lunes, 12 de junio de 2023

Pilar Galán: Si Esto Fuera Una Novela

 



No voy a escribir un artículo al uso o similar a los que hago cuando quiero comentar un libro o un cómic. Y no lo voy a hacer porque este Si esto fuera una novela de Pilar Galán es algo que, aun teniendo la esencia de ambas cosas, difiere bastante de las dos. Es más, ni siquiera voy a hacer un repaso de la biografía de la autora, aunque se merece eso y mucho más, tampoco prodigarme en este o aquel fragmento o pasaje, pues quiero que todo eso lo descubráis vosotr@s mism@s cuando os acerquéis a su contenido.




Comenzaré admitiendo que fui a la presentación en Cáceres de esta obra sin saber exactamente de qué iba porque Pilar encarna muchas y muy buenas cosas para mí. Aunque suene raro, representa el principio de mi aventura literaria en muchos y diferentes sentidos, como monitora y guía, además de prologuista de mi primera obra en solitario, por ejemplo. Igualmente, a la hora de escribir, los buenos consejos que recibí siempre de ella se han quedado grabados en mi cabeza y recurro a ellos cuando me siento mal, me ataca la pereza o necesito un impulso para salir de algún bache.




Entrando de lleno en este libro, contaré que en una de las últimas tertulias que he tenido con mis compañer@s de «La Croqueta» reconocí que me estaba costando mucho leerlo. Al soltar esto, la mayoría me miró de forma rara, expresando algo que no compartían conmigo, o así lo percibí yo. Al principio pensé que se debía a que estas hojas están empapadas de vivencias y experiencias personales que poco o nada tendrían que ver conmigo. No podía estar más lejos de la realidad, ya que esa no era la razón exacta de mi recelo. Lo empecé, lo dejé, lo volví a empezar y lo volví a dejar hasta que, por tercera vez, no sé si haciendo alusión al dicho, conseguí pasar de las veinte primeras páginas y ya no pude parar hasta acabarlo. En realidad, lo que me ha ocurrido es que me he visto reflejado demasiado bien en cada fragmento, pasaje y episodio que ella expone. He sentido que me he cruzado con Pilar en el camino de despedida que ahora estoy recorriendo en dirección al abismo de la pérdida de uno de mis referentes vitales, mi madre, no puedo hablar de mi padre como ella hace porque murió cuando yo era muy pequeño y no tengo recuerdos de él, aunque lo que se relata sobre el suyo me ha servido de igual manera. Ella viene de vuelta, si es que se puede dejar atrás para siempre lo que ese abismo consigue grabar en nuestras mentes, y yo avanzo queriendo ir despacio, intentando retrasar algo que siento a la vuelta de la esquina. Y en ese cruce caminando por la misma travesía, Pilar me ha hecho entrega de este libro. Al igual que dos niñ@s asustados, una por lo que ha dejado atrás y el otro por lo que está por dejar, ella se ha deshecho de parte de su carga y yo me he sentido un poco más aliviado, también más cagado de miedo, todo sea dicho, con esta obra. Y esa es la verdadera y única razón por la que me costaba leer este lo que sea si fuera una novela, porque me ha acercado mucho más a la dura y triste realidad hasta convertirme en una de esas tantas amigas a las que tiene que escuchar sufriendo en sus adentros.




No sería justo por mi parte decir que esta obra se nutre solo de tintes negros de amargura, melancolía y cierta culpabilidad, también están esos tramos que hablan de una infancia, una adolescencia y una juventud que me son bastante cercanos. A pesar de darse en entornos y circunstancias distintas, es imposible dedicarte a escribir, de mejor o peor manera, sin tener esa imaginación de la que Pilar habla, ya sea siendo una niña francesa abandonada sin acento o recordando esto o aquello de manera difusa. Ella tiene sus mantis religiosas y yo mis culebras, ella y sus hermanas sus tinteros y yo y mis primas las botas katiuskas, ella no quería comer y yo, a pesar de ser descendiente de generaciones de pastores de ovejas y trashumantes, nunca he sido capaz de comer cordero, y así una y otra anécdota que he relacionado con otras mías hasta partirme de risa. Y creo que de eso se trata, de adornar la trágica pérdida por la que ella ha pasado y la que yo tengo por pasar con guirnaldas de momentos que, ya sean verdad o que la propia memoria se encargue de engalanar, la conviertan en algo mucho más llevadero.




Antes de acabar este libro comentaré que me encontré con Pilar en la plaza Mayor de Cáceres durante la celebración de una concentración en defensa de los nidos de vencejo que han tapado de la Torre de Bujaco, nidos que siguen tapados. Como es normal, nos saludamos y le dije que estaba leyéndolo, a lo que me contestó que no era el momento de hablar de ello. Normal, era el momento de disfrutar viendo a su hijo pequeño en primera fila sosteniendo la pancarta en defensa de estas aves. Supongo que este tipo de recuerdos son los que nos da miedo perder y que los nuestros dejen atrás aplastados por otras vivencias. Luego aparecieron unos personajes portando una cruz y, atónit@s, nos tuvimos que retirar para dejarles espacio en su recorrido procesional. Así de surrealista es esta ciudad, del mismo modo que pueden ser la mayoría de nuestros recuerdos.



Leer este libro, ya sea una novela o no, me ha puesto en mi sitio, que no es otro que ese del que habla Pilar cuando se refiere a que no es malo tener miedo ni padecer las cosas y las experiencias de las que habla porque, en esta vida, es normal sentir pánico, desamparo, soledad, tristeza o añoranza, pero también alegría, regocijo, felicidad, placer y amor. Como también le dije aquella tarde de vencejos y cruces: «Te has desahogado de lo lindo», y ella me miró con una sonrisa que hasta ahora no he sabido interpretar de manera correcta. Gracias por tu desahogo, Pilar, me va a facilitar el deambular por este tramo de camino hasta que me llegue el turno de mirar cómo desparece cierta persona por el acantilado del adiós. Hago acopio de tu entrega, la llevaré debajo del brazo y la releeré, yo soy muy de releer, cada vez que tenga que quitar a patadas las piedras del sendero que me queda por recorrer. Mil gracias, de nuevo, y otros tantos besos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario