardem, quizá, por eso, no me resultó tan impactante su concierto. De todas formas, pasamos un gran momento desde “Into The Arena”, con la que empezaron, y “Attack Of The Mad Axeman” pasando por “Rock My Nights Away” o “Cry For The Nations”, hasta la traca final a cargo de “Armed And Ready”, brutal, “Coast To Coast”, siento decirlo, pero me gustó más la versión de Scorpions quince días atrás en Córdoba, “Doctor, Doctor”, os podéis imaginar cómo nos pusimos tod@s con ésta, y “Rock Bottom”, con la que cerraron. Buena actuación, en general, del guitarrista alemán y sus secuaces, nunca sobra el verle con distintas formaciones, razón por la que unas veces gustará más y otras menos.





Como era de esperar, Blind Guardian creó mucha expectación entre sus fans. Yo no me encuentro entre ell@s, el Power Metal nunca ha sido un palo que me gustase demasiado. Los vimos de lejos entre charlas y guardando sitio para lo que se nos venía encima que no fue poco, todo sea dicho. Espero que gustaran a sus adept@s, yo, desde fuera, sólo escuché buenas críticas de su actuación, pero éstas son sólo opiniones externas a mi persona. Siempre viene bien un poco de variedad en el cartel, así hay bandas para todo el mundo.





Y llegó el momento que much@s de l@s asistentes estábamos esperando, no sólo del viernes, sino de todo el festival, pues una elevada cantidad del público, entre la que me incluyo, nunca habíamos visto antes a King Diamond, incluso sé de gente, como el compañero Iván, que fue, sobre todo por el voceras danés. Cuando se ofrece un gran show apoyado por un juego de luces impresionante, un escenario impactante con esas escaleras, llamas y demás, una teatralidad sublime, unos músicos excelentes y unos temas que sonaron brutales, da por seguro que conquistarás a la audiencia desde el instante uno, eso fue los que pasó con King Diamond. Nos mantuvo, a tod@s l@s que nos quedamos, pegados, visual y sonoramente, a las tablas. Una vez que sonó “The Wizard”, de Uriah Heep, apareció en escena, mientras atronaba la intro “Out For The Asylum”, la vieja de “Them” en su silla de ruedas. Esto dio paso al señor de las tinieblas nórdico interpretando, era de esperar, “Welcome Home”. Tremendo comienzo para mostrarnos el buen estado de voz de Diamond después de tantos percances sufridos con su corazón. A partir de aquí fue guantazo pa un lao, guantazo pal otro. “Sleepless Night” y “Halloween”, esta me encantó, pusieron patas arriba al recinto. Un poco de respiro, si se puede decir porque no es exactamente lo que vivimos, con “Eye Of The Witch”, y momento para recordarnos a su banda mater, Mercyful Fate, con “Melissa” y “Come To The Sabbath”. De verás que casi me da algo con estas dos, sobre todo con la primera. Os recuerdo que, durante todo este tiempo, no dejaron de ofrecernos un show terroríficamente bestia. Tod@s sabíamos de antemano que tocaría “Abigail” entero, por eso, cuando comenzó la intro “Funeral” nos dimos cuenta de que había llegado el momento para hacerlo. Lo interpretó en orden pues el sentido del álbum lo requiere así. Es uno de sus mejores trabajos, sin duda, de forma que en ningún momento se hizo pesado, todo lo contrario. Una gran escenificación por parte de King Diamond y los personajes que iba apareciendo encima del escenario. Tremenda interpretación musical, no podía ser de otra forma, con cortes como “Arrival”, “Omens”, “The Possession” o la propia “Abigail” que precedió al final con “Black Horsemen”, al igual que en el redondo. Puede que esta crónica sobre King Diamond os parezca simplona, pero, de verdad, si tuviera que explicar palmo a palmo lo que nos ofreció llenaría varias páginas y tampoco es cuestión de aburrir, algo que, os aseguro, no nos pasó en ningún momento de su actuación. Grande, muy grande mister terror que vino del norte. Si nos hubiera ofrecido algún bis también se lo hubiéramos agradecido, aunque tod@s salimos con una sonrisa tenebrosa de su actuación. No dudéis en ir a verlo cuando tengáis oportunidad, pues hay pocas para hacerlo por estos rincones y nunca se sabe cuándo será la próxima.





Unos que se van para casa y otros que se esperan un poco y hacen tiempo para ver qué nos ofrece el Boni. Si hubiéramos sabido lo que íbamos a tardar en pillar taxi me hubiera quedado a ver su concierto íntegro. Sólo pude presenciar el primer cuarto de hora de la actuación pensando que llegaríamos pronto al apartamento con la intención de descansar para la jornada del sábado que se preveía, así fue, colosal. Digamos que la espera, de casi una hora, la compensamos con un buen momento de conversación y risas con dos gallegos que conocimos en la cola y con los que compartimos muchos más ratos del festival, incluida la espera del avión de vuelta. Ya llegará el momento de contaros esas cosas. Primero… la jornada de Leize, Maiden, Doro y compañía.


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