Un año más el Extremúsika aterrizó en Cáceres. En esta
edición tuvimos algunas innovaciones, empezando por ser cuatro días y acabando
con la incursión de sonidos nuevos que han tenido mejor o peor aceptación. El
precio del abono sigue siendo asequible, así como el de la bebida que, si ser
abusivo, es similar al de otros festivales del estilo. La organización ha sido
buena, con una seguridad que no se metía demasiado con la peña y, sobre todo,
un sonido excelente en la mayoría de los conciertos. Pasemos a contaros mi
experiencia en este 2019 que, como he dicho en otras ocasiones, reflejará lo
que yo he vivido. Esto significa que puede que no coincida con vuestras
opiniones, para eso están los comentarios posteriores a la lectura, además de
que echaréis en falta algún que otro grupo.
Cuatro jornadas de festival es, a mi entender, demasiado. De
hecho, la del miércoles puede que fuera de las más numerosas en cuanto a
público porque otras, como iremos viendo, fueron un verdadero fracaso. Puede
que no tuvieran más remedio que estirar el chicle si querían traer a un grupo
como Marea. Lo del 1 de Mayo fue eso, un concierto de Marea con tres teloneros.
No es de extrañar que las tres bandas que pasaron por el escenario antes que
ellos pertenezcan a “Dromedario Records”. Hicimos nuestra primera aparición por
el Recinto Hípico cacereño cuando estaban sobre las tablas Vuelo 505. Con un
público no muy numeroso, los riojanos conectaron con aquella parte de los
presentes que los conocía mientras los demás nos dedicábamos a saludar a peña allegada
y enterarnos un poco de la ubicación de las barras, servicios y demás. No
dejaron en el tintero temas como “Tierra Quemada” o su último sencillo, “Me
Asustan Las Despedidas”. Aprovechamos parte del show de Bocanada para cenar
algo rápido y volvimos cuando los navarros estaban en pleno auge. Todos los
kilómetros que Martín hace por el escenario son inversamente proporcionales a
los que su hermano lleva a cabo. A pesar de que su voz se parece a la de Kutxi,
se ve que tienen unos seguidores que se saben y corean sus canciones con
ahínco. Buen concierto donde hicieron un repaso a su discografía con temas como
“Huele A Muerto” o “Más Animal”, entre otros.
Con casi un cuarto de hora de retraso, saltaron a las tablas
los de Berriozar para comenzar la gira de su último trabajo, “El Azogue”, que los
llevará por distintos puntos del Estado. Una multitud les esperaba ansiosamente
después de tantos años de demora. Dieron el pistoletazo de salida con “En Las
Encías” que engancharon con “El Temblor” y “La Majada” antes de que Kutxi se
dirigiera al público por primera vez. Continuaron con “Viernes Santo” y “Mierda
Y Cuchara” para acabar de demostrar que esa era su noche. Llevan una
producción, unas luces y un equipo del copón; nada que envidiar a muchos de los
grupos guiris, algo que siempre se agradece. Para cuando llegó la mitad del
show con “Un Hierro Sin Domar”, “Pecadores” y “Trasegando”, no había un alma
que no tuviera los ojos puestos en ellos. Un Kutxi no demasiado comunicativo,
fumando un cigarro tras otro, no dejó de echarle ganas, a pesar de dejar al
Piñas como frontman para tomarse un descansito de un par de temas o tres.
Kolibrí sigue siendo un hacha de las seis cuerdas, algo que demostró de sobra
para cuando “Ocho Mares”, “La Tuerca” o “Barniz” llenaban nuestros oídos. César
tiene esa labor poco reconocida de guitarra rítmica que, como bien dijo su
cantante, le convierte en el Malcolm Young de la banda. En cuanto a Alén, poco
tiene que demostrar a estas alturas. Ya tuvo la ocasión de hacerlo mientras el
concierto avanzaba hasta llegar a “Copla Del Precipicio”. Un momento de relax y
vuelta para cerrar con dos de sus clásicos como son “El Perro Verde” y, por
supuesto, “Marea”. He de reconocer que no soy un gran fan de ellos, pero dieron
un concierto de mucho nivel consiguiendo reunir al mayor número de público del
festival. Enhorabuena y suerte con la gira. Os lo merecéis con creces.
Después de esperar ni se sabe antes de pillar el bus de regreso
la noche del miércoles, volvimos a casa con la sensación de que este año el
festival podía ser todo lo exitoso, sobre todo en cuanto a público se refiere,
que fue en ediciones anteriores. La jornada del jueves nos hizo poner los pies
en el suelo siendo, en muchos momentos, un poco desoladora. Hicimos acto de
presencia durante la actuación de los cordobeses Aslándticos. Con todo el
respeto que hay que tener a cualquiera que se suba a un escenario, he de decir
que no me gustaron demasiado. Su Rock con tintes Pop de estribillo fácil no es
lo mío. Temas como “La Receta”, “Infinito” o “Primer Día” dejan claro de qué
van, además de ser un anticipo de lo que ocurriría durante la mayor parte de la
noche. Esperaba mucho más de Vanila Von Bismark, sobre todo por las cosas queme
habían hablado de ella. La cuestión es que su apuesta por las versiones, tanto
en castellano como en inglés, no acabaron de llenarme. Machín, Lola Flores o la
mítica “La Llorona” fueron lo más destacable del repertorio de la granadina que
nos fue desplazando hacia el otro escenario para pillar sitio para ver a
Angelus Apatrida.
En ese momento no sé si llegaríamos a las mil almas, siendo
positivo, l@s que nos colocamos delante de los albaceteños. Estos currantes del
Thrash son de esas bandas que no fallan nunca. Con esta era la quinta vez que
los veo en directo y, también sea dicho, no ha sido de las mejores. Y no lo fue
no por ellos, sino por la poca entrega del público que estaba más pendiente de
lo que vendría justo después que de lo que tenía delante. Sea como fuera, a mí
me gustan una barbaridad y sigo pensando que si fueran de yankilandia ya
estarían en la cima del género, pero, bueno, ese es otro y el mismo cantar de
siempre. Con Guillermo haciendo una y otra vez referencias a la penosa
situación política, por no llamarlo de otra manera, que nos han dejado las
elecciones generales, repartieron cera con clásicos como “Blast Off”, otras
como “Farewell”, hasta concluir con su archiconocido “You Are Next”. Pocos
pogos y nada de Wall Of Death; esto os puede dar una idea de lo que fue su show
en cuanto a asistencia.
La Pegatina han sido uno de los grandes triunfadores del
Extremúsika. Y, por mi parte, hasta aquí. No voy a entrar en el tema de
Eurovisión y demás, pero esa apuesta más cercana a banda de charanga que al Ska
me parece cansina y pachanguera. Opinión contraria a l@s que se tragaron su
concierto saltando y cantando sin parar. Expectación es poco para definir lo
que se esperaba de un rockero con tanta solera como Ramoncín. A ver, compañero
Ramón, que quede claro que este que escribe estos párrafos tenía, sigue
teniendo, muchas ganas de volver a verte en directo, pero eso de que las letras
se te vayan de vez en cuando… prefiero pensar que fue por despiste. Llevas una
banda, Los Eléctricos Del Diablo, para quitarse el sombrero; con unos
guitarras, Óscar y Manuel, que se salen, un violinista que ya lo quisieran
mucho en sus filas, una base rítmica, David y Miguel, que son como un reloj y a
eso le añades las teclas de Jesús y ya cierras un círculo casi perfecto. Y
luego vas tú y te encasquillas con algunas de las letras de tus temas. Bueno,
pues ya está, habrá que perdonártelo como buen fan tuyo que soy y los buenos
recuerdos que me trajeron “Sal De Naja”, “Litros De Alcohol”, “Déjame” o la
incombustible “Al Límite”. Otra cosita, eso de largarte un cuarto de hora antes
a qué vino. No creo que fuera por los gilipollas de turno, con los que tú y
nosotr@s ya contábamos. Lo malo es que echamos en falta clásicos tuyos como “La
Chica De La puerta 16” o “Barriobajero”. Tómate esto como una crítica
constructiva, es más, tu nuevo disco es de un gran nivel y en directo temas
como “En El Infierno” son un cañón. Tengo muchas ganas de ver un concierto tuyo
fuera de festivales, espero resarcirme un poco de lo de este Extremúsika. Da
por hecho que nos vamos a volver a ver. Siguiendo al nombre de la siguiente
banda que, ante la huida de Ramoncín se quedó descolocada, La Desbandada,
tomamos en camino de vuelta. Esta vez los que tuvieron que esperar para
llenarse fueron los taxis pues había casi más que clientes.
La jornada del viernes era la más atractiva para el que
escribe esto. Llegamos cuando Desakato ponía a todo dios a saltar y
desgañitarse con trallazos de la altura de “Octubres Rotos”, “Cada Vez” o “La
Cura”. Se formaron los primeros pogos y el primer, y único que yo recuerde,
Wall Of Death de la jornada dando paso a nubes de polvo que inundaron la
mayoría del recinto. Esta sí que es una de las cosas más criticables hacia la
organización, ¿no podían haber regado un poco el Hípico antes de empezar las
actuaciones para evitar que tragásemos lo que no está escrito? Pues nada, en
ese sentido, nos volvieron a tratar como si de un rebaño de borreg@s en
movimiento se tratara. Muy grandes los Desakato, consiguiendo mucho de lo que
los demás hubieran pretendido obtener.
Lo del tío este, el tal C. Tangana, del que no había oído
hablar en mi vida y del que no quiero volver a escuchar en lo que me resta de
la misma, fue como la gota de aceite en el vaso de agua del festival. Sigo sin
entender qué pintaba en el cartel, aunque l@s asistentes a su espectáculo digan
lo contrario. Mira que he estado en festivales con carteles para dar y tirar,
pero en uno que presume de Rock, en todas su vertientes, Rap y Mestizaje como
es el Extremúsika, no le vi sentido alguno a este nuevo ídolo de masas. Espero
que sus fans lo disfrutaran, yo me fui a cenar y pasé a otra cosa. No volví
hasta que Toteking salió a escena. Con el sevillano y su hermano, además de un
Dj, sobre el escenario todo volvió a su cauce. Venía presentando su último
álbum, “Héroe”, del cayeron unos cuantos temas. Actitud, esa es la puñetera
palabra que le hizo falta a muchas de las bandas y solistas que pasaron por el
festival y que el de la Macarena tuvo para repartir a montones. Rimas
comprometidas se unieron a peña cantando y moviéndose al son de “Veneno”,
“Gente Tóxica”, con Rozalén de fondo, o “Bartleby &Co.”. Mi mayor
enhorabuena, una vez más.
Si hasta este momento el sonido del Extremúsika había sido
excelente, El Último Ke Zierre se encargó de romper la racha. Era una de las
bandas que más ganas tenía de ver, y eso que ya los he visto ni se sabe de
veces, la última hace menos de un año, pero nunca llegaron a conectar del todo
con l@s presentes; a mi entender por esa razón y manía que tiene el Feo de
meterse medio micro en la boca consiguiendo que no se le entienda la mitad de
lo que dice. Bueno, cada uno tiene su forma de afrontar su concierto, aunque en
recintos grandes, como es el caso, esto no les vino bien. Siguen siendo uno de
mis grupos de cabecera, pero lo vivido en el Recinto Hípico no ha sido de lo
mejor que he visto de ellos. Tuvimos el típico concierto que subía y bajaba
como si de una montaña rusa se tratara. Clásicos como “A Cara De Perro”, “A
Dónde Vas” o “Camino De Rosas” hicieron que pequeñas nubes de polvo inundaran
el ambiente. Un show que finalizó con uno de mis temas favoritos, “La Lluvia Y
El Sol”, de su último trabajo, de manera brusca y sorpresiva. Otra vez será,
que seguro que habrá muchas y mejores. Salú!!
Hacía tiempo que no veía a La Fuga en directo, años, vamos.
De hecho, nunca los había visto con sus nuevos componentes, Álex y Pedro. Por
tener familia en Reinosa, los conocí mucho antes de dar su salto a la primera
fila del Rock estatal, algo de lo que me alegro con creces. No es que me vuelen
la cabeza, pero sentirlos en tan buena forma, saber que han superado todo lo
que se les ha puesto por delante y comprobar que siguen teniendo un público
fiel que corea sus temas y disfruta de su concierto es algo admirable. Con ellos
el sonido volvió a los cauces propios de los cuatro días y “Por verte Sonreír”,
“Humo Y Cristales”, con el vídeo proyectado a sus espaldas, o “Lunes De Olvido”,
entre otras muchas, junto a esa pedazo de versión de Los Calis que es “Heroína”,
nos dejaron mucho más que un buen sabor de boca y, en este caso, oídos.
Supongo que para much@s la vuelta de Marea ha sido lo mejor
que os ha pasado en la última semana, pues bien, es lo mismo que me ha ocurrido
a mí con la de sus paisanos Koma. Esto sí que fue caña, fuerza, buen rollo y
entrega de la buena. Desde ya me comprometo a verlos en un concierto propio
porque después de lo del Extremúsika debe ser la rehostia. Ahí sigue Brigi
bramando como si no hubiera pasado nada, Rafa y Juan Carlos van al milímetro
dentro de la velocidad que muchos de sus temas tienen y a Natxo deberían de
reconocerle como uno de los mejores guitarras del Rock del Estado. Mis colegas
se marcharon al poco de empezar su concierto, por cansancio o porque les dio la
real gana, que cada un@ se pira a su casa cuando quiere, y yo me lo pasé como
un crío rodeado de peña con la que no tuve el más mínimo problema a la hora de
conectar. Eso fue lo que Koma consiguió con su público, conectar desde el
minuto uno. No faltaron clásicos como “Imagínatelos Cagando”, “El Marqués De
Txorrapelada” o “Aquí Huele Como Que Han Fumao” a las que añadieron otros como
“La Almohada Cervical” o “El Sonajero” que terminaron de conforman un
espectáculo con el que acabé tremendamente a gusto. Para mí, de lo mejor del
festival este año.
Cerrando el viernes estaban mi queridos Lujuria con mi colega
Óscar siempre al frente. Al igual que en ocasiones anteriores, nos quedamos l@s
más fanátic@s de los segovianos. La verdad es que tenía una deuda con ellos
después de marcharme sin verlos en el último Leyendas al que asistí, pero, como
dije en su momento, el o la que conduce manda y esta vez mi medio de transporte
era el bus así que no podía fallarles al igual que ellos no nos fallaron. Se
portaron como si estuvieran ante miles de fans y eso les hace más grandes de lo
que ya de por sí son. No faltaron las charlas de Óscar cortando cabezas
mientras la banda clavaba “Estrella Del Porno”, “Dejad Que Los Niños Se
Acerquen A Mí” o “Joda A Quien Joda”. Gracias por seguir ahí, por saber que vais
a seguir, por vuestra cercanía, amistad y, sobre todo, por vuestra sinceridad
con todo lo que hacéis. Se os quiere y eso no les pasa a muchas bandas. Eso sí,
a ver si dejáis ya la costumbre de cerrar festivales que podamos veros un poco
más relajadit@s y menos pedo. Espero que nos volvamos a encontrar pronto. Así
cerré el viernes. Poco más y me dan las llaves del Hípico para que lo chapara.
Tanto que me monté solo en el bus no si preguntarle al conductor si aquello
salía, no fuera que me tuviera que pillar un taxi y mis bolsillos andaban en
las últimas. Al final no llegamos a la decena de viajer@s, pero se notaba que
íbamos content@s, a pesar del cansancio. “Cosas de festivales”, como dice un
buen amigo cacereño.
Después de tute del viernes os podéis imaginar cómo estaba
este cuerpo serrano. Me jodió mucho no poder ver a Hora Zulú, siempre me han
molado un montón y su último trabajo está que se sale, pero presentarme allí a
las 16,30 con toda la calorina hubiera sido síntoma de no sé qué, de que me
diera alguna chunga seguro. Espero poder verlos en algún concierto suyo, por
gansa que no quede. La verdad es que de la jornada del sábado lo que más me
atraía era Kaótiko y Celtas Cortos. Llegamos cuando los de Salvatierra ya
estaban repartiendo de lo lindo. No defraudaron en ningún momento, menos con
trallazos como “Quién Manda Aquí” u “Otra Noche”. El tiempo les sigue dando la
razón y su manera de afrontar los conciertos más aún.
Que cambiaran el horario de Celtas Cortos, adelantándolo,
resultó ser lo mejor que me pudo pasar el sábado. Su show fue de esos que se
agrandaron con el paso de las canciones. La peña estaba un poco fría cuando
arrancaron con “Haz Turismo”, pero nos fuimos calentando mientras ellos dejaban
caer clásico tras clásico. No faltaron ni “20 De Abril”, ni “La Senda Del
Tiempo”, “Cuéntame Un Cuento” o “No Nos Podrán Parar” a las que añadieron algún
corte de su último disco, “Energía Positiva”. Total, que al final estaba todo
el mundo bailando, dando saltos y desgañitándose a más no poder. Escuché más de
un comentario positivo a su favor, incluso de gente que tenía al lado y no
conocía de nada. Y este fue mi cierre del Extremúsika 2019. Nos volvimos para
Cáceres después de cenar, nos tomamos unas birras en el Dio donde estuvimos
hablando de indios, Metallica y próximos conciertos y pa casa… que te han
visto.
Espero que la apuesta de la organización por los cuatro días
les haya salido, al menos, como ell@s esperaban. Sigo diciendo que, a mí, me ha
parecido excesivo. En cuanto al cartel, pues, como suele pasar, todo es
mejorable. Ya estamos deseando que llegué la próxima edición donde volveremos a
estar dándolo todo. Nos vemos en otros festivales o conciertos, el verano no ha
hecho nada más que empezar.
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