Que la vida en sí es un camino suena a topicazo, pero resulta
que esto tiene mucho de verdad y realidad. En el fondo, este cómic va de eso,
de recorrer un camino, en este caso, el de Santiago por la ruta francesa para
conocerte algo mejor y hacer lo propio con l@s que te rodean. Y una de las
cosas que me han quedado claras después de leerlo es que estaría bien que le
echaran una ojeada tod@s aquell@s que tienen pensado peregrinar a la capital
gallega recorriendo cualquiera de sus itinerarios. Creo que le vendrían de
perlas algunos de los consejos físicos y mentales que se van a encontrar en
estas páginas.
Tanto Ares como Hernández se han pegado un curro
impresionante para ofrecernos esta obra, algo a tener muy en cuenta antes de
conocer un poco más a estos dos autores. José Ángel es un dibujante bilbaíno
que lleva más de una década realizando las portadas e interiores de los libros
infantiles “As Aventuras Do Apalpador”, labor que combina con la de storyboard
en pelis como “El Desconocido” o “Quien A Hierro Mata”, entre otras, y la
televisión. A su primer cómic, “Rosa Y Javier”, donde ya colabora con Paco
Hernández, hay que añadir “Bitcoin: LCDSN”, “Independencia?” y “El Rey de la
Carretera”. El hecho de que, actualmente, resida en Santiago de Compostela le
habrá servido, para bien, a la hora de realizar la parte gráfica del cómic que
nos atañe. El uso de dos tonalidades para saltar de un pasado inmediato al
presente de unos personajes que, por su aspecto, recuerdan a algun@s del manga,
sumado a esas viñetas donde aparecen edificios enteros, como la colegiata de Roncesvalles
o las catedrales de Burgos y León, ciertos exteriores o interiores o el mapa
del recorrido, son claros ejemplos del exhaustivo trabajo de este gran
dibujante.
En cuanto al ilerdense Paco Hernández, podemos decir de él
que es un guionista que dio sus primeros pasos en obras como “El Arca De Las
Historietas” y “Cómic 21”. Además del trabajo con Ares ya mencionado, ha
publicado “The Cartoonist” y las historias de Esther en “De Profesión Librera”,
tiras que siempre me encantaron. En este “En Camino” su labor es sobresaliente,
no solo por el asunto del recorrido, sus paradas y todo lo que ello implica,
sino porque ha sabido crear un elenco de personajes de lo más dispares y, a la
vez, con las mismas inquietudes, preocupaciones e intrigas que hacen que el
recorrido de este sendero francés se convierta en algo entretenido, hasta el
punto de no poder dejar de transitar por él con la intención de saber qué les
puede ocurrir a cualquiera de ell@s. Supongo que el haber hecho el camino de
Santiago en varias ocasiones habrá sido de gran ayuda para reflejar estas y
otras experiencias del mismo.
El comienzo de esta ventura haciendo alusión a las cosas que emprendemos
en la vida sin saber la razón de hacerlas es todo un arranque para adentrarnos
en el viaje que está por venir. Casi al principio del camino de Roncesvalles es
donde se conocen las dos protagonistas, Abigail y Emma. En este primer
encuentro, Abigail informa a su nueva amiga de los trámites a seguir y el uso
de la credencial del peregrino, además de sus reglas y ventajas. La página del
certificado final es un buen ejemplo del trabajo de Ares. A eso le siguen los
primeros consejos y la misa de bendición donde José Ángel sigue demostrando su
buen hacer en esa primera serie de viñetas sin bocadillos. A partir de aquí
iremos conociendo un poco más a Emma y las posibles razones de su camino con el
resultado de la última relación sentimental como impulso y su pasión por los
cómics como otro de esos motivos. Mientras, Abigail sigue con sus explicaciones
acerca del recorrido, el número de etapas, el tiempo y la duración de las
mismas, y, por primera, vez aparece una frase clave en el relato: “Mi camino no
es tu camino”, aplicable a cualquier itinerario de la vida. También nos
encontramos con las primeras referencias históricas del camino, donde la labor
de señalización por parte del padre Elías Valiña es fundamental.
La trama sigue adelante al tiempo que Abigail toma
protagonismo cuando no es aceptada en algunos lugares y nos enteramos de todo
lo referente al sofá de Emma. Llegadas a Pamplona, hace aparición otro de los
personajes claves, Francois, un profesor universitario francés de literatura
española. El trayecto avanza, como lo hacen las viñetas de este cómic, entre el
Puente de la Reina, Torres del Río y Santo domingo de la Calzada hasta alcanzar
Burgos, donde los protagonistas se detienen para conocerse un poco más y saber,
de nuevo, de las inseguridades que l@s han llevado a poner sus pies en esta ruta.
Los hermanos Eva y Juan, cada un@ con sus peculiaridades,
aparecen en escena en Burgos, donde han dado comienzo a su aventura. Ella es
enfermera en prácticas y conoce a Emma tratando alguna de las dolencias con que
obsequia a esta el camino. El grupo alcanza León, donde vuelven a hacer una
parada con la intención de conocer algo más de sus principales monumentos y de
la historia de esta ciudad. Ramón, otro de los personajes clave en esta
historia, va a ser el guía encargado de dar las explicaciones oportunas al
respecto. En Astorga, Emma y Juan van a tener una de las conversaciones más
aclaratorias sobre las causas que l@s han llevado hasta esta ciudad leonesa. Al
igual que ell@s, Abigail y Ramón también van a tener su instante de
conversación profunda después de dejar atrás La Cruz de Ferro. De esta manera,
cada lugar va aportando su granito de arena al protagonismo de los personajes,
como lo acontecido en O Cebreiro, donde Emma conocerá la razón de la concha del
peregrino, así como los supuestos milagros del camino, y sentirá los problemas
que le acarrean sus rodillas obligándola a descansar varios días, a lo que se
añade una fuerte discusión con Abigail.
En este punto de cercanía con Santiago, los acontecimientos
se aceleran. Las dos amigas se reconcilian llegando al Monte do Gozo para
disfrutar de sus incomparables vistas; Emma sorprende a Abigail con el uso del
término “Ultreira” y el origen del nombre de la capital gallega; se sinceran acerca
de lo que sienten la una por la otra y la propia Emma va a tener, en
Finisterra, una conversación consigo misma que va a servir de magnífico colofón
a la obra. Una obra que no deja de ser un cómic instructivo y ameno, a partes
iguales, realizado con una calidad exquisita y un magnífico trabajo por parte
de sus autores. Enhorabuena por todo.
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