miércoles, 22 de mayo de 2024

Jaime Martín: Un Oscuro Manto

 




Que Jaime Martín aparezca en este humilde blog se está convirtiendo en algo casi cotidiano. Lo cual es una muy buena señal, pues significa que tenemos entre nuestras manos una nueva obra del autor catalán, en este caso se trata de Un oscuro manto. No quiero extenderme en su biografía porque ya hemos hablado de ella en otras entradas. Tan solo diré que ha publicado con editoriales que van desde Ediciones B o La Cúpula hasta Edicions de Ponent o Norma, con la que lleva trabajando desde hace años. Recibió el premio al autor revelación en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona en 1990 por su obra Sangre de barrio y fue nominado al mejor álbum en el Festival Internacional de Cómic de Angoulême por Las guerras silenciosas. Otras obras suyas a destacar son La memoria oscura, Flores en el asfalto, Lo que el viento trae o Siempre tendremos 20 años, por nombrar algunas.





Un oscuro manto ve la luz una vez finalizada por completo la trilogía de los 20 años, este nombre se lo he asignado yo. Viene prologado por la ensayista y novelista Layla Martínez, que hace referencia al papel desempeñado durante décadas por las mujeres como principal alternativa a los médicos en el medio rural, así como en la preparación de l@s enferm@s ante la muerte. Para ello nos recuerda a las rezadoras, a las vestidoras, a las parteras o a las trementinaires, que eran las mujeres que recorrían Cataluña vendiendo ungüentos y trementinas, tanto solas como en parejas. Una de estas últimas, Mara, es una de las protagonistas de este cómic. De esta forma, da paso a los oficios “perdidos” junto a leyendas a punto de ser olvidadas, a los miedos que duermen debajo de la cama o a las sombras que habitan en el interior de un espejo.




Las primeras páginas nos presentan a una joven que huye y su relación con una loba. También aparece Mara, la trementinaire a punto de “jubilarse”, hablando de remedios. Más tarde, durante una visita al mercado del pueblo, nos pondremos al día tanto de la situación laboral en la que se encuentra sumergida la montaña en la que reside, como de las relaciones entre ella y otras mujeres, además del trato que recibe por parte de los niños. Mientras recoge leña, y posterior a una discusión con uno de los vecinos del lugar, Mara encuentra a dicha joven en medio del bosque. De esta manera, l@s distint@s protagonistas que dan forma a esta obra comienzan a hacer acto de presencia, destacando entre ell@s una niña llamada Sol, el padre de esta y la joven ya nombrada. Durante el tiempo de convalecencia de la joven conoceremos más sobre su cuidadora y la vida de las trementinaires. Y una vez recuperada, se irá afianzando la relación entre las dos mujeres.  





Un encuentro entre ambas con el padre de Sol y Sultán, el perro guardián de las cabras que tiene a su cargo, da pie al enfrentamiento del can con una manada de lobos y al conocimiento de la presencia de la chica en la montaña. Esto obligará a Mara a presentarla como una sobrina suya que ha venido de la ciudad a pasar unos días con ella. Con este vínculo familiar hacen su aparición en las fiestas del pueblo, donde tod@s andan mosca ante el anuncio de la presencia de una fugitiva por la zona. El desarrollo de las fiestas nos servirá para conocer las aspiraciones de las jóvenes del lugar, junto con las costumbres y obligaciones que deben acatar. Mientras Mara conversa con las mujeres, Serena, nombre asignado a la muchacha, es acosada por los jóvenes del pueblo, siendo Sol quien la ayude a salir de tan angustioso trance. A partir de aquí entran en juego las envidias de las demás jóvenes del pueblo hacia Serena, el papel de la Iglesia en referencia a los deberes y obligaciones de la mujer y su enfrentamiento frontal a la escuela laica y el señalamiento de la “sobrina” de Mara como responsable del cambio que comienza a anidar en las demás mujeres respecto a sus esperanzas y sueños.





Los acontecimientos se precipitan tras la aparición de un brote de rabia por la zona, a lo que se añade la llegada de un guardia civil en busca de la fugitiva y la desaparición del padre de Sol. Las dos mujeres no tardan en recibir la visita del uniformado, después de la cual conoceremos la realidad de Serena y la de la propia Mara. Poco a poco, página a página, alcanzaremos el final de este impresionante cómic, donde todo cambia de color, excepto el manto de Serena.





Jaime me ha vuelto a cautivar con su obra, y mira que puedo presumir de conocerla a fondo. Es este un cómic que no puedes parar de leer embaucado por el papel de las curanderas-brujas, que lo mismo reciben una ración de desprecio que otra de reconocimiento por su labor; el de las mujeres rurales y todo lo que debían de acatar por el simple hecho de serlo; así como el de los hombres y su machismo exacerbado combinado con un servilismo ciego y una gran ignorancia. Todo se mezcla en un entorno hermético como es el de las montañas catalanas, lugar donde la propia naturaleza reina por encima de humanos y no humanos. Para ello, Jaime hace todo un alarde de técnica pictórica, con unas viñetas fuera de lo común, sobre todo las que ocupan una página entera. Algunas de ellas vienen cargadas de bastante simbolismo y otras de una fuerza tal que la hacen prescindir totalmente de bocadillos. A esto hay que sumar el trabajo de investigación que el autor ha llevado a cabo, ya sea en todo lo referente a las trementinaires, como a las costumbres y a los remedios para atajar distintos males y enfermedades. Cierro dándole mi más sincera enhorabuena y deseando que nos volvamos a encontrar pronto en algún momento para charlar e intercambiar obras. Espero que tenga toda la suerte del mundo con este oscuro manto.

 



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