Siempre he sido partidario de ideas como las que nos
concierne en este artículo. Me he quejado miles de veces de lo aséptica que
puede llegar a ser la literatura. Me refiero al hecho de que solemos leer un
libro y ya está; como mucho realizamos este acto una o dos veces más antes de
colocarlo en nuestra estantería como si fuera un trofeo ganado en cualquier
concurso que te puedas imaginar. Los libros deberían ser algo vivo. Con esto
quiero decir que l@s propios lectores/as, entre l@s que me incluyo, aparte de
escribir también, deberían ser partícipes de esa lectura ampliando los sucesos
que ocurren en las páginas, desechando otros o creando nuevos personajes,
incluso. Si el ego desorbitado del autor/a no se lo permite, que permanezcan
ell@s mirándose su ombligo mientras nosotr@s nos fijamos en las demás partes
del cuerpo que quedan, que son muchas y muy variadas. Es algo a lo que he
animado siempre a hacer con lo poco que tengo editado y algo que haré con lo
que vendrá, que dad por hecho que lo habrá. Una vez dicho esto, quiero
felicitar a Alain Ayroles y Juanjo Guarnido por su “atrevimiento” a la hora de
ofrecernos la segunda parte de una de las obras más brillantes de la literatura
en castellano, y una de mis favoritas, “El Buscón”, del maestro Francisco De
Quevedo. Toda una osadía que deberíamos repetir con otros textos más a menudo.
Alain Ayroles es un guionista francés formado en la Academia
de Bellas Artes de Anguolême. Autor de obras tan reseñables como “Garulfo”, “De
Capa Y Colmillos” y “D. Diario De Un No Muerto”, entre otras, en las páginas
que nos atañen ha creado uno de los guiones más originales, si se puede decir
eso de una segunda parte, intensos y bien desarrollado de los que he leído
últimamente. Partiendo del típico rechazo inicial que supuso para mí el pensar:
“A ver qué se les ha ocurrido a estos tipos para continuar con algo tan grande
como esta obra de Quevedo”. Pues igual de típico os digo que debería aplicarme
aquello de: “Métete la lengua en el culo”. Solo faltaría que el maestro
madrileño tuviera la oportunidad de leerlo pues estoy seguro que daría su
aprobación.
En cuanto a Juanjo Guarnido, decir que es oriundo de Granada,
donde se formó en la Escuela de Bellas Artes de esta maravillosa ciudad. Creció
colaborando con fanzines y trabajando para Cómis Forum, realizando alguna que
otra portada e ilustración para Marvel. De su paso por Madrid quedarán algunos
storyboards para productoras televisivas antes de instalarse en París. En la
capital francesa trabajará para la sección europea de Disney en producciones
tan renombradas como “Goofy E Hijo”, “El Jorobado De Notre Dame”, “Hércules”, “Tarzán”,
“Atlantis” y “El Planeta Del Tesoro”. Con la entrada de este siglo, se une al
guionista Juan Díaz Canales en la que será una de las obras más reconocidas, y
premiadas, del cómic actual, “Blacksad”. En las páginas de esta segunda parte
de “El Buscón” plasma todo su poder creativo en unas viñetas que van de la
luminosidad más cegadora, pasando por ese abanico de expresiones de l@s
personajes, los paisajes más exuberantes o aquellos más inmundos, hasta llegar a
los momentos más tétricos y oscuros que vive el protagonista. Un trabajo
excelente, lo mires por donde lo mires.
Entiendo que para hablar de esta segunda parte de la historia
de la vida del pícaro Don Pablos de Segovia, ejemplo de vagabundos y espejo de
tacaños, se debería haber leído el texto original, sobre todo por las
referencias que se hacen aquí a pasajes y anécdotas que te pueden sonar a chino
sin dicha referencia. Ya que Quevedo nos dejó con la miel en los labios después
de contarnos que el Buscón se embarcaba para la Indias al final de su libro, lo
siento por aquell@s que aún no lo hayan leído, pero el spoiler era necesario,
por qué no creer que todo lo que le ocurre en estas páginas podría ser lo que
el autor original pretendía contarnos. Puede que suene a atrevimiento, sin duda
lo es, pero la audacia es lo que nos lleva al fracaso o al éxito, en esto
tampoco hay duda que valga. Pablos sigue siendo un buscavidas que no se casa
con nadie. Es capaz de traicionar a su propia sombra con tal de llevarse algo a
la boca, sacarles los cuartos a los hacendados más ric@s, cobrar recompensas por
aquell@s que lo salvaron de las fauces de la Muerte, valerse de la confianza de
l@s que creen en él para luego robarles los mismos kilos de plata que est@s le
arrebatan a es@s ric@s, ejercer de proxeneta sin el menor de los escrúpulos o
hacerse pasar por el mendigo más zarrapastroso del lugar con ese don que tiene
para el disfraz y el cambio de imagen. Todo siguiendo las doctrinas y consejos
recibidos por parte de su padre y madre durante la infancia y la experiencia
que la mísera vida que llevó en su tierra natal le otorga.
Esta obra se divide en tres capítulos de distinta índole e
igual trasfondo. En el primero, interpretándose a sí mismo, Pablos consigue
engañar a aquel que le tortura hablándole de un personaje al que él mismo
suplanta. El segundo será el desenlace de todo lo acontecido durante su
verdadera estancia allende los mares, donde se verá realmente de qué madera
está hecho y hasta dónde puede llegar con su listeza. Para el tercero se deja
cómo ese ingenio le lleva a cotas insospechadas de éxito, lujo y poder. Y no,
no voy a contaros más porque, como cualquier buena obra que se tercie, seréis
vosotr@s l@s que deberéis descubrir las andanzas, aventuras, desdichas y
altares que harán de uno de los pícaros más sobresalientes jamás conocido uno
de los personajes más famosos de nuestras letras. Vuelvo a dar las gracias a
los autores y a la editorial por este pedazo de publicación, lámina incluida.
Lo dicho, pasad, leed y no saquéis las manos de los bolsillos porque puede que
la de Pablos esté hurgando en ellos y os las tengáis que llevar a la cabeza
presa de vuestra confianza.
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