Que el Extremusika no es lo que era hace años es una
realidad, pero mientras se siga haciendo en Cáceres y trayendo a bandas que me
interesan continuaré yendo. El hecho de vivir en esta ciudad me da esa
facilidad de ir y volverme cuando quiera, otra cosa es si me tuviera que
marchar a otro lugar para asistir al festival porque, seguramente, ni me desplazaría.
Por tanto, esta crónica va sobre esos grupos que he ido a ver, no demasiados, y
poco más. De hecho, el sábado ni pisé el recinto.
En la jornada del jueves solo vi a El Drogas, que hizo un
buen repaso a la carrera de su banda mater, Barricada, en la hora y cuarto que
estuvo encima de las tablas. Sí que es verdad que llegamos un pelín tarde por
la inmensa cola que había en el punto de partida de los autobuses que te acercaban
hasta el ferial, pero disfrutamos de casi todo el show. Como he dicho, a toda
prisa entramos en el recinto cuando el cantante navarro y su banda estaban
interpretando Animal Caliente, y de ahí en adelante fue un no parar de
escuchar clásicos que rememoran estos cuarenta años de Barricada. No dejaron
atrás ni Todos Mirando, Cuidado Con El Perro, Objetivo A Rendir
o Campo Amargo, que fuero intercaladas con otras tan conocidas como Víctima,
Okupación, La Hora Del Carnaval, muy acertada por la fecha del
concierto, No Hay Tregua u Oveja Negra. Así hasta alcanzar el
cierra con Esta Es Una Noche De R&R y En Blanco Y Negro. El
concierto estuvo bastante bien, aunque eché en falta un par de cosillas, por un
lado, el sonido de las dos guitarras de Barricada, y por otro un poco más de
entrega por parte de l@s presentes. Y de aquí vuelta Cáceres donde la noche se
alargó en compañía de colegas que hacía tiempo que no veía.
El problema de la cola del autobús desapareció por completo
el viernes. Razón por la cual nos dio tiempo de llegar para comer algo e,
incluso, ver de lejos el concierto de Obus. No voy a entrar en lo que sucedió o
no en este show, primero porque nunca he sido un gran fan de la banda y segundo
porque, duela a quien duela, me dio un poquito de vergüenza ajena lo que
presencié. A pesar de coger sitio para ver a Ska-P fue imposible mantenerlo en
ningún momento por la avalancha de gente que congregaron y por los múltiples
pogos que se montaron a lo largo de todo su concierto. Con un gran sonido, los
vallekanos echaron a andar con Jake Al Rey, que engancharon con El
gato López, para dar comienzo a la verdadera locura que vivimos, ni el
chaparrón que calló consiguió que se moviera un alma de allí. Mestizaje
y Eres Un@ Más fueron las encargadas de hacer avanzar el show hasta dar
paso a otro de los instantes álgidos del mismo, Cannabis. Para cuando
llegó el turno de El hombre Resaka Baila Ska aquello era una gran fiesta
que se vio acrecentada con Vergüenza y otro de sus grandes temas, Mis
Colegas. Antes de interpretar Intifada, Pulpul dejó clara la postura
de la banda ante el actual y enquistado conflicto en Palestina. Y vuelta a los
saltos, corros, empujones y gritos con Romero El Madero, que fue el
preludio de El Chupacabras y Derecho De Admisión. Puede que no
sea de las más reconocidas del grupo, pero Niño Soldado ha sido siempre uno
mis temas preferidos de la banda. Con Colores volvieron a reivindicar la
diversidad sexual antes de avanzar con Casposos. El final se hizo
realidad con A La Mierda y El Vals Del Obrero, en medio de la
cual hicieron un guiño a su querido equipo de fútbol. Gran concierto el de
Ska-P, con un juego de luces, unas pantallas y un sonido de muy alto nivel. Me
agradó ver a tanta peña joven entre l@s que disfrutaron de la hora y media que
ofrecieron y, a su vez, comprobar que Txikitín ha dejado atrás el acompañamiento
de viento para convertirse en el showman del concierto, disfrazándose de esto o
de lo otro dependiendo del tema que se interpretara.
Tenía muchas ganas de ver a Hora Zulú fuera de un horario de
tarde. Los granadinos dejaron claro que su mezcla de rimas y flamenco con Rock
de alto voltaje los ha llevado a ser una de las bandas más cañeras del panorama
estatal. Paco Luque es un guitarra que debería estar mucho más reconocido, pero
ya sabemos cómo se trata en este Estado a parte de sus músicos, y lo dejó claro
a lo largo de todo el show en momentos como Mis Barraqueras, Que Me
Mata o Toma Y Obliga. Como bien indicó Aitor Velázquez, cantante de
la banda, en una hora y poco se iban a dejar atrás alguno de sus temas más
conocidos, aunque sí tuvo tiempo para dedicarle unas palabritas al frontman de
Obus. No obstante, no faltaron Agua De Mayo o A Ver Si Me Entiendes,
entre otras, donde la base rítmica a cargo de Javi Cordovilla, a la batería, y Álex
Bedmar, a las cuatro cuerdas, demostró de dónde sale todo el potencial sonoro
de la banda. A pesar de que se hace difícil seguir el ritmo de las letras en
directo, esa es una de las señas de Hora Zulú, me gustaron mucho y creo que ya
es hora de ver un concierto suyo fuera de festivales.
El Último Ke Zierre volvió a congregar a un buen número de
público y a ofrecer otro de sus grandes conciertos. Con menos tiempo que las
dos bandas que los precedieron, supieron aprovechar sus minutos dejando claro
que están donde están por méritos y curro propio. Nos hicieron saltar,
desgañitarnos y disfrutar con todos y cada uno de los temas que interpretaron,
desde clásicos como Camino De Rosas, Insurgente o Altero Mi
Cuerpo hasta otros tan conocidos con Veneno o Canto. Está
claro que el Feo es que lleva la voz cantante en todo el concierto, nunca mejor
dicho, pero la entrega de los demás y esos coros marca de la casa hacen que
cortes como Enganchados o Escupiré Jodidos suban de nivel. Acabé
medio afónico y, sin duda, fue a causa de Tus Bragas o Tú Me Vicias.
Recuerdo el tiempo en el que no había banda que tuviera su tema dedicado a la
Insumisión, después de décadas de que aquella lucha quedara atrás, a pesar de
que el verdadero fin de esta no era el final de la mili, es muy de agradecer
que sigan interpretando una canción como Soldadito Español, al menos yo
siempre se lo agradeceré por la parte que me toca. Para cuando nos quisimos dar
cuenta se estaban despidiendo con uno mis cortes preferidos de su repertorio La
Lluvia Y El Sol; temazo donde los haya, con esa letra que ya quisieran
muchos. No sé ya cuántas veces los habré visto en directo, pero esta última ha
sido una de las que más me ha gustado. Espero que sigan en la brecha durante
mucho más tiempo porque son de esos grupos que se hacen necesarios tal y como
está el panorama.
Y hasta aquí esta mini crónica de mi paso por el Extremusika
2023. Seguro que pasaron un millón de cosas más, pero esas las tendréis que
buscar en otro blog y en otros artículos. Cierro lanzando una pregunta que me
hice durante todo el tiempo que estuve dentro del recinto: ¿Por qué en vez de
usar esos pantallones para poner imágenes del festival no los usan para poner imágenes
de las bandas que están actuando en cada momento? Para mí es todo un
interrogante porque, entiendo, que estas pantallas están para hacer más cercana
cada actuación a la peña que está más alejada del escenario, pero, en fin,
curiosidades que uno vive en estos acontecimientos.
Eso mismo me pregunté yo. Solo las pusieron en el concierto de Quevedo.osea quien las Paga las usa.... 😡
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