lunes, 12 de agosto de 2019

Rosinsky - Dufaux: "La Balada De Las Landas Perdidas"








Mis veranos suelen ser tiempo de releer. Es algo que hago con asiduidad, pero es, no sé exactamente por qué, en esta época del año cuando más me dedico más a ello. Si algún día encuentro la razón, dad por hecho que os la contaré. Dentro de esta relectura me he vuelto a encontrar con uno de esos cómics, “La Balada De Las Landas Perdidas”, que te llenan por un sinfín de causas, algunas las expondré en los párrafos siguientes.




Supongo que uno de esos motivos a los que me refería anteriormente se debe a las uniones que ocurren en el mundo de las viñetas por parte de ciertos autores. Asociación que, en la mayoría de los casos, incluido el que nos concierne aquí, suele acabar de la mejor de las maneras. Rosinski es uno de mis dibujantes preferidos desde que lo descubriera con “El Gran Poder Del Chininkel”, del que hablaré en este blog algún día, y, por supuesto “Thorgal”. Aquí vuelve a demostrar una genialidad fuera de serie. Es normal que en algunos aspectos te recuerde a esas obras nombradas y otras que quedan por nombrar; pero creo que eso es positivo. Lo es por el hecho de que así demuestra tener un estilo propio por el que nada más ver algo plasmado en el papel sabes que es suyo; cualidad que poc@s consiguen, independientemente de la disciplina artística a la que nos referimos. Está claro que el vínculo que une a este polaco con el belga Van Hamme es lo más destacado de su carrera, aunque lo que ofrece en estas páginas junto al también belga Jean Dufaux está a igual altura de lo antes expuesto.




De Dufaux ya hemos hablado alguna vez en este blog. Nacido en Bruselas, está considerado uno de los mejores guionistas del panorama actual. La inacabada serie “Murena”, esperemos que finalice algún día, o “Lobo De Lluvia”, magistral western dibujado por nuestro querido Pellejero, son algunas de sus obras más reseñables. No debemos olvidar la tremenda labor llevada a cabo en este cómic por parte de Graza. Esta polaca es también la encargada de dar color a las dos obras de Rosinski y Van Hamme referidas anteriormente. Es esta una labor de la que casi nunca se habla, pero tan importante como cualquier otra, a veces incluso más. Siempre he sido un febril defensor del blanco y negro; ahora bien, cuando te encuentras con trabajos como los de esta mujer toda esa defensa cae por su propio peso. Así pues, en esta obra se agolpan tres de l@s maestr@s del cómic actual; imposible que no acabe siendo algo espectacular.




Si lo tuyo son los cómics de brujería, hechizos, reinos perdidos e intrigas palaciegas con batallas y derrotas épicas, esta obra pasará a engrosar tu biblioteca fulminantemente. La edición de la que hablamos aquí recoge los cuatro primeros tomos aparecidos entre 1993 y 1998. Después el propio Dufaux, junto a Tillier, publicaría otra serie de tomos en plan secuela. En el centro de la lucha por la corona de Eruin Dulea está es destino de la protagonista de esta saga, Sioban. Cuando su padre fue derrotado y muerto por el hechicero Bedlam, su madre toma la decisión de desposarse con su tío con la intención de protegerla de aquel. Este casamiento no es agradable para la joven que descubre la leyenda que sobrevuela aquellos contornos acerca de una balada que alguien oirá algún día y le conducirá a reponer justicia y paz teniendo que luchar por ello. Con la ayuda de los guerreros fantasmas y algún Guerrero del Perdón, Sioban conseguirá llevar a buen puerto su misión; no sin antes padecer por sus seres queridos, enamorarse perdidamente de alguien que la corresponde para celos de una tercera, sufrir algún hechizo que la hará irreconocible o arriesgar la vida de un animalejo llamado Ouki que, a pesar de todo, nunca dejará de estar de su parte.





El desenlace no está exento de sorpresas, cambios de registros de algunos personajes, los buenos no suelen ser tan buenos ni los malos tan terribles, complots y suspense. Puede que este suspense sea lo que te lleva a un final un poco agridulce. Da la sensación que todo se precipita y que queda algo por contar; como si el final necesitara ser reescrito o, al menos, ampliado. Sea como fuere, dad por hecho que pasareis un buen rato con este cómic del que grandes de la literatura como Shakespeare o Tolkien estarían orgullos o, como mínimo, verían reflejada su obra en estas páginas. Una vez que escuchéis “La Balada De Las Landas Perdidas”, colocaos vuestra armadura, aliaros con brujos o monjes, sentid que cabalgáis hacia un futuro incierto con la esperanza de cambiar este mundo y buscad en vuestro interior la respuesta a: “¿Está el mal en el corazón del amor?”.



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