Hace ya mucho tiempo que tenía ganas de hacer algo con este
personaje de Carlos Trillo y Enrique Breccia para mi blog. En primer lugar,
porque nunca está de más homenajear a estos dos grandes autores que forman
parte de mi lista de favoritos de siempre. En segundo, porque en estos tiempos
tan políticamente correctos que vivimos, a veces me siento muy desplazado con
ciertos temas con respecto a este asunto, el simple hecho de hablar de un
personaje tan irreverente como Marco Mono ya es un signo de rebeldía y eso
siempre ha sido algo muy atrayente para el que escribe.
Podíamos estar hablando de Carlos Trillo durante horas y
horas porque seguro que daría para debatir, charlar y escuchar por todo ese
tiempo y más. Este autor argentino es uno de los grandes maestros de las
viñetas hechas en castellano. Me duele mucho decir que nos dejó en 2011 después
de una carrera plagada de colaboraciones con otros grandes del cómic sudamericano
como Eduardo Risso, Alberto Breccia, Horacio Altuna o el propio Enrique
Breccia, entre otros. No nos debe extrañar que su biografía esté repleta de
premios tan importantes como el Yellow Kid, dos veces, una de ellas por el
propio Marco Mono, y el de Angulema al mejor guion en 1999.
Enrique Breccia, como he dicho antes, es otro de los grandes
del cómic latinoamericano. Hijo de Alberto Breccia, se une a Carlos Trillo en
la creación de uno de mis personajes preferidos del cómic, “Alvar Mayor”. Tiene
una biografía, a su vez, plagada de premios entre los que destacan el Pléyade
1993 y El Gran Guinigi como maestro de la historieta del 2011. Puede que Marco
Mono sea una de esas obras mal llamadas secundarias, debido a la menor
repercusión que tuvo, dentro de su extensa creación. Lo que sí os puedo
asegurar es que es de una tremenda calidad.
¿Quién es Marco Mono? Pues bien, como el propio Trillo dice
en su presentación, es un viajante o vagabundo, como prefiráis, indeciso que se
maneja entre la hipocresía y la maldad sin culpa. Se creó en 1979 para la
revista de ciencia ficción “El Péndulo” y acabó formando parte de una revista
de Rock llamada “Hurra”, todo un recorrido, vamos. No tuvo una vida
excesivamente larga, pero en ella el mal, digamos menor, siempre triunfa.
Esta edición que os comento está formada por diez aventuras
donde el personaje, en su largo recorrido por esos mundos de bocadillos y
viñetas, se enfrentará a peligros muy diversos. Algunos de estos le vendrán por
añadidura, en otros se meterá él mismo de cabeza por iniciativa propia. Parte con
el enfrentamiento con un Cíclope con la promesa de conseguir una recompensa no
tan al alcance de la mano de cualquiera. Llega a una ciudad gobernada por un
tirano que nadie sabe exactamente si sigue vivo o no. Pasa por colarse en una
interminable cola para conocer a la mujer más atractiva de aquellos entornos,
con un resultado no tan positivo como creía. Tiene una disputa con otro
contador de historias para ver quién es el mejor en esos asuntos. Se trasviste
para convertirse en una verdadera dama. Conoce a un gran personaje que le
enseñará todos los entresijos para crear una gran empresa. Hace de salvador de
oprimidos que acaban, como suele pasar, convirtiéndose en opresores. Salva el
pellejo con la ayuda de alguien cuya intención era comérselo sin compartirlo. Y
acaba enfrentándose a sus creadores que intentan por todos los medios cambiar
su peculiar personalidad.
Todo esto con esa increíble destreza en blanco y negro de
Breccia y los hirientes guiones de Trillo. No dejan títere con cabeza haciendo
alusiones sin pelos en la lengua al capitalismo, la religión, la avaricia, la
supervivencia individual, la ignorancia suprema o las políticas restrictivas
que llevamos aguantando durante décadas. Marco Mono está siempre acompañado de
un pequeño coro de diminutos seres que, a base de rimas, hacen que su
desgracias y fortunas crezca de manera exponencial. No hay que pasar por alto
las tonadillas que este viajero descarado canta mientras recorre su camino o se
adentra en ciudades o páramos. Otra cuestión que hace más atractivo todo lo que
rodea a nuestro personaje es la aparición de sus creadores con los que
conversará y a los que se enfrentará por distintas razones.
Toda una celebridad este Marco Mono que, si en su momento cayó
en el olvido, ahora sería tachado con mil adjetivos de incierta positividad.
Eso es lo que realmente me atrae de él, su personalidad libre y errante que le
lleva a asumir, sin ningún tipo de remordimiento, cualquiera de sus actos, ya
acaben estos en brutales palizas, empujones al fondo del infinito o engaños por
piedad. Descubridlo y os sorprenderá tanto por su capacidad de supervivencia
como su crítica social. Marco Mono, alguien que no se casa con nadie que no sea
su propia sombra. Alguien que, como buen trotamundos, se permite el lujo de
criticar todo aquello que es de valor supremo para l@s demás y, sobre todo,
alguien libre para decidir si quiere ser bueno o malo, según se tercie.
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