miércoles, 11 de septiembre de 2019

Alice Cooper - Black Stone Cherry En Madrid








Si tienen algo especial los conciertos, además del asunto musical, claro está, es el encuentro con colegas que hace mil que no ves. Esto fue lo que nos ocurrió en la última visita de Alice Cooper a la capital del Estado. Estuvimos con peña de Málaga, San Sebastián y Zaragoza; todo un placer compartir una velada tan rockera con ell@s. Sí que es verdad que, sin saberlo, había más amig@s de Cáceres por el recinto, a algun@ los vimos a la salida y de otr@s supimos su presencia por cierta red social una vez regresamos a casa. De una manera u otra, fue una tarde-noche de sábado espectacular, tanto en lo referente a la música como a todo lo demás.




Casi una década ha pasado desde que Alice Cooper pasó por este mismo recinto, el Palacio Vistalegre de Madrid. En aquella ocasión me fue imposible acudir, pero ahora no me lo pensé dos veces; más sabiendo que en nuestra comunidad el fin de semana se alargaba; algo que aprovechamos para otros asuntos que también tendrán cabida en este blog. Tenía muchas ganas de ver a Black Stone Cherry ya que me parecen una de esas bandas con un sonido que, sin ser totalmente novedoso, los hace diferentes. Precisamente fue el sonido de su concierto lo que les traicionó durante su actuación. Había momentos en los que la voz de Chris Robertson era engullida por las cuerdas de Jon Lawhon, al bajo, y Ben Wells, a la rítmica, pero, sobre todo, por ese muro sonoro que crea John Fred Young detrás de los parches. Todo un descubrimiento este batería, uno de los músicos más destacados de la noche.




Arrancaron con “Burnin´” para ofrecernos un show mezcla de ecos de Rock Sureño con Blues y Metal. Con la peña aún entrando y, como he dicho, la voz de Robertson en el techo del recinto, siguieron repartiendo cera con “Me And Mary Jane”. Después de estas empezamos a darnos cuenta de que aquello iba a ser así, algo que Chris entendió para lucirse de lo lindo en los solos que nos quedaban por disfrutar. Los de Edmonton siguieron intercalando las carreras del guitarra rítmica y bajista con momentos más pausados, pero igual de efectivos, como los vividos durante “Hollywood In Kentucky”. Lo curioso es que había una parte del público, como suele ser en estos casos, que estábamos totalmente metidos en el concierto mientras que otra pululaba de un lado a otro sin apreciar temas del calibre de “In My Blood”, por ejemplo. Su tiempo transcurría subiendo la temperatura con la impresionante “Blame It On The Boom Boom”, una de las más esperadas, sin duda, hasta el cierre con “Family Tree”. Brillantes estos norteamericanos con los que espero cruzarme de nuevo algún día en un concierto o festival.




La verdad es que tenía muchas ganas de ver a Alice Cooper en directo. Es de esos conciertos a los que tienes que asistir, al menos, una vez en la vida. Lo primero que destacaré es el cambio tan brutal de sonido con respecto a los teloneros. Ya sé que esto es normal, pero, en el caso que nos incumbe, fue muy descarado el asunto. El de Detroit arrancó por todo lo alto con tres trallazos de los mejores de su extensa carrera, “Feed My Frankenstein”, “No More Mr. Nice Guy” y “Bad Of Nails”. ¡Toma ya! Así cualquiera se mete en el bolsillo un recinto, por cierto, bastante concurrido, esperábamos menos afluencia viendo los alrededores antes del evento. Está claro que el precursor de todo eso que se hace llamar “Shock Rock” no se iba a quedar atrás en lo relativo a la parafernalia. De hecho, al poco de comenzar ya hizo acto de presencia el enorme muñeco de Fraken Alice como aviso de lo que nos esperaba.




Con los miembros de la banda totalmente entregados, menuda labor a las seis cuerdas por parte de Ryan Roxie, el mismo que estaba en las filas de Casablanca cuando pasaron por Cáceres, Tommy Henriksen y, por supuesto, Nita Strauss, continuaron con la rocanrolera “Raped And Freezin´”. Un castillo medieval por escenario, pasarela y torre incluidos, y Alice Cooper portando su mítica chistera y bastón, hicieron avanzar el show con “Fallen In Love”, uno de los cortes pertenecientes a su último trabajo que os recomiendo escuchéis. La parsimonia con la que Cooper se desplaza por las tablas se ve contrastada por la locura de sus guitarras y bajista que no pararon en ningún momento. Las maracas nos avisaban de que “Muscle Of Love” iba a sonar en Vistalegre antes de arremeter con otro de sus clásicos, “I´m Eighteen”, muleta en mano. Todo hace pensar que el paso de los años no ha hecho sino afianzar todo lo referente a la teatralidad que Alice imprime a cualquiera de sus canciones.




Con “Billion Dollar Babies” vino por primera vez el cabezón del bebé asomado a la ventana del torreón y unas siniestras imágenes de cuatro nenes, o nenas, al fondo del escenario. Todo dios coreando un estribillo que habrá sonado en garitos rockeros desde ni se sabe. Claro que, como momento de alto voltaje, “Poison” fue uno de esos cortes con el que nos desgañitamos de principio a fin; single perteneciente a su afamado “Trash” con el que el señor Furnier volvió a subirse a lo más alto del pódium de ventas después de unos años de sequía, no en su garganta. A esto se unió el solo de Nita que demostró que está ahí por méritos propios, no por ser una cara bonita, precisamente. Con “Roses On White Lace” apareció en escena por primera vez la mujer del cantante disfrazada de novia embadurnada en sangre como parte del show. “My Stars” fue el instante de descanso para Cooper; el mismo con el que la banda al completo nos dejó con una cara de bob@s que no veas. Increíble la labor de los tres guitarras que no dejaron en ningún momento de cederse protagonismo en “Devil´s Food” y “Black Widow Jam” hasta dejar solo al batería Glen Sobel para demostrar que es un grande a las baquetas.




El descanso le sirvió al frontman para aparecer enfundado en su consabida camisa de fuerza para afrontar “Steven”. Da igual si fue o no una de las que mejor sonaron, solo con estar pendiente de todo lo que hay alrededor de lo que monta este señor tienes bastante. Es importante no perder detalle es esta mezcla de música y teatro. Vuelta a escena de Sheryl vestida de enfermera empujando un carrito de bebé para encararse con el protagonista del concierto durante “Dead Babies”. Él pilla al chico, ella se lo arrebata, le golpea y así durante todo el tema. Con la llegada de “I Love The Dead” sacaron la esperadísima guillotina con la que tod@s deseábamos que le cortaran la cabeza a Cooper. Desde luego, no es tan impactante como lo sería en su momento, pero este momento es imprescindible en cualquiera de sus conciertos. Luego la enfermera se pasea mostrando su trofeo para dar tiempo a que Alice se cambie de vestuario por enésima vez y arremeter con “Escape” antes de otra de las más esperadas, “Teenage Frankenstein” con la que cerraron después de casi hora y cuarto de show.




Estaba claro que aquello no podía terminar así. Volvieron para los bises con “Under My Wheels”, donde el cantante lució a sus espaldas el logo de Hollywood Vampires, la banda que comparte con Joe Perry y Johnny Deep. “School´s Out”, como era de esperar, fue el final definitivo del concierto con estribillo de Pink Floyd de por medio y un montón de pompas de jabón, papelillos de colores y globos inmensos que Mr. Cooper iba explotando puñal en mano. 



Muy bueno el concierto. Personalmente, eché en falta algún tema como “Hey Stoopid”, pero no se le puede pedir más a alguien que lleva media vida, alrededor de cincuenta años, rulando por el planeta. Que está todo muy calculado, el tiempo encima de las tablas más aún; que los músicos que lleva son los que le sacan de apuros porque su voz y energía en escena no es la que era, pues claro, también da oportunidad a esos músicos para que sean mucho más conocidos; y que la entrada era un pelín cara, pues también, pero eso no es del todo culpa de los grupos, más bien de los promotores y sus ansias por llenar los bolsillos. Porque yo me sigo preguntando: “¿Dónde está la sonada bajada del IVA en conciertos, cines y demás?” Yo no la he notado, pero ese es otro tema para hablar en su momento. Gracias a Alice Cooper y su banda y a Black Stone Cherry por una noche especial donde las haya. Esperemos verlos pronto de nuevo por estos lares.





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