Con este artículo no pretendo descubrir más de lo que ya se
ha dicho, o escrito, sobre “Patria”, de Fernando Aramburu. Estoy totalmente de
acuerdo con que se trata de una de las mejores publicaciones de los últimos
años en el Estado español. Digo esto no por sus ventas, que también, la
promoción o la publicidad que se le ha dado; lo hago, más bien, porque tuve esa
sensación que, una vez acabada la lectura, solo un puñado de obras consigue
arrancarte mientras te atraviesa la espina dorsal de arriba abajo a la vez que piensas:
“Estas páginas son algo fuera de lo común”. Supongo que el atractivo del conflicto
armado protagonizado por ETA y el Gobierno español habrá influido a la hora de despachar
ejemplares como rosquillas, pero, la verdad, quedarse en esta reflexión sería
tan simple como pensar que tod@s l@s vasc@s son terroristas; lo digo porque es
algo que he escuchado más de una vez y supongo que much@s de ell@s también. El
trabajo de investigación llevado a cabo por Aramburu, unido a esa prosa
adictiva, los vaivenes, tanto en el tiempo como en el espacio, de la acción y
un elenco de personajes insuperablemente bien tratados, presentados y plasmados
es para mí, sin lugar a dudas, el verdadero valor de su libro. Como dije al
principio, y seguro que no respetaré, no me voy a extender con este asunto
porque aquí de lo que quiero hablar es de la adaptación al cómic que ha hecho
Toni Fejzula de este superventas.
No sería un buen comienzo hablaros de Fejzula diciendo que es
un autor de cómic barcelonés porque no resulta así de sencillo. Las razones de
esa falta de sencillez las encontraréis en el epílogo de este cómic expresadas
en sus propias palabras, por lo tanto, tendréis que llegar hasta el final del
mismo para saber a qué me refiero. Os diré que ha participado tanto en
películas de animación, “El Cid, La Leyenda”, como en escenografías y
storyboards de algunos anuncios para Fragancia Elixir, Shakira o Danone, por
ejemplo. Despegó en el mundo de las viñetas con una aportación a “El Reino
Salvaje De Conan” para continuar con alguna publicación en Francia. Entre 2008
y 2010 trabaja en la adaptación de la novela gala “El Rojo Y El Negro”, de
Sthendal, para luego colaborar con la revista Cthulhu aportando historias
propias, así como alguna portada de la misma. Otros de sus trabajos los podéis
encontrar en las series “Veil”, con Greg Rucka, “Lobster Johnson”, con John
Arcudi y mi admirado Mike Mignola y “Dead Inside” con John Arcudi. En serio, si
queréis saber un poco más sobre este autor, llegad hasta el final de esta
publicación o cometed el pecado de empezar por el mismo.
Cuando la banda ETA anuncia el abandono de la lucha armada,
Bittori se acerca a la tumba de su marido, Txato, asesinado por dicha
organización, con la intención de contarle su regreso al pueblo natal de ambos,
lugar donde fue perpetrado el asesinato. Partiendo de esta protagonista
llegamos, poco a poco, a l@s demás hasta formar el centro de atención de todo
lo que ocurre a lo largo de la obra. De esta forma, nos damos de frente con
Xabier y Nerea, sus hij@s, así como con Miren, Joxian, Arantxa, Joxe Mari y
Gorka. Estos cinco últimos pertenecen a la misma familia que, en otro momento,
fue íntima de la de Bittori. Miren era su amiga del alma con la que planeó,
incluso, meterse a monja; Joxian era uña y carne con Txato en sus partidas de
mus y sus salidas ciclistas y Arantxa y Nerea crecieron juntas y así siguieron
hasta que los acontecimientos engulleron su amistad y la de sus progenitores.
Todas estas relaciones se desarrollan en ese espacio donde el lema: “Estás
conmigo o estás en mi contra” se vive con tal intensidad que te debes dejar ver
a alguna gente y actuar de una u otra manera para quedar claro en qué lugar de
eslogan te encuentras. Tienes que ser activo en ciertas acciones, dejarte ver
en funerales y manifestaciones o contribuir económicamente para dejar claro que
te encuentras en la primera parte de la frase. De lo contrario, las sospechas,
el rechazo o la propia muerte te pondrán en la segunda.
Como señalé al principio, creo que uno de los valores
destacables de la obra de Aramburu son sus personajes. Fejzula consigue, es lo
que tiene ponerles rostro e indumentaria en un cómic, conferirles mucha más
relevancia usando un color distinto a la hora de darles protagonismo en sus
reflexiones o diálogos. Esto, desde luego, es todo un acierto para que no te
despistes, o pierdas, a lo largo de la obra. En el caso de que te ocurra,
siempre puedes volver a esa página donde, simulando el “Peine Del Viento”,
encontrarás a cada cual pegad@ a su coloración. La clave está en que cada un@
vive, siente y padece el conflicto de forma bien distinta. Por un lado está el
núcleo familiar de Joxe Mari, como activista y miembro de una de las células de
la banda, formado por Miren que, como madre acérrima, se adentra más y más en
el fanatismo radical y excluyente de la misma; Joxian como padre resignado y
cargado de culpa; Gorka, el hermano pequeño que controla como nadie el euskera
y la literatura hecha en este idioma y Arantxa como la única de su familia que
se atreve a dar la cara y expresar sus ideas contrarias a ciertas acciones de
ETA, a pesar de pertenecer a la familia que pertenece. Por otro, están Bittori
que no se resigna a saber quién fue el autor de la muerte de Txato; Xabier como
el hijo que promete sobre la tumba de su padre cuidar de ella y, por último,
Nerea que, desde que su padre apareció en el punto de mira de los terroristas,
quiere y anhela vivir lo más alejada del pueblo y, si es posible, de Euskadi.
Todos ell@s con sus historias personales, amorosas, matrimoniales, de amistad o
con el propio entorno acabarán añadiendo a la trama un manojo de secundari@s
sin l@s cuales sería imposible entender todo lo que se nos cuenta a la vez que
los hace únicos en su manera de afrontar sus propios fantasmas. Digamos que
este es el núcleo de lo que os vais a encontrar en las viñetas de este cómic,
sumado a sus reflexiones, vivencias y metas. Insisto, no hay que olvidarse de
tod@s aquell@s que pululan alrededor de est@s encargad@s de expresar ideas y
objetivos con los que nunca se mancharán de sangre; entr ell@s destacaría al
cura o el dueño de la herriko taberna de la localidad donde Txato es asesinado.
Todo esto lo plasma el autor con una paleta de colores fríos con los que
refleja el propio clima del País Vasco y las situaciones que deben afrontar sus
personajes. Viñetas impactantes sin marco, pero bien encuadradas, de distinto
tamaño y proyección, dependiendo de la intensidad del momento, con un estilo tan
particular que se adhieren al papel transformándolo en un conjunto de pequeños
cuadros que consiguen hablar más allá de los bocadillos que guardan en sí
mismos.
He dicho muchas veces que tenemos la mala costumbre de
centrarnos demasiado en el tiempo sin tener en cuenta el espacio. Aquí es
importante recordar que todo trascurre en una población vasca y que lo
acontecido es entre vasc@s. Cada un@ de es@s protagonistas y sus secuindari@s
nos llevarán de la mano por unos lugares y situaciones donde son l@s propi@s
habitantes de Euskal Herria son el epicentro de la cuestión a tratar. Saldrán a
relucir sus miedos, silencios, voces, rechazos, xenofobias o fanatismos,
religiosos, políticos o sociales, reflejados en las ideas y palabras tanto de
l@s que están de acuerdo, como en contra, de la banda ETA. ¿Y dónde se
encuentra ese espacio en el que se desarrolla todo lo que Aramburu nos cuenta?
Esa es otra de las claves de su obra ya que el pueblo, localidad, o como
queráis llamarlo, no tiene un nombre concreto porque, entiendo, que podría ser
uno de los cientos donde ocurrieron cosas similares a las plasmadas en estas
viñetas. Todo un acierto y, para mí, una inspiración, como idea, a la hora de
escribir.
Al igual que con el propio conflicto, queda mucho por contar,
descubrir y analizar, pero para eso no os quedará otra que adentraros en estas
páginas y sacar, como yo mismo he hecho, vuestras propias sensaciones una vez
hayáis acabado de leerlas. Para terminar, me quedo con unas palabras del
referido epílogo de Fejzula: “He escuchado a personas decir que l@s que no
tienen una patria definida, delimitada en un mapa, acaban perdid@s o siendo individuos
falt@s de carácter. Y un cuerno. Al hecho de ser multiétnico o multinacional yo
solo le veo ventajas. Entre todas, le veo una principal: no ser nacionalista”.
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