Antes de entrar a comentar la actuación de Oldhands el pasado
sábado, 3 de junio, en la sala Boogaloo Café cacereña quiero hacer un pequeño
inciso acerca del incidente surgido con cierta banda a raíz de la crónica del
pasado Long Play Festival de Mérida. En este humilde blog reflejo mis
impresiones sobre lo que veo, siento, escucho, leo o percibo en un concierto,
en un cómic o en un libro. Nunca he escrito nada respecto de algo que no haya
leído, mucho menos sobre un concierto o actuación a la que no haya asistido. Y se
trata solo y nada más que de mi opinión. A mí ni me paga nadie por decir esto o
lo otro ni lo que yo digo es lo que los demás deben pensar. Jamás he dicho o
comentado algo con la intención de ser incisivo o despectivo con cualquier
autor o autora o con cualquier banda o intérprete, pues sé perfectamente el
gran trabajo que hay detrás de cualquier proyecto, ya sea musical, literario o
de otra índole. Siento, de veras, no coincidir con el gusto generalizado,
tampoco lo pretendo, pero de ahí a insultar, medio amenazar y cosas parecidas,
algo que yo no recuerdo haber hecho, va un trecho. Supongo que es lo que hay
que aguantar en esta era de Internet, haters, ofendidit@s y demás fauna digital. Y una vez
dicho esto, pido disculpas a Oldhands por este desahogo y vamos de lleno con su
concierto.
Oldhands son una banda afincada en Cáceres formada por viejos
conocidos de la escena de la ciudad como son el batería Pachi Cañamero y el
bajista Luis M. Vinagre Romero, a los que se unen el guitarra Albert Cooper y
el cantante J. Savage. Después de que las inclemencias meteorológicas y alguna
cosilla más les impidiera actuar en las últimas ferias locales, el pasado
sábado venían presentando su próximo y primer trabajo que ya estoy deseando
tener entre mis manos. Con cierto retraso, no demasiado, y con la sala a media
entrada arrancaron con el corte que abrirá el trabajo referido, “Becoming
Fools”, que engancharon casi sin tregua con “The Secret”. Buen sonido que nos hacía
presagiar un gran momento de Hard Rock que avanzó con “Jealousy”. Con tod@s l@s
presentes ya más que metidos en el show, a causa de la entrega total de los
músicos, siguieron adelante con “Take Me Up”.
A estas alturas del concierto pudimos comprobar la buena
compenetración de los cuatro músicos y lo bien que se lo estaban pasando, una
vez dejados atrás los nervios iniciales. Además de su gran hacer como vocalista,
Salvaje con dos metros más de escenario a cada lado promete ser un gran
frontman, de esos que no paran de moverse y conectar con el público; de Pachi
poco más se puede decir que ya no se haya dicho, es uno de los batacas más
reconocidos dentro y fuera del circuito extremeño; a Vinagre se le ve y se le
siente que lo suyo son las cuatro cuerdas y en cuanto a Aberto, ha sido mi gran
descubrimiento, ya que no lo conocía demasiado y me ha sorprendido para muy
bien. Dicho esto, se dejaron caer la primera versión de la noche, que no fue
otra que “Sweet Soul Sister”, de The Cult, muy bien recibida por el público.
Volvieron a sus temas propios con “Eleven Days”, he de decir que puede que
fuera uno de los temas que más me molaron de toda la noche, junto al siguiente,
“Dirty Side Of The Road”, otro cañonazo dedicado a tod@s l@s que vivimos o
hemos elegido vivir en ese lado sucio de la carretera.
Quise entender que “Moonlight”, que me corrijan si me
equivoco, será el primer single de su redondo, un tema de esos que enganchan y
se te meten en la cabeza al instante. Como buen combo de Hard Rock, llegó el
momento de la balada con “Those Years”, que dio paso a “The Party Is Over” para
cerrar el show antes de regresar con los bises. Soy consciente de que a l@s que
pensamos que la época de Van Halen con Sammy Hagar es de mayor calidad que la
de David Lee Roth nos caen palos por todos los lados, así también lo cree
Salvaje, a pesar de que interpretaran una versión de “Ain´t Talkin´bout Love”
para dar comienzo a la traca final. Pretendían cerrar con “Old hand, Young
Dick”, pero, ante la insistencia del público, se vieron obligados a repetir
“Moonlight”.
Si lo tuyo es la onda del Hard Rock ochentero en plan Dokken
y las bandas nombradas anteriormente, por poner algunos ejemplos, seguro que
vas a pasar un buen rato en cualquiera de los conciertos de Oldhands. Si no lo
es, seguro que también lo vas a pasar, pues son cuatro musicazos como la copa
de un pino que, una vez juntos encima de las tablas, dejan bien claro el bagaje
que llevan a sus espaldas. Espero que les vaya más que bien con el disco y
poder volver a disfrutar de ellos en directo muchas veces más.
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