lunes, 2 de octubre de 2023

Neyef: "Hoka Hey!"

 



Hay muchas cosas en Hoka Hey! que he descubierto, otras que ya conocía y alguna que me ha impresionado bastante. Entre las primeras está el propio autor, Neyef, del que hablaré un poco a continuación; en cuanto a las segundas, haré referencia a todo el asunto de la «culturización» de los nativos norteamericanos por parte de la población blanca; y en lo relativo a la tercera, me quedo, sobre todo, con el trabajo de dibujo y color del propio autor, además de ofrecernos un guion con unos giros que te mantienen en tensión a lo largo de toda la lectura. En conclusión, si lo tuyo son las aventuras protagonizadas por indi@s, el western y esas cosas, te recomiendo este cómic, lo vas a disfrutar de lo lindo.


Neyef es el seudónimo que usa Romain Maufront para firmar sus obras. Nacido en Francia, aunque criado en Alemania, país en el que se aficionó a Dragon Ball, estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Pivaut (Nantes), dando sus primeros pasos como dibujante en el fanzine Le Chakipu. Durante cinco años fue el director artístico de la agencia multimedia Teamchman para grandes marcas (Warner Music, Swatch, Adidas...). Entre sus obras en el mundo de las viñetas destacan Puta Madre. Mutafukaz, por cuyo corto, anuncio del cómic del mismo título, obtuvo una nominación en el Sundance Salt Lake Festival en 2002, Bastardos Del Bayou o la que protagoniza este artículo, por la que ha recibido el Premio a la mejor novela gráfica de las librerías francesas 2023 en el último Festival de Angoulême.



La obra echa a andar reflejando esa cristianización, con una buena dosis de racismo, por parte del administrador de la reserva de Pine Ridge hacia George, un joven lakota huérfano adoptado por este clérigo cuya aspiración es convertirse en médico. Al tiempo que este pastor conversa plácidamente con una pretendiente bajo la sombra de un gran árbol, con Georges ejerciendo de sirviente esclavizado, nos enteramos de la situación de hambre y penuria que se vive en la reserva. Este momento se ve interrumpido por la aparición de los otros tres personajes principales de la trama: No Moon, una mujer lakota con un terrible pasado, Little Knife, un lakota movido por la venganza de la muerte de su madre, y Sully, un inmigrante irlandés huido de las «posibilidades» que le ofrecían las grandes urbes.




Todo gira alrededor de la búsqueda del padre de Little Knife para vengar la muerte de Blue Flower, nombre indio de su madre. George, que como hemos señalado está siendo educado en la Biblia por parte del reverendo encargado de los asuntos indios de la reserva, presencia la muerte de este y de su acompañante a manos del guerrero sioux. Como testigo no deseado, es atrapado y obligado a acompañar a los tres en su misión de vendetta. En un primer instante de esta travesía se hace una buena reflexión acerca de la esclavitud sumergida en la que ha vivido el joven y se comentan las pocas posibilidades que quedan en ese momento, estamos hablando de 1900, de que los sioux puedan manifestar libremente sus tradiciones y costumbres. A partir de aquí hace su aparición otro de los personajes clave en esta obra, el cazador de recompensas que los persigue para conseguir el pago por la vida de l@s tres fugitiv@s.




Las aventuras se unen a las desventuras en el camino de l@s prófugos. Una de ellas es la parada en una tienda para comprar tabaco y golosinas, durante la cual dejan un nuevo rastro de muertos y es aprovechada por Georges para escapar de sus captores. Fuga que es frustrada cuando es interceptado por Litlle Knife, que se ha separado de sus compinches para llevar a cabo esta misión, después de impedir que el joven pierda la vida a manos de un granjero. Esta situación da pie a que se cree un lazo de unión entre el adulto y el joven lakota, algo que se refleja en la enseñanza a disparar al niño, sorprendiendo su puntería. A su vez, el tramo que recorren juntos a lomo de sus respectivas cabalgaduras da lugar a que afloren las primeras confidencias por ambas partes. En este tiempo, el cazador de recompensas llega a la tienda y explica al dueño quiénes son los tres jinetes y la razón de su persecución. Entretanto, Litlle Knife y Georges continúan su viaje teniendo por conversación ciertas vivencias, como la situación y la historia de la madre del guerrero, además de las lecciones de caza que recibe el joven y los rituales lakota respecto a la misma.



Por otro lado, No Moon y Sully terminan topándose con el cazarrecompensas en un encuentro que tiene un final, llamémosle, dudoso. Antes de la reunión de los cuatro, el adulto sioux le explica a Georges el significado de la expresión Hoka Hey. Y una vez reunidos conoceremos la historia de la mujer lakota mientras cenan judías a la luz y el calor de la hoguera. De regreso a la travesía, nos enteraremos de alguna costumbre más de este pueblo indio con Georges interesándose por ciertos aspectos de la cultura de sus antepasados como son la religión, el concepto y las reglas de los buenos modales o la importancia del bisonte en su cultura.





Es el encuentro con una matanza de estos animales por parte de unos cazadores de pieles lo que da lugar al siguiente pasaje de esta historia. Siguiendo un minucioso plan para vengar la masacre de su animal sagrado pasan por las armas al grupo de cazadores, dejando un nuevo rastro de muerte del que se libra uno de ellos, que acaba ejerciendo de confidente del cazarrecompensas cuando este alcanza el campamento. A partir de aquí, y con la aparición de un nuevo personaje, otro irlandés anciano y ermitaño que lleva viviendo en el bosque cuatro décadas, comienza a desencadenarse lo que será el final de la trama, no sin antes conocer la verdadera historia de Sully. Accederemos a todo lo que lleva consigo un enterramiento sioux, durante el cual se hará una promesa esencial en el desenlace final, y Georges recibirá su nombre lakota. El trayecto en busca de la venganza familiar no termina como se esperaba, pero el joven indio dará con alguien que le ayudará a cumplir su sueño de ser médico, aunque el destino le tiene reservado un revés que le empujará a cumplir la promesa hecha años atrás.




Hacía tiempo que un cómic no me impactaba tanto. No solo porque me interese el tema que trata en sus páginas, que fue lo que me atrajo a la hora de comprarlo, sino por la calidad del trabajo de Neyef y por el curro que se ha metido a la hora de llevarlo a cabo. Esas viñetas de los paisajes mezcladas con la fuerza de los dibujos en momentos esenciales o la calidez de los colores que nos retrotraen a tiempos que nunca volverán me han perecido sublimes. Mi más sincera enhorabuena al autor, esta es la primera obra suya que leo y, sospecho, que no va a ser la última.



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