Después de un año sin asistir al Leyendas en Villena, volví,
en compañía de grandes amigos, por el recinto donde se celebra dicho festival. Lo
primero con lo que me encontré es el aumento de un día, algo que empezó a
hacerse en el 2015 por el décimo aniversario de este certamen rockero. Hay
detalles que han cambiado desde mi última asistencia, unos para bien, otros
para no tanto. En general, hay que felicitar a la organización por todo su
esfuerzo. Mi intención es recordar algunas cosas que se puedan mejorar como
crítica totalmente constructiva ya que el Leyendas es algo que, al menos una
vez, debes conocer.
Ya sé que en la era de internet y sus aplicaciones el papel
está quedando relegado al maletero, pero que, desde la primera hora de esta
segunda jornada, a la del miércoles no asistí, programas y horarios estuvieran
agotados es algo un poco, cuanto menos, llamativo. La oferta de comida sigue
siendo escasa y bastante repetitiva. En cuanto al cambio de orientación del
escenario pequeño, es como se le suele llamar al Mark Reale-Riot Stage, hace
que atravieses una zona de piedras donde te dejas algún que otro tobillo, talón
o zapatillas. El tema del camping va mejorando poco a poco, pero debe ser una
aventura pasarse allí cuatro días seguidos. ¿Qué ocurría con los servicios para
que los tuvieran que cambiar tantas veces? ¿Había pocos o es que se llenaban
con facilidad? Lo que está claro es que los de tíos de seis plazas que estaban
cerca de la zona de minusválidos eran de lo más peligroso, por sus estrecheces
y, lo confirmo porque lo sufrí, si se subía alguno entrado en carnes aquello se
movía que parecía que se te iba a caer todo el bloque encima. Mucho mejor los
de tres plazas, sin duda. ¿Por qué la última jornada estuvo cerrada la barra
lateral derecha? Ya que la instalas, al menos dale uso, digo yo. Que se agotara
la cerveza sin alcohol, después de años reivindicando este tema por parte de
l@s asistentes, es algo que deberían cuidar también.
Bueno, como es justo decir no sólo lo malo, o no bueno porque
malo no tiene nada el festival, hay que resaltar algo que a tod@s nos afecta,
los precios. Sigue siendo un certamen asequible, de ahí, supongo, que tenga
tantísimo público joven. La peña de las barras es superatenta y no tardas
apenas en conseguir lo que deseas. Te mueves con muchísima facilidad por el
recinto. Hay partes de éste, como la de arriba, donde te puedes relajar a gusto
y sin problema. Algo muy destacable en esta edición, el sonido de las bandas.
Excepto algún grupo, ya lo comentaremos más adelante, todos sonaron cañón,
tanto en los escenarios grandes como en el pequeño. Por eso, vuelvo a felicitar
a la organización y deseo que vayan creciendo, como lo están haciendo. Este
festival se lo merece por derecho propio.
Tempranito llegamos el jueves al recinto para disfrutar de la
actuación de los suecos Bombus. Aclararé, de entrada, que este año, como ya os
daréis cuenta a lo largo de las siguientes crónicas, me he decantado por
escuchar bandas que no conocía o que no había visto nunca, la mayoría de ellas
en el escenario pequeño, al igual que estos de los que os hablo ahora. Me
gustaron mucho. Tuvieron el dudoso honor de abrir la jornada en dicho escenario
y lo hicieron sin ningún tipo de complejo. Ese juego de voces, sobre todo entre
sus dos guitarras, Feffe y Mate, con algún apoyo puntual del bajista
Henriksson, les queda bastante bien. A esto le sumas la gran pegada del batería
Peter Asp y tienes como resultado grandes interpretaciones como las que se
marcaron durante “Deadweight”, de su último trabajo, o “Apparatus”.
Consiguieron superar sus pequeños problemas iniciales de sonido y llegaron a
ofrecernos verdaderos trallazos como “Biblical”. Tuvieron hueco también para
cosas un poco más lentas como “Into The Fire” sin que esto quitara potencia a
su show, al revés, con ésta consiguieron que l@s presentes gritáramos a todo
pulmón. Muy buenos estos Bombus, les deseo lo mejor y que sigan creciendo a buen
ritmo, calidad tienen para ello.
Todo el mundo corre que te corre para ver a Korpiklaani en el
escenario Azucena. Esto nos dejó más que espacio para disfrutar de una de las
bandas que más he tenido ganas de ver desde que se formaron, Skyclad. Herederos
de los míticos Sabbat, ahí siguen el guitarrista Steve Ramsey y el bajista
Graeme English, se podría decir que son una de las primeras bandas en practicar
Folk Metal, algo bastante desconocido por mucha parte del personal. Con ellos y
ella, fue toda una actuación de la violinista Georgina Biddle, tuve, por
primera vez, la sensación de que el concierto se me hizo demasiado corto. Esto,
claramente, os puede dar una idea de cómo me lo pasé. No es que nos hayamos
olvidado de su primer cantante, el genial Martin Walkyer, pero Kevin Ridley lo
hizo bastante bien. No paré de botar con temas como “Cardboard City”, “The
Widdershins Jig” o “Spinning Jenny”, entre otras. Tuvieron tiempo para hacer
una versión de “Emerald” de Thin Lizzy y acabar de alegrarnos la tarde.
Personalmente, puedo decir que me he quitado una espinita a la vez que me sigo
preguntando: ¿por qué no pueden formar parte del cartel del Womad bandas como
Skyclad? Lo mismo es que les sigue produciendo sarpullidos algo que lleve por
etiqueta Metal, aunque sea Folk Metal. ¿Qué sabemos acá?
La peña con la que estaba en esos momentos decidieron ir a
ver Stratovarius al escenario Jesús De La Rosa. Debo aclarar que soy muy, muy
poco fan del Power Metal y de estos finlandeses, en concreto, menos. Aún tengo
el recuerdo del último Leyendas en Beniel donde tardaron una vida en salir a
escena para luego ofrecernos un show simple y aburrido. Pues nada, que estuve
un rato viéndolos sin que me dijeran nada del otro mundo y, como he dicho
antes, mi intención en esta edición ha sido descubrir bandas que no conocía o
no había visto aún en directo, me volví al escenario pequeño a ver Cetibeerian.
Me gustaron bastante, sobre todo por el feeling que tiene con su público y las
ganas que le echan encima de las tablas. Gus es todo un frontman pegado a las
cuatro cuerdas, mientras “Dagda” es el hombre orquesta, “Vity” hace una gran
labor tras la batería y la parte femenina de la banda, sobre todo Patri al
violín, a María la guitarra la vi como más apagada, está muy a la altura. Me
gustaron, no solo por su concierto, decoración de escena, actitud y demás, sino
porque son de esas bandas que empiezan a empujar desde abajo y, si todo les va
bien, están pidiendo a gritos un sitio en el panorama estatal. Espero no
confundirme.
Primer, para mí, gran nombre de la noche de esta edición,
Uriah Heep. Ya ha llovido desde que los vi en la mítica sala Canciller, el
tiempo que estuvo ubicada en el barrio de San Blas. Se nota que es un grupo que
el público del Leyendas no sigue en exceso, aquí es donde se ve la cantidad de
peña joven que asiste a este evento, porque pudimos disfrutar de los británicos
con espacio suficiente para movernos sin problema. Esto hizo que los
disfrutásemos mejor y con más soltura. Ahí sigue Mick Box como pura imagen de
la banda, Bernie Shaw no es David Byron, tampoco le hace falta, defiende con
creces las partes vocales de la banda. La primera en la cara con “Gypsy” y el
botón de rebobinado mental que empieza a funcionar a tope. Así te metes al
público en el bolsillo sin problema alguno. Siguieron con otro clásico como
“Look At Yourself” y ya todo el mundo pendiente de lo que teníamos en frente
sin pestañear. Momento para empezar con temas nuevos, estos no desentonan en
ningún momento en su repertorio, también he de reconocer que sus últimos trabajos
me gustan bastante, sobre todo el más reciente del que cayeron “The Law”,
seguida de “The Outsider”, esta es brutal en directo, y, después de las
maravillosas “Stealin´” y “The Magician´s Birthday”, “One Minute”. Traca final
con “July Mornirng” y, como era de esperar, “Easy Livin´”. Lo dicho, me
gustaron bastante pues es una banda que me trae muchos y buenos recuerdos.
Ojalá no tenga que esperar otros tantos años para volver a verlos.
Momento de cenar, haciendo una cola interminable para una
chapata que se te quedaba en un diente, mientras Steel Panther estaban en
escena. No es que no me gusten ni nada de eso, al revés, hay algunos temas
suyos, como “Gloryhole” que me parece que están bien, es que entre que su
cantante, Michael Starr, se marca unas parrochadas que no veas entre tema y
tema y lo de subir a no sé cuántas tías al escenario, eso sí, con el
convencimiento de estas, pa que luego digamos, al grito de “Más coños, más
coños, más melones, más melones” pues como que no me convence demasiado. Así que
nada, acabamos de comer el trozo de lo que fuera aquello y directo a tomar
sitio para Anthrax. Empezaré contándoos que ha sido el concierto más
accidentado que he tenido en mi vida, y mira que llevo conciertos encima. Pues
bien, empezó una tía quemándome en el hombro con un cigarro, luego apareció una
pandilla de guiris, y quiero resaltar que eran guiris, me da igual que me
tachéis de lo que sea, porque esto no lo suele hacer la peña por estos lares, y,
al minuto de empezar los de Nueva York con “You Gotta Believe”, se saca uno de
ellos la polla y me mea desde por encima de la cintura toda la pierna derecha
hasta el pie, enterito. Me doy la vuelta y encima el nota se pone en plan
macarra. Mi inteligencia estuvo por encima de su provocación y pase de él como
el puto mierda que era, él y sus coleguitas. Pues nada, decido cambiarme un
poco más atrás para evitar el tema, y disfrutar de una de mis bandas preferidas
de siempre, y llega otro que se pone a saltar con un litro de cerveza y me lo
echa entero por encima de la cabeza. Respiré hondo y dije: “p´alante con lo que
sea, no estoy dispuesto a que me jodan el concierto, ya sea por parte de Dios,
el puñetero Satán o su prima la del quinto”. Así fue como viví “Cought In A
Mosh”, “Madhouse” y “Got The Time”. Puede respirar tranquilo, y lleno de
líquidos varios de la cabeza al pie, cuando empezó “Fight´Em Till You Can´t”
que me sonó, como podéis imaginar, a gloria. Siguieron con “Evil Twin” y,
parece que me lo estaba mereciendo porque en Barcelona no la tocaron, “Medusa”.
Joder, la sentí y disfruté como un verdadero regalo, con eso lo digo todo.
“March Of The S.O.D.”, haciendo referencia a la que fue banda paralela de algún
miembro de la banda, sonó totalmente cañón. “In The End” dio paso a la locura
de “Antisocial” y momento de descanso antes de los bises. Vuelta a la caña con
“Breathing Lightning” y la bailonga y saltarina “I´m The Man”. Terminaron, como
hacen últimamente, con “Indians”, uno de mis temas preferidos de la banda y del
Thrash en general. Nunca decepciona Anthrax, no sé ni cuántas veces los he
visto desde aquel mítico Monster Of Rock del 88 en la Casa de Campo madrileña y
nunca me han defraudado. Muy buenos, por muchas trabas que me pongan,
disfrutaré de, y con, ellos siempre.
“Corre, que vienen los Tokyo Blade”. “Espera que me limpie un
poco”. “Qué da igual, qué no llegamos”. Que si vete tú que ahora voy yo, no que
te espero. Total, que no sé para qué discutimos tanto entre nosotros si cuando
llegamos nos enteramos que no tocan porque habían perdido el avión o no sé qué
historia. La verdad es que nos vino bien el momento de relax en las gradas del
escenario pequeño. Nos echamos unas risas, sobre todo conmigo y mis
incidencias, l@s misery que somos así, que tó nos pasa, y esperamos a que
Badana subieran a las tablas. A ver, fue uno de los grupos que peor sonido ha
tenido de los que he visto en este Leyendas. El bajo de Nando estaba
excesivamente alto en muchos instantes, la voz de Luis Miguel, como os podéis
imaginar, no es lo que era y la batería se iba y venía por momentos. Mucha peña
se largó medio mosqueada, pero, cuando uno ha crecido con estos grupos y se
sabe la mayoría de los temas, le da igual que aquello sonara como lo estaba
haciendo. Me desgañité, lo di todo con ellos y más, me resarcí de todo lo que
me había pasado con Anthrax y me volaron la cabeza con “Dictador” o “Despierta
Y Lo Verás”, entre otras muchas. Sudé lo que no está escrito con l@s cuatro o
cinco que estábamos en primera fila y salí del concierto con una pedazo de
sonrisa que no me la quita nadie. Gracias Badana, por este y otros muchos
buenos momentos que me has dado siempre que te he escuchado. Eso sí, por favor,
la próxima vez no os dejéis en el tintero “Días De Escuela”, con esa ya
hubierais hecho diana.
Crisix es de esas bandas que siguen creciendo sin parar,
también se lo están currando de lo lindo, todo sea dicho. Meten una caña que no
veas, si a esto le sumas su actitud y buen rollo, te encuentras con un grupo
muy a tener en cuenta. Empezaron con “Conspiranoia” de su reciente trabajo y
repartieron cera a l@s presentes durante un show intenso del que no podías
dejar de estar atento porque o bien el guitarra estaba volando por encima del
público, o el cantante pedía esto o lo otro al mismo o el batería saltaba de su
trono para solicitar esto o aquello a l@s que tenía delante. Así llegamos a
“Ultra Thrash” con un marchón en el cuerpo de lo lindo. Me gustaría verlos en
un show sólo suyo, pues los he visto dos veces y las dos en el Leyendas. A ver
si se dejan caer por Extremadura, que ya es hora.
Después del conciertazo de los catalanes tiramos para Elda,
es donde nos solemos quedar siempre que vamos al festival, a descansar un poco.
La jornada del viernes se presentaba más dura si cabe que esta y había que
recuperar fuerzas. De eso os hablaré en breve, sólo os digo que este fue un comienzo memorable para empezar un Leyendas.
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