Segundo año consecutivo que me acerco por Can Zam a disfrutar
del Rock Fest Barcelona. En primer lugar, quiero volver a dejar claro que esta
no es una crónica detallada de todos y cada uno de los grupos que pasaron por
los escenarios, pues no soy corresponsal de ninguna revista ni nada parecido.
Aquí os encontraréis mi experiencia, vivida durante y fuera de dichas
actuaciones. Esto implica que habrá veces que no estéis de acuerdo con mis
reflexiones, algo totalmente aceptable, y que echéis de menos a ciertas bandas
que para vosotr@s eran esenciales en el cartel y que, para mí, no lo son tanto.
Empecemos por la organización. Resaltaría la facilidad de
acceder al recinto durante esta edición. Nada de colas insufribles y
descontroladas como el año pasado. Tardamos en entrar alrededor de diez
minutos, mucha diferencia, para bien, con respecto a 2015 en ese sentido. No sé
si es que ampliaron el perímetro del concierto, pero a mí me parecía que todo
estaba más cerca que el año anterior, la llegada desde la boca de metro, el
chiringuito del parque, la entrada, vamos, que me quedé flipao cuando vi que
desde que salías del metro hasta que entrabas pasaban, a penas, unos minutos.
Una vez dentro, sí que te percatabas de que aquello era un poco más grande. El
muñeco hinchable, al que tó dios llama ya Rosendo, que sirve de punto de
encuentro para mucha peña, incluida la nuestra, pegado a la zona de servicios,
muy amplia, por cierto, a esto le seguía una pequeña entrada con ráfagas de
agua para paliar el calor sofocante que hizo, y de aquí p´alante un montón de
atracciones, batería y guitarra gigantes para hacerse fotos, stand de Juego De
Tronos patrocinado por una empresa de telefonía y barras por aquí y por allá
que te servían con diligencia. En cuanto a la zona de puestos y comida, mucho
mejor que hace doce meses, con más variedad en ambas cosas. A resaltar la carpa
dedicada a Motörhead donde cada cierto tiempo podías disfrutar de una pequeña
actuación de una banda tributo, todo un homenaje a Lemmy.
Pues bien, una vez hechos los halagos de la organización
pasemos una pequeña queja, digo pequeña porque sería algo fácil de solventar.
Si hubo una cosa que me gustó bastante del año pasado fue el separar los
servicios para tías y tíos. Aquí volvimos a la rutina de siempre y, a pesar de
que había suficientes, una zona mayor a la entrada, como he dicho, y otra mucho
más pequeña al fondo, nuestras compañeras siguen haciendo mucha más cola que
nosotros. Supongo que pensarían que ganando en cantidad hacían lo propio en
calidad, para saber si esto es totalmente cierto habría que preguntarles a
ellas que son las que siempre sufren estos percances a la hora de ir al
servicio.
Después de pasar la mañana por Las Ramblas y alrededores
comprando cosillas, tomando algo, comiendo, triunfamos con el sitio de la
comida, unas chicas supermajas además de un menú excelente y nada caro, y
disfrutando de la zona, salimos para el lugar donde se celebraba el festival.
Pasando por alto la perrería de alguno de los que íbamos a la hora de coger una
línea u otra de metro, tuvimos que esperar un poco más de lo debido porque
alguien en la línea 1 tuvo algún problema de salud. Yo me empecé a poner
nervioso ya que veía que me pasaría con Coroner, era el primer grupo que me
interesaba ver, lo mismo que con Rosendo en el 2015. Llegamos, menos mal que lo
de la pulsera fue rápido, justo cinco minutos antes de que la descarga de los
suizos. Coroner empezó flojo, quizá demasiado, pero se fue recuperando poco a
poco hasta ofrecer un show, llamémosle, correcto. Es verdad que estuvieron un
poco fríos para el calor que hacía y ser esta su primera actuación por estos
lares. Aquell@s que los seguimos desde hace tiempo acabamos un poco
decepcionados ya que se centraron en sus últimos trabajos y poco nos agradaron
con temas de su anterior época. Gozaron de un sonido aceptable y conectaron
bien con trallazos como el mítico “Masked Jackal”. Todo esto se puede explicar
echando un vistazo a su web y comprobando que, de los cuatro componentes, sí,
ellos dirán que son un trío, pero la presencia de Daniel Stoessel a los
teclados y voces me pareció fundamental durante su concierto, los cabezas
pensantes de la banda, el bajista y vocalista Ron Broder y el guitarra Tommy
Vetterli, tiene por mejor álbum del grupo a “Grin”. La verdad es que esperaba
más de ellos, pero así se dio la cosa.
Tyketto no es que sea una de mis bandas preferidas, pero fue
esto de tenerlos en frente y prestarles cierta atención que me pareció que se
lo curraron bastante. Buen sonido, mucha conexión con l@s presentes y mucho
movimiento en escena, esto tampoco es nada nuevo en este tipo de bandas. Puedo
decir que me gustó lo poco o mucho que vi de ellos, me parecieron más
simpáticos y cercanos que Coroner, algo que siempre es de agradecer. Teníamos a
Heaven Shall Burn de fondo mientras nos acercábamos al muñeco hinchable, punto
de encuentro, para reunirnos por primera vez la trupe que íbamos, peña de
Rentería, Cáceres o Málaga, entre otros sitios. A pesar de que no vimos su
actuación, el momento se centró en saludos, cervezas y demás, no me cansé de
repetir que estaban sonando cañón. Me pareció una banda potente con la que,
seguramente, habría disfrutado. En fin, las cosas de los festivales y sus
situaciones, otra vez será.
Salimos fuera a comer unos bocadillos, tomar algo y conversar
sobre el viaje y otros temas y volvimos para los Mägo De Oz. Yo nunca he sido
seguidor de la banda, es más, la mayoría de sus temas no me dicen absolutamente
nada, pero he de reconocer que montan un gran show y que la peña pasa un gran
rato con ellos. Comenzaron con una intro para pasar directamente, fuegos y
confetis incluidos, a “Satania”. Siguieron con “La Cruz De Santiago” y
“Pensatorium” y empecé anotar que la voz de Zen tenía un sonido más bajo que el
de los instrumentos. Continuaron hasta llegar a “Molinos De Viento”, esta quizá
fuera la que más me gustó, y terminaron con la extensa “Finisterra”. Duelo de
críticas entre los que echaron de menos “Fiesta Pagana” y los que no, y entre
los que pensaban que tocar un tema tan dilatado como el último estaba bien para
un festival o no. Yo vuelvo a lo de antes, a mí es una banda que no me vuela la
cabeza, nunca lo hizo, así que dejo esas diatribas para sus fans. Eso sí, todo
mi respeto hacia uno de los combos más internacionales de este Estado, sobre
todo, por la cantidad de veces que han salido fuera y han llevado de teloneros
a grupos de aquí, entre otras cosas.
Con Kreator es cuando, realmente, comenzó para este que
escribe el Rock Fest 2016. Primer puño en la cara con “Enemy Of God”, todo un
comienzo. Tuvieron un sonido bastante bueno y una puesta en escena, con llamas
y juego de luces, sobresaliente. Como es normal en este tipo de bandas, poco
descanso a la hora de seguir con “Terrible Certainty” y “Phobia”. Si el
comienzo fue brutal con estas dos ya tenían a todo el mundo en el bolsillo.
Después de fundir en una “Awakening The Gods” y “Endless Pain”, volvieron a
meternos pal cuerpo sin parar cortes como “Phantom Antichrist”, que buena esta,
“Hordes Of Chaos” y “Civilization Collapse”, tres momentos que, con “From Flood
Into Fire” de por medio, nos llevaron a lo más alto de la actuación. Para
terminar, como era de esperar, dos canciones que tod@s esperábamos, “Violent
Revolution”, estribillo gritado con fuerza por el público, y “Pleasure To
Kill”, tema que ya forma parte de la historia del propio Thrash Metal. Muy
buenos Kreator, de lo mejor del festival, para mi gusto.
Michael Schenker vino sin su proyecto Temple Of Rock,
prefirió ofrecernos un show con miembros de lo que ha sido su carrera en
solitario como MSG. Entre estos destacó, no podría ser de otra forma, Gary
Bardem a la voz, aunque el trabajo de Chris Glen al bajo, Steve Mann a la
guitarra y teclados y Ted McKenna a la batería estuvo a la altura del momento. No
es que no me gustara, pero no lo pasé tan en grande como la última vez que vi
al rubio guitarrista. Puede que fuera que la mayoría de los temas que cayeron
eran de la época de Bardem, quizá, por eso, no me resultó tan impactante su
concierto. De todas formas, pasamos un gran momento desde “Into The Arena”, con
la que empezaron, y “Attack Of The Mad Axeman” pasando por “Rock My Nights Away”
o “Cry For The Nations”, hasta la traca final a cargo de “Armed And Ready”,
brutal, “Coast To Coast”, siento decirlo, pero me gustó más la versión de
Scorpions quince días atrás en Córdoba, “Doctor, Doctor”, os podéis imaginar cómo
nos pusimos tod@s con ésta, y “Rock Bottom”, con la que cerraron. Buena actuación,
en general, del guitarrista alemán y sus secuaces, nunca sobra el verle con
distintas formaciones, razón por la que unas veces gustará más y otras menos.
Como era de esperar, Blind Guardian creó mucha expectación
entre sus fans. Yo no me encuentro entre ell@s, el Power Metal nunca ha sido un
palo que me gustase demasiado. Los vimos de lejos entre charlas y guardando
sitio para lo que se nos venía encima que no fue poco, todo sea dicho. Espero que
gustaran a sus adept@s, yo, desde fuera, sólo escuché buenas críticas de su
actuación, pero éstas son sólo opiniones externas a mi persona. Siempre viene
bien un poco de variedad en el cartel, así hay bandas para todo el mundo.
Y llegó el momento que much@s de l@s asistentes estábamos
esperando, no sólo del viernes, sino de todo el festival, pues una elevada
cantidad del público, entre la que me incluyo, nunca habíamos visto antes a
King Diamond, incluso sé de gente, como el compañero Iván, que fue, sobre todo
por el voceras danés. Cuando se ofrece un gran show apoyado por un juego de
luces impresionante, un escenario impactante con esas escaleras, llamas y
demás, una teatralidad sublime, unos músicos excelentes y unos temas que
sonaron brutales, da por seguro que conquistarás a la audiencia desde el
instante uno, eso fue los que pasó con King Diamond. Nos mantuvo, a tod@s l@s
que nos quedamos, pegados, visual y sonoramente, a las tablas. Una vez que sonó
“The Wizard”, de Uriah Heep, apareció en escena, mientras atronaba la intro “Out
For The Asylum”, la vieja de “Them” en su silla de ruedas. Esto dio paso al
señor de las tinieblas nórdico interpretando, era de esperar, “Welcome Home”. Tremendo
comienzo para mostrarnos el buen estado de voz de Diamond después de tantos
percances sufridos con su corazón. A partir de aquí fue guantazo pa un lao,
guantazo pal otro. “Sleepless Night” y “Halloween”, esta me encantó, pusieron
patas arriba al recinto. Un poco de respiro, si se puede decir porque no es
exactamente lo que vivimos, con “Eye Of The Witch”, y momento para recordarnos
a su banda mater, Mercyful Fate, con “Melissa” y “Come To The Sabbath”. De verás
que casi me da algo con estas dos, sobre todo con la primera. Os recuerdo que,
durante todo este tiempo, no dejaron de ofrecernos un show terroríficamente
bestia. Tod@s sabíamos de antemano que tocaría “Abigail” entero, por eso,
cuando comenzó la intro “Funeral” nos dimos cuenta de que había llegado el
momento para hacerlo. Lo interpretó en orden pues el sentido del álbum lo
requiere así. Es uno de sus mejores trabajos, sin duda, de forma que en ningún
momento se hizo pesado, todo lo contrario. Una gran escenificación por parte de
King Diamond y los personajes que iba apareciendo encima del escenario. Tremenda
interpretación musical, no podía ser de otra forma, con cortes como “Arrival”, “Omens”,
“The Possession” o la propia “Abigail” que precedió al final con “Black
Horsemen”, al igual que en el redondo. Puede que esta crónica sobre King
Diamond os parezca simplona, pero, de verdad, si tuviera que explicar palmo a
palmo lo que nos ofreció llenaría varias páginas y tampoco es cuestión de aburrir,
algo que, os aseguro, no nos pasó en ningún momento de su actuación. Grande,
muy grande mister terror que vino del norte. Si nos hubiera ofrecido algún bis
también se lo hubiéramos agradecido, aunque tod@s salimos con una sonrisa
tenebrosa de su actuación. No dudéis en ir a verlo cuando tengáis oportunidad,
pues hay pocas para hacerlo por estos rincones y nunca se sabe cuándo será la
próxima.
Unos que se van para casa y otros que se esperan un poco y
hacen tiempo para ver qué nos ofrece el Boni. Si hubiéramos sabido lo que
íbamos a tardar en pillar taxi me hubiera quedado a ver su concierto íntegro. Sólo
pude presenciar el primer cuarto de hora de la actuación pensando que
llegaríamos pronto al apartamento con la intención de descansar para la jornada
del sábado que se preveía, así fue, colosal. Digamos que la espera, de casi una
hora, la compensamos con un buen momento de conversación y risas con dos
gallegos que conocimos en la cola y con los que compartimos muchos más ratos
del festival, incluida la espera del avión de vuelta. Ya llegará el momento de
contaros esas cosas. Primero… la jornada de Leize, Maiden, Doro y compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario