Qué mejor manera de cerrar este 2019 que publicando este
artículo sobre “Phylax, El Incidente De Martinhebrón”, último cómic de dos de
los grandes del género en Extremadura, Pedro Camello y Miguel “Gol”. Me lo he
pasado en grande, tanto con el guion de este último como con la aportación
gráfica de aquel. Después de muchos años trabajando codo con codo se nota una
total compenetración a la hora de afrontar nuevos retos como el que nos atañe
en estos párrafos. Aspectos novedosos se mezclan con otros de toda la vida
dando como resultado una obra trepidante donde la acción, la intriga, el buen
humor y la denuncia, entre otros aspectos, se mezclan de manera equitativa.
Durante la Guerra Civil española la idea del doctor Gregorio Mondragón
de crear un escuadrón de super soldados, siempre con ese propósito obsesivo de
“Salvar España”, es llevada a cabo por sus dos hijos. Con esta intención se
forma el escuadrón “Phylax”, guardián en griego, por aquello de ser los
centinelas de la cristiandad. La cuestión es que el asunto se les escapa un
poco de las manos tras un episodio ocurrido en el lugar indicado en el título
de este trabajo. Transcurridos unos cuantos años, nos encontramos en 1954,
Emiliano y Patricio, así se llaman los retoños del médico en cuestión, han llegado
a las altas esferas del régimen como obispo y coronel, respectivamente. En esos
días inauguran en el Escorial un instituto de estudios anatómicos al que
bautizan con el nombre de su progenitor con la intención de retomar el proyecto, siempre con el apoyo de
Carmen Polo, “La Collares”. Casi al mismo tiempo de la apertura de tan
renombrado lugar, Fernando Jara, “El Sansón extremeño”, se ve involucrado en un
episodio mientras trabaja en una mina asturiana. Esto hará que salten todas las
alarmas después de su demostración de poderío físico y la mejoría instantánea
de sus heridas. Así es cómo llega a los oídos tanto del KGB como de la
inteligencia yanqui y de sus antiguos compinches el paradero del personaje
principal de la trama. Alianzas, traiciones, ajustes de cuentas, muertes,
asesinatos y muchos y malos recuerdos arrastrarán a este elenco de personajes a
afrontar una serie de trances de los que saldrán con mejor o peor suerte. Entre
dichos personajes destacan Juli, hermana de Fernando, Alice, espía norteamericana
que se hace pasar por periodista, Paco Rosales, enviado de la URSS, Braulio,
amigo “invisible” de Juli, y el hermano Longinos, pieza clave en el desenlace
de todo este embrollo.
Miguel “Gol” es un historietista de procedencia madrileña que
dejó la marina mercante para dedicarse al teatro y los cómics desde su
emplazamiento en la sierra de Gredos. Ya hice referencia a él en este blog con
un artículo dedicado a su trabajo sobre Cervantes. De esta nueva obra
destacaría dos puntos clave, a mi entender, en su labor de guionista. En primer
lugar, lo bien reflejado que está el pensamiento y los conceptos sociales de la
época. Por otra parte, nos encontramos con todo lo relativo al argumento de la
obra en sí. Conceptos como el enfrentamiento entre Dios o el destino; el que
tiene Alice de la mujer latina o de la España del momento, sus comparaciones
entre las virtudes del capitalismo y las carencias del comunismo, con zasca
incluido por parte de Juli; la alusión a la ventaja que lleva la Iglesia a
ambos bloques en temas de conspiración; la ironía con que Fernando expresa sus
dudas ante el celibato en la misma; el machismo reflejado en las burlas por la
conducción del sidecar por las calles de Madrid por parte de Juli o el de Paco
ante la inteligencia y desenvoltura de esta; así como la homofobia reflejada en
los celos que la propia Juli deja ver cuando el agente soviético le tira los
tejos a su hermano engrosarían de manera magistral en primer bloque al que hago
referencia. Luego hablaríamos de todo lo relativo a los efectos del milagroso
suero y sus inconvenientes para crear esos super soldados; el propósito real de
los hermanos Mondragón y su mecenas, “la Collares”, para el uso dicha
sustancia; la
clandestinidad reflejada en la manera de llegar la información al KGB; el lugar
elegido como centro de operaciones de este singular grupo que pretende hacerse
con la fórmula; la conversación entre Fernando y Patricio, el coronel; las
alianzas y traiciones con fines “comunes” por parte de personajes, en
principio, enemigos; esa gran aparición de Paco haciendo alarde de la
“superioridad industrial y tecnológica” de su país de origen y un epílogo
esencial como broche a la hora de entender todo lo leído con antelación serían
algunos de los puntos destacables de ese segundo punto. En conclusión, una
labor sobresaliente, sin la menor duda.
Pedro Camello es un dibujante cacereño al considero compañero
de fatigas literarias con grandes reconocimientos y obras en su haber. Os
aconsejo que echéis un vistazo a las aventuras de su famoso personaje “Guido,
El Negro” o a la saga “Cruz Negra”, también con Gol. El primer punto a resaltar
en este cómic es el cambio de registro del color al blanco y negro. Como
defensor de este último, me reconforta ver lo conseguido que está, dando a
entender su valía en ambos aspectos. Fernando, como buen super héroe que se
precie, lleva un equipamiento muy bien reflejado por parte del dibujante; impresionan
todas esas viñetas relativas a lo acontecido en Martinhebrón o el intento de
huida del coronel que te meten de lleno en la trama sin necesidad de texto.
Tampoco deja atrás asuntos sociales destacables de la época como los relativos
a la emigración reflejados de manera subliminal durante dicha huida. A su vez,
he percibido ciertas influencias de Eisner en algunos de sus dibujos, así como
de Carlos Giménez en lo relativo a los niñ@s y la procedencia del hermano
Longinos. Lo digo con toda la buena intención del mundo, pues qué mejor
que tener como referentes a estos dos grandes maestros a la hora de dar este
salto dejando de un lado el color. Estoy encantado viendo el pedazo de curro
que ha llevado a cabo, siempre tan detallista e innovador. Mis más sinceras
felicitaciones.
Puede dar la sensación de que, una vez dicho todo esto, guionista
y dibujante tengan aquí una labor, digamos, paralela. Yo estoy seguro de que no
es del todo así. Vuelvo a insistir en que este fabuloso resultado es gracias a
la gran compenetración y el buen entendimiento de ambos. De cualquier manera,
me alegro de tener la oportunidad de preguntarles esto y algunas dudas más que
me ha surgido. Es lo que tiene conocer a los autores. Espero que tengamos
muchas entregas para seguir disfrutando de “Phylax” durante una buena
temporada. Yo, al menos, me he quedado con ganas de más.
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