Hacía ya tiempo que no tenía el placer
de leer una obra de Yves Swolfs pues su saga de “Leyenda” en castellano sigue
parada desde hace ya unos cuantos, demasiados, meses. Aprovecho la ocasión para
recordarle a las editoriales que no se debe poner los dientes largos a los
lectores con series que luego nunca acaban de editar por completo o, peor aún,
después de haber puesto en el mercado cuatro, cinco o más números, caso de
“Isaac, El Pirata” o “Murena”, las sacan en ediciones integrales, menuda
gracia. Bien, volviendo a Swolfs, decir que, gracias a los dibujos de su
compatriota Marc-Rénier, se ha vuelto a superar. Es cierto que la temática esté
un poco alejada de los bosques y conflictos medievales a los que nos tiene
acostumbrado pero para un gran interesado en todo lo referente a la cultura
nativa norteamericana, mundial en general, esta obra representa algo muy
especial.
“Black Hills” no es una historia
aislada, más bien son tres historias entrelazadas que se desarrollan al mismo
tiempo con un escenario bastante definido, las últimas reservas indias a las
que fueron llevados la gran nación Sioux. A una de ellas, Pine Ridge para ser
más concreto, llega el fotógrafo parisino Armand Lebon con un salvoconducto expedido
por sus colegas del Este, amantes y defensores de los derechos de los indios.
Pensando que dicho documento le libraría de todos los males que se desarrollan
en dicho lugar, y alrededores, intentará llevar a cabo el trabajo de su vida,
sacar las últimas fotografías de una gente que, de una manera u otra, está
abocada a la extinción. Con ese pensamiento vulgarmente romántico con el que
muchos europeos veían, y siguen viendo, la forma de vida de los nativos, Lebon
busca a alguien que le sirva de guía, a la vez que de guardaespaldas, por el
todavía basto territorio de las llanuras de Dakota del Sur. Por razones que
tendréis que descubrir, dicho puesto es adjudicado, más por presión que por
iniciativa propia, al Squawman Lewis Kayne, segundo personaje y segunda
historia principal del cómic, que aprovechará la situación para buscar venganza
por la muerte de su mujer india y su hijo.
El entusiasmo inicial de Lebon no es del
agrado de Lewis con el que tendrá más de una discusión antes de conocer de
primera mano la situación a la que se ven sometidos Pie Grande y su partida de
Minnenconjous. Ambos llegan a la reserva en la época culmen de La Danza De Los
Espíritus. Esta fue una idea que corrió como la pólvora por las distintas
reservas basada en que el estilo de vida indio volvería cuando hubiesen
desaparecidos los blancos de los territorios ocupados, algo que dio esperanzas
a muchos de los que malvivían en las reservas y creo un gran temor, ante un
posible alzamiento general, en el gobierno de los Estados Unidos. Ambos, Lewis
y Lebon, se presentan en el campamento de Pie Grande justo cuando Pequeño
Trueno ha sentido la llamada de los Espíritus disponiéndose a llevar a cabo los
mandatos de tal visión. Esta es la tercera historia de la obra de Swolf y
Rénier, el desarrollo de esos acontecimientos que acabarían con la muerte, por
un lado, del gran jefe y curandero Toro Sentado y, por otro, con una de las
mayores matanzas llevadas a cabo por el ejército yankee, la acontecida el 29 de
Diciembre de 1890 en Wounded Knee.
Cabe resaltar el trabajo de
investigación realizado por Yves que, basándose en los diarios del fotógrafo,
cedidos para este cómic por su nieto Antonin Lebon, nos lleva a recordar uno de
los momentos más trágicos y desconocidos de la historia de los Estados Unidos.
Momentos en los que una tribu, como la mayoría de ellas, estaba siendo
esquilmada a base de frío, hambre y enfermedades basadas en la corrupción de
los delegados de Asuntos Indios, los mercaderes de la zona y los colonos que
ansían sus tierras. Ante esto no es de extrañar que cualquier signo de
esperanza no sea más que un relámpago en la terrible tormenta que se avecinaba.
Aprovechando la situación el General del famoso 7º de Caballería Samuel
Whiteside llevará a cabo su nefasta venganza de lo acontecido en Little Big
Horn unas décadas atrás. El desenlace final de las historias es algo muy
conseguido por el guionista y genialmente reflejado en viñetas por Marc-Rénier.
Son este tipo de publicaciones las que
nos hacen reflexionar sobre el propio sentido del alma humana. Planteamiento
que llevará a cambiar totalmente de opinión sobre el propio ser humano a Armand
Lebon dando un vuelco brutal a lo que iba a ser un simple viaje fotográfico.
Quizá debería deciros que disfrutéis de “Black Hills”, algo que nunca deberíais
dejar de hacer con la lectura, pero con este cómic me vuelve a quedar claro que
el hombre jamás aprende de sus errores pues a otros niveles y con otro tipo de
armas, mucho más crueles si cabe, esta historia de masacre y destrucción sigue
ocurriendo todos los días en muchas partes del planeta. Nunca deberíamos
olvidar lo acontecido en Wounded Knee para que no se volviera a repetir jamás.
Ardua tarea por la que no podemos desfallecer.
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