viernes, 11 de marzo de 2022

Tahúres Zurdos Pasó Por Madrid

 




Durante todo este tiempo de pandemia me han devuelto el importe de la mayoría de los conciertos a los que iba a asistir, bien porque se anularon, bien porque se aplazaron. Pues bien, como podéis comprobar en la entrada, este de Tahúres Zurdos permaneció en mi cajón a lo largo de estos meses sin perder nunca la esperanza de poder disfrutar de sus canciones en directo. Hasta tres veces cambió de fecha, y jamás desistí del empeño. La cuestión es que ha merecido la pena, y mucho. Si al concierto de la noche anterior asistí solo, a este fui con tres buen@s amig@s con los que quemé la noche madrileña como hacía años que no quemaba.




Con un poco de retraso y la consabida impaciencia por parte de l@s presentes, la banda navarra tiró de “Lujuria”, “Mis Hijos Me Espían” y "Puta" para romper el poco hielo que pudiera existir entre ell@s y nosotr@s. Desde ese mismo instante, se notó que el grupo estaba sumamente emocionado, tanto por el lleno de la sala, como por la respuesta del público a “Como El Humo” e “Invisible”. Aurora nos dedicó una emotiva presentación a unos de sus temas más sentidos, “Azul”, y puso el recinto patas arribas con “Nieve Negra” y su referencia al momento bélico que estamos viviendo en Europa. Terminados estos dos trallazos de su discografía, llegó el momento acústico que la cantante compartió con la grandísima Mercedes Ferrer en “Afiladas Palabras”, dedicándose piropos mutuamente, y con José Bulevar, al que alguien confundió con un miembro de Revólver, en “Clases De Baile”, ambos cortes pertenecientes a “Museo Púrpura”, disco en solitario de Aurora.





“El Manual” consiguió que los restantes miembros del grupo volvieran al escenario con una de las mayores ovaciones de la noche. La temperatura del concierto subió como la espuma, al igual que la emoción de Aurora, con la versión “La Noche Es” y “Lo Peligroso”, uno de mis temas preferidos de su discografía, que todo el mundo cantó hasta perder la garganta. Los gritos del público nombrando a la banda indicaban que estábamos viviendo uno de los instantes más deseados de estos años, algo que quedó demostrado con “El Chico De La Mirada Asustadiza” y la siempre potente “Chicas Fuertes”. Para ese momento, yo ya me encontraba en segunda fila presa de la vitalidad que la situación me estaba haciendo vivir. Y de allí no me moví hasta el final del show. De esta índole, con Aurora a pocos metros por encima de mi cabeza, canté como si fuera la última vez “Amor Tóxico”, la esperadísima “Planeta Ruido” y "La Caza".





La banda se despidió, pero tod@s sabíamos que ese no podía ser el cierre de un concierto tan esperado, sobre todo porque faltaban sus dos temas, digamos, estrella, que no son otros que “Una Noche De Amor” y “Tocaré”, durante los cuales pude comprobar cómo Aurora dejaba caer alguna que otra lágrima que le impidieron cantar alguna estrofa, algo solventado por nosotr@s que pusimos la voz en el techo de la sala para formar parte de uno de los instantes más emotivos que he vivido en los muchos conciertos a los que he asistido. Pensando que aquello era el final, cerraron definitivamente con la versión de “La Fiesta”, de Joan Manuel Serrat, como recuerdo del paso de su hermano y ella por un concurso radiofónico años ha.





Sí que es verdad que el concierto fue de alto voltaje, sobre todo por la entrega de la banda y el tiempo de espera, dos años, para volver a verla, pero hubo momentos, puede que fuera por lo apelotonad@s que estábamos, o eso quiero pensar, que el público estuvo excesivamente estático. Tampoco es que las canciones de Tahúres Zurdos sean para hacer un Wall Of Death, pero eché de menos los saltos y el sudor en algún instante. Quiero dejar claro que esto no es ninguna queja, tan solo una apreciación, pues yo me lo pasé genial no, lo siguiente. Una vez terminado el show, disfrutamos de la compañía de Mercedes, Aurora y algun@s más con l@s que alargamos las horas como si no hubiera un final. Nos hicimos ni se sabe de fotos, tomamos ni se sabe cuántas cervezas, cenamos la comida rápida que esa noche nos podía ofrecer y hablamos de todo lo que se nos vino a la cabeza como si de de l@s colegas de una pandilla que hace años que no se ven se tratara, y eso que yo solo conocía a l@s tres con los que fui. Gracias, mil gracias a Aurora, Lolo, Juanma y “Puntxes” por una noche increíble, de esas que borran durante las horas que dura los nubarrones de los negros amaneceres que estamos viviendo. Ojalá no tenga que esperar tanto tiempo para volver a verlos. Se os quiere, y mucho.

 



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