Tengo que volver a reconocer que nunca he sido un gran
seguidor de la carrera musical de Lluís Llach, pero, de seguir así, seguro que
me convertiré, se puede decir que ya lo soy, en un incondicional de sus
novelas. Después de “Memoria De Unos Ojos Pintados”, de la cual también podéis
leer un artículo en este blog, publicó, a finales de 2014, esta su segunda
obra, “Las Mujeres De La Principal”. Quiero agradecer el consejo de la
compañera encargada de la librería Berkana de Madrid por su consejo a la hora
de elegir algún libro de su tienda. Estuvimos hablando del primer trabajo del
escritor catalán y me insistió con este segundo, todo un acierto. Insistiré, a
su vez, en no comparar ambos textos. Los dos son de indudable calidad, pero muy
diferentes, en desarrollo y en contexto.
“Las Mujeres De La Principal” nos cuenta la lucha de tres
mujeres de la misma familia, abuela, madre e hija que batallan por sacar
adelante tanto su casa señorial como el negocio familiar basado en unas
bodegas. El marco donde trascurren los hechos que descubriremos será una región
llamada La Abadía, enmarcada en la Cataluña rural, desde finales del siglo XIX
hasta principios de XXI. Todo aliñado con un misterioso crimen ocurrido justo
en mismo día del alzamiento fascista en España que tendrá que esperar a
resolverse una vez acabe la contienda que siguió a este brutal acontecimiento.
Dicho así poco aportaría este artículo a las sinopsis que podéis encontrar en
la contraportada del libro o en muchos de los comentarios que pululan por la
red.
Para mí, este libro gira alrededor de, digamos, tres temas
claves. El primero sería, evidentemente, la vida de estas tres mujeres. Como
punto de partida nos situaríamos en la época de Andreu Roderich, padre de María
Roderich, primera de nuestras protagonistas, conocida por aquellos contornos
como La Vieja. Una vez que la filoxera llega a la comarca de La Abadía, aquí se
encuentra Pous, pueblo donde se desarrolla la mayor parte de la novela, el
terrateniente Roderich se ve obligado a arrancar sus cepas y cambiar de
residencia obligando a su hija María a responsabilizarse de La Principal,
vivienda habitual de la familia, con el pretexto de que no se pierdan las
raíces de la estirpe. La muerte repentina del patriarca y la lectura del
testamento de éste convertirán a María Roderich en la mujer más poderosa de la
comarca. Su vida será una continua contienda por sacar adelante la bodega, una
mujer en un negocio de hombres. Se enamorará de Narcís Magí durante un baile
y fruto de este amor nacerá
María Magí. Quizá lo más destacable de María Roderich sea su coraje, algo que
le llevará a ser alguien impasible, sobre todo una vez que la muerte le
arrebata a su marido. Es un personaje con muchísima fuerza y con un gran
trasfondo que deberéis descubrir en estas páginas.
María Magí está muy influenciada por las lecturas que tiene a
mano de la gran biblioteca que su padre mandó construir en La Principal. A
pesar de que su predecesora fuera una adepta al régimen imperante, ella no
comparte muchas de las ideas del mismo. Esto sería un grave problema para
cualquier habitante de Pous, pueblo republicano durante la guerra, pero la
posición social de La Señora, nombre con el que se conoce a María por los
alrededores, la coloca, como es normal, en una situación privilegiada. De
carácter similar a su progenitora, dicho status social le permitirá llevar a
cabo ciertos actos que, de otra manera, serían impensables para una mujer de la
época.
Justo el 18 de Julio de 1936 se comete un asesinato, digamos
pasional, en la zona. Este sería el segundo asunto importante de la novela. Con
él descubriremos a otros personajes que no sólo son lo que se conoce, qué poco
me gusta este término, como secundarios. Alrededor de este acto se presentarán
Úrsula, mayordoma de toda la vida de La Principal y conocedora de todo lo
ocurrido en esas paredes en los últimos cincuenta años, o el inspector Luis
Recader, un verdadero sabueso obsesionado con las investigaciones novelescas
que busca el perfeccionismo en su labor y que acabará sucumbiendo ante una
realidad bien distinta de la que tiene en mente. A parte de estas dos personas,
saldrán a escena LLorenç y su familia, algún hombre con el que mantiene
relaciones sexuales, además de determinados habitantes de la localidad,
incluido el párroco de la misma. Demasiado escueto para aclarar algo, pero esa es
mi intención pues si nombrara a alguien más todo, o casi todo, quedaría
destapado, algo que quiero impedir a toda costa.
La tercera cuestión a destacar de este libro sería la
bisexualidad. Partiendo de LLorenç como centro de dicha conducta, Llach explica
cómo se vivía, esto se puede entender como un eufemismo, cualquier tendencia
sexual diferente a la “normal” en aquellos primeros años de posguerra. Si hoy
en día la lucha es ardua, en este Estado seguimos siendo el colectivo con mayor
número de agresiones por odio al año, os podéis imaginar lo que suponía tener
relaciones de este tipo bajo el yugo de un régimen fascista. María y LLorenç se
conocen desde los dos años. Ella está enamorada de él desde esa temprana edad,
pero descubrirlo en plena faena con uno de los trabajadores de la casa elevará
sus celos a la altura de lo imperdonable. Este descubrimiento tendrá unas
consecuencias claves en el progreso de los acontecimientos que vendrán a
continuación, incluido el asesinato del que hablamos con anterioridad. A pesar
de todo, ella luchará por LLorenç, conseguirá casarse con él y tendrán una
relación de lo más comentada por aquellos lares de la cual nacerá nuestra
tercera mujer protagonista, María Costa. Esta es una mujer viajada que ha
luchado por las ideas revolucionarias del Mayo del 68. Nunca se ha preocupado
en exceso, al menos no de la misma forma que su madre y abuela, de los asuntos
de La Principal, pero, a sus sesenta años, se ve al frente de la misma
compartiendo verdades y confidencias con su nonagenario padre. Es en el
trascurso de estas comunicaciones familiares donde se destaparán muchas de las
claves de la obra.
No quiero finalizar este artículo sin resaltar la técnica
utilizada por Lluís en estas páginas. Siempre he sido un gran seguidor de las
obras que van y vienen durante su desarrollo. Soy de los que opinan que,
siempre que se haga bien, como es el caso que nos concierne, acabas leyendo dos
o tres libros en uno. Esto te mantiene tan en vilo que lo único que pretendes
es llegar a ese punto de encuentro donde confluyen todo lo que sale a flote y
se hunde según la parte del texto donde te encuentres. Hace que la, ya de por
sí interesante, temática del libro, se multiplique de tal manera que no quieras
dejar de leer por mucho que el cansancio físico llame a las puertas de tus
párpados. Tampoco desearía poner fin sin sacar a relucir uno de los
interrogantes de este libro: ¿Sería todo igual si las protagonistas fueran tres
generaciones femeninas del pueblo llano? Evidentemente, no sería ni parecido,
pero las tres Marías de la Principal son muy conscientes de ello, algo que
siempre jugará a su favor. Enhorabuena, de nuevo, al autor, ya estoy deseando
tener entre mis manos su próximo libro.
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