lunes, 10 de octubre de 2022

Extremúsika 2022

 





Esta edición de Extremúsika ha sido, digamos, especial por muchas y distintas razones. No esperéis aquí una crónica exhaustiva del festival porque no lo he vivido como tal. A esto hay que sumar que solo he asistido el jueves y el sábado, el viernes me dio una pereza enorme viendo el cartel, pues solo me interesaban Los Zigarros y poco más. Empezaré comentando el asunto de la cifra de asistencia que, parece ser ha sido de 72.000 almas. Esto que hacen los festivales de sumar las cantidades de, en este caso, los tres días es supercurioso porque entiendo que a l@s que tenemos el abono nos cuentan como si hubiéramos ido esas tres jornadas, vamos que nos suman tres veces, y así, desde luego, te salen esas cifras y las que quieras decir. Es normal que el sábado hubiera más gente que los demás días, pero el jueves, al menos, podías moverte por el recinto sin demasiada dificultad. En cuanto al propio cartel, poco voy a añadir que no se haya añadido ya, me quedo con que, si para ver a bandas que me molan, pero que he visto ni se sabe de veces, tengo que tragarme otras que ni me van ni me vienen me pensaré el pillar el dichoso abono con antelación en próximas ediciones. Y como hay que intentar ser lo más justo posible resaltaré algunas cosas que me han parecido bastante positivas, empezando por el sonido que, en general, ha sido bastante bueno. A pesar de quedarse sin cerveza o hielo el sábado antes de que acabara el festival, los precios tampoco han sido desorbitados, justitos, si más. La idea de cobrarte por el primer vaso para que aquello no acabara hecho un mar de plástico es algo que vengo reclamando desde este blog hace ya mucho tiempo, otra cosa es el océano de mierda, botellas y demás que se formó fuera que nos da a entender lo guarrisim@s que pueden llegar a ser cierta gente. No solution, my friend. Y volviendo a lo del cartel, por mi parte, no tengo pegas en que se mezclen ciertos estilos y demás, otra cosa es cómo ha cambiado dicho cartel desde que pillamos el abono antes de la pandemia hasta lo que no hemos encontrado estos días. Por lo demás, que cada cual vaya a disfrutar de lo que le mola que, supongo, que es lo que hemos hecho la mayoría de es@s supuestos 72.000 asistentes.





Como ya he comentado, solo me acerqué al hípico el jueves y el sábado. El primer día comenzó para mí con la actuación de María Peláe a la que tenía muchas ganas de ver en directo, a pesar de no hacer Rock, precisamente. Nunca he sido de encasillamientos y hay otros estilos que siempre me han molado. Mucha actitud y entrega la que dejó ver la malagueña sobre las tablas ante un público no demasiado numeroso, pero sí entregado. Temas como “La Quería”, “Por Si Te Vas”, “La Confesión”, “Mi Tío Juan” o “La Niña” dieron buena prueba de ello. Me quedo con el momento de la interpretación de “Que Vengan A Por Mí”, uno de los mejores de su actuación, con esa letra y esa música con ramalazos a Bambino.






A continuación, pudimos disfrutar del show de los valencian@s Mafalda que, tal vez, fueran los que peor sonido hayan tenido de los grupos que he visto, algo que no les impidió dejarse la piel y conectar con l@s presentes desde el minuto uno. “Los Infelices”, “Fosa 111” o “Tanto He Pensado” fueron parte del grueso de un repertorio que nos tuvo pendientes de ell@s durante su hora de actuación. Es la primera vez que l@s veo y espero que no sea la última. Son de esas bandas que, de seguir así, seguro que escalan puestos en los carteles de los distintos festivales que le dé por llevarlos.





Después de comer algo, este es otro de los puntos a favor de esta edición, no la variedad de comida que es siempre sota, caballo y rey, sino la zona de mesas para engullirla y la peña dedicada a mantenerla limpia durante todo el tiempo, pues eso, que tocaba el momento de Desakato. No es que yo sea muy seguidor de los asturianos, a pesar de haberles visto ya unas cuantas veces, pero su concierto me sentó de maravilla. Que fuera el primer grupo cañero, realmente, que veía después de llevar allí toda la tarde fue como una bocanada de ese aire que tanto necesitaba. La peña se desgañitó, saltó y coreó temas como “Cada Vez”, “Sombras” o “Heridas Abiertas” en uno de los shows más cañeros de esta edición. Les doy las gracias por romper el hielo en el que estábamos sumidos.








El Canijo de Jerez ofreció un show basado en temas propios, alguno de su banda primigenia, Los Delinqüentes, fueron los más coreados por el público, y una versión de “So Payaso”, de los Extremoduro, que nos sentó bastante bien. De aquí en adelante, paso a comentar los shows de bandas que he visto la tira de veces, como son los vallekanos Boikot, todo un referente de la música hecha por estos lares. Con una producción escénica bastante lograda, esas proyecciones y demás sirvieron para que su concierto ganase muchos puntos, nos volvieron a deleitar con trallazos como “Inés” o “Lloraré” mezclados con otros como la versión de Piperrak, “Kualkier Día”, que nos dejaron exhaustos, como es normal en sus conciertos. Grandes, los Boikot, que volvieron a demostrar por qué son lo que son y están donde están. Hasta aquí el jueves para mí, y no, no me quedé a ver a Sinkope por la hora de pisar el escenario y por ser otra de esas bandas que he visto cientos de veces. Les pido mis más sinceras disculpas, pero otra vez será.






El sábado fue uno de esos días de festival que más raro me he sentido, y mira que llevo unos cuantos festivales a la espalda. Sí que se notó la mayor afluencia de público, normal, pero la espera para los Reincidentes se hizo larga y tediosa, aunque mereció la pena porque fue empezar con “Graná Y Oro” y no para de saltar y disfrutar. Nada fuera de lo común en el guion de un concierto de los sevillanos, a excepción de la incorporación de Javi Chispes, de los Maniática, a sus filas. Teniendo en su repertorio clásicos como “¡Ay! Dolores”, “Rip-Rap”, “Cucaracha Blanca”, “Jartos D´Aguantar” o “Cartas Desde El Asilo”, unidos a otros cortes de mayor actualidad como “Los Hijos De La Calle”, compuesto en colaboración con Capitán Cobarde, la versión de Boni, “Explosivo”, o la de los nombrados Maniática, “Lo Que Nos Queda”, te aseguras tener al público pendiente del escenario durante todo el tiempo que tengas para pisarlo. Siguen siendo una de mis bandas preferidas del panorama estatal y lo visto y vivido en este Extremúsika sirven para reafirmarme en ello.





Caña, caña y más caña, es lo que saben dar, y de qué manera, los S.A.. Con una de las mejores producciones del festival, sino la mejor, fueron una apisonadora a lo largo de un show donde trallazos como “Polvo En Los Ojos”, “Tiempos Oscuros” o “Ratas” nos dejaron noqueados. Llamaradas, pogos, saltos y entrega no faltaron en “Piedra Contra Tijera”, “Cuando Nada Vale Nada” y la archiconocida “Nos Vimos En Berlín”. Los vascos son de esas bandas que nunca defraudan en directo y de esas que si fueran guiris haría tiempo que tendrían mucho más de lo que de por sí, y bien merecido, tienen. ¡Aúpa S.A.!



Como veis y leéis, muy cortita la crónica de este festival por mi parte. Que la peña disfrutó con otras cosas y otros grupos, genial; que está bien o mal eso de mezclar estilos, perfecto; que hay que intentar avanzar saliéndose de lo que habitualmente eras, discutible, pero este que escribe estos párrafos se lo va a pensar dos veces para próximas ediciones de un festival que, por suerte, lo tenemos en casa a la hora de elegir con tiempo si pisarlo o no.






2 comentarios:

  1. Unos tal Omnia Transit no lo vieron mal a eso de las 18.00 y con bastante público para el estilo de música que hacen y lo que se escuchaba a esas horas por el festival, jiji

    ResponderEliminar
  2. Nice post thank you David

    ResponderEliminar