Mi primera vez en la fiesta de la tortilla de patatas de
Villanueva de la Serena. Me gustó mucho el ambiente y la acogida de tal evento.
Sin entrar en detalles, sobre todo porque los desconozco, sobre la veracidad
del origen de dicho plato típico español, lo que sigue siendo habitual en este
Estado es aprovechar cualquier excusa para montar un tinglao de estos. Por mí
bien, con que traigan buena música, como es el caso, perfecto.
Con un calor propio del tiempo en el que se celebra esta
fiesta, nos presentamos en frente de la puerta de la Parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción, en la Plaza de España de la localidad que nos concierne,
mientras mi querido amigo Dj. Momi aguantaba el chaparrón de Sol que estaba
cayendo. Temas míticos del Pop con alguna incursión en el Mestizaje y la música
Celta fueron la base de su repertorio. Pasamos un rato agradable con él y,
además, siempre es un placer reencontrarte con colegas de toda la vida; es como
si se te alegrara el espíritu. A ver si no tardamos tanto en volver a vernos.
Antes de entrar de lleno en lo que fue la actuación de los
vallisoletanos, quiero recordar que por el sitio donde se celebró la misma
pasaron en su momento bandas tan claves en el Rock y Heavy estatal como Asfalto
y Obús. Aún conservo la púa del guitarra de los primeros como oro en paño. Los
tiempos han cambiado, sobre todo para el Rock, y eso se hace notar tanto en el
tipo de público como en la actitud de este. Hago referencia a esto porque no
creo que much@s de l@s jóvenes que estaban por allí supieran de lo que tenían
en frente, así que estaban más pendientes de la jarana general que de otra
cosa. L@s que estábamos al tanto de lo que acontecía en el escenario vamos
entrando en años, aun así, hubo un murmullo generalizado que, a veces, estaba
por encima de lo que venía de las tablas. Yo creía que eso de estar hablando
sin parar en un concierto en vez de atender a los músicos pasaba solo en
Cáceres, pero veo que es algo que se extiende como la espuma.
Después de una introducción Folk, con tamboril y flauta a
cargo de Jesús Cifuentes, los Celtas arrancaron con “Haz Turismo”. Como en
shows anteriores, este fue in crescendo hasta poner a casi todo el mundo a
saltar y cantar. Al igual que otras veces, a partir de aquí, la banda se centró
en clásicos suyos mezclados con algún tema nuevo de su reciente trabajo,
“Energía Positiva”, como el que da nombre al disco, “Silencio” o “Prende La
Mecha”. Está claro que no podían faltar cortes del calibre de “El Emigrante”, “Le
Senda Del Tiempo”, esta sigue siendo increíble, “Skaparate Nacional” o
“Tranquilo Majete”. A estos sumaron alguna instrumental como “Rock&Rolla”
hasta llegar al final con los bises de “20 De Abril” y “No Nos Podrán Parar”.
Un buen set list en el que se echó muy en falta “Cuéntame Un Cuento” por parte
de l@s presentes. La razón de sacrificar este tema la sabrán solo ellos, pero
no gustó demasiado la apuesta.
Celtas Cortos son un de esas bandas que nunca falla. Siempre
con polémica acerca de su inclinación musical, dejan claro que, si te acercas a
uno de sus conciertos, pasarás en grande. Así ocurrió en Villanueva. Muy bueno el
trabajo de todos los músicos, en especial del violinista Alberto García, el
gaitero-flautista Antón Dávila y la labor a las seis cuerdas de José Sendino,
sin olvidar esa pedazo de base rítmica a cargo del batería Diego Martín y el
bajista Chuchi Marcos. Hubo gente que dijo que no se había escuchado bien, para
mí el sonido fue excelente en todo momento. Bueno, ya sabéis que esto de las
percepciones es algo muy personal. Lo dicho, si podéis, pasan cerca de tu lugar
de residencia y os apetece disfrutar de un buen concierto, no dejéis de acudir
a un show de Celtas Cortos. ¡¡Nos vemos en los bares!!
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