Un año más pasé por el Mayorga RockFest placentino, y ya van
cuatro. Parece que le estoy cogiendo el gusto a este festival por varias y
buenas razones. La primera es ser la excusa perfecta para encontrarme con
much@s de mis amig@s de la ciudad del norte de la provincia. La segunda, porque
me gusta siempre el cartel que se curra la organización además de descubrir o
poder ver alguna banda que me impresiona y me hace seguir creyendo que hay
futuro en todo esto del Rock&Roll. Esta edición no fue para menos y después
de pasar toda la mañana por la capital del Jerte nos fuimos a comer y luego
hicimos tiempo en casa de la colega donde nos quedábamos a dormir, otro punto a
favor de este año. Ahora bien, siendo un poco críticos, desde la positividad,
cómo no, he de decir que, a mí entender y viendo lo ocurrido en el recinto
donde se celebró el evento, la distribución de las bandas en cuanto a horario
hizo que se desluciera el mismo. Creo que El Último Ke Zierre y Lendakaris
Muertos, en ese orden, deberían haber cerrado el festival y no Hamlet y Mamá
Ladilla, como ocurrió en realidad. ¿Por qué lo digo? Pues porque el público se
agolpó mucho más para ver a las dos primeras bandas y cuando acabó el concierto
de los navarros se largó la mitad de la peña. No tengo ni idea de cómo harán
estas cosas, pero, visto lo visto, no les salió bien la jugada en ese aspecto.
Llegamos al Recinto ferial “El Berrocal” cuando Pares Sueltos
estaban dando los últimos tokes a su show. Tanto que justo cuando nos pusimos
delante del escenario se estaban despidiendo del personal. Bueno, al menos
pudimos comprobar que los horarios se cumplían, así fue durante toda la
jornada. Tenía muchísimas ganas de ver a Dead Bronco ya que son de esas bandas
que no se dejan caer demasiado por estos lares. Su Blue-Grass con ramalazos
punkarras hacen de ellos una de las opciones más atractivas del panorama
estatal. Con Matt Horan a la guitarra y voces, los de Getxo ofrecieron un
concierto que fue de menos a más, incluida la afluencia de gente. No pararon de
repartir caña con momentos álgidos como cuando dejaron caer “Devil´s Road” o
“Highway Blues”. Mucha intensidad por parte de Adrián López y su contrabajo
que, unida a la pegada del batera Guille Peña, hacía que todo sonara de manera
compacta. Cabe destacar la labor de Jowy Bruña al banjo, dándole esa pincelada
sureña poco escuchada por aquí. No quiero olvidarme de Adán y su mandolina y
guitarra que hace que el grupo, en conjunto, sonasen como un cañón. Muy buenos
estos Dead Bronco y su “Broncobilly”. A ver si no tardamos mucho en volverlos a
ver encima de un escenario.
’77, o lo que es lo mismo Seventy Seven, fue la banda que más
dividió al respetable. A mí me gustaron, pero, todo sea dicho, esperaba algo
más de ellos. No me refiero a que estuvieran mal ni nada de eso, al contrario, sino
a que esperaba algo más de tralla en directo. Con esa eterna pasión por AC/DC
que llevan arrastrando a propósito desde sus inicios, ofrecieron un concierto
donde las guitarras de los hermanos Valeta llevan todo el peso del mismo. Desde
el arranque con “Bread & Circus” dejaron claro que, pasara lo que pasase,
ellos iban a ir a lo suyo. Lo mismo te hacían brincar con “Hardworking Liar” o
“Be Cricified” que nos daban un respiro con el solo de guitarra de LG. Noté en
más de una ocasión cierto ramalazos Doom, aunque basen su oferta en todo lo
cercano a los australianos antes citados. De los cuatro el que más me
sorprendió fue el batería Andy Cobo, alguien pequeñito pero matón. “Stay Away
From Water” sirvió para cerrar la primera parte de su espectáculo a la que
añadieron los bises “We´re ´77 (Promise Land)” y, por supuesto, ese pedazo de
tema dedicado a laos políticos y corruptelas allá donde los haya que es “I Want
My Money Back”. Puede que tenga que acercarme a verlos a un concierto suyo.
Supongo que ahí me haría una idea mejor de lo que pueden llegar a ofrecer fuera
del cartel de cualquier festival.
He de reconocer que no puedo ser muy objetivo con El Último
Ke Zierre porque son una de las bandas que me han gustado y me siguen gustando
a rabiar. Personalmente, era lo que más me atraía del cartel del Mayorga de
este año y me volvieron a hacer vibrar, saltar y desgañitarme desde el
principio. Los temas de sus dos últimos trabajos, “Con La Moral De Un
Carnaval”, “No Hay Nada” o “La Lluvia Y El Sol”, por ejemplo, se mezclan a la
perfección con clásicos de los de Burriana como “Veneno”, “Camino De Rosas”,
“Tus Bragas” o “Escupiré Jodidos”. Y así, entre zarpazo y zarpazo, con ese
vozarrón que el diablo le ha dado al “Feo”, esa contundencia sonora a las
guitarras de Óscar y Tito, este se salió en más de una ocasión, el poder
compositivo que ha demostrado con creces Pedro y sus cuatro cuerdas y la pegada
de Kusio pusieron a todo el mundo a cien. Claro que ellos son conscientes de
que con temazos del calibre de “No Es Amor (Adios Castigo)”, “No Tengo Miedo”,
“¿A Dónde Vas?” o “Insurgente” nos tienen comiendo en sus manos durante todo el
concierto. Toda una demostración de actitud y saber estar que culminaron con
“La Noche, El Día, La Droga Y El Sexo”. Si hubiera sido por ellos y por
nosotr@s hubieran estado encima de las tablas todavía. Les tuvieron que dar el
toke para que cortaran porque, evidentemente, quedaban más bandas en el cartel.
Lo dicho, los habré visto no sé cuántas veces y ya tengo ganas de volver a
verlos. Me alegro de que sigan teniendo esa salud de hierro a pesar de sus continuas
vueltas por el infierno.
Lo de Lendakaris Muertos fue el arrase de la noche. He de
reconocer que no los he seguido mucho, pero también he de reconocer que fueron
los que más movieron al personal. Su puesta en escena es sobresaliente y la
conexión con el público se hace sentir desde el primer momento. Allí nos
dejamos la piel con su “Centro Comercial”, “Esto No Es Punki” o “Cómeme La Franja
De Gaza”. Aitor es un frontman de los que hace vibrar y saltar hasta el último
gato del recinto. Tiene un poderío físico que ya lo quisieran much@s, algo
clave cuando te ponen delante de las narices cortes como “Estamos EN Esto Por
Las Drogas” o “Fuimos Ikastoleros”. El de las performances del grupo es Jokin
con sus pasamontañas o su disfraz para “Speederman”. Más de una vez se
mezclaron con el público mientras dejaban solipandi a Potxeta tras los parches.
Tampoco hay que olvidarse de Joxemi y su simpatía y buen hacer que derrocha
tras las seis cuerdas. Buenos, muy buenos, y lo digo porque no es que sean los
mejores músicos del planeta, supongo que tampoco lo pretenden, pero saben mover
y hacer disfrutar al personal con sus letras y su música y, a mi entender, de
eso trata en todo este asunto del Rock. Para melancólic@s y aburrid@s ya están
otr@s. Lo dicho, hacen revivir tanto a los lendakaris y como a todos sus
muertos.
Y en esto que, como dije anteriormente, mucha peña empieza a
desfilar para fuera y nos quedamos como la mitad del personal para ver a los
madrileños Hamlet. Si no puedo ser objetivo con EUKZ con estos tampoco, pero de
manera totalmente distinta. Entiendo que gusten y los respeto muchísimo por ser
una de las bandas más veteranas del panorama estatal, pero a mí no me acaban de
llenar y visto lo que vimos en Plasencia menos aún. Fueron los que peor sonaron
desde el primer momento, aquello era como una amalgama de ruido y distorsión
sin sentido alguno, llegando incluso a parar el concierto para intentar
remediarlo y ni aún así. Supongo que sus seguidores lo pasarían en grande con
temas como “Denuncio A Dios” o “Imperfección”, pero lo que se dice conectar con
el público en general, el que quedaba, claro, no lo consiguieron en ningún
momento. Quitemos “Jodido Facha” que ya es una canción más popular que la propia
banda y con la cual cerraron.
Mamá Ladilla tuvieron el dudoso honor de cerrar esta edición
2018 del Mayorga. Me refiero a que hasta ellos se sorprendieron de que estuviésemos
allí l@s que quedábamos. Su concierto se basa en una mezcla de temas de su último
trabajo, “Quién Pudriera”, con clásicos de toda la vida. Siguen siendo esa
banda que nada más abrir la boca Juan Abarca me estoy partiendo de risa y eso
es muy importante en estos tiempos que corren donde la seriedad campa a sus
anchas. Tanto Abel a la batería como Sergio al bajo no paran de relacionarse
con l@s presentes. Es más, me atrevo a decir que Sergio fue uno de los mejores
músicos que se subieron al escenario de este Mayorga. Su técnica y labor a las
cuatro cuerdas es sobresaliente. Con todo ello, aún habrá gente que diga que
son tres cachondos mentales que no saben tocar una mierda, pero bueno, de todo
hay en la viña del Rock. Como he referido antes, combinan cortes como “Se Dice
Heavy Metal” o “Cáncer de SIDA” con temazos como “Yo Prefiero A Baco”, “Jamón
Beibe” y la incombustible “Sucedió En Beckelar”. Que sí, que, como con otros
grupos, se echó en falta alguna que otra canción, pero tampoco es cuestión de
echar de menos nada y no disfrutar de lo que te ofrecen, que es mucho. Hace mil
que no los veía en directo y consiguieron clausurar el festival de muy buena
manera.
Otro Mayorga, otra visita y otro finde por
Plasencia. Quiero darles las gracias a tod@s l@s de la organización por su
saber estar, los precios de las bebidas y lo bien que nos lo hacen pasar año
tras año. A su vez, quisiera saber qué hacen ciertos uniformados dando vueltas
por el recinto sabiendo que incomodan al personal. Mira que he ido a conciertos
y festivales, espero seguir yendo por muchos años, pero lo del Mayorga en ese
sentido es bochornoso. ¡¡Hasta el 2019 que será más y mejor!!
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