Después de su personal dedicatoria a la
patrona de Colonia vuelve el más popular de los autores gays de cómics de
Alemania, Ralf König, con una nueva entrega de las aventuras y desventuras de
sus dos personajes más clásicos, Paul y Konrad. Para aquellos y aquellas que no
seáis seguidores de König os diré que este tebeo no es un buen comienzo para
serlo. Lo digo no porque sea un rollazo o no tenga su entretenimiento, que lo
tiene y mucho, sino porque si no conocéis a sus dos protagonistas os podéis
quedar un tanto fríos, algo que os llevará a tener una idea bastante confusa de
la obra de Ralf en general. Tampoco es mi intención presentarlos ahora, sería
una estupidez por mi parte, tan solo decir que, para los y las que sí llevamos
años leyendo los cómics del alemán, ellos ya forman parte de nuestros
personajes preferidos. Mi primer recuerdo de ambos se remonta a una de, en mi
opinión, las mejores obras del mundo de las viñetas, “Huevos De Toro”. Desde
ahí les hemos visto tanto irse de vacaciones como casarse, pasando por miles de
cosas, lo que se conoce como toda una saga.
Pues bien, en este “Estación Espacial
Deseo” Konrad y Paul vivirán otra de sus ya rocambolescas aventuras de pareja. Habría
que preguntarse qué aventura de pareja no lo es. Paul continúa con su carrera
de escritor en la que plasma la tensión que se vive entre dos hombres, uno gay
y el otro…, y una especie de robot que encarna a la perfección a una de las
divas de la ópera perteneciente a un par de siglos anteriores a ellos. Dicha tensión
se debe a que los tres conviven en una nave espacial perdida en el espacio en
el año 2021 cuya misión no es otra que ir a por un cargamento de testosterona a
Marte ya que los hombres de la Tierra tienen carencia de ella y no se les pone dura
ni patrás. Este sería un breve resumen de lo que Paul se trae entre manos
durante en este episodio.
Entre página y página ambos reciben la
visita de la madre de Paul. La intención de su progenitora no es otra que coaccionarle
para que vaya a visitar a su hermana a Frankfurt ya que esta está a punto de
dar a luz y es necesario que alguien de la familia se encuentre a su lado en
esos días previos al nacimiento. A regañadientes irá Paul a visitarla y allí reaparecerá
esa competencia fraternal entre ambos ya que Edeltraut se va a casar con un
maromazo polaco que pondrá de los nervios, sexualmente hablando, a Paul. Mientras
tanto, él seguirá con su obra espacial pues no quiere perder la inspiración
durante su estancia en la antigua ciudad germana. Es más, se puede decir que
más que perderla se la encontrara de frente. Paul volverá a Colonia siendo tío
y con una nueva obra bajo el brazo. Los entresijos
de dicha estancia será lo que tendréis que descubrir para echaros unas cuantas
risas.
¿Y qué ocurre con Konrad mientras tanto?
Pues nada, el profesor de música vuelve a caer rendido ante el don de uno de
sus alumnos. Este le invitará a comer con su familia y allí su madre intentará
por todos los medios que se unan como pareja. Todo se vendrá abajo cuando ella
se entera de que Konrad ya está emparejado y se derrumbará aún más cuando su
hijo le comenta que quiere dejar Colonia y largarse a otra ciudad para continuar
sus estudios musicales. Lo que en un principio parecía una velada en plan
Celestina acabará derrumbándose como una torre de naipes.
Ha vuelto el König de toda la vida, con
los personajes más carismáticos de su vida, aquellos que ya forman parte de la
vida de sus más acérrimos seguidores, entre los que me incluyo. Deseamos tenerle
entre nosotros por muchas obras más. Ya no soy capaz de entender el mundo de
las viñetas sin Paul, Konrad y König. Muchas gracias por ese millón de risas
que nos sacas y otro tanto por las que nos sacará.
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