La mayoría de las veces que hemos
estudiado, o nos han hecho estudiar, cualquiera de los conflictos bélicos de la
historia del ser humano durante nuestros años de escuela, instituto o
universidad nos han llenado la cabeza con victorias, derrotas, nombres de
generales o presidentes y una interminable lista de fechas, todo sumado a otra
lista de sucesos igual de interminable. En mi caso, no recuerdo que me hablarán
en nunca de la vida de los soldados, de sus carencias y sufrimientos o, sobre
todo, de porqué fueron o porqué dejaron los frentes. Todo esto lo he tenido que
ir descubriendo por mí mismo con la edad y el interés que siempre me ha
despertado este tema en concreto.
Cuando se trata de hablar de uno de los
conflictos sobre el que más publicaciones se han escrito, por detrás tan solo
de la Revolución Francesa y la 2ª Guerra Mundial, creo que ya es hora de que
alguien nos contara esa parte con la que pocos se atreven, las experiencias de
aquellos que vivieron en sus propias carnes los entresijos de dicho conflicto
por ser sus protagonistas en primera fila, la soldadesca. Esto es lo que hace
James Matthews en esta su obra: “Soldados A La Fuerza. Reclutamiento Obligatorio
Durante la Guerra Civil 1936-1939”.
Acerca de este autor debo deciros que lo
he descubierto con este libro. Es un investigador británico doctorado en
Historia de España por la Universidad de Oxford, colaborador de la Complutense
y perteneciente en la actualidad al Centro Para Los estudios De La Guerra de la
Universidad de Dublín. Un curriculum lo bastante ancho como para atreverse con
tan arduo tema. Desde aquí, mi humilde blog, debo darle le enhorabuena por esta
publicación pues ha superado la prueba con una nota bien alta.
Mi único consejo a la hora de afrontar
la lectura de este tipo de obras es que mejor que tus ideas políticas las
mantengas durante el tiempo que lo dediques metidas en uno de los bolsillos de
cualquiera de tus prendas que los tengan. Estoy seguro de que si no lo haces te
sentirás, como mínimo, sorprendido, y no de manera grata precisamente. Cuántas
veces hemos visto esa euforia, por parte de ambos bandos, de los primeros meses
del levantamiento, aquellos hombres y mujeres subidos en camionetas, coches e
incluso bicicletas yendo voluntariamente a los centros de reclutamiento para
luchar contra el fascismo por un lado y contra el Gobierno elegido
democráticamente por el otro. Pues bien, desde este preciso instante debo
deciros que esta situación duró un suspiro. La recluta y militarización por
parte del Gobierno comenzó en otoño del 1936. El 29 de Octubre de dicho año por
Decreto Ley, eso tan de moda en nuestros días, se permitía el reclutamiento de
todos los hombre aptos entre 22 y 44 años siendo llamados a filas un total de
28 reemplazos, incluida la famosa “Quinta Del Biberón” integrada por chavales
de apenas 17 años. Dato curioso es que una vez llamado a filas el miliciano
debería permanecer en el Ejército Popular hasta el final de la contienda sin
tener en cuenta la duración de la misma. En el caso de los golpistas dicho
llamamiento a filas se llevó a cabo desde el mismo día del alzamiento
reforzándose con la declaración de guerra el 28 de Julio de 1936. En total
fueron 15 reemplazos los llamados a servir en este bando.
Se puede llegar a pensar que tanto los
soldados de uno u otro ejército estaban totalmente de acuerdo con las ideas que
estos defendían. Nada más lejos de la realidad, en la mayoría de los casos los
soldados se encontraban disparando a sus propios compatriotas por el simple y cruel
hecho de vivir en una u otra zona, no más. A esto hay que añadir que muchos de
ellos no tenían ni la más mínima inquietud política. Sus mayores preocupaciones
eran su familia y sus cosechas o ganados. Todo esto aliñado con las condiciones
en los frentes, mala comida, frío o calor, escasa y tardía paga, piojos,
enfermedades venéreas y un sinfín de calamidades, la represión por parte de sus
superiores, por ejemplo, hizo que la deserción y la automutilación estuvieran
al orden del día.
Cuando avanzas en el libro te vas dando
cuenta de que, a pesar de sus irreconciliables ideas, leales al Gobierno y
golpistas utilizaron métodos similares para atraer a las masas a luchar en sus
filas. La hombría y masculinidad, interpretada con argumentos diferentes pero
iguales en el fondo, el nacionalismo y el patriotismo o el antifascismo por un
lado y el antimarxismo por el otro fueron argumentos de sobra utilizados ante
una población que poco sabía de aquellos temas. Otro de los canales, bien
conocido por la mayoría en nuestros días, era la propaganda. En ella se sacaba
a relucir los colores de unos y otros como la poca calidad de la comida, la
ropa escasa o las victorias y derrotas sufridas. Poco efecto surgía sino fuera
porque unos pocos se dedicaban a leer dicha propaganda en público ante el
elevado índice de analfabetismo existente en ambos bandos.
Quisiera hacer hincapié en el capítulo
de la deserción ya que es uno de los apartados más importantes del libro y el
menos tratado en otros. Podemos llegar a creer que muchas de las malas condiciones
que sufrían los soldados fue única y llanamente lo que les impulsaba a llevar a
cabo dicho acto, puede que fuera así. Sin duda alguna, otra de las razones fue
el hecho de estar combatiendo al lado de compañeros que políticamente son
contrarios a ti. Hasta aquí todo correcto, pues podemos pensar que se desertaba
y ya está pero los mecanismo de represión de ambos bandos ante este acto
llegaron a límites insospechables en crueldad y castigo. No voy a entrar en
detalles porque es algo que merece la pena descubrir en esta obra. Cuando
lleguéis a esta parte tomároslo con calma porque os daréis cuenta de que
realmente no acababa todo tirando el fusil y corriendo, al contrario, en ese
preciso instante empezaba la propia Guerra del desertor, aquella que le llevaría tomar decisiones a vida o muerte.
En conclusión, ¿fueron tan distintos en
su reclutamiento “nacionales” y republicanos? ¿Quién cuido más a sus soldados?
¿Quiénes de éstos pasaron más calamidades? ¿Entre las filas de quiénes hubo
mayor número de deserciones? De estas y otras muchas cosas te podrás enterar
con la lectura de este gran libro. Espero que os sea igual de instructiva de lo
que ha sido para mí. Gracias a James Matthews por esta publicación pues me ha
hecho sentir aún si cabe más respeto del que ya tenía por sus protagonistas.
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