jueves, 2 de noviembre de 2023

Texto Mandrílico Noviembre 2023

 

SÁBANAS NEGRAS


Hoy compré unas sábanas negras. El motivo principal que me ha llevado a decantarme por este color no es otro que el amarilleamiento de la funda de la almohada producido por el sudor y el calor que sale de mi cabecita loca cuando sueño, duermo o tengo pesadillas. Mientras las colocaba sobre el colchón, me he fijado en la foto de mis abuelos que tengo en la habitación preguntándome si alguna vez se habrían imaginado que este esqueleto rectangular de madera, epicentro de sus intimidades, que me cedieron en herencia terminaría algún día teniendo unas sábanas de esta tonalidad. Esto, como la mayoría de lo referente a nuestros antepasados, será siempre todo es un misterio sin resolver.

Anoche dormí por primera vez arropado por esas sábanas negras. Cerré los ojos y, sin quererlo ni beberlo, su runrún comenzó a moldear mi insomnio. Al principio noté cómo un murmullo lejano e ininteligible entraba en tropel por mis oídos hasta hacerse entender de manera cristalina: «La mayor cualidad del negro es la invisibilidad». Y lo repetía una y otra vez instalando el desvelo con cada vuelta que me cuerpo daba en busca del descanso. Cuando sentí que mi cerebro iba a escapar de su cárcel ósea, las sábanas me gritaron: «Perteneces al bando de los invisibles. Por eso también eres negro».

Mi vigilia logró sosegarse con esta afirmación al tiempo que mi somnolencia intentaba entender el significado de ese bando y, sobre todo, quiénes lo integraban. Para cuando me quise dar cuenta, comenzaron a desfilar ante mí cientos de los cuerpos atormentados de fugados y desertores de cualquier guerra. Entre todos formaban una estampida cuya meta era el precipicio de un acantilado sin fondo. Sus manos se aferraban a mi cabeza y me obligaban a contemplar los brazos extendidos de cientos de mendigos en su menesteroso día a día y los de otros tantos agujereados por el lucrativo negocio del polvo. Al mismo tiempo, en mis oídos retumbaba el suspiro postrero producido por las últimas burbujas producidas por la respiración de un sinfín de ahogados en su caída libre a las profundidades del mar como final de su huida hacia un futuro incierto.

Envuelto en sudor, las sábanas negras mi hicieron viajar en los vagones de La Bestia en tanto que sus ventanillas me ofrecían un paisaje cuyo trino era el doloroso canto de los cuerpos y miembros segados por sus ruedas metálicas. Las vías me obligaron a descender teniendo como parada un campo de refugiados sembrado en el terreno que vio nacer la vieja civilización helena. Allí me mezclé con decenas de idiomas, rasgos y facciones. Caminé entre los surcos de su plantación de tiendas maltrechas regadas con drogadicción, hambre, angustia y enojo. Me arrastré por sus túneles de salida, salté por encima de sus vallas, soborné a los guardias a cambio de mi cuerpo. Y de este modo, envuelto en sábanas negras, me evadí hasta camuflarme con una oscuridad en la que solo resaltaba una estrella de ilegal cosida a mi espalda.

Galopé enfundado en mi halo de luto y solo frené cuando mis súplicas se mezclaron con los gritos de cientos mujeres violadas por la religión antes de que el desierto se tragara sus cuerpos. A ellos se unieron los alaridos de miles de homosexuales humillados que colgaban de las sogas infinitas de cualquier creencia única y verdadera. Delante de un millar de transexuales ultrajadas por el culto de su vecindad, las lágrimas de centenas de niñas entregadas en mano por la tradición de los que decían ser sus antepasados se sumaban a la caída libre al centro de la nada de incontables esclavos mecidos por el eco de otras tantas voces goleadoras.

Aferrado codo con codo con cada uno de ellos contemplé el abandono de la prensa, la estadística de la sinrazón, el olvido de sus almas, la desidia de la sociedad, el desprecio de sus recepcionistas, la prórroga de la esperanza, la carencia de humanidad por parte de sus anfitriones y, sobrevolándolo todo, la omisión de socorro de siglos de Historia.

Hoy compré unas sábanas negras que, como todo lo negro, tienen como mayor cualidad la invisibilidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario