lunes, 21 de abril de 2025

Eliseo García - Javier Urrera: "Días De Inmortalidad"

 




Este Días de inmortalidad, de Eliseo García y Javier Urrea, se encuadra en, digamos, esa saga de cómics donde l@s protagonistas están inspirados en aquell@s que vivimos la época que trata sus páginas envuelt@s en una música que lo era todo para nosotr@s, para mí lo sigue siendo, el Rock.





Eliseo es un madrileño contador de historias, como él mismo se define, licenciado en periodismo, colaborador en España de Schweizer Radio und Fernsehen (SRF), principal emisora pública de radio de Suiza y director, productor y guionista del cortometraje New Order Global Economy y del documental Don Quijote vive aquí. A esto hay que añadir su trabajo como reportero y editor en la Agencia Efe en Oriente Medio, África y corresponsal en los premios Oscar y los festivales de cine de Cannes, Venecia, Donostia y Marraquech. Tiene en su haber publicaciones como El magnífico libro de las ballenas, Tengo una banda de Rock, El misterioso caso de los animales extinguidos o El magnífico libro de los gatos, entre otros títulos. En cuanto al dibujante Javier Urrera, es un serigrafista profesional que ha trabajado como ilustrador para distintas editoriales y ha publicado un par de fanzines.





Días de inmortalidad sitúa su trama en el Madrid de mediados de los 80 del siglo pasado, en uno de esos tantos barrios donde la precariedad laboral, el alcoholismo, la heroína y la falta de futuro corrían por sus calles a su antojo. Está protagonizado por una pandilla de chic@s, Mugre, Rata, Chino, Rocky, Beli o Chicle, por nombrar algun@s, que bucean entre toda esa vorágine sacando la cabeza de vez cuando fumando porros, con alguna que otra raya de speed, bebiendo litros de cerveza, soñando con follar y pasando las noches en los bancos de cualquier parque y, excepcionalmente, en alguna de las discotecas Heavys de la ciudad. Cada cual con sus problemas familiares, su manera de entender el mundo y sus aspiraciones mezcladas con esa fuerza y compromiso que daba el grupo de colegas o basca, como se llamaba en su momento.





Hasta aquí todo correcto, pero he de reconocer que su lectura me ha resultado un poco agridulce. Y lo digo como alguien que vivió esa época con intensidad, pues podría haber sido cualquiera de esos chicos que protagonizan sus viñetas. El trabajo gráfico de Javier me ha parecido excepcional. El color, los rasgos de cada personaje y todo lo referente a los exteriores están más que conseguidos. Es en lo que respecta al guion donde he sentido esos altibajos. Como dije al principio de este humilde artículo, este no es el primer cómic que leo sobre esta temática y, aunque las comparaciones son odiosas, pues cada autor enfoca su obra desde su propio prisma, sí que he echado en falta algunos detalles, otros no me han cuadrado del todo y alguno me han parecido fantásticos.





Está claro que el curro que se han metido para realizar estas páginas es algo a resaltar, sobre todo en cuanto a carteles de las calles, qué ilusión me ha hecho ver el de Deep Purple en el Rayo Vallecano, mi primer concierto de un grupo de fuera, lugares míticos, como la Canciller o El Rastro, a la ropa, los conciertos o las referencias a cómics de la época con la aparición de las portadas de los mismos. Me ha gustado mucho cómo trata el tema de la homofobia y el hecho de que en nuestros grupos no tod@s eran Heavys, también había punkis, a pesar de los roces existentes entre estos dos grupos, y algún que otro rumbero, sobre todo porque lo normal es que nos conociésemos desde la infancia. A su vez, está muy tratada la cuestión de cómo cada un@ se buscaba la vida como bien podía, algun@ trapicheando, otr@s en negocios familiares y l@s no menos estudiando, con pocas o muchas esperanzas en su resultado, siempre con la sombra de la mili sobrevolando sus días. Ahora bien, he echado en falta varias cosas entre las que destacaría el hecho de que no haya ninguna chica Heavy, rockera, punky o como lo quieras llamar. Sí que es verdad que lo l@s tecno para nosotr@s eran lo peor del mundo, pero también es verdad que en la mayoría de las pandillas había varias mujeres que amaban este rollo tanto como lo tíos. Aquí la presencia de chicas rockeras es nula y eso es algo que no se puede pasar por alto. Otro asunto es el ya mencionado de la heroína. Y no me refiero a algo externo a nuestros grupos, como se trata en estas páginas, sino como algo que hizo estragos dentro de nuestras pandillas, pues más de un@ se quedó atrás, por decirlo suavemente, por esta plaga que arrasó ciudades y pueblos del Estado.





En conclusión, Días de inmortalidad es un buen documento gráfico acerca de unos años que ya no volverán y que no fueron ni mejores ni peores que los que les ha tocado vivir a l@s adolescentes actuales, muy conseguido el comentario de las páginas finales acerca de la música que est@s escuchan actualmente. Recomendable cien por cien para tod@s l@s que vivimos esa época porque cualquiera nos vemos reflejad@s en Pepepótamo, Francis o Mono, y para aquell@s que quieran saber que en cualquiera de nuestros rincones y esquinas existía algo que poco tenía que ver con la manida «Movida madrileña». De todos los personajes, personalmente, me quedo con Tarzán y sus dudas existenciales, las mismas que teníamos los gays rockeros en su momento y que, la mayoría, supimos dejar atrás siempre acompañados por la música que, como bien dicen Tahúres Zurdos, siempre nos ha sido fiel. Eliseo y Javier, mi más sincera enhorabuena.







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