Este tiempo de virus, reclusión hogareña, guantes de látex,
distancia de seguridad y mascarilla me está dando para llevar a cabo alguna que
otra relectura, leer cosas que tenía pendiente y adentrarme en los párrafos de
novedades que, como es normal, me han sorprendido para mal o para bien. Pilar
Alcántara González es una de mis compañeras de andanzas dentro del mundillo de
las letras, tertulia y asociación literaria. Puede que, cuando hablo o escribo
sobre ella, me cueste ser objetivo, pero sí que soy bastante sincero. Esta
profesora cacereña de Educación Infantil, Musical y Primaria tiene en su haber
varias publicaciones con la editorial “Letras Cascabeleras” de las que he hecho
referencia en este humilde blog. “La Escaletra Fantástica” su primer paso
dentro de dicha editorial como el Nº 3 de la “Colección Liquen”, además de lo incluido en la colección
“La Bolsa”.
Con ilustraciones de Triana Sánchez Alcántara, “Triopía”,
esta obra te incita a subir cada escalón de su escaletra solo con la
dedicatoria y la cita de María Montessori que encuentras como si del rellano de
salida se tratara. El libro en sí lo forman una serie de poemas cortos en los
que todas y cada una de las letras del abecedario toma protagonismo. A estos hay
que sumar la compañía de unos textos donde se resaltan valores como la amistad,
la ecología, la libertad o la autoestima, entre otr@s. También hay relatos que hacen
referencia a ilusiones como viajar, los maestros y las maestras o a cuentos
cortos y largos, por ejemplo.
Pilar, con todos estos peldaños, construye una obra
abarrotada de honestidad, buen gusto y esa carga didáctica propia de cualquiera
de sus libros. Siempre que leo algo suyo llego a las mismas conclusiones: la
Educación necesita miles de maestr@s como ella, cualquiera de sus publicaciones
debería ser de obligada lectura en las clases de primaria. No solo por ese
valor pedagógico del que rebosan, también porque con cada una de ellas se puede
aprender de la mejor forma que los niñ@s aprenden, jugando. Creo que esa es la
mayor de las intenciones que esta escritora pretende con sus textos, hacer
partícipe a tod@s sus alumn@s para hacerlos sentirse como parte creativa de
aquello que se está enseñando. Solo debemos pensar que, de todo lo que
aprendimos en nuestros años de escuela, siempre recordamos las enseñanzas que
nos llevaron a descubrir cosas que nos interesaban de manera participativa. Con
eso de “La letra con sangre entra” solo consiguieron que nos quedásemos con la
sangre y los malos modos de aquell@s que nos la hicieron brotar; es más, lo
único que lograron con semejante filosofía es que aquellas áreas o asignaturas
que despertaban en nosotr@s la curiosidad propia del aprendizaje se tornara en
sueño profundo que nos alejó de ellas hundiéndonos en la tristeza. Por suerte,
Pilar nada tiene que ver con eso. Sus párrafos rebosan alegría, paciencia y un
sinfín de puertas emocionales que abrirán otros tantos de mundos a tod@s los
que se adentren en ellos.
Es verdad que cuando los años se van acumulando en nuestras
vidas nos cuesta más hacer amistades nuevas. Tal vez sea porque nos volvemos
más exquisit@s a la hora de relacionarnos. Supongo que también influirá los
palos que ese valor tan a la baja como es la amistad te va dando a lo largo de
dichos años. Todo esto tiene una parte positiva, la que te hace sentir que puedes
seguir conectando con alguien porque continúas aprendiendo, porque te escucha y
escuchas mientras sigues creciendo como persona, a la vez que te ofrece una
confianza para insistir y persistir en aquellos valores y objetivos que creemos
justos y edificantes. ¿Os suena todo ñoño y pasteloso? Pues, qué queréis que os
diga, yo me siento feliz de poder decir que en Pilar tengo algo más que una
compañera de peripecias literarias y, con los tiempos que corren, encontrar
personas como ella que te transmiten esa felicidad es toda una suerte. Ya solo
os queda subir hasta llegar a lo más alto de esta escaletra para luego bajar
siendo un poquito mejores.
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