Después del flojo “Divinos De La Muerte”
vuelve Ralf König con uno de sus mejores álbumes de los últimos años. Este “Once
Mil Vírgenes” nos ha devuelto al autor alemán en todo su esplendor. Vuelve a
ser ese creador de aventuras con cierta base real pero con ese punto de vista
tan particular que le hace incomparable. Me he alegrado mucho de comprobar que
todavía podemos disfrutar de su acidez humorística así como de su incansable
ironía y, sobre todo, de su “ir directo al grano” a la hora de encarar ciertos
temas siempre peliagudos socialmente hablando. Ralf ha regresado y lo ha hecho
por la puerta grande, sin ningún lugar a dudas.
“Once Mil Vírgenes (Virgen Más, Virgen
Menos)”, yo habría puesto Virgen Arriba, Virgen Abajo, cuando leáis el cómic lo
entenderéis, no es otra cosa que la adaptación sui generis, por parte de König,
de la historia de Santa Úrsula, patrona de Colonia. Lo primero que diré es que
la historia en sí de esta mujer, algo que desconocía, a pesar de haber estado
en Colonia, es sorprendente. Lo segundo es que la adaptación del autor germano
es superior. Consigue, de nuevo, darle la vuelta a la tradición para poner las
cosas en su sitio con ese toque tan actual y directo, propio de este maestro de
las viñetas.
En una Europa donde el comercio de
reliquias era uno de los negocios más lucrativos del momento las partes
corporales de Santa Úrsula están totalmente agotadas. Debido a la presión del
mercado y a la aparición de miles de cuerpos enterrados en un cementerio romano
cercano a la muralla de la ciudad Úrsula y sus seguidoras vuelven a estar en el
mercado. Imaginaos la cantidad de huesos que se podrían vender como reliquias
de esos miles de cuerpos. La Iglesia siempre sale a flote con sus negocios. De hecho,
se dice que Santa Úrsula sólo fue a Roma acompañada de diez vírgenes, no de la
cantidad expresada en el título de este cómic.
Úrsula era una princesa cristiana de
procedencia británica y belleza sin par en aquel reino. A su vez estaba el hijo
del rey de Inglaterra, pagano y deseoso de saborear los placeres terrenales que
la soberana británica le podría ofrecer. Ambos reinos intentarán fusionarse
mediante la mágica fórmula del matrimonio. Úrsula se niega a esta unión porque
ella ha sido educada en la virtud. Para salvar esa integridad casta decide
acompañarse de diez amigas vírgenes y peregrinar a Roma para recibir la bendición
del Papa. A la vuelta, acompañada por el pontífice, pasa por Colonia donde se
encuentran con una horda de hunos que la martirizan, a ella y a sus
acompañantes, justo delante de las murallas de la cuidad. Este acto hace que la
canonicen como mártir. Digamos que esta
sería, a grosso modo, la historia “oficial” de la Santa.
Pues bien, con esta base tan repetida a
lo largo de la historia de los mártires católicos, porrazo más porrazo menos,
Kónig crea su propia historia donde, como es costumbre en él, no deja títere
con cabeza. Destacaría esa agudeza con la que trata la represión sexual de los
seguidores y seguidoras de Roma de
aquellos años. Muchas de las tendencias que hoy están catalogadas como “perversiones”
son las que ellos y mismas se autoinflingían de manera continua. Siempre después
de pecar, claro, porque, a pesar de
tanto dolor y castigo, la atracción de la carne era difícil de superar. La
personalidad de Úrsula, del príncipe inglés así como de las distintas monjas y
monjes y sus nombres está bastante lograda, pasando a ser estos últimos
personajes claves del cómic. El hecho de que las dueñas de los barcos que
utilizarán para parte del trayecto sean una pandilla de lesbianas y que la
horda de hunos no sea otra cosa que un montón de gays celebrando el día del
Orgullo en plan dress-code es una idea sobresaliente. La reflexión del autor
acerca de esta práctica tan característica del mundo marica en contraposición
con la defensa de sus ideas me ha parecido una de las grandes verdades del
tebeo. Es evidente que el desenlace de todo no lo voy a contar pero deciros que
estoy seguro que cuando empecéis a leer esta obra no podréis parar hasta
conocerlo. Hasta que lleguéis al mismo os echaréis unas risas, os enteraréis de
algunas cosas interesantes sobre Colonia y sus habitantes y, de paso,
comprobaréis que la Iglesia sigue siendo uno de los mayores centros de cuentos,
cuentitos y leyendas del mundo. Si no los tienen se los inventan rápido, en eso
están especializados.
Como dije al principio, Ralf König ha
vuelto. Muchas gracias por estar ahí y seguir de esta manera. Hace años que
compro sus cómics, sin tener siempre el resultado esperado, y desde ahora puedo
decir que éste “Once Mil Vírgenes” pasa a engrosar la lista de mis preferidos. A
ver qué os parece a vosotr@s.
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