El pasado fin de semana se celebró en la capital del estado la XV edición
de Expocómic, o sea, la XV edición del Salón Internacional del Cómic de Madrid.
Esa fue la principal razón de nuestra visita, de mi novio y mía, a esta ciudad.
No es la primera vez que vamos juntos al Expocómic, con esta ya van dos. Con
todo lo que está cayendo debido al caso del Madrid Arena parece mentira que la
señora alcaldesa de la capital del reino, cuyo nombre no voy a mencionar en
este blog por “simpatía”, esté creando un estado de alarma totalmente fuera de
lugar. Más le hubiera valido actuar antes de tener que esperar a que cinco
chicas jóvenes perdieran su vida y no hacer lo que está haciendo en estos
momentos. Pues eso, que debido a todo lo que está montando esta “señora” nos
encontramos con que a poco más de un mes este Salón no tenía sitio donde
celebrarse. Al final tuvo lugar en el Matadero de Legazpi. Tengo que reconocer
que la noticia del cambio de ubicación me gustó sobre todo porque de esta
manera la ciudad participaría más activamente del evento. Sin embargo todo lo
acontecido en lo referente a la organización dejó un poco que desear. Que sí, que
entiendo que con lo del cambio y demás tenemos que ser comprensivos pero ser
comprensivo no es sinónimo de dejar de ser crítico, en mi caso de manera
positiva.
A pesar de no ser nuestra primera vez en este Salón nunca antes habíamos
pasado una jornada entera en el mismo. Llegaríamos sobre el mediodía y
permanecimos hasta casi el cierre. Tuvimos la suerte de no tener que hacer cola
para entrar por haber sacado las entradas por intenet pero la imagen nada más
llegar de esa cola interminable de peña que quería acceder al Salón echaba un
poco para atrás. Cientos de personas que seguramente tardarían unas horas en
entrar en una XV edición de un evento es algo que no da muy buena imagen. Entiendo
que la culpa no es de la organización pero, en el caso de que se siga
celebrando en Legazpi, es algo que deberían solventar. Ahora bien, para
estupidez lo de decirle a mucha de la gente que iba disfrazada que debían dejar las
armas que portaban, la mayoría, por no decir todas, de cartón o aluminio, a la
entrada del recinto. ¿De verás se creían que allí nos íbamos a matar a espadazos
o a tiros? ¿Hasta dónde llega la mano negra de su señora alcaldesa? Justo delante
de nosotros entró un chaval increíblemente disfrazado al que le retuvieron una
espada de aluminio ante la perplejidad tanto suya como nuestra y, claro, qué o
quiénes son ciertos personajes sin sus superpoderes o sus armas con esos
superpoderes. ¡Joder, que somos seguidores de cómics no terroristas bombarderos!
A parte de esto os diré que este Salón sigue creciendo año a año. La aceptación
del público y el buen rollo en general se palpa por todo el recinto. Puede sonar
un poco manido pero me siento como en familia cada año que voy. Hablo con
autores, con gente de los stands y editoriales, con la peña que te cruzas o con
aquellos que tienes delante o detrás en cualquiera de las colas y siempre se
respira una actitud de alegría inmensa. Quizá no encontré todos los cómics que
buscaba pero al final eso da lo mismo ya que el hecho de buscarlos y saber que
están editados aunque no estén por allí es algo bueno. Acabas teniendo delante de ti a autores que has seguido desde pequeño como es el caso de Carlos Giménez que,
aunque tardó en llegar... llegó, hace que te sientas feliz por cinco escasos
minutos o conoces a otros que seguro serán, o eso espero, grandes dentro de
poco como Victoria Francés. Mi novio estuvo conversando durante más de veinte
minutos con José Villarrubia, para muchos un desconocido pero nominado dos
veces a los premios Eisner por su labor
como colorista por la que también ha recibido otros premios. Son estos pequeños
momentos los que hacen grande un evento como este y, al menos para nosotros,
los que hacen que merezca la pena ir y volver. Otra de las cosas que me gustaron del Salón es la gran afluencia de gente joven al mismo. Te quedas con un gran sabor de boca al verlos ya que te hacen pensar que, después de unos años de crisis, esto lo sabemos bien los que llevamos toda la vida en este mundillo aunque sea como meros seguidores, algo en lo que siempre has creído y que siempre te ha hecho desfrutar goza de una inmejorable salud. Vale que ellos y ellas, en su mayoría, están en sus rollos manga y cosas parecidas pero, en serio, me hace sentirme muy pero que muy feliz.
Espero que todos eso errores se subsanen en próximas ediciones, que sigan
con los mismos precios de comida y bebida, ya he dicho que la mayoría de las
cosas fueron positivas, que el mundo del cómic en este país siga creciendo, que
sigan saliendo nuevos autores estatales para sumarlos a la larga lista de los
ya consagrados y, en conclusión, que tengamos Expocómic en Madrid por otros
quince años como mínimo pesa al alcalde o alcaldesa de turno. Gracias por
vuestro esfuerzo. Nos vemos el próximo año.
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