La producción de cómics en este Estado continúa a un gran
nivel. Así lo demuestra El cielo en la cabeza, con guion de Antonio
Altarriba, dibujos de Sergio García y color a cargo de Lola Moral. Supongo que
para much@s no deja de ser una obra más acerca de la tragedia de la
inmigración, razón por la que no le prestará demasiada atención y argumento que
me saca de quicio por no hacerlo. La frialdad con la que se normaliza ciertos
asuntos, ya sea la memoria histórica, la violencia machista o el plasmado en
estas páginas, entre otros, es consecuencia directa de la indiferencia hacia el
otro tan asentada en esta sociedad que presume de defender los derechos de
tod@s. Unos medios de comunicación que pasan de puntillas por estos temas,
cuando no se valen de ellos de manera amarillista o para promover el odio,
sirven de caldo de cultivo para dicha manera de actuar. Y como guinda del
pastel, ese sentimiento palpable dentro de esa supuesta jerarquía de la pobreza
que lleva a pobres a rechazar a otr@s pobres para sentirse engañosamente menos
pobres. Tampoco hay que caer en lo facilón de: «To´l mundo es bueno». Este cómic tira
dicha teoría por tierra sin ni siquiera pisar Europa, pero los prejuicios
convertidos es eslóganes tienen mucho, pero que mucho peligro.
Se me hace un poco raro hablar a estas alturas de
alguien como Antonio Altarriba. Lo digo porque este zaragozano, hijo «de un
anarquista y una monja», es uno de los guionistas más reconocido dentro del
mundo de las viñetas del Estado. Labor que le llevó a recibir el Premio
Nacional de Cómic en el 2009 por El arte de volar, junto a Kim. Novelista,
ensayista y catedrático de literatura francesa en la Universidad del País Vasco,
tiene en su haber obras tan destacadas como Yo, asesino o De vuelta,
Desfase y El paso del tiempo, las tres últimas con Luis Royo, por
nombrar algunas. En el cómic que nos concierne hace una magnífica labor, pero
de eso hablaremos en los párrafos siguientes.
Si el guion de Altarriba es excelente, a mi
parecer, lo que realmente destaca en estas páginas son los dibujos y el color
de Sergio García y Lola Moral, respectivamente. Una distribución de viñetas que
puede resultar caótica por momentos, en otros parecen cabalgar dentro del papel
y en algunos las formas estiradas de los personajes piden a gritos
salir del mismo, moldean la esencia misma de la trama. Salvando las distancias,
sobre todo porque el autor italiano dibujaba casi siempre en blanco y negro, he
percibido ese descontrol y desconcierto que tanto reflejaba Sergio Toppi en sus
cómics. Páginas con dibujos gigantes rodeados de escenas y personajes a los que
les da vida el trabajo de Lola con unos colores y unos fondos verdaderamente
exquisitos. Este granadino antiguo colaborador de la revista Viñetas, de
la que tengo algunos números por casa, fue premiado en el Festival de Illzach
por su obra Utopía, a la que hay que sumar Cómo hacer un cómic,
con el guionista francés Lewis Trondheim, Anatomía de una historieta, Historia
de una página o Cuerpos del delito, también con Atarriba. En cuanto
a Lola Moral, hablamos de una cordobesa que comparte vida y cabeza con Sergio
García. Amante de los burros, las plantas y el olor a tierra mojada, estudió
Bellas Artes en Granada, especializándose en Restauración de obras de Arte.
Entre l@s dos tienen publicados Los 3 caminos, Dexter London y Mono&Lobo,
a lo que hay que sumar su labor como guionista y colorista gráfica para las
editoriales Toon Books, Dupuis, Actes Sud, Ediciones Santillana y Dibbuks. Repito,
y no será la última vez que lo haga a lo largo de este artículo, el trabajo de
est@s dos andaluces es algo que me ha cautivado desde el primer minuto.
Todo lo que Altarriba refleja en el guion de este
cómic es conocido, en mayor o menor medida, por cualquiera de los residentes en
eso que tan engreídamente se da por llamar «primer mundo». Y si no le es
conocido es porque hace oídos sordos o vive en ese estado de confort basado en
la consigna de la indolencia o ambas cosas. Dicho esto, pasamos a hablar de los
entresijos, no de todos, evidentemente, de esta obra. Nivek es uno de l@s
cientos de niñ@s que extraen coltán en las minas del Congo. Después de sobrevivir
a un derrumbamiento de tierra gracias a su amigo Joseph, asesina a uno de los
vigilantes de la mina. Con este acto, que podría haberle acarreado la muerte, termina
convirtiéndose en un kadogo, o lo que es lo mismo, un niño soldado.
Después de superar el ritual de iniciación, se ve obligado a matar a toda su
familia como demostración de ser un buen soldado. Concluido el periodo de
entrenamiento, el cual ha compartido con Joseph como cocinero del clan, entra
en combate con la idea de expulsar al grupo rival para que el suyo se haga con
el control de las minas de este. Después de la visita de los grandes magnates
del gobierno, un representante del gobierno chino y alguno de las
multinacionales occidentales del sector, los dos niños deciden escapar en busca
del doctor «Coseculos». Pero la estancia en las instalaciones de este médico se
le hace tediosa y sin ningún tipo de futuro, por lo cual deciden volver a
escapar con el objetivo de alcanzar Europa.
El primer escollo que deben afrontar en este
periplo consiste en atravesar la selva, donde Joseph pondrá de manifiesto sus
conocimientos a la hora de sobrevivir en ella. Aquí conocerán a l@s Baka, que
los acogerán a la sombra de su legendaria hospitalidad. En esta parte del cómic
hay algunas de las páginas más impresionantes del trabajo de Sergio y Lola.
Aprenderán a usar la cerbatana y tendrán que demostrar su valía como guerreros
en la caza de un elefante. Antes de continuar su camino mediarán en una disputa
amorosa en la que las nociones culinarias de Joseph tendrán mucho que ver con
el resultado. El final de su andadura por la selva trae consigo la soledad de
Nivek tras la pérdida de su querido amigo.
En estas condiciones, el niño kadogo se
adentra en otro de los grandes paisajes africanos, la sabana, donde se topará
con un hechicero que lo convertirá en su ayudante antes de su visita a Babungo,
con la intención de prestar sus servicios a su rey que se encuentra gravemente
enfermo. Conoceremos las costumbres de la gente que habita en este sitio, así
como las intrigas palaciegas por conseguir el poder ante la inminente muerte
del monarca. Viendo el resultado de tales disputas y el de las atenciones del
hechicero, maestro y ayudante se ven obligados a abandonar el lugar. De este
modo, caminarán juntos hasta la frontera con el desierto, donde ambos se
despedirán para siempre.
A partir de este momento los sucesos transcurren
con rapidez, tanto en la vida de Nivek como en las páginas del cómic. Casi a
punto de ser tragado por la arena es rescatado gracias a la intervención Aisha,
mujer esencial en toda la trama, una integrante de una caravana de inmigrantes
cuyo fin es el mismo que el del joven congoleño. El guía de dicha caravana
resulta ser un traficante de personas que acabará vendiéndol@s a tod@s a otros
traficantes cuyo propósito es ponerles precio en uno de los tantos mercados de
esclavos de Libia. Libia, ese país que occidente presumio de haber librado de las garras
de un dictador y que, una vez «liberado» se ha convertido en uno de los lugares
más caóticos y crueles del planeta, sobre todo para l@s inmigrantes que se ven
obligad@s a atravesar su extenso territorio antes de alcanzar, si lo consiguen,
las costas del Mediterráneo. Aisha, como suele pasar en estos casos, es vendida
a las mafias de la prostitución mientras que Nivek, gracias a su carácter y
convencimiento de ser un guerrero, acabará luchando en batallas a vida o muerte
con otros inmigrantes entrenados para este tipo de peleas. Después de robar la
recaudación de las apuestas, y en compañía de otro luchador, el muchacho corre
al encuentro de Aisha. Con ella conocerá el sexo y el amor y tomará como suyo
el niño que esta lleva en sus entrañas fruto de cientos de violaciones. L@s
dos, junto a alguno de sus antiguos compañeros de fatigas durante el periplo
del desierto, alcanzan la ansiada orilla del Mediterráneo, no sin antes verse
obligad@s a sufrir el chantaje y las condiciones infrahumanas de aquellos que
le han prometido sus servicios para alcanzar el viejo continente.
El Mediterráneo, ese mar que ha visto nacer y
morir a tantas y reconocidas civilizaciones, será el encargado de separar los
destinos de Aisha y Nivek. Ella entrará a formar parte de ese grupo de almas y
cuerpos que reposan en sus profundidades como parte del olvido, y él alcanzará
España, con la ayuda de otro inmigrante, después de ser rescatado por un barco.
Como era de esperar, nada se desarrolla según lo previsto en los sueños del
joven. Una mala adaptación a su nuevo «trabajo» unida a una nueva demostración
de su espíritu guerrero le proporcionará un final con el que nunca contó.
Hasta aquí mi artículo sobre El cielo en la
cabeza. Un argumento tejido a base de solidaridad, crueldad, desprecio,
amor, esclavitud y amistad se fusiona con un gran trabajo de dibujo y color
para dar lugar a uno de los cómics que más me ha impresionado y gustado del 2023. Mi
más sincera enhorabuena a l@s tres. Obras como estas siguen siendo más que
necesarias en un mundo tan poco compasivo como el nuestro.
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