martes, 4 de noviembre de 2025

Volbeat, Bush Y Witch Fever En Madrid

 







Cuarta vez que veo a Volbeat, no así a l@s teloner@s, Witch Fever y Bush, de l@s que esta ha sido la primera. También he percibido ciertos cambios, y no solo de formación, por parte de los daneses. Continúan siendo sólidos musicalmente y entregados con el público, pero hay partes que se echan de menos que han dejado atrás con el paso de los años. Una sería aquella historia que hacían invitando a l@s más pequeñ@s de l@s asistentes al escenario, y otra la duración de sus conciertos, hora y media pelada en este caso. El hecho de que no hicieran ni un bis siquiera contribuye a ello. Sea como fuere, el paso de Vobeat por Madrid volverá a ser recordado como algo frenético e intenso.




A Witch Fever les tocó ocupar el hueco dejado por Gel. Con poca peña aún en el recinto, estas chicas se dejaron la piel en el escenario. Su vocalista, Amy Walpole, no paró de moverse en ningún momento, estuvo bien arropada por Alex Thomson a las cuatro cuerdas, Alisha Yarwood a la guitarra y Annabelle Joyce con una grandísima labor a la batería. Hicieron alusión a la libertad en Palestina y a otra serie de derechos humanos mientras dejaban caer temas como Drank The Sap, Burn To Hit o Fevereaten, donde sonidos Grunge se unen a otros más pesados junto a toques Punk. La cuestión es que, cuando nos quisimos dar cuenta, ya se estaban despidiendo. Media hora escasa tampoco da para mucho más.







Con una cierta antelación, de unos diez minutos, saltaron a las tablas los británicos Bush. Se notó el cambio de sonido, además de una mayor confluencia de público. Venían presentando su último disco, del que dejaron caer cortes como I Am Are Here For Salve Your Live, The Land Of Milk And Honey o la homónima I Beat Loniless.  L@s asistentes mostraron más interés, como es normal, en sus temas más conocidos, como la esperada Everything Zen, con la que dieron comienzo, Machinehead o Identity. Con un gran frontman, Gavin Rossdale, que mantuvo la conexión con el público en todo momento, un guitarrista como Chris Traynor, que demostró maestría y un gran nivel, Corey Britz al bajo, quizá el más estático del cuarteto, y un gran trabajo por parte de Nik Hughes a la batería, no deja de ser una de esas bandas que no tuvieron ni la suerte ni el reconocimiento que deberían haber tenido en su momento. Pero ahí siguen, ofreciendo shows como este en su nueva visita a Madrid. A la cual dieron carpetazo con More Than Machines y Flowers On A Grave.





Como es normal, Vistalegre se llenó de un público ansioso por volver a disfrutar de un show de Volbeat. Dejaron caer el enorme telón que ocultaba el escenario al son de The Devil's Bleeding Crown que engancharon sin freno con Lola Montez. Un inicio de concierto que puso a todo dios eufórico. A continuación, el cantante y guitarrista Michael Poulsen, se arrancó con Ring Of Fire, de Johnny Cash, para la cual pidió colaboración al público que, todo sea dicho, no respondió como él esperaba, algo que solucionaron echando la vista atrás con Sad Man's Tongue, tema de su segundo trabajo en estudio. Para cuando llegó el turno a la primera canción de su último trabajo, Demonic Depression, tanto el frontman como el bajista Kaspar Boye Larsen y el nuevo guitarra Flemming C. Lund, ya se habían recorrido la pasarela y el escenario de una punta a la otra.





Continuaron con Fallen hasta llegar a otro de sus grandes hits, Shotgun Blues, que, como era de esperar, obtuvo un gran recibimiento por parte de l@s presentes. Nos volvieron a recordar que venían a presentar su reciente disco, God Of Angels Trust, con la interpretación de un nuevo tema del mismo, In the Barn of the Goat Giving Birth to Satan's Spawn in a Dying World of Doom, que fue presentada por Poulsen aprovechando para quitarle hierro a las maldades que le asignan a propio demonio y asignárselas a algunos de los dirigentes mundiales. Siguieron con By A Monster's Hand, también de su nuevo redondo. Un tema rápido, corto y directo donde Lund tomó cierto protagonismo junto al toque bestial de Jon Larsen a la batería.



El comienzo de Heaven Nor Hell, con esos contratiempos y ritmos, nos devolvió a los antiguos tiempos de la banda, sin ser conscientes de que estábamos atravesando el ecuador del concierto. De aquí en adelante el show se convirtió en una cascada de trallazos que tuvieron como primer cañonazo la bien recibida The Devil Rages On, uno de mis temas favoritos del grupo. Y luego todo el mundo a saltar y bailar con Die To Live, poco menos de tres minutos donde se sudó de lo lindo. Un poco de respiro con otro tema de los nuevos, Time Will Heal, muy bien recibido, antes de afrontar otro de sus ya clásicos, Black Rose, con enorme respuesta de la asistencia.



La temperatura continuó en ascenso con Seal The Deal y la siempre más que coreada For Evigt. Una apuesta segura, a pesar de que much@s no tengamos ni idea de danés. Poco nos importa, la verdad, cuando esa conexión entre banda y público llega a topes como los que se alcanzan con este tema. La contundencia de Still Counting fue la antesala de un cerrojazo que llegó con A Warrior's Call, donde los gritos de: «Fight, fight, fight», hicieron temblar el recito, unida sin parar a Pool Of Booze, Booze, Booza, un corte de su primer disco como cierre definitivo.




No voy a decir que no me gustó Volbeat porque mentiría si lo hiciera, pero, como ya he señalado, su concierto se me hizo excesivamente corto en comparación con otros anteriores. Eso sí, la entrega de Larsen, por un lado, y de Puolsen, por otro, es del todo admirable. Al nuevo guitarra, a mi entender, aún le falta un poco de rodaje encima del escenario, algo que, seguro, tendrá de aquí a nada. Y Lund, como buen batería, es la base de todo el compendio, brutal. Espero volver a disfrutar de los daneses en alguno de los festivales veraniegos. Seguro que en otro entorno la montan mucho más gorda que en Vistalegre. Como anécdota, si se puede llamar así, algo que pudimos apreciar desde la grada. Durante uno de los escasos y con poca representación de los pogos que se montaron, algunos de seguridad se fueron rápidamente hacia l@s integrantes del mismo con la intención de pararlo pensando que se estaban peleando. Ver para creer.



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