El pasado miércoles, 30 de Octubre,
visitó la capital del Estado el que otrora fuera guitarrista de la banda
germana más grande de todos los tiempos, estamos hablando de Uli Jon Roth y,
por supuesto, Scorpions. Se puede decir que es uno de los guitarras menos
conocidos, más bien reconocidos, del mundillo del Hard Rock pero su impronta en
la primera etapa de los alemanes es de indudable calidad. Grabó con ellos
cuatro discos en estudio y uno de los mejores directos de la historia del
género, “Tokyo Tapes”. Este disco en vivo ha estado siempre entre uno de mis
preferidos además de traerme un montón de recuerdos de mis años de adolescente.
Aún lo conservo en cassette como una de mis joyitas. Poca más presentación
necesita Uli. Tampoco es mi intención en esta crónica hablaros de su biografía
aunque os recomiendo que le echéis un vistazo cuando tengáis oportunidad, descubriréis cosas
muy interesantes en la misma.
La noche del concierto empezó con el
sobresalto del cambio de sala. Las razones de dicho cambio no las conocen ni
los propios responsables de La Sala Caracol que, según su comunicado al
respecto, están tan sorprendidos con el tema como lo estamos todos. Después de
llegar a esta sala madrileña me encuentro con un cartelito en la puerta que
dice que el concierto ha sido trasladado a la sala Shoko sita en plena calle Toledo. Pues bien, como preguntando se llega a donde
sea y yo soy muy pero que muy preguntón, al ser la hora de apertura de puertas
a las 19.30, fui corre que te corre de una sala a la otra para encontrarme en
la puerta de la última con todo el personal igual de desconcertado que el que
escribe estas líneas.
Con todo este jaleo los que salieron un
poco perdiendo fueron los teloneros, Stingers. Me hubiera gustado verles un
poco más de tiempo porque lo hacen realmente bien tanto en puesta en escena
como en el plano musical. Además como me los perdí en la última edición del
Leyendas mis ganas de verlos eran máximas. Pues nada, el set de los andaluces
quedó reducido a poco más de cinco temas entre los que estaban, “Coming Home”, “Big
City Nights”, “Blackout”, con gran performance
del guitarra “Schenker” y “Rock You Like A Hurricane”. Buen rato el que nos
hicieron pasar estos Stingers. Seguro que la próxima oportunidad que tenga de
verlos no la dejaré pasar.
Con poco tiempo de espera apareció en
escena el mítico guitarrista Uli Jon Roth acompañado de un séquito de músicos
que llenaron el escenario de tal forma que apenas quedaba hueco entre ellos. Además
de Uli nos encontramos con otros dos guitarras, un cantante, un teclista, el
bajista y el batería correspondiente. Pido disculpas por no tener los nombres
de alguno de ellos, sólo deciros que aquello parecía más una orquesta que la
típica banda de Rock. El set del concierto se centró en temas de Scorpions, algunos
de la etapa de Roth en Electric Sun, otros de su propia carrera en solitario y
alguna versión de Hendrix. Es comprensible que los momentos álgidos del show
fueron cuando cayeron canciones de su banda mater como “All Night Long”, “Picture
Life”, esta siempre fue una de mis preferidas así que la disfruté de lo lindo, “Dark
Lady”, “Polar Night”, “In trance”, temazo donde los haya, o “We´ll Burn The Sky”,
otro trallazo. Si cuando Uli hacía sus solos de manera individual flipábamos en
colores os podéis imaginar cuando se le unían los otros dos guitarras y se
ponían a puntear los tres a la vez, brutales esos momentos. Personalmente destacaría
al jovencísimo guitarra zurdo, un máquina el chaval. Para los bises el cantante
se quedó entre bambalinas escogiendo el tema “All Along The Watchtower” de Jimi Hendrix para cerrar el show. Con este
final nos quedamos un poco fríos pues esperábamos como agua de Mayo que el hit “He´s
A Woman, She´s A Man” apareciera por algún lado, algo que no ocurrió. Este sería
el único punto negro de la actuación que, como he dicho ya, estuvo más que
bien.
A pesar de todos los contratiempos os
puedo asegurar que fue un concierto entrañable. Lo fue porque estuvimos como en
casa con una asistencia que rondaría las quinientas personas, quizá menos
incluso, porque el sonido fue increíble, porque me sentí de puta madre escuchando una serie de canciones con las que
he crecido y que he cantado miles de veces y que nunca pensé que iba a
disfrutar en directo y, sobre todo, porque, a pesar de ir solo, hice amigos
rápidamente dejándome claro que los rockeros y las rockeras seguimos formando
una gran familia. Habrá mucha gente que no entienda esto pero sabéis
perfectamente de qué hablo. Espero que esto siga siendo así por muchos lustros.
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